Confinamiento, desempleo, inflación, precariedad, ausencia de futuro… Son muchos los factores que están provocando una verdadera pandemia de trastornos de salud mental en nuestra sociedad, con el aumento de suicidios –que alcanzaron su máximo histórico en 2020– como consecuencia más grave, aunque no única. Además, se trata de un fenómeno que afecta con especial intensidad a personas jóvenes. Por ello, y con el objetivo de ofrecer una imagen lo más detallada posible de este problema, la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación FAD Juventud publican su “Barómetro Juvenil. Salud y Bienestar”.
Con una muestra de 1.500 jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años, el equipo encargado de llevar a cabo el estudio ha hecho preguntas que abarcan aspectos cruciales para entender lo que está ocurriendo, como la autopercepción de la salud mental propia o la decisión de acudir a ayuda profesional.
Resulta chocante comprobar que más de la mitad de los y las jóvenes españolas (56,4%) considera que ha atravesado algún tipo de trastorno de salud mental en el último año, y la gravedad de la situación aumenta con el siguiente dato: hasta un 49% de ellos y ellas decidieron –o se vieron obligadas a– no recurrir a asistencia psicológica ni psiquiátrica. En su mayoría (37,3%), esto se debió a la falta de recursos económicos.
Es muy significativo tener en cuenta este dato a la hora de abordar otro de los apartados del informe, centrado en el consumo de medicamentos sin receta. Y es que el 53,7% de los jóvenes optó por echar mano de fármacos sin prescripción médica, convirtiéndose en el 15% de los casos en una rutina (“diariamente, varias veces a la semana o una vez a la semana”).
Por otra parte, mientras se popularizan expresiones como “generación de cristal” y se ridiculiza el sufrimiento psíquico de los y las más jóvenes, la cantidad de personas que, incluso creyendo que están pasando por un trastorno de salud mental, lo han menospreciado hasta el punto de desdeñar la búsqueda de ayuda profesional asciende a un 34%.
Combinando esta cifra con la cantidad de jóvenes que no lo consideran un problema suficientemente grave (27,2%), el estudio arroja una conclusión preocupante: “Más del 61% de chicos y chicas que expresan síntomas psicológicos están, quizás, infravalorando su salud mental y las consecuencias de no tratar de forma adecuada estas afecciones”.
Un escalón por debajo de los trastornos está el malestar emocional, cuya incidencia en la juventud residente en España se dispara hasta el 80%, destacando como principales síntomas “sensación de tristeza/desesperanza, poco interés en hacer las cosas y problemas de concentración”. La mitad femenina de la población atravesó estas inquietudes con mucha mayor frecuencia que los chicos (66,3% frente a 47,6%).
De igual forma, se observa una importante brecha de género en relación al estrés, que impacta con más intensidad en las chicas. En total, los estudios y el trabajo estresan mucho o bastante (de 7 a 10 en la escala) a un 63% de jóvenes, mientras que la situación económica lo hace a un 51,4% de ellos y ellas.
La precariedad, los sueldos bajos y el desempleo son los problemas que más preocupan, y solo un 21,4% de las personas encuestadas son optimistas de cara al futuro. En la otra cara de la moneda, la percepción de que la situación va a empeorar con el paso del tiempo alcanza al 32,3% de los y las jóvenes.
El mayor peligro tiene que ver con los suicidios, algo en lo que han pensado alguna vez un 44,3% de jóvenes, cifra que supone un aumento de más de cuatro puntos porcentuales con respecto al año 2019. En esa misma línea, se observa un cambio sustancial en la influencia de las ideas suicidas: si bien en 2019 afectaban en menor medida a la mitad más joven (15 a 19 años), con un 5,5%, durante el año 2021, ese dato ha crecido hasta un 12,3%, convirtiendo a la franja de menor edad en quienes más ideación suicida experimentan.