Titula El País el 1 de septiembre: «La comunidad internacional se vuelca para ayudar a Líbano». ¿Por qué? ¿Qué ha pasado en el Líbano? ¿un huracán, un terremoto, un tsunami? No, sólo el bombardeo masivo de Israel, un país al que no se aplica el derecho internacional.¿Y qué ha hecho la comunidad internacional mientras Israel […]
Titula El País el 1 de septiembre: «La comunidad internacional se vuelca para ayudar a Líbano». ¿Por qué? ¿Qué ha pasado en el Líbano? ¿un huracán, un terremoto, un tsunami? No, sólo el bombardeo masivo de Israel, un país al que no se aplica el derecho internacional.
¿Y qué ha hecho la comunidad internacional mientras Israel se dedicaba a bombardear y matar a miles de civiles? Absolutamente nada, así es como se «vuelca» la generosísima comunidad internacional. Veamos entonces quién resulta beneficiado y quién perjudicado en este «conflicto».
Beneficiados:
– Empresas de la destrución, o sea, la industria militar europea y usamericana (¡comunidad internacional!)
– Empresas de la reconstrucción, constructorias, ingenierías, etc. También de la «comunidad internacional».
Perjudicados:
– Personas de la zona destruida, o sea, civiles libaneses inocentes que han muerto o han sido heridos, o se han quedado sin casa. Y sus familias, hijos, etc.
– Personas de la zona destructora, o sea, currantes que con sus impuestos pagarán tanto a las empresas de la destrucción como a las de la reconstrucción. Resulta casi obsceno colocar estos perjudicados junto con los anteriores, pero conviene no olvidar que somos nosotros quienes financiamos esta barbarie.
¿Terrible? Por desgracia cotidiano.