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La gráfica y las agresiones de la Casa Blanca a Cuba

Fuentes: La Jiribilla

En el «Año 52 de la Revolución Cubana» una mirada histórica, a través de sus carteles, de acciones agresivas emprendidas por las administraciones norteamericanas contra el pueblo cubano.


Funciones comunicativas del cartel: antecedentes en Cuba

El cartel cubano con efectiva función comunicativa tiene sus antecedentes en textos, como: «¡ABAJO BATISTA!», «VIVA EL 26 DE JULIO» y «MUERA LA TIRANÍA», pintados en muros y paredes por estudiantes universitarios y de otros sectores participantes en la lucha revolucionaria contra la dictadura y por la eliminación de la oprobiosa situación existente en el país, que demandaban la realización de profundas transformaciones sociales. Aquellas exclamaciones más efectivas y auténticas de los anuncios comerciales y pasquines electorales coincidieron con la definición del famoso pintor y diseñador francés Toulouse-Latrec de que un cartel era como un «grito en la pared».

Y con gritos de resistencia y victoria, emanados de las inspiraciones de los próceres de la lucha por la independencia, dialogando con el pueblo y formando parte de los trascendentales momentos, durante más de 50 años de la Revolución Cubana han permanecidos los carteles.

En el de temática política en sus exhortaciones y reflexiones -además de abordar las principales transformaciones originadas por la Revolución en la salud, educación y la cultura, así como en campañas de orientación social sobre prevención de accidentes de tránsito, incorporación de la mujer a la vida social, la emulación, donación de sangre, ahorro de petróleo y electricidad, vacunación contra enfermedades y otros temas de interés nacional- se asumió los configurados con mensajes de la defensa del país contra las agresiones del imperialismo norteamericano.

El primer cartel político impreso en serigrafía lo diseñó Eladio Rivadulla Martínez en la madrugada del 1ro. de Enero de 1959. En su composición gráfica en la que se revelan la imagen de Fidel Castro, la frase 26 de Julio y los colores rojo y negro, quedaron plasmadas novedosas configuraciones artísticas y comunicativas. En las primeras horas de la mañana, a través de las frecuencias de Radio Rebelde, emisora del Movimiento 26 de Julio y del Ejército Rebelde -ubicada desde el 31 de diciembre de 1958 en Palma Soriano- en alocución radial a través de una transmisión denominada Cadena de la Libertad, bajo la consigna ¡Revolución sí, golpe de Estado no! El líder de la Revolución, Fidel Castro, llamó a la huelga general con la que logró consolidar la victoria revolucionaria y concluir con la injerencia e intervención del imperialismo norteamericano en Cuba.

Simultáneamente a la gestación de ese cartel y de la difusión de la noticia de la huida del dictador Batista se produjo el primer acto de hostilidad de EE.UU. contra el triunfo de la Revolución Cubana al concederle asilo político a criminales, torturadores y desfalcadores del tesoro público, quienes huyendo de la justicia revolucionaria, encontraron protección en aquel territorio.

Operación Verdad

Y aunque en aquel momento, a través de tradicionales órganos de prensa, con titulares como «HUYÓ BATISTA», en Prensa Libre y «BATISTA EN FUGA» en El Mundo, dieron a conocer la noticia de la caída de la dictadura. Tras los primeros días de la victoria se contó con los periódicos de las fuerzas que habían tenido el principal protagonismo en el triunfo revolucionario y que, en las nuevas circunstancias, bajo una dirección de facto denominada Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), comenzaron a desarrollar una intensa labor política. El Movimiento 26 de Julio (M-7-26) contó con el periódico Revolución, el Partido Socialista Popular (PSP); el diario Hoy, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el periódico Combate.

Una de las primeras acciones de la nueva prensa revolucionaria se manifestó durante lo que se denominó «Operación Verdad». En esa ocasión el líder de la Revolución convocó al pueblo a concurrir a un acto frente al Palacio Presidencial para desmentir las calumnias difundidas por congresistas norteamericanos -a través de agencias de noticias internacionales- con la intención de tergiversar la verdad acerca de los enjuiciamientos que, con pleno ejercicio de justicia, se realizaron contra los criminales y asesinos que no lograron abandonar el país. En respuesta, el jueves 22 de enero, el periódico Revolución publicaba en primera plana con similar función un cartel, una foto a todo tamaño con el texto: «Justicia…Justicia…Justicia. El Pueblo dijo:¡ SÍ!»

La soberana y digna actitud del pueblo cubano causó tanta irritación en las fuerzas reaccionarias de EE.UU. que el representante Wayne Hays, además de considerar el envío de tropas a Cuba, se pronunció por la inmediata aplicación de sanciones económicas. Entre ellas la rebaja de la cuota azucarera y el bloqueo comercial.

Primeras expresiones gráficas de apoyo a la Revolución

Pero aquellas declaraciones no impidieron la sucesiva adopción de nuevas leyes que contaron con un amplio respaldo popular y que artistas de las plásticas y profesionales como José Luis Pinto, Raúl Martínez González, Luis Martínez Pedro, José Ignacio Bermúdez, Rafael Morante Boyerizo, Guillermo Menéndez, Mario Mas Vidal y Álvaro del Valle quienes en la década del 50 le habían otorgado cualidades artísticas e identidad propia a la publicidad, en el contexto de la campaña Consuma Productos Cubanos, comenzaron a aportar anuncios de prensa y otros impresos gráficos en los que, junto al mensaje comercial, reflejaron expresiones de apoyo a la nueva situación existente en el país. Ejemplo el de la Compañía Cubana de Aviación, de 30 X 40 centímetros, con el texto: «Aquí, 26 de Julio en el territorio libre de Cuba «¡Porque convertiste las hieles en miel! ¡Porque transformaste la ortiga en clavel! ¡Porque ya la Patria no es un cuartel! GRACIAS, FIDEL».

