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La Fundación Nacional Cubanoamericana (FNCA) y el tráfico de indocumentados

Fuentes: Rebelión

El millonario negocio del tráfico de cubanos hacia México y la Florida se ha convertido en una operación superpeligrosa que desde hace varios años controlan las bandas mafiosas cubanoamericanas asentadas en territorios estadounidenses y mexicanos. Amparados en la Ley de Ajuste Cubano, los que lleguen a Estados Unidos por cualquier vía tienen derecho a su […]

El millonario negocio del tráfico de cubanos hacia México y la Florida se ha convertido en una operación superpeligrosa que desde hace varios años controlan las bandas mafiosas cubanoamericanas asentadas en territorios estadounidenses y mexicanos.

Amparados en la Ley de Ajuste Cubano, los que lleguen a Estados Unidos por cualquier vía tienen derecho a su legalización en ese territorio, mientras simultáneamente ese país incumple con el otorgamiento de las 20 000 visas acordadas con la nación caribeña.

Ningún otro ciudadano del mundo es aceptado de esa forma en el gigante del Norte, que cuenta con millones de inmigrantes ilegales, los cuales son muchas veces cazados como animales, enviados a las cárceles o expulsados hacia sus países de origen.

Aquellas personas que se obsesionan con los cantos de sirena del capitalismo, se exponen a numerosos peligros que en muchas ocasiones han concluido con la muerte de uno o varios de los que se lanzan a la aventura sin pensar en las consecuencias.

Las mafias cubanoamericanas de contrabandistas están programadas para cometer cualquier acto de salvajismo y de menosprecio a las vidas ajenas con tal de cobrar las sumas pactadas (entre 10 000 y 15 000 dólares por persona) o de impedir ser apresadas en las furtivas acciones.

Varios hechos recientes atestiguan esa agresividad. El pasado lunes 16 de junio, los tripulantes de una embarcación pirata, descubiertos por tropas guardafronteras cubanas, embistieron a un pequeño bote con 20 personas a bordo, las cuales trataban de alcanzar la lancha de traficantes para salir clandestinamente del país.

Con el mayor desprecio por la vida humana, los traficantes arremetieron contra la embarcación y la hundieron para obligar a los miembros de la lancha guardafronteras a acudir al salvamento de los náufragos. El resultado fue un menor de 11 años y una joven de 20 fallecidos. Los demás resultaron rescatados. Según declaraciones de los involucrados en el hecho, sus familiares en Miami debían pagar 10 000 dólares por cada uno por ser trasladados a México y de ahí llevarlos a la frontera con Estados Unidos donde pedirían «asilo político».

Uno de ellos, Ramón Díaz Granado que salvó la vida milagrosamente, informó que varias veces había visitado la oficina de Intereses en La Habana (SINA) para solicitar visa con el objetivo de ver a sus tres hijos, quienes radican en Estados Unidos, y se la negaron. En su desespero aceptó la propuesta de viajar ilegalmente.

Días antes de este suceso, el 12 de junio, 33 cubanos y 4 centroamericanos indocumentados que estaban detenidos por autoridades mexicanas y que eran trasladados de Chiapas a Quintana Roo, en un autobús custodiado por el Instituto Nacional de Migración (INM) fueron interceptados en el camino por varias camionetas con hombres armados, que los secuestraron.

El diario mexicano Por Esto denunció que en el rapto estaban involucrados «integrantes del cartel de Miami que opera en los Estados mexicanos de Yucatán, Quintana Roo y Tabasco» y que los «33 cubanos representaban 330 000 dólares que ya habían sido cobrados desde antes de su arribo a costas mexicanas».

El periódico colombiano El Tiempo divulgó el 3 de julio una extensa información donde explicaba que mafias organizadas llevan a los cubanos en lanchas desde la Isla a México y luego los introducen en Estados Unidos por las mismas rutas del narcotráfico.

CRECIENTE NEGOCIO

De esa forma, las playas de los estados mexicanos de Quintana Roo y Yucatán son el punto de partida del millonario y creciente negocio que deja ganancias de por lo menos 80 millones de dólares anuales.

En al menos cinco ciudades de la frontera sur de México, afirma El Tiempo, existen organizaciones dedicadas al tráfico de indocumentados que comercian cada semana con personas nacidas en la Isla que quieren llegar a Estados Unidos. Los inmigrantes ilegales llegan por tres vías, afirma la publicación. Unos son recogidos directamente en Cuba con lanchas rápidas que los transportan hasta las costas mexicanas; otros llegan por tierra desde Belice y Guatemala, y un tercer grupo lo hace por avión.

Por su parte, el diario mexicano El Universal asegura que cerca de 100 cubanos arriban cada mes al Distrito Federal por vía aérea procedentes de países del centro y sur de América Latina, y se sabe que con la ayuda de algunos miembros de la seguridad del aeropuerto capitalino pasan sin problemas de la zona de vuelos internacionales a la de nacionales, donde no hay controles.

Pero el acaudalado negocio provocó la guerra entre las mafias para apoderarse de ese control y comenzaron los asesinatos y venganzas entre ellos. Desde marzo del 2006 hasta junio del 2007, más de siete cabecillas cubanoamericanos vinculados a la FNCA fueron asesinados en México por los propios miembros de la Fundación o por narcotraficantes mexicanos que disputan el negocio de los indocumentados.

