En la próxima cumbre del Convenio sobre la Diversidad Biológica, los líderes mundiales planean llegar a un acuerdo para convertir el 30% de la Tierra en “Áreas Protegidas» para el año 2030.
Las grandes ONG de conservación argumentan que esto mitigará el cambio climático, reducirá la pérdida de la vida silvestre, mejorará la biodiversidad y salvará nuestro medioambiente. Se equivocan.
Las Áreas Protegidas no salvarán nuestro planeta. Más bien al contrario: aumentarán el sufrimiento humano y acelerarán, por tanto, la destrucción de los espacios que dicen proteger, porque crecerá el rechazo entre la población local a estas zonas protegidas. Las AP no tienen ningún efecto sobre el cambio climático y se ha demostrado que por lo general su eficacia en la prevención de la pérdida de vida silvestre deja mucho que desear.