Para la conmemoración del 26 de Julio -en recordación a la histórica gesta del asalto al Cuartel Moncada, en 1953, última fase de la lucha por alcanzar la verdadera independencia del país-, en la entonces Plaza Cívica (actualmente Plaza de la Revolución), se logró contar con la asistencia de un millón de cubanos. Durante la magna concentración popular, campesinos y trabajadores, en simbólica expresión de la alianza obrero-campesina reiteraron su apoyo a las primeras medidas revolucionarias como la nacionalización de la Cuban Telephone Company, la rebaja de un 50 por ciento del alquiler de la vivienda, la reducción del precio de los medicamentos y la Reforma Agraria. Previamente en cientos de miles de hogares se había colocado un cartel con el texto: «Año de la Liberación. Aquí se hospeda un campesino. Estamos con Fidel y sus leyes revolucionarias».

En tanto el Gobierno Provisional Revolucionario, entre julio y septiembre logra la promulgación de trascendentales leyes que inician las primeras transformaciones en el campo educacional, -como la rebaja de entre un 25 y un 35 por ciento de los libros de textos de todos los niveles de enseñanzas; la creación de diez mil aulas rurales; la conversión de cuarteles en escuelas y la incorporación de todos los niños a clases-, el Gobierno de EE.UU. junto a su vaticinada suspensión de la compra de la cuota de azúcar, inició el envío de armas para elementos que ejecutaban criminales actividades terroristas. Desde aquel territorio, el 21 de octubre de 1959, despegaron un avión, que durante un cobarde ametrallamiento en La Habana dejó un saldo de 2 muertos y 50 heridos y una avioneta que arrojó propaganda contrarrevolucionaria.

Empleo del cartel

En aquellas circunstancias de marcada agresividad, desde principios de 1960, se inicia el empleo gubernamental del cartel como medio de expresión gráfica y de información de las conquistas y acciones en defensa de la Revolución. La Comisión de Orientación Revolucionaria (COR) de la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), con su antecedente en la Casa del Orientador Político, se ocupó de establecer la política oficial de la propaganda. En la creación artística de los primeros carteles participaron los dibujantes publicitarios y artistas de la Plástica: Francisco Ruiz, Esteban Ayala Ferrer, José Papiol, Fernando Valdés, Mario Sandoval, José Gómez Fresquet, Faustino Pérez Organero, Alfredo Rostgaard, Oscar Moriña, Tony Évora, Jesús Forjans, Helena Serrano, Rolando Oraá, Estela Díaz Díaz, Olivio Martínez, Gladys Acosta Ávila, Roberto Quintana, Antonio Pérez «Ñiko» González, Asela Pérez Bolaño, Heriberto Echeverría, Daysi García y René Mederos.

Entre las primeros aportes gráficos estuvieron los de la agencia de publicidad Intercomunicaciones, creada por el Gobierno Revolucionario en febrero de 1960, de donde germinan carteles de orientación social poseedores de fotografía y composición tipográfica con predominio publicitario como los del Ministerio de Educación, con textos tomados del ideario martiano: «Ser culto para ser libre», y además los que proclamaban «Niño, ahora a tu escuela» , «Aprende un poquito más» y la de «El niño que no estudia o falte a clases, no es buen revolucionario» ideas planteadas por Fidel Castro durante su discurso en el acto celebrado el 14 de septiembre de 1959 con motivo de la conversión del campamento de Colombia, la mayor fortaleza militar del país, en una ciudad escolar.

Coincidiendo con una revelación contenida en un memorando confidencial, fechado el 6 de abril de 1960, (desclasificado en la actualidad) y que planteaba lograr con el bloqueo la generalización del hambre, la desesperación y el desaliento en el pueblo cubano, la Juventud Socialista -organización juvenil del Partido Socialista Popular- que dos días antes organizó su IV Congreso Nacional, enarboló por primera vez en un cartel, la expresión «Patria o Muerte». Devenida principal consigna de la Revolución Cubana, había sido proclamada por Fidel Castro el 4 de marzo de ese año durante el entierro de las víctimas del acto terrorista fraguado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el puerto de La Habana contra el buque La Coubre, cargado de armamentos y municiones adquiridos por el Gobierno Revolucionario en Bélgica para defenderse de las amenazas de invasión de la Administración norteamericana.

Pocos meses después, la frase «Sin cuota pero sin amo», surgida de la espontaneidad popular plasmada en carteles y coreada por el pueblo en actos y actividades patrióticas, sirvió para manifestar el repudio a la ley firmada por el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, que en represalia a las primeras medidas revolucionarias y con el objetivo de asfixiar económicamente al país, suspendió desde el 2 de julio de 1960 la compra de la cuota azucarera a Cuba.

Con similar formato a un cartel de 33 X 55 centímetros e ilustrado con la bandera cubana, impresos en papel cartulina y metal, se reprodujo el texto de la Primera Declaración de La Habana, documento aprobado el 2 de septiembre de ese año en la Plaza de la Revolución; mediante el voto universal directo de más de un millón de personas. En él se rechazaba la Declaración de Costa Rica, impuesta por EE.UU. durante la Séptima Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas, bajo el argumento de una hipotética «Amenaza a la paz del hemisferio» y a la «Intervención de una potencia extranjera extracontinental porque el Gobierno Revolucionario Cubano, en el ejercicio de un acto soberano, había admitido la compra de azúcar por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la aceptación de la desinteresada y generosa colaboración de aquel país.

Expansión del cartel político

Continuamente en que a través de la guerra económica se pretendía desmantelar el proceso revolucionario cubano y que, con el cambio de mandato presidencial en EE.UU. (en los primeros días de enero de 1961), se evidenciaba una inminente intervención militar contra Cuba, en la primera plana del periódico Revolución, con similar función a un cartel se proclamó el 31 de diciembre de 1960, el «Estado de Alerta Combativa para toda la Nación».