Varios periódicos han denunciado que en este peligroso tráfico humano participan la FNCA y bandas mexicanas, como El Cartel del Golfo y su brazo operativo Los Zetas; Los Amigos de Patricio, y La Comitiva, integrada por cinco grupos entre los que se cuenta el de Sinaloa, uno de las más peligrosos.

Una de las primeras venganzas fue la del cubanoamericano Alfredo Barceló Escalona, registrada en octubre del 2006 en la cantina El Ciclón, ubicada en el centro de la ciudad. Después en septiembre del 2007 le siguió la de Maximiliano Reyna Molas, alias Richard Agüero, acribillado en el estacionamiento del mercado de artesanías Coral Negro en la zona hotelera de Cancún; tres meses después, su hermano, Juan Carlos, fue emboscado por un comando armado y también murió.

En el 2008 han sido ametrallados en plena vía pública, entre otros miembros y jefes mafiosos, los cubanoamericanos Luis Lázaro Lara Morejón, Manuel Duarte Díaz (a) «El Many», y Humberto Febles Santana, conocido por Hube o Humbertico.

Este último era reconocido como el líder de la mafia cubanoamericana en el sureste de México. Entre sus fechorías se cuenta la de secuestrar a empresarios y cubanos llegados de la Isla o radicados en Yucatán y Quintana Roo. Bajo la modalidad del «secuestro Express», el mafioso gestó un clima de miedo entre los familiares que sacan a los ilegales desde Cuba con la promesa de darles el llamado «sueño americano».

De esa forma retenía a algunos antillanos cuyos familiares contaban con respaldo económico en Miami o en puntos de México como Cancún, Mérida y el Distrito Federal. Febles y su grupo secuestraban a estas personas y hacían llegar el mensaje con solicitudes de hasta un millón de dólares a cambio de la vida de sus víctimas.

De acuerdo con datos extraoficiales, en los últimos tres meses en Cancún y Mérida, se documentaron 17 personas secuestradas por las que los integrantes de la mafia cubanoamericana han cobrado millonarias sumas que les permiten abrir diferentes negocios en diversas ciudades de la península. Otros que no tienen dinero para pagar el cómputo del viaje, los ponen a repartir drogas al menudeo y a las mujeres a ejercer la prostitución hasta que logren sufragar el gasto.

Por Esto señaló en una de sus numerosas investigaciones que Humberto había ordenado una limpia de cubanos en Yucatán y Quintana Roo, que cobró la vida de varios miembros pertenecientes también a la FNCA con sede en Miami.

VÍNCULOS ENTRE MAFIAS

Más tarde, el diario La Jornada reafirmó esa relación al puntualizar que fuentes cercanas a una indagación federal comunicaron que los fiscales mexicanos tenían información que vincula a la FNCA con el Cartel del Golfo, uno de los más poderosos en México, así como una red de asesinos a sueldo conocida como los Zetas.

El diario, en su edición del 24 de junio indicó que sus fuentes aseguraban que dos hombres detenidos en México -Nairobi Claro y Noriel Veloz- dijeron a los investigadores que pertenecían a la FNCA. Los informantes también indicaron que el dinero que Claro y Veloz recibían de los inmigrantes cubanos se usaba, entre otros fines, para sobornar a las autoridades mexicanas, comprar documentos falsos de inmigración, pagar a los Zetas del Cartel del Golfo y garantizar así la protección de los inmigrantes mientras cruzan la frontera con Estados Unidos.

Para tratar de amainar las abundantes acusaciones contra la Fundación, el presidente de la FNCA Francisco «Pepe» Hernández negó las denuncias de los periódicos mexicanos y colombianos que relacionan a esa organización con carteles de tráfico de drogas y contrabando de inmigrantes.

Pero a este Pepe nadie le cree, pues está cansado de mentir para encubrir sus innumerables acciones terroristas contra Cuba; entre ellas, la de tratar de asesinar al líder cubano Fidel Castro como se apreció, por ejemplo, en la Cumbre Iberoamericana efectuada en Isla Margarita mediante la utilización de un grupo armado a quien este sujeto entregó un potente fusil con mira telescópica.

Según las pesquisas de la Procuraduría General de la República (PGR), cerca de tres decenas de cubanoamericanos con residencia en la Florida forman parte del grupo dedicado desde hace cuatro años a este contrabando. El Gremio Empresarial de México (Copamex) señaló que en el negocio también intervienen redes dedicadas al tráfico de drogas, trata de blancas, lavado de dinero y contrabando de mercancías.

Para redondear las relaciones de la FNCA con los carteles mexicanos y el tráfico de cubanos, recientemente fue detenido en Isla Mujeres, Handy Cardentey Lemus, sindicado por las autoridades federales como el enlace y pieza clave de la mafia cubanoamericana entre Miami y la Península de Yucatán. Sus arribos a Progreso e Islas Mujeres, en una embarcación de lujo, se hicieron frecuentes a partir de las pugnas entre los grupos dirigidos por Manuel Duarte Díaz y Humberto Febles Santana.

En conclusión, las causas fundamentales de este peligroso negocio a través de las aguas del Golfo donde algunos «pasajeros inoportunos» han sido lanzados y abandonados en el mar por los traficantes, se deben a la negación de visas a cubanos por parte del gobierno norteamericano, a la impunidad con la que operan esos grupos en México y a la Ley de Ajuste Cubano (pies secos, pies mojados).

Para bien de muchas personas, resulta imperioso erradicar este negocio.