La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, al frente del Ayuntamiento desde 1991, se lamentaba por su debacle electoral en una imagen de época captada por las cámaras de televisión: «¡Qué hostia! ¡Qué hostia!», rezongaba fundida en un abrazo con el delegado del Gobierno. En la plaza del Ayuntamiento, sin embargo, varios centenares de personas convocadas […]
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, al frente del Ayuntamiento desde 1991, se lamentaba por su debacle electoral en una imagen de época captada por las cámaras de televisión: «¡Qué hostia! ¡Qué hostia!», rezongaba fundida en un abrazo con el delegado del Gobierno. En la plaza del Ayuntamiento, sin embargo, varios centenares de personas convocadas por las redes sociales celebraban su derrota la noche del 24 de mayo. Los 10 concejales del PP (la formación más votada), sumados a los 6 de Ciudadanos no son suficientes para formar una mayoría de gobierno, frente a los 17 de Compromís, el PSPV-PSOE y València en Comú (lista que integra a candidatos de Podemos).
 
Compromís, que pasa de 3 a 9 concejales y con el 23,29% de los votos  se convierte en la segunda fuerza política tras el PP, ha irrumpido  sin complejos. Uno de los concejales electos, Giuseppe Grezzi, pide  para que no haya «claudicaciones» ni «olvidos» de los programas  electorales, que los ciudadanos estén «activos» y «movilizados». «No  vamos a mercadear con las ilusiones de la gente», asegura. El regidor,  que ha estudiado Filología y ha trabajado en cooperativas y tareas de  traducción, se define como un activista político y social. Ha sido  multado en diferentes movilizaciones, como las que se convocaron en  apoyo al barrio burgalés de Gamonal o por la «primavera valenciana».  «La policía me tiene fichado», afirma. Ha sido asesor durante la  anterior legislatura en el grupo municipal de Compromís y, durante la  campaña electoral, la alcaldesa le señaló como instigador de las  protestas que acompañaron a Barberá por los mercados de la ciudad.
-Compromís firmó con todos los partidos (salvo el PP y Ciudadanos) un documento por el que asumían las propuestas de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) en caso de gobernar el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat. ¿Va a cumplirse lo afirmado durante la campaña electoral?
Tenemos muy claro que hay que negociar con los bancos antes de que se produzca el desahucio. No podemos permitir que se llegue a ese extremo. Es posible, además, que una persona no pueda afrontar la hipoteca, pero hay que ayudarle a que pueda abonar un alquiler social. Planteamos una Agencia Valenciana de Alquiler que incluya estas bonificaciones. También nos hemos comprometido por escrito a la derogación del PEPRI del barrio del Cabanyal, que no tiene ningún sentido aunque en la última versión el PP modificara de alguna manera las condiciones. Apostamos por la rehabilitación, no por la destrucción del barrio.
-¿Se desagraviará a las víctimas del accidente del metro del 3 de julio de 2006 (43 muertos y 47 heridos sin ninguna responsabilidad política ni penal)? ¿Se reabrirá Canal 9?
El tratamiento a los familiares de las víctimas del metro es uno de los grandes ejemplos de la gestión autoritaria del Partido Popular. Y nosotros queremos que, en sentido contrario, sea un gesto simbólico de una nueva manera de gobernar. Por otro lado, hemos defendido la idea de contar con un medio de televisión público y en valenciano; y de un Consejo Audiovisual con mecanismos legales para que no haya un intento de tutelar la televisión por parte de la mayoría política.
-¿Tumbará un posible «tripartito» el Plan General impulsado por el gobierno de Rita Barberá? ¿O ya lo había aparcado la formación conservadora?
 Un de los concejales del PP afirmó en un debate de campaña que después  de las elecciones volverían con la tramitación del plan. La  tramitación comenzó en 2004 y duró diez años. Hay que hacer un nuevo  Plan General, contando con la participación ciudadana, y pensando en  un futuro para la ciudad de Valencia de estancamiento demográfico y  sin ninguna expectativa de «boom» urbanístico. Por supuesto,  eliminando la propuesta del PP de reclasificar 415 hectáreas de huerta  para la construcción de viviendas e infraestructuras.