En ese dramático escenario de la agresividad imperialista, con la aportación de los creados por las nuevas organizaciones políticas: Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Comités de Defensa de la Revolución (CDR), y Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR); se expandió el empleo de carteles políticos. En ese momento los diseñados por el Equipo Técnico de la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR) y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC); manifestaron un crudo realismo con cuerpos monstruosos y cabezas pequeñas, expresiones grotescas y esquemáticas del obrero en su enfrentamiento al imperialismo, conocidas como la «gente del brazo fuerte».

Entre los carteles influidos con configuraciones de la «gente del brazo fuerte» estuvieron el realizado en esos días de tensiones de una posible agresión imperialista contra la Isla: «Alto…Mr Kennedy Cuba no está sola», en el que con una configuración de notable manifestación de realismo, en un primer plano dibujado irrumpía un miliciano portando su arma en posición defensiva, y detrás sobre un fondo rojo, la imagen corpulenta de un soldado soviético con su palma de la mano hacia delante, en gesto de paralización de cualquier acción agresiva y de constancia que, en su defensa Cuba contaría con la ayuda de la URSS.

Otro con similar figuración fue el impreso por el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) portador del mensaje: «¡A la ‘limpia’ del Escambray!» contra las acciones terroristas de los contrarrevolucionarios alzados en la región montañosa del Escambray. Allí el Gobierno norteamericano organizó grupos de bandidos armados integrados por antiguos miembros de la derrotada tiranía y por prófugos de la justicia revolucionaria, buscados por sus crímenes.

Igualmente estuvieron los enarbolados contra la invasión mercenaria por Playa Girón, entre el 17 y 19 de abril de 1961. Ejemplo: «Muerte al Invasor», del equipo Técnico de la COR donde en su configuración visual se destacó una imagen corpulenta de un miliciano apuntando con su fusil. Esos carteles aun cuando en sus diseños carecieron de seducciones perspicaces, a través de imágenes de grandes proporciones, significaron la fortaleza ideológica de la Revolución y con el dibujo de gusanos aplanados o comprimidos sirvieron para ridiculizar a los enemigos y detractores del nuevo proceso que se gestaba en el país.

En su preponderante y obsesivo interés de las fuerzas más reaccionarias de EE.UU. de impedir la marcha triunfante de la Revolución Cubana, además de las anteriores propensiones de acciones vandálicas y agresiones militares, así como las de guerra económica declarada a través del bloqueo comercial, de propiciar el colapso de la industria nacional con sabotajes e incitación a que los mejores profesionales abandonaran el país; también contó entre su variante la guerra psicológica, que tempranamente se expresó a través de sus agresiones radiales por las ondas de radio Swan, de otras emisoras de radio ubicadas en Miami y que alcanzó su mayor propósito desestabilizador durante la Operación Peter Pan, organizada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), bajo una supuesta ley que quitaría la Patria Potestad a involucrados en acciones subversivas, logró la salida de Cuba de 14 mil niños.

Tales hechos vigorizaron en diseñadores gráficos y artistas de la plástica solidificadas inspiraciones creativas antimperialistas y patrióticas. Que motivó el empleo de elementos y símbolos artísticos y comunicativos que reflejaran sugerencias asociadas con la defensa de la identidad nacional y contra la agresiva política yanqui hacia Cuba. La anterior propensión tuvo entre sus paradigmas el emblemático cartel realizado, por Mario Mas Vidal, para la campaña de alfabetización: «Cada cubano que aprenda a leer y escribir es un nuevo golpe que le propinamos al imperialismo», donde se emplea la ilustración de un alfabetizador quien con un lápiz de escribir hiere mortalmente al águila imperial. Tal ferverosa condición, que en ocasiones también se mostró en los nuevos carteles culturales, si bien muestra un carácter impulsivo contra los enfoques arrogantes de los gobernantes imperialistas, inversamente reclamaban un sentido de amistad y de respeto hacia el pueblo norteamericano.

Confluencias artísticas e ideológicas

En carteles culturales del Consejo Nacional de Cultura (CNC) y de otras instituciones como Casa de las Américas y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) -portadores de mensajes que también plasmaron las transformaciones que se originaron en el campo cultural- se fusionaron incipientes manifestaciones de elementos ideológicos y artísticos, traslucidos en obras pictóricas de los artistas de la plástica cubana Mariano Rodríguez, Servando Cabrera y Umberto Peña con pinturas cargadas de una expresiva identidad con la Revolución, que reflejaron la Primera Declaración de La Habana, la expulsión de Cuba de la OEA y la victoria contra la invasión mercenaria por Playa Girón. Estos pintores reflejaron a hombres y mujeres del pueblo y sus héroes, en obras que por sus fervorosas vehemencias y significativas expresiones fueron reproducidas en offset (similar al formato de un cartel) y colocadas para ornamentar lugares públicos e interiores.

Para entonces, la publicidad entró en declive, con la aprobación del Che, después de una prueba realizada el 22 de febrero. Desde finales del mes de marzo de 1961 se suprimieron definitivamente los comerciales en la radio y la televisión. Los espacios que se ocupaban en anuncios se cubrieron con programas culturales como presentación de obras de teatros y óperas. En las continuadas acciones contra el histerismo publicitario se contó con la acogida favorable del pueblo que, en consecuencia con el creciente proceso de educación, manifestó su rechazo a patrones de nocivas influencias, que procedentes de casa matrices publicitarias de EE.UU., aún susurraban en el país. Sucesivamente se produjo la incorporación de otros creadores al diseño gráfico de carteles entre los cuales estuvieron Renilde Suárez, José Ángel Lama, Juan Ayus, Héctor Villaverde, Emilio Gómez, Félix Beltrán y Humberto Trujillo.

