Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
«Fue como matar peces en un barril,» recordó el piloto de EE.UU., al describir la carnicería a lo largo de la «carretera de la muerte» desde Kuwait a Basora el 26 y 27 de febrero de 1991. Mientras decenas de miles de conscriptos iraquíes se retiraban de Kuwait en cumplimiento de resoluciones de la ONU, muchachos aterrorizados que requisaban autobuses escolares y camiones lecheros cuando no había vehículos militares, los aviones de EE.UU. bombardearon a tantos indefensos como podían. El objetivo era degradar al ejército derrotado de Sadam para el futuro previsible. Por cierto, Iraq siguió indefenso y ensangrentado durante otros doce años antes de que Bush II destruyera lo que quedaba.
Lo mismo pasó, durante el fin de semana, cuando Israel hizo llover la muerte sobre el vasto campo de concentración que es la Franja de Gaza. No hubo contienda. El objetivo era eliminar la estructura de la autoridad palestina establecida: todas las oficinas gubernamentales, toda la fuerza de policía. Como dijo el titular del Telegraph de Londres: «Israel cambió para siempre las reglas con el ataque aéreo en Gaza.»
El propósito era matar a todos los que estuvieran en el partido político Hamas, democráticamente elegido en 2006, y en el aparato de seguridad de Gaza. Como dijo el Telegraph: «Sólo la calidad de miembro de las estructuras de seguridad de Hamas fue convertida ayer por Israel en motivo suficiente para ser atacado. Si uno se ponía una gorra de béisbol policial de Hamas se convertía en objetivo. Esto significa que cualquier policía del tránsito de Hamas en una esquina callejera en Gaza – o en un puesto de control ‘fronterizo’ improvisado – puede esperar con que lo ataquen.»
Por lo tanto el Estado israelí no sólo ataca a civiles (o sea lo que son los policías corrientes) como daño colateral, y lo lamenta oficialmente como la mayoría de los gobiernos. Los ataca. Destruyó en unas horas todas las estaciones de seguridad en Gaza. Titular de AP: «Caos en Gaza mientras continúan los ataques de Israel.»
De modo que el mensaje llegó desde lo alto, desde los aviones de guerra israelíes: «¡La venganza es mía! ¡Que reine el caos en Gaza!»
El uso de terror estatal por Israel, seguro de que habría sólo unas pocas repercusiones internacionales negativas ya que EE.UU., la UE, Japón y la mayoría de los demás protagonistas internacionales de importancia consideran a Hamas una organización «terrorista,» han presentado sólo protestas simbólicas por la estrangulación israelí de la población gazana y justificado las medidas más draconianas y asesinas como reacciones comprensibles a ataques con cohetes de Hamas contra ciudades israelíes. A fin de cuentas, se imaginan, Hamas quedará tan afectado que esos patéticos esfuerzos de resistencia se detendrán. Las facciones palestinas preferidas por Israel y aliadas con Washington recuperarán el control sobre Gaza, y un nuevo gobierno de EE.UU. subirá al poder precisamente cuando comience un nuevo capítulo en la humillación palestina.
Es matar peces en un barril
Ahora, claro está, la gente de relaciones públicas de Israel, a los que la ministra de exteriores Tzipi Livni ha hecho volver de sus vacaciones en Europa para un trabajo de emergencia, insistirán con ese aire de autosuficiencia peculiar de los que verdaderamente creen que Dios está de su parte, o de que si no hay Dios, haya suficiente gente que crea que existe, y que Israel de alguna manera surgió y sobrevive gracias a algún favor divino particular, e ignore las verdades más obvias en su deseo de creer los engaños más transparentes: No nos quedó otra alternativa. Teníamos que proteger a nuestra gente.
¿Cuántos israelíes han sido muertos en realidad por cohetes Qassam, Grad, o Katyusha, lanzados por palestinos desde Gaza, en comparación con ataques israelíes de «represalia»? ¿Cuántos palestinos en Gaza han sido muertos por fuego de «represalia» israelí?
Y ya que estamos haciendo preguntas: cuando responsables israelíes se quejan de que fuego palestino llega a
Ashdod o Ahkelon, ¿piensan alguna vez en quienes vivían en esas localidades en 1948 antes de que los sionistas establecieran su Estado de colonos?
Hay 1,3 millones de palestinos en Gazas, atrapados, sin dónde ir. No pueden huir a Egipto; los guardias fronterizos les dispararán. No pueden huir por mar. El aeropuerto no opera. Como peces en un barril. Por lo menos 300 han muerto hasta ahora. Es el ataque israelí más intensivo contra palestinos en más de veinte años y proporcionalmente un golpe mucho más devastador que la pérdida de 3.000 en el 11-S fue para EE.UU.
Es tan fácil decir, como dijo el domingo el Secretario Adjunto de Prensa de la Casa Blanca, Gordon G. Johndroe: «Esa gente no son más que matones. Israel va a defender a su gente contra terroristas como Hamas.» ¿Pero tiene alguna idea ese payaso de la historia de la fundación del Estado israelí, su origen en el desplazamiento de 700.000 palestinos mediante tácticas que incluyen el terror (bien documentado por historiadores israelíes como Ilan Pappé) cuya demanda de justicia nunca desaparecerá?
David Axelrod, importante asesor de Barack Obama, dijo insípidamente a «Face the Nation» de CBS que «Obviamente… al iniciar Hamas sus bombardeos, Israel respondió.» ¿Piensa que es todo lo que su público necesita saber? ¿Y a qué historia previa responde Hamas? ¿Tiene algún entendimiento el candidato del «cambio» de la base de la cólera palestina, él que se ha rodeado de defensores recalcitrantes de Israel (comenzando por el jefe de gabinete Rahm Emanuel), que se ha negado a comentar durante el sitio de Israel mientras telefoneaba a Condi Rice para discutir la situación? ¿Puede aplicar su personal alguna vez un término como «matones» a los que cometen los actuales disparos contra peces en un barril?
¿Tiene Obama la audacia de romper con el Lobby ante el que se arrastró como candidato presidencial el 3 de junio, llegando incluso a declararse a favor de una eterna capital judía indivisa de Jerusalén? (La política oficial de Washington ha sido en realidad favorable a que una parte de Jerusalén Este – ocupada por Israel en 1967 – sea capital de un futuro Estado palestino.)
No tengo absolutamente la menor esperanza de que eso suceda. Obama abandonará Israel/Palestina a gente «experimentada,» la gente por cuyo nombramiento los expertos lo han alabado: con Hillary Clinton a la cabeza. La gente a través de los cuales ha reconfortado al sistema en el sentido de que de ninguna manera causará perturbaciones. Fíjense bien, los verdaderos creyentes en el cambio.
Gary Leupp es profesor de historia en la Universidad Tufts, y profesor adjunto de Religión Comparativa. Es autor de «Servants, Shophands and Laborers in the Cities of Tokugawa Japan»; «Male Colors: The Construction of Homosexuality in Tokugawa Japan»; e «Interracial Intimacy in Japan: Western Men and Japanese Women, 1543-1900.» También colaboró con la despiadada crónica de CounterPunch sobre las guerras en Iraq, Afganistán y Yugoslavia: «Imperial Crusades.» Para contactos escriba a: [email protected]