 -Compromís ha ganado en la mitad de los distritos de Valencia  (incluidos los distritos obreros de la periferia), en los que ha  superado al PSPV-PSOE y a EUPV-IU. ¿A qué causas responde esta  victoria?
 En septiembre de 2014, cuando nos planteábamos la campaña electoral,  pensamos en dirigirnos de manera muy directa a esos barrios para  denunciar el abandono y la falta de inversiones por parte del  Ayuntamiento del PP. Para Compromís ha sido una prioridad demostrar  que barrios como Patraix, Orriols, Benicalap o los Poblados Marítimos  existen. Allí hemos estado organizando debates y asambleas, y la gente  ha entendido nuestro compromiso. Con las asociaciones de vecinos hemos  planteado la recuperación de zonas verdes y solares, la limpieza de  las calles o propuesto un plan de «rescate social» para las familias  que viven por debajo del umbral de la pobreza.
 -¿Cuáles serán las primeras medidas de «emergencia» que plantee un  gobierno «tripartito»?
 No puede ocurrir que haya familias que estén en las colas de los  bancos de alimentos para recoger comida, o niños y niñas que no puedan  hacer tres comidas diarias. Otra de las prioridades es realizar una  auditoría de las cuentas de la ciudad en colaboración con la  Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda, tal como nos comprometimos  en la campaña electoral. Es muy importante también impulsar planes de  rehabilitación ya que hay muchas viviendas en muy malas condiciones.  Dos de las medidas simbólicas serán la retirada del plan del Cabanyal  y el homenaje a las víctimas del metro, como referente de la lucha por  la dignidad y la justicia. Tendrá que abrirse una comisión de  investigación para que se aclare lo que ocurrió el 3 de julio de 2006.
 -Rita Barberá anunció la noche electoral, tras conocer los resultados,  que iba a proponer en Madrid un «frente antirradical…
Pues que lo haga con su dinero. Ahora va a perder los 28 policías locales y el coche oficial que tiene a su disposición. Rita Barberá está «destarifada» e inmersa en la política antigua. Lo que ha de hacer es respetar el resultado electoral. Por otro lado, no creo siquiera que tome el acta de concejal ya que no aguantará estando en la oposición.
-¿Consideras que el PP puede responder a su derrota con una campaña del miedo al catalanismo (en una reedición de la «Batalla de Valencia» y a los «populismos»?
 Lo intentarán, porque creo que todavía no han asumido el resultado.  Sospecho que el 9 de octubre (fiesta oficial de la Comunidad  Valenciana), donde siempre han permitido que se concentren grupos de  ultraderecha, harán algo de todo esto. Está claro que son ellos los  que no son demócratas y que una nueva «Batalla de Valencia» por los  símbolos no tiene futuro. Lo que la gente quiere es transparencia y  que resuelvan sus problemas. Pienso por tanto que no deberíamos entrar  en este debate identitario. Otra cosa que tendrán que plantear es un  periodo de transición para la retirada de Rita Barberá.
 -¿Qué les dirías a las personas escépticas de izquierda, que han visto  tantas veces frustradas sus expectativas?
 Les diría que estuvieran movilizadas y vigilantes, para que nos den un  apoyo crítico y exigente. Uno de los antídotos para que no haya  claudicaciones ni olvidos es la ciudadanía activa. También, para los  que creemos que los partidos son instrumentos válidos para la  transformación de la realidad.
 -¿Qué medidas puede adoptar el ayuntamiento de Valencia para paliar el  dolor y el sufrimiento de tanta gente?
 En primer lugar un plan de «rescate social» para mejorar las  condiciones de las familias y en muchos barrios de la ciudad. En  nuestro programa se incluye además una renta ciudadana de inserción.  Otro punto importante es la inversión productiva para la creación de  puestos de trabajo. Hay de hecho numerosos proyectos financiados con  fondos europeos para la renovación de centros históricos, las energías  renovables o la agricultura. El ayuntamiento del PP no ha tramitado  ninguna de estas iniciativas.