La espontánea integración de consagrados pintores y jóvenes graduados de escuelas de artes plásticas al diseño de carteles, junto a profesionales que se habían librados de la ejecución de acciones publicitarias posibilitaron que se originara un proceso de confluencia y de conmutación entre elementos expresivos de las descripciones artísticas de la pintura y de las formalidades sintetizadas de la gráfica quienes, no obstante la falta de tintas y otros insumos -como consecuencia del bloqueo económico-, lograron establecer la visualización de mensajes de excelentes cualidades artístico-comunicativas.

Las anteriores premisas estuvieron también presentes en el nuevo cartel de cine aportado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), primera institución cultural de la Revolución Cubana, fundada en marzo de 1959, desposeídos de toda pretensión comercial. En sus diseños se abandonó la presencia del actor principal, de la estrella del filme despojada de su vestimenta, de imágenes amorosas tentadoras o de pistoleros envueltos en acciones de excesiva violencia. En sus formulaciones se adoptó la serigrafía como sistema de reproducción con los primeros aportes artísticos comunicativos de Eduardo Muñoz Bachs, Rafael Morante Boyerizo, Eladio Rivadulla Martínez, Horbein López, Silvio Gayton, Raimundo García, Antonio Fernández Reboiro, José Lucci, Manuel Custilla, René Azcuy y del artista de la plástica René Portocarrero. El cartel de cine logra particularidades propias de excelente colorido y textura y se distinguen como hecho cultural nacido con la Revolución.

Desde un primer momento y por el carácter social de los temas abordados en los filmes cubanos y los procedentes de otros países seleccionados para su exhibición en las diversas salas cinematográficas del país, los carteles del ICAIC empleados para anunciar sus títulos y argumento principal, además de ser portadores de expresiones artísticas culturales también lo fueron en aspectos de contenido político y social. Ejemplos: Historias de la Revolución, Realengo 18, Cuba baila, El acorazado Potemkin, Muerte al invasor. Tales derivaciones ideológicas, manifestadas también en otras configuraciones gráficas de temática cultural, son el reflejo de las condiciones que desde los primeros años afronta el país bloqueado y hostigado por la potencia imperialista más poderosa del mundo y la firme decisión de los intelectuales cubanos de mantenerse unidos, en defensa de la Revolución.

Simbolismo y efectividad comunicativa

En las representaciones pictóricas de carteles políticos contra las agresiones de EE.UU. la silueta del Tío Sam, devino imagen símbolo. Vestuarios y telas de paracaídas teñidas de camuflajes aludieron a las fuerzas mercenarias, en evocación a la derrota de la invasión por Playa Girón; fusiles y armas convencionales empuñadas en colocación defensiva por milicianos y soldados representan el resguardo de la Patria; gusanos aplastados y comprimidos por puños y otros elementos simbólicos -como se aludió en el emblemático cartel del Equipo Técnico de la COR «9 Aniversario. 26 de Julio- se simbolizaron el debilitamiento de la contrarrevolución interna en momento en que se le propinaban significativas derrotas a grupos de bandidos alzados en el Escambray y se trabajaba en la formación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC).

Cuando el 22 de octubre el presidente de EE.UU. John F. Kennedy, utilizó como pretexto la presencia de cohetes y armamentos estratégicos situados en el territorio nacional en defensa de una agresión imperialista y en otro acto agresivo más ordenó el bloqueo naval. El Gobierno Revolucionario dispuso el Estado de Alarma de Combate en toda la nación. En esa ocasión, en la gráfica de contenido político – a diferencia de lo acontecido durante la invasión mercenaria por Playa Girón, en que solo pudo ser posible la edición de carteles con la imagen del miliciano o el soldado con cuerpos corpulentos y desproporcionados – los diseñadores Juan Ayús, Jesús Forjans y Roberto Quintana, en los carteles «Comandante en Jefe ¡Ordene!», «Alerta», «A las Armas» y «En pie de Guerra» mediante el empleo de la fotografía lograron establecer formas expresivas con un carácter más vanguardista y con eficientes atribuciones artístico-comunicativas.

Ese hecho conocido como la Crisis de Octubre, concluyó el día 28 de octubre de 1962 cuando Fidel Castro expuso un comunicado que contenía cinco puntos o condiciones requeridas como garantía contra una agresión a Cuba por parte de EE.UU. el cual, además de ser difundido en diversos medios de prensa, fue impreso en un formato similar a un cartel. Y aunque el 20 de noviembre el presidente John F. Kennedy hizo pública la suspensión del bloqueo naval impuesto contra Cuba, simultáneamente ratificó mantener sus disposiciones económicas y agresivas contra la Isla. A la par, el 6 de febrero de 1963, anunció que no se embarcarían mercancías financiadas por el gobierno norteamericano, en buques de países que mantuvieran comercio con La Habana.

Todas esas agresiones condujeron a que conjuntamente con la gráfica que abordaban mensajes de diversas temáticas de carácter nacional, también se insertara la asociada con la promulgación el 27 de noviembre de 1963 de la Ley de Servicio Militar Obligatorio -expresada en el cartel: «Al llamado de la Patria. Presente», del Equipo Técnico de la COR- donde mediante la síntesis comunicativa resultaron plasmados elementos simbólicos de la disposición de la juventud la que ante las amenazas de agresión imperialista, asumió la tarea de incorporarse a las filas de los cuerpos armados del país.

Otras expresiones de carteles asociados con la defensa de la Patria de acertados logros en su efectividad comunicativa se patentizaron en los empleados durante el Estado de Alerta Combativa a toda la Nación, decretado el 21 de mayo de 1966. En ello se evidenció la eficacia testimonial de la fotografía, combinada con coloraciones y textos breves dimensionados, mostrados en los realizados por diseñadores de la COR. «¡Alerta!», «No volverán jamás» y «Patria o Muerte»; en los cuales se lograron mensajes exhortativos de compromisos enardecedores de las convicciones patriótica en un momento de tensión que provocaron nuevamente soldados norteamericanos acantonados en la ilegal base de Guantánamo con disparos que provocaron la muerte del miembro del Batallón Fronterizo, Luis Ramírez López.

