Recomiendo:
0

La decisión de la automovilística de llevarse la producción desde Figueruelas (España) a Gliwice (Polonia)

La General Motors celebra el aniversario del sindicato polaco Solidaridad

Fuentes: Rebelión

El viernes 26, sábado 27 y domingo 28 el Heraldo de Aragón ha dedicado una página entera a informarnos de la «rivalidad» dentro de la General Motors entre la planta de Figueruelas y la de Gliwice en Polonia de cara a la fabricación de la segunda generación del Meriva. Muy excesivo parece este despliegue informativo, […]

El viernes 26, sábado 27 y domingo 28 el Heraldo de Aragón ha dedicado una página entera a informarnos de la «rivalidad» dentro de la General Motors entre la planta de Figueruelas y la de Gliwice en Polonia de cara a la fabricación de la segunda generación del Meriva. Muy excesivo parece este despliegue informativo, más si se tiene en cuenta que repite una y otra vez los mismos datos y las mismas «ventajas» que ofrece cada planta para hacerse con hacerse con el encargo. No hace falta repetirlas aquí porque es de suponer que son tres días seguidos tocando la misma tecla pocos serán los zaragozanos (y mayormente los empleados de la GM) que no se hayan puesto al corriente.

Sospechosa insistencia si tomamos en cuenta las tendencias del periodismo actual, marcadas por el zapping, el videoclip, el cambio rápido de imagen y de tema. Parece que si no hay nada nuevo que decir sobre un tema de un día para otro, se aparca y se da paso a otros temas. Ni siquiera la importancia económica que tendría para la Comunidad un drástico recorte de la producción en Figueruelas justifica que se repita lo mismo durante tres días seguidos.

Que la Dirección de la GM utiliza desde hace varios años a la prensa para influir a la opinión pública cada vez que quiere terminar una negociación de convenio o prepara algún plan que va a resultar perjudicial para los trabajadores es cosa visible que solo poco espabilados no han visto. Bajo esta perspectiva conviene examinar esos tres artículos de tres días seguidos, que parecen iguales pero no tendría ningún sentido que lo fueran, ni lógica ni periodísticamente.

Y no lo son. Los datos y las comparaciones entre lo que ofrece cada planta son las mismas, pero las posibles medidas a tomar por la dirección de la planta de Figueruelas, mientras que no aparecen en el primer articulo, empiezan a despuntar en el segundo y muestran ya su maligna faz en el tercero, precisamente el del domingo, que es mucho más leído que los anteriores. Vuelve a la carga el lunes, con un editorial y sigue martes y miércoles con un desmesurado despliegue.

Veamos:
El viernes se exponen sin más las «armas» de que dispone cada planta para luchar (en esos términos se mueven las noticias de los tres días), bajos salarios y mas horas de trabajo por año las de Polonia, frente a una mayor capacidad de producción y mayor experiencia de Figueruelas.

El sábado se da un paso más:

«Aunque los responsables de GM España no habrían, presentado ninguna propuesta a los sindicatos, sí reconocieron de forma explícita en la reunión el `hándicap’ de los costes laborales españoles frente a los del Este. Esta es la razón por la que las centrales ya especulan con posibles demandas sociales por parte de la Dirección con el fin de «embellecer» el informe de competitividad que la empresa presentará a GM Europa el 26 de septiembre y para cuya redacción ya se han creado diversas áreas y equipos de trabajo. Una eventual negociación sobre este punto podría concretarse en los próximos días.»

Que se repite en otro recuadro:

«…las centrales representadas en la fábrica zaragozana han optado por una razonable prudencia a la espera de conocer las posibles compensaciones laborales que sospechan que les llegarán desde la Dirección en los próximos días con la intención de reforzar los atractivos de Figueruelas ante la elección continental.»

¿Repetición para fijar las ideas en el lector? «Compensaciones laborales» para competir con los bajos salarios y la mayor jornada de Polonia, cuando en Figueruelas ya funciona la jornada flexible, solo puede reducirse a bajar los salarios, siguiendo la pauta marcada por la SEAT en Barcelona. El lenguaje no es alarmante, porque es un primer paso. El sábado pues, empiezan a verse las orejas al lobo, pero hay que dramatizar, hay que conseguir que la plantilla se meta el rabo entre las piernas. Y llega el articulo del domingo:

Se colocan lado a lado las ventajas comparativas de ambas plantas. Nada nuevo en la de Figueruelas, todos sabemos lo que hay. En la de Polonia se acentúan aún más sus ventajas que en los dos artículos anteriores. Como única desventaja, la menor capacidad de producción de la planta, lo que, dada la situación de sobreproducción que afecta al sector no se sabe muy bien si es una factor positivo o negativo con relación a Figueruelas.

