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La guerra de Israel ha arrasado las tierras agrícolas de Gaza y matado a la mayoría de su ganado

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Un hombre riega los cultivos cerca del refugio de su familia en Gaza, 20 de noviembre de 2024 (Moiz Salhi)]

GAZA – Una tarde de principios de febrero, Sami Abu Amr, un agricultor de 61 años, caminaba por su terreno de aproximadamente tres acres situado al este del barrio de Shuja’iyya, en la ciudad de Gaza, donde antes cuidaba olivos y cultivaba verduras de temporada, como pepinos, tomates y patatas. Antes de la guerra, la venta de sus productos a los residentes locales era la única fuente de ingresos para su familia de 13 miembros, incluidos sus hijos y nietos. Pero estas tierras agrícolas son ahora un escenario de devastación: Un paisaje estéril de árboles arrancados, huellas de excavadoras y suelo plagado de cráteres dejados por los ataques aéreos israelíes.

Junto con la ruina de sus tierras de labranza, el ejército israelí ha destruido también el equipo agrícola, el invernadero, la red de riego y la granja avícola de Abu Amr, lo que supone unas pérdidas que él estima en 70.000 dólares. «Esta tierra no es sólo una fuente de sustento», dijo Abu Amr. «Es mi vida, mi historia. La he cultivado con mi sudor durante años».

Antes de que comenzara el ataque de Israel en 2023, las tierras agrícolas cubrían aproximadamente el 47% de la Franja de Gaza y producían alimentos suficientes para atender hasta un tercio de la demanda local, ofreciendo una fuente fundamental de alimentos a los palestinos que vivían bajo asedio desde hacía casi dos décadas.

Tras el «alto el fuego» que entró en vigor el 19 de enero, cientos de miles de palestinos de Gaza regresaron a sus hogares y a sus tierras tras meses de desplazamiento forzoso, sólo para encontrarse con un paisaje apocalíptico. Además de la destrucción de casas, tiendas, panaderías, hospitales, universidades, carreteras y otras infraestructuras civiles, Israel ha diezmado prácticamente toda la capacidad agrícola de Gaza.

Según la ONU, el 82% de las tierras de cultivo, el 55% de los sistemas de irrigación de las explotaciones y el 78% de los invernaderos han resultado dañados, dejando estériles campos antaño productivos. Casi el 70% de los pozos agrícolas han resultado dañados, mientras que el 96% del ganado y el 99% de las aves de corral han muerto.

La primera fase del «alto el fuego», que entró en vigor el 19 de enero, permitió una oleada de ayuda a Gaza, proporcionando cierto grado de respiro a la catástrofe humanitaria. Sin embargo, Israel violó el acuerdo al restringir en gran medida el número de camiones que transportaban combustible -crítico para alimentar generadores y equipos-, así como animales vivos y piensos. El 2 de marzo, al finalizar la primera fase del alto el fuego, Israel anunció que volvía a imponer un bloqueo total a Gaza -prohibiendo la entrada de camiones-, como había hecho en las primeras semanas de su campaña militar en octubre de 2023. Según el acuerdo de alto el fuego firmado, las conversaciones sobre la aplicación de la segunda fase del acuerdo debían comenzar el 3 de febrero, pero el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se negó a enviar un equipo negociador y volvió rápidamente a su agenda de sabotaje.

Los precios de los alimentos en Gaza se duplicaron o triplicaron un día después del final de la primera fase, ya que Israel volvió a esgrimir el hambre forzosa y la inanición como arma de guerra, tácticas que llevaron a la emisión de órdenes de detención por parte de la Corte Penal Internacional contra Netanyahu y su exministro de Defensa Yoav Gallant. Los agricultores que han regresado a sus tierras tienen que hacer frente a la destrucción de sus equipos, invernaderos y suelo agrícola, así como a la escasez de agua desalinizada. Israel también ha impuesto fuertes restricciones a la entrada de semillas, fertilizantes y otros artículos necesarios para la agricultura.

Abu Amr está empezando desde cero. Acceder al agua no es tarea fácil: en el transcurso de la guerra, el ejército israelí atacó infraestructuras esenciales, incluidos los pozos de agua que habían sostenido la agricultura de la zona. «Es como si quisieran acabar con la tierra antes que con nosotros», afirma Abu Amr.

Hosni Mehanna, portavoz del Ayuntamiento de Gaza, declaró a Drop Site que 203 de los 319 pozos de agua de Gaza han sufrido graves daños, que los han dejado inutilizables. Añadió que el principal problema ahora es la falta de equipos y maquinaria para reparar los pozos y las redes de agua dañadas.

El suministro de agua per cápita en Gaza ha descendido a unos tres litros diarios, dijo Mehanna. La Organización Mundial de la Salud sostiene que 20 litros per cápita al día es la cantidad mínima de agua potable necesaria para alcanzar los niveles esenciales de salud e higiene.