Influencias de la vanguardia pictórica internacional

Durante ese período de consolidación del poder revolucionario y de los ideales socialistas, de sistemáticas expresiones solidarias de los cubanos con otros pueblos y de floreciente empeño cultural, se asumieron las influencias plásticas y de los códigos gráficos polacos, japoneses y norteamericanos en los cuales -como en el de René Mederos de la COR «Décimo aniversario del triunfo de la Revolución Cubana»- se significó la presencia en sus diseños de los influjos del art pop. En otro ejemplo, el de Emilio Gómez de la COR: «2 de diciembre. Día de las FAR», realizado para la conmemoración del desembarco del yate Granma y por el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, principal bastión de la defensa de la Patria. En él se plasmaron codificaciones sustentadas en la metáfora visual con tipografía integrada a la pintura del diseño, al igual que efectos cromáticos y ópticos.

En carteles de cine del ICAIC -conjuntamente con los impresos para advertir la exhibición de significativos filmes cubanos, de la cinematografía soviética y demás países socialistas europeos, los que denunciaban la opresión racial en EE.UU. y de directores japoneses, españoles, italianos y franceses, que reflejaban el modo de vida occidental- también se emplearon los poseedores de mensajes de connotación ideológica. Ejemplo de ello, la trilogía, de Raúl Martínez González con las imágenes de «Camilo, Che y Fidel», impresos en 1968 para la conmemoración del XV aniversario del asalto al Cuartel Moncada.

Paralelamente se editaron carteles con mensajes asociados con el fomento de las convicciones patrióticas que, enmarcados en los de temática política, se realizaron en el contexto de la conmemoración del Centenario del inicio de la lucha por la Independencia (1868-1968). En sus realizaciones gráficas más elocuentes, aportadas por José Papiol y Antonio «Ñiko» Pérez González, se proclamaron las frases: «Cien Años de Lucha» y como se reflejó en el periódico cartel de Juventud Rebelde «¡Viva Cuba Libre!». 

En los carteles por la campaña de los Cien años de Lucha se destacaron los colores nacionales, las banderas y las imágenes de las personalidades más sobresalientes que participaron, desde el comienzo de la gesta libertadora, en la lucha armada contra el colonialismo español que se inició el 10 de Octubre de 1868. Ejemplos: Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramante, José Martí, Antonio Maceo, Máximo Gómez, acaecidos todos en figura-símbolos de la lucha de independencia. A ellos les sucedieron otras figuras continuadoras de la lucha revolucionaria como: Frank País, Abel Santamaría, José Antonio Echeverría, Camilo Cienfuegos, Che Guevara y otros que ofrendaron sus vidas por la Revolución Cubana.

En ese momento, en que las fuerzas progresista de diversos países manifiestan sus condenas a la intensa agresividad de las fuerzas gobernantes de EE.UU. contra Vietnam, José Gómez Fresquet (Frémez) presentó su trascendental obra conocida como «La modelo y la vietnamita», que formó parte de una serie de grabados dedicados a evidenciar los contrastes entre la avaricia de la ideología imperialista y el encanto de la cultura popular que reproducida en offset y serigrafía, similar formato a un cartel, recorrió diversas regiones del mundo.

Expresiones solidarias contra la penetración cultural

Como parte de la diversidad de las manifestaciones artísticas y de las trascendentales transformaciones sociales de aquel período a través de carteles y de diversos medios gráficos, también se reflejaron mensajes de tres eventos políticos internacionales que propiciaron se encontraran en La Habana personalidades de África, Asia y América Latina, protagonistas de las luchas de sus pueblos contra la dominación neocolonial y la penetración cultural de los países occidentales.

Tales encuentros quedaron plasmados en los carteles de la COR: «Conferencia Tricontinental», que del 3 al 15 de enero de 1966 sesionó en La Habana y que, entre sus acuerdos, estuvo el de la creación de la OSPAAAL (Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina) y el del «4 Consejo Latinoamericano de Estudiantes (CLAE)», inaugurado el 10 de agosto de 1966, donde se acordó la creación de la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE); con sede permanente en la capital cubana y, en agosto de 1967, «Primera Conferencia OLAS». Para este último evento, Alfredo Rostgaard creó un cartel en el cual dispuso una sucesión horizontal de rifles de distintos colores como símbolo de la presencia de las diversas fuerzas guerrilleras presentes en América Latina.

La celebración de esos tres encuentros propició que, en el trienio 1967-1968-1969, como una variedad de la gráfica política, se iniciara la conceptualización artística de la cartelística de la Solidaridad Tricontinental. Siendo su principal exponente la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL), junto a la cual también estuvieron los aportados por representaciones de solidaridad con diferentes causas progresistas y antimperialistas. Prueba de ello fue el diseñado por Jesús Forjans para el Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur: «Vietnam estamos contigo». Primero impreso en Cuba en apoyo a la lucha del pueblo vietnamita.

Entre los creadores que diseñaron los primeros carteles de solidaridad estuvieron: Tony Évora, Lázaro Abreu Padrón, Eduardo Bosch, Modesto Braulio Flores, Andrés Hernández, Rolando Córdoba, Rafael Enríquez Vega, Alberto Blanco González, Roberto Casanueva, Raúl Piña, Ernesto Padrón, Daysi García, Berta Abelenda Fernández, Clara García y Antonio Fernández. Todos plasmaron mensajes de solidaridad que se caracterizaron por el empleo de la ilustración pictórica. En ellos a través de signos, símbolos y expresiones metafóricas se instituyó una línea de diseño en la que quedaron presentes tradiciones autóctonas y folclóricas de los pueblos de los tres continentes.