Y a seguir, dos ventajas, esas si, indiscutibles:

SALARIOS
Las condiciones laborales son imbatibles
Es indiscutible la ventaja competitiva que, para Gliwice, suponen los bajísimos costes laborales comparativos. Con un salario de unos 400 euros frente a los 1.300 de Figueruelas (de media), cada empleado está en la planta 8 h.10 minutos, con un tiempo de trabajo efectivo de 7h. 35 minutos frente a las 8 horas de presencia y las 7 y dos minutos de trabajo efectivo que se realizan en Zaragoza. Los polacos trabajan 231 días al año (222 en Figueruelas), y tienen 22 jornadas de vacaciones (27 en GM España), además de los festivos. La Dirección de Figueruelas podría proponer recortar alguna de estas diferencias.» ¡Oído al parche!

PLATAFORMA GAMMA
Proveedores baratos en el entorno
Las dos plantas están en la plataforma «gamma» de producción de vehículos pequeños de GM. Los modelos que ha fabricado Gliwice, hasta la reciente llegada del Zafira, se han situado en peores posiciones que los zaragozanos, como es el caso del Agila, destinado al mercado del Este europeo. Entre las bazas que juegan a favor de Polonia destaca el novedoso desarrollo del sector auxiliar. El 75 % de los componentes que pueda necesitar está disponible en el entorno. La calidad de los proveedores aragoneses, sin embargo, ha sido siempre alabada por los directivos de la corporación automovilística. Pobre consuelo: La calidad de fábricas que tienen los mismos equipos (un «novedoso desarrollo») lleva aparejado hoy día la calidad, como uno de los principales factores.

Y todo esto presentado bajo el titular «La batalla del Meriva ha comenzado.» Esto culmina tres días seguidos de vaselina, quizás porque esta vez el aparato es de grandes dimensiones. Remachando el clavo lunes, martes y miércoles. Y no es que El Heraldo escriba al dictado de la Dirección de la GM. No hace falta especular con vinculaciones conspirativas: Simplemente sucede que los políticos y empresarios de Zaragoza tiemblan solo de pensar en un cierre o simplemente en una drástica reducción de la producción en la planta. Para ellos el peligro viene de una posible reacción espontánea de los trabajadores, considerados por estos sectores sociales como irresponsables, cuando no se dejan llevar por los sindicalistas, que venga a agravar aún más la situación. Casi puede afirmarse que están más interesados que la propia dirección de la empresa en que los trabajadores se resignen a aceptar lo que venga. Y no han faltado las alusiones a la posibilidad de que el gobierno aragonés se ra
sque el bolsillo para «salvar» la planta. Nada de extrañar que si eso se da la GM aceptaría la subvención y esperaría un par de añicos para volver a la carga.

Es evidente que esta campaña, sumada a las hipotecas, maniata a los trabajadores y les impide hacer uso de su hoy por hoy única arma: La huelga. Porque una plantilla dócil es también lógicamente uno de los factores para inclinar la balanza hacía Figueruelas o Gliwice. Esto es lo primero que le dirán los del Comité a los trabajadores si se plantea una rebaja de salarios y/o una reducción del tiempo total de pausa. Ellos no están en peligro porque sus sindicatos les buscaran acomodo en el caso de que todo se vaya a la mierda.

Dos reflexiones
Parece que fue para esto que Lech Walessa liberó a los polacos del comunismo. ¿Qué diríamos ahora a aquellos trabajadores de «Occidente» que celebraron entonces el advenimiento del primer sindicato libre en un país comunista? ¿Quién, con muchas más razones lo celebra hoy?
Quizás esto sirva para que alguno de los trabajadores de la GM empiece a cuestionar, no a los sindicalistas o a la dirección de la GM, sino a este sistema de producción, al capitalismo. Quizás alguno de los siete mil y pico que hay en la planta despierta del sueño hipotecario que le permitió entrar en el anhelado sueño del consumo. Quizás alguno se dará cuenta de que una absurda creencia, carente de fundamento alguno, en la durabilidad de su empleo, le ha llevado a vivir por encima de sus posibilidades reales y se encuentra entrampado hasta las cejas sin saber lo que le deparará el futuro. Quizás alguno de una mirada al bárbaro mundo que está dejando a sus hijos, teñido en sangre, explotación y destrucción de la naturaleza. Que el comunismo fracasase no es obstáculo para que intentemos liquidar el capitalismo, que está llevando al mundo a este sangriento caos. Hay que intentarlo de nuevo, que nunca será repetir, dadas las nuevas experiencias adquiridas. No hay otra salida. O eso o un mundo de señores y esclavos en esta democracia de pega.