Sin suministro de agua ni tuberías de riego en funcionamiento, Abu Amr estudió la posibilidad de excavar un pozo privado, pero el coste era elevado: 8.000 dólares, una suma de la que no disponía.

A mediados de febrero, cuando le contó a su mujer su dilema, ella le entregó unas joyas de oro que había heredado de su madre. «Toma mi oro y planta la tierra», le dijo. «No necesitamos oro si no tenemos tierra».

No tuvo más remedio que arriesgarse, vender el oro y contratar una excavadora para perforar el pozo, aun temiendo que el dinero se acabara antes de llegar a las aguas subterráneas. «Fueron momentos muy duros», dice. «Temía que la profundidad no fuera suficiente o que el agua escaseara. Pero me repetía: la tierra nunca le falla a su gente».

Tras días de trabajo y por fin brotó agua de la tierra, una señal de esperanza. Abu Amr recogió entonces sus mangueras, dañadas durante la guerra y llenas de agujeros, y pidió a un taller local que las reparara.

Ahora se enfrentaba a su siguiente reto: no había semillas disponibles debido a las fuertes restricciones impuestas por Israel a la entrada de kits de semillas en Gaza durante los últimos 17 meses. Buscando entre lo que quedaba de sus viejas existencias, Abu Amr encontró un puñado de semillas de pepino y pimiento. Empezó a plantarlas en bolsas de plástico llenas de tierra y a regarlas con la poca agua que podía sacar del pozo hasta que los plantones estuvieron listos para la siembra. «Puede que nos lo hayan robado todo, pero no nos robarán nuestra voluntad», dijo. «Esta tierra volverá a ser verde, aunque lo pague con la sangre de mi corazón».

Un análisis realizado por Forensic Architecture el año pasado concluyó que, para marzo de 2024, aproximadamente el 40% de la tierra de Gaza utilizada anteriormente para la producción de alimentos habría sido destruida. Desde entonces, los agricultores afirman que la devastación es aún más catastrófica (Fuente: Forensic Architecture).

Aunque los agricultores se esfuerzan por reanudar el cultivo de sus tierras, crece el temor de que la implacable campaña de bombardeos y la invasión terrestre de Israel hayan dañado permanentemente gran parte del suelo de Gaza y lo hayan vuelto infértil.

En las afueras de Beit Lahia, en el norte de la Franja de Gaza, Farid al-Attar, un agricultor de 52 años, estaba de pie en medio de sus tierras, mirando con tristeza los plantones de tomate y maíz que plantó hace semanas, ahora caídos y marchitos. Teme que la tierra esté arruinada.

Al-Attar se arrodilló y tocó las hojas amarillas de sus plantones de maíz. «Nunca me había pasado esto. Llevo veinte años cultivando aquí y esta tierra siempre me ha dado buenas cosechas. Pero ahora es como si la tierra estuviera enferma. No responde a la agricultura», observa. «Siento que la tierra ya no es la misma. Incluso el agua con la que regamos los cultivos ha cambiado, ¿quizá se han filtrado en ella sustancias tóxicas?».

Es probable que la teoría de Al-Attar sea correcta. El pasado noviembre, la Autoridad de Calidad Medioambiental -una agencia independiente creada por la Autoridad Palestina en la década de 1990- publicó un informe en el que concluía que el lanzamiento por parte de Israel de más de 85.000 toneladas de municiones sobre Gaza ha provocado «la contaminación del suelo con productos químicos tóxicos que dificultarán la agricultura durante décadas». El informe también señalaba que Israel utilizó varios tipos de armas, entre ellas fósforo blanco, que pueden causar daños medioambientales permanentes.

Al-Attar teme que éste sea el principio de la muerte del sector agrícola en Gaza. Las continuas restricciones de Israel a la entrada de fertilizantes y equipos agrícolas, combinadas con la falta de agua limpia para el riego, han despojado a los agricultores de cualquier posibilidad de intentar salvar sus tierras.

«No pedimos lo imposible, sólo que nos dejen plantar y vivir», afirmó. «La agricultura en Gaza no es sólo una profesión, es nuestra vida. Si nadie se mueve para salvarla, perderemos nuestra única fuente de alimentos».

Rasha Abou Jalal es una periodista de la Franja de Gaza. Trabaja en varios medios de comunicación que cubren temas políticos, humanitarios y sociales palestinos. Es miembro permanente del comité de jueces del premio anual Press House.

Texto original: Drop Site News, traducido del inglés por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/03/06/la-guerra-de-israel-ha-arrasado-las-tierras-agricolas-de-gaza-y-matado-a-la-mayoria-de-su-ganado/