En otros, y a través del simbolismo visual se aludían mensajes en el que un brazo en alto significa la lucha hasta el final. Los hombres y mujeres con trajes tradicionales y portando armas convencionales, ballestas y lanzas; la inspiración de la lucha contra la penetración occidental. Una alambrada representaba el apartheid o la división racial, y los eslabones de una cadena rota simbolizaban la independencia.

En una trilogía de carteles emblemáticos de la vida cultural, delineados respectivamente por Esteban Ayala Ferrer, Alfredo Rostgaard y Héctor Villaverde también se promovieron otros tres importantes eventos de carácter internacional que por sus significaciones sociales alcanzaron trascendencias políticas «Salón Mayo», organizado en La Habana el 29 de julio de 1967, encuentro que congregó a renombrados pintores y escultores de Europa y de América que expresaron formas estéticas acordes con la ideología revolucionaria. El Festival de la Canción Protesta, evento organizado por Casa de las Américas en agosto de 1967, al cual asistieron compositores e intérpretes de dicho género musical que, en franca repulsa a la penetración ideológica y cultural de las potencias occidentales, reflejaron expresiones sentimentales, patrióticas y revolucionarias de los pueblos. El 4 de enero de 1968, con la asistencia de intelectuales de todo el mundo, se produjo la celebración del Congreso Cultural de La Habana.

En los primeros años de la década del 70 en que en la codificación el cartel político se evidenciaron expresiones sintetizadas, alusiones figurativas, efectos ópticos y cinéticos; en la COR, devenida a partir de 1973 Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR), se contó con los aportes de Alexis Cánovas, Darío de la Torre, Lázaro Fundora, Eufemia Álvarez, Sonia Rodríguez y Eugenio Sagrez.

En ese momento en carteles contra las pretensiones imperialistas -no solo hacia la Revolución Cubana, sino también a los pueblos que se enfrentaban al dominio neocolonial- se aprecia que entre los símbolos más generalizados estuvieron las barras y estrellas, el logotipo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el signo del dólar, mostrados por Roberto Casanueva, Modesto Flores y Mario Sandoval en «Jornada Continental de Apoyo», el de «Contra la penetración imperialista en las universidades» y «Jornada contra la penetración imperialistas en las universidades», que reflejaron la lucha del movimiento estudiantil revolucionario en América Latina.

Entre los diversos carteles culturales, en los que a través de la pintura, el dibujo y el texto prevalece el mensaje de la Revolución, estuvieron los de insinuaciones metafóricas de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Como el embozado por Jorge Hernández con el texto «Guillén. 70 Aniversario» donde la ilustración de una pluma para escribir es convertida en una indumentaria defensiva. En otros como los realizados por Alfredo Rostgaard para el «II Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba» en que un fusil AKM emerge en un árbol y «Primer Encuentro de Diseño Gráfico», en que cuatro cápsulas de proyectiles (ordenado verticalmente) simulan instrumentos de diseño.

Diversidad temática: por el socialismo y contra la guerra

Desde mediados de la década del 70 concurrieron carteles de la COR diseñados por Ramón González, Reinaldo Labrada, Roberto Figueredo, Juan Antonio Gómez Gutiérrez, Antonio Alfonso Palomino, Miguel Angol Nin, Dagoberto Marcelo y Marcos Pérez quienes -junto a los de alusiones figuradas para las conmemoraciones del 26 de Julio, el 13 de Marzo y otras jornadas referidas a evitar accidentes del tránsito y asistencia a la escuela de los niños a clases- aportaron los asociados con la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba que en sus codificaciones se destacaron el empleo de banderas rojas, la hoz y el martillo, ruedas dentadas, tornillos y representaciones gráficas de los precursores del marxismo-leninismo.

Igualmente con la prevalencia de los estándares del socialismo frente a los del capitalismo, junto a los de textos cortos y dibujos sintetizados, también se emplearon los portadores de textos de frases largas o descripciones pictóricas. En otros con elementos visuales en armonía con la identidad nacional como la palma real, la flor mariposa, el escudo nacional, la bandera cubana preponderaron los de mensajes asociados con el proceso institucional tales como la aprobación de la Constitución Socialista, la creación de los Órganos del Poder Popular, la División Político- Administrativa.

En el contexto de continuada obsesión imperialista por castigar a la Revolución Cubana, sin apenas disponer del tiempo que hubiese permitido la edición de un cartel exhortativo y de condena, el 15 de octubre de 1976 el pueblo acudió a la Plaza de la Revolución para la despedida de duelo de 57 compatriotas, inmolados en un acto terrorista contra un avión de Cubana de Aviación, acaecido el 6 de octubre, cuando cubría viaje de Barbados hacia Cuba, en el que perecieron un total de 73 personas.

Tras la conmoción e indignación de tan horrendo crimen, palomas, hojas de plantas y flores con pételos poseedores de colores representativos de los cinco continentes se reflejaron en carteles que bajo la proclamación «Por la Solidaridad Antimperialista, la Paz y la Amistad» se editaron durante la celebración en La Habana, en el verano de 1978, del XI Festival de la Juventud y Los Estudiantes. En los diseñados por Guillermo Menéndez para esa ocasión se reflejaron símbolos alusivos de la expresión de la unidad de todas las fuerzas juveniles y revolucionarias del mundo.

Desde inicios de los años 80 ante la amenazante maniobra militar estadounidense anunciada alrededor de la Isla y las presumibles agresiones del Gobierno de la Casa Blanca, en carteles y diversos medios de propaganda se reflejaron mensajes asociados con la doctrina de defensa de «Guerra de todo el pueblo», en la que desempeñó un importante rol la formación de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT) integradas por obreros, campesinos, estudiantes, amas de casa, jubilados y hombres y mujeres del pueblo. También fueron plasmadas otras frases patrióticas, expresadas por Fidel como «Frente a esos intentos de riegos de tipo militar, frente a esta amenaza. Estamos preparados» y «Nuestra Revolución ha demostrado que es capaz de defenderse y se defiende con poderosos instrumentos». 