 -¿Se van a revertir a la titularidad municipal servicios públicos privatizados?
 En el municipio de Torrent, donde la concesión a una empresa privada  del servicio público del agua finaliza en poco tiempo, Compromís tiene  un plan para la remunicipalización en el próximo gobierno. En  Valencia, dado que resta más tiempo para que finalice la concesión,  impulsaremos una auditoría para ver cómo se está llevando a cabo la  gestión empresarial y si está cumpliéndose el contrato. En caso de no  cumplirse el pliego de condiciones, a las tres faltas muy graves puede  rescatarse la concesión. También hay que ver si la empresa ha hecho  las inversiones a las que se ha comprometido. Lo mismo ocurre con el  servicio de la grúa y con la Ordenanza Reguladora de Aparcamiento  (ORA), donde hay firmado un contrato de ocho años por 83 millones de  euros. Nosotros queremos paralizar esa contratación y remunicipalizar  la ORA. En el caso de la energía eléctrica, el Ayuntamiento podría  ahorrarse entre un 10 y un 15% si adquiriera directamente la energía  en el mercado en lugar de contratar con empresas.
 -¿Hay sectores «conservadores» dentro de Compromis que pudieran frenar  medidas socialmente avanzadas?
 Muchas veces éstas son apreciaciones de trazo grueso. A la hora de la  verdad, en vez de etiquetas hay que mirar las propuestas concretas.  Compromís es una plataforma donde hay diferentes partidos y personas a  título individual. Cuando ves los políticos que han defendido la renta  básica, los impuestos a la banca o una auditoría de la deuda, esto  desmiente los tópicos. Al final todos los partidos y personas  conforman Compromís.
 -¿Puede llegar la moderación por parte del PSPV-PSOE?
 En muchos casos hemos coincidido con el PSPV-PSOE en la oposición a  Rita Barberá. Pero puede que haya algunas diferencias, por ejemplo en  el modelo de gestión urbanística o en la movilidad. En Compromís  queremos ir a la «ciudad 30» (que en la mayor parte del casco urbano  éste sea el límite de velocidad), y también proponemos las  restricciones del acceso de vehículos a determinadas zonas. A veces en  el PSPV-PSOE son más conservadores. Pero todo esto se verá a la hora  de hacer un programa común de gobierno. Queremos también que la  iglesia pague el IBI de las edificaciones que sirven para culto. No sé  en este punto cuál será su respuesta.
 -¿En qué lugar quedará la participación ciudadana?
 Queremos que la ciudadanía protagonice la gestión política.  Transformar por ejemplo las juntas de distrito, y que se reúnan en un  plazo inferior a tres meses. Los presupuestos participativos  permitirán que los ciudadanos decidan a qué se dedican una parte de  los recursos. En Ontinyent contribuimos a la implantación de los  presupuestos participativos, de manera que en algunas votaciones  llegaron a participar 5.000 personas. En el Cabanyal, el ayuntamiento  ha ido comprando propiedades por un valor que oscila entre 30 y 50  millones de euros. Ha de haber, por tanto, un proyecto de  rehabilitación y recuperación de la trama urbana con participación  ciudadana, además de un plan para realojar a familias que vivían en  edificios degradados.
 -El Ayuntamiento de Valencia acumula una deuda que supera los 800  millones de euros (el tercero más endeudado del estado español). ¿Se  van a levantar las alfombras?
 El «RitaLeaks» ha sido fundamental para revelar lo que ha ocurrido en  estos 24 años de gobiernos del PP con las facturas y los contratos.  Hemos desvelado 466 facturas relacionadas con gastos de representación  de la Alcaldía que suponen 278.000 euros en comidas, hoteles y viajes  durante la anterior legislatura.
 -Por último, ¿qué compromisos personales ha asumido durante la campaña  electoral con los electores?
Me comprometí a que si era concejal, el despacho estaría abierto un día a la semana para sugerencias y propuestas de los ciudadanos; y una vez al mes participaría en una asamblea en los barrios con los vecinos. En la campaña ya celebramos asambleas abiertas, en las que los candidatos respondíamos a todas las preguntas.
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