«¡Que se vayan!» y «Marcha del Pueblo Combatiente» fueron mensajes enarbolados en carteles dibujados por Roberto Figueredo, para los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) y por otros integrantes del de la COR; durante la gigantesca manifestación de más de un millón de cubanos durante el desfile del 1ro. de Mayo de 1980, por la Quinta Avenida, del municipio de Playa. En aquella oportunidad se expresó la repulsa a elementos antisociales que estimulados por la Ley de Ajuste Cubano para lograr por la fuerza la salida del país, penetraron violentamente en la sede de la embajada de Perú.

Durante aquella jornada en que el pueblo nuevamente reafirmó su patriotismo y dignidad nacionales, enarbolando tres banderas: la suspensión del bloqueo económico, la retirada de la base naval de Guantánamo y el cese de los vuelos espías de los SR-71 sobre el territorio nacional. La OSPAAAL editó el cartel, creado por Víctor Manuel Navarrete, con la proclama «Solidaridad Mundial con la Revolución Cubana». En otro editado por el DOR en el que se empleó una composición fragmentada de siglas «CIA», diseñado por Juan Antonio Gómez, se denunció la introducción al país, en junio de 1982 (con la aprobación del Gobierno de los EE.UU.) del Dengue Hemorrágico, agresión biológica que cobró la vida a 158 ciudadanos (101 niños) y enfermedades a 344 203 personas.

En ese período de complicada situación internacional, creada por la política guerrerista de Washington, los carteles políticos también reflejaron la celebración de importantes eventos como los diseñados por Guillermo Menéndez y Reinaldo Labrada, para la VI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados que, bajo el lema de «Un paso más en la Unidad de los Alineados», reunió en La Habana a numerosos jefes de Estados y de Gobiernos de todo el mundo. En uno de los carteles se reveló el del mensaje «Cese la opresión del imperialismo yanqui en América Latina.

Otros fueron los creados durante diversos encuentros con economistas y políticos del mundo, con texto como: «Se ha creado una situación de crisis tan grave que obliga a los países del Tercer Mundo A PENSAR, UNIRSE Y BUSCAR SOLUCIONES». Dicho cartel formó parte de la campaña de propaganda exhortativa con proyección internacional, promovida por Cuba para la eliminación de la deuda externa de los países pobres y subdesarrollados de África, Asia y América Latina históricamente saqueados por las potencias imperialistas. Los diseños expuestos planteaban que los estados acreedores desarrollados se hicieran cargo, ante sus respectivos bancos, de la deuda económica de las naciones del Tercer Mundo.

En relación a la OSPAAAL sus diseñadores, sin abandonar totalmente la capacidad de síntesis, mediante el empleo del dibujo y la pintura artística adecuándolas a las condiciones de la comunicación gráfica, reflejaron en sus carteles elementos y símbolos alusivos a la política de fuerza ejercida por la Administración norteamericana en Centroamérica y el Caribe, oportunamente denunciada en los diseños de Rafael Enríquez Vega contra la invasión a «Granada», que exterminó el proceso revolucionario que allí se gestaba y el de Alberto Blanco González que condenaba la agresión a la Revolución Sandinista «Alto a la agresión yanqui a Nicaragua», en los que mediante alusiones simbólicas del águila imperial se logra una efectiva denuncia.

En otros con expresiones de solidaridad como los de Rafael Morante Boyerizo en solidaridad con la lucha del pueblo de Palestina con el proverbio «Quien despoja a los demás vive siempre en el terror» y el de Modesto Braulio Flores para la OCLAE «Fuera de Centroamérica y el Caribe», para significar la intervención norteamericana se patentizaron codificaciones visuales sustentadas en imágenes metaforizadas alusivas a los colores y símbolos empleados en la identidad de instituciones y órganos represivos y belicosos de EE.UU. 

Formaron parte también de las expresiones de los carteles de la gráfica política los que condenaban el recurrente y enfermizo empeño del gobierno y los servicios de espionajes norteamericanos de las transmisiones ilegales que, además del empleo de la radio desde comienzo de la década de los 60, insertaría a finales de la década de los 80 la televisión. En marzo de 1990, desde un globo aerostático situado en un cayo de la Florida, inició sus transmisiones ilegales la Televisión Martí; pero por la eficaz labor desplegada por técnicos cubanos sus emisiones y sus programas no son vistos en el territorio nacional, como se reflejó en un cartel. Tal acción con fines subversivos, que viola lo reglamentado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, ha formado parte de las agresiones de guerra psicológica.

El cartel durante el denominado período especial

Desde principios de los 90 en un contexto de búsqueda de soluciones para lograr la presentación de nuevos signos y elementos gráficos que permitieran enriquecer el contenido comunicativo de los mensajes en los carteles políticos, se produjo el sorpresivo acontecimiento de la desaparición de la URSS y la desintegración del campo socialista. Cuba que efectuaba el 85% de su intercambio comercial en Europa Oriental, perdió bruscamente sus principales mercados y quedó inmersa en una difícil situación económica. La industria gráfica, al igual que las de otras ramas de la economía, resultó paralizada. Y aunque se preservaron el empleo, salario y los principales logros en los campos de la salud, la educación entre otros beneficios, se inició el denominado Período Especial.

En esa coyuntura en que el consumo del combustible se redujo en más de un 50% y en que desaparecieron prácticamente las fuentes externas de financiamientos, el gobierno de EE.UU. con vista a recrudecer el bloqueo y aplastar a la Revolución, aplicó en 1992 la Ley Torricelli. Como consecuencia de ello, se inició la difusión de los mensajes en vallas y en grafismo con letras cursivas, poseedores de textos, con alusiones a la defensa de la patria y al socialismo, como «Socialismo o Muerte» y «Lo nuestro es nuestro», «Tenemos y tendremos socialismo». Otros acompañados de la bandera nacional y rostros de héroes de la Patria ilustrados sobre un pedazo de cartón, metal u otros soportes sustituyeron en alguna medida el papel protagónico del cartel, y comenzaron a ocupar paredes, muros y vallas situadas en importantes lugares urbanos y en carreteras.

Sin lograr la diversidad y cuantiosas cantidades como en años anteriores de efectiva certeza comunicativa, se editaron carteles de temas políticos. En ellos estuvieron presentes mensajes en los que se condenaron la arrogancia imperialista contra la Isla, ejemplo el de Emilio Gómez del DOR «Venceremos 1ro. de Mayo» y «Abajo la Ley Torricelli». Para entonces, la OSPAAAL incluyó en sus planes temáticos carteles vinculados con la Solidaridad con la Revolución Cubana. Ejemplo: «Girón XXX Aniversario», de Eladio Rivadulla Pérez; los de Gladys Acosta Ávila con sus aportes «¡No a la base naval de Guantánamo!» y «No al Bloqueo económico a Cuba por los Estados Unidos», así como otros de carácter general o global que denunciaban los efectos del «Neoliberalismo. Saqueo y desempleo» y los que favorecen el anhelo de los pobres el «Desarrollo social Derecho de los pueblos».

En ese momento en que, escépticos y desconcertados, ante la desaparición del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo por la aplicación, en 1992, de la Ley Torricelli consideraron arriar bandera, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) realizó importantes acciones gráficas a través de un movimiento de agitación y efervescencia política entre los jóvenes. De la vida cotidiana tomaron expresiones populares y fragmentos de canciones que son convertidas en lemas antimperialistas. Consignas como «Cuba Va» y «Te seré fiel», con tipografías dibujadas combinadas con atributos nacionales y patrióticos son empleadas en pegatinas, telas y en carteles impresos en cartulinas y hojas de papel. En multitudinarios actos y marchas de condena a la prepotencia imperialista, los jóvenes, con la proclamación de las consignas «¡Pa’ lo que sea, Fidel, pa’ lo que sea!», «¡Fidel, amigo, la FEU está contigo!» y «¡Resistir es vencer!», manifestaron su apoyo a la Revolución y a Fidel.

La expresión «Estamos en combate. La calle es nuestra» se expresó en un cartel de dimensión vertical impreso sobre cartón. Contenía la respuesta de la alta dirección de la Revolución y el pueblo al lumpen y contrarrevolucionarios, quienes alentados por el rumor y las transmisiones de las radiales enemigas de que podían salir del país con destino a EE.UU. (sin trámites de rigor) se concentraron en el área del litoral habanero el 5 de agosto de 1994, ocasionando disturbios y alteraciones del orden público. En tal situación la respuesta espontánea del pueblo capitalino, multiplicada con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro quien se presentó en el lugar de los hechos vandálicos, frustraron las pretensiones del enemigo, y en breve tiempo se ganó aquella batalla. Sin necesidad de emplear las armas ni ocurrencia de muertes.

En el segundo lustro de la década de los 90, con la participación de las entidades asociadas a la recuperación de divisas para ayudar a la reanimación económica del país, sustentados en la imagen fotográfica se editaron carteles en los que se reiteró el empleo de los símbolos nacionales y la iconografía del pueblo, en particular de los jóvenes, junto a sus dirigentes. Lo anterior se puso de manifiesto en la propaganda gráfica realizada en ocasión de la celebración del aniversario 42 del Triunfo de la Revolución por las corporaciones Cubanacán, Cimex y Habaguanex, así como de entidades pertenecientes al Ministerio del Turismo y de diversas firmas mixtas que operan en el territorio nacional.

Desde el 4 de diciembre de 1999 la reclamación a EE.UU. del retorno del niño Elián González sacado ilegalmente de Cuba bajo el estímulo de la injusta Ley de Ajuste Cubano y entregado a la mafia anticubana, motivó una campaña internacional por la liberación y regreso del niño Elián González. Entre los diversos medios de propaganda se empleó el cartel. En junio de 2000 el Tribunal Supremo de los EE.UU. decidió el regreso del niño a Cuba, reclamado por su padre. Sucesivamente en carteles como el realizado por Leonid Prado, también se manifestaron mensajes contra el Tratado de Libre Comercio de las de Américas, mecanismos con los que EE.UU. afianza su dominio en el hemisferio occidental y pretende someter las economías nacionales.

Por la liberación de los Cinco

Desde el comienzo del nuevo Milenio en los editados para la Campaña Internacional por la Liberación de los Cinco Patriotas cubanos injustamente incomunicados en cárceles de EE.UU. En sus codificaciones, además de la fotografía testimonial, mediante la ilustración pictórica de la bandera cubana se destaca la defensa de la Patria. Expresada simbólicamente en transfiguraciones cromáticas del triángulo, y la presencia de la estrella con sus cinco puntas representativo de la dignidad de los Patriotas cubanos detenidos en septiembre de 1998, cuando se hallaban infiltrados en organizaciones terroristas de la mafia anticubana con la misión de informar sobre actividades terroristas contra Cuba y que fueron sometidos a turbio proceso judicial en la ciudad de Miami y condenados indebidamente a largas penas de prisión que cumplen en condiciones abusivas.

El protagonismo y la vigencia de los carteles de la Revolución Cubana que como proyectiles de papeles han desgarrado profundas heridas en el águila imperial se resume en la plena convicción del pueblo que durante medio siglo resiste las consecuencias de la política agresiva de los gobernantes de EE.UU., de que «Resistir es Vencer».

Imágenes: Cortesía del autor

Fuente: http://www.lajiribilla.co.cu/2010/n453_01/453_13.html