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La larga guerra contra Cuba socialista

Fuentes: Rebelión

Todavía no había hecho irrupción la doctrina imperialista de la ‘posverdad’, con su parafernalia tecnológica informativa puesta al servicio de la colonización, el saqueo mundial y la mentira institucionalizada;  todavía la cibernética y  la tecnotrónica no habían asomado al mundo de  la guerra integral contra Cuba y países no alineados con los EE.UU. y sus aliados del ‘occidente’ capitalista cuando en la naciente Revolución se llevó a cabo la Operación Verdad, planificada y ejecutada por el gobierno revolucionario de Fidel Castro y los periodistas afines a la revolución, nucleados en el Colegio de Periodistas y la Asociación de Reporteros de La Habana. Fue en la primera veintena de enero de 1959, con la revolución todavía en pañales, cuando se entabló la primera batalla mediática contra la desinformación y la mentira imperialista, cuyos voceros oficiosos alineados con las agencias UP y API, las revistas LIFE, Newsweek, US News and World Report y otros medios esgrimían de que en Cuba se estaba llevando a cabo un ‘baño de sangre’, debido a los fusilamientos de esbirros batistianos que habían torturado y asesinado sin piedad.

Ante la andanada mediática, asociada a la comparsa del entonces presidente Dwight Eisenhower y tribunos como Wayne Hays, que ya hablaban de un bloqueo comercial y de una intervención militar a la nueva Cuba, se invitó a la isla revolucionaria a 380 periodistas de EE.UU., Europa y América Latina a fin de que dieran testimonio de lo vivido, visto y oído. Un millón de cubanos se concentraron ese 21 de enero para apoyar al gobierno revolucionario en su política de sancionar a los asesinos batistianos. Y al siguiente día, todos los periodistas invitados escucharon a Fidel en el hotel Habana Riviera que, entre otras cosas, dijo: ‘Los que creyeron que después de nuestras victorias militares nos iban a aplastar en el campo de la información, en el campo de la opinión pública, se han encontrado con que la Revolución Cubana sabe pelear y ganar batallas en ese campo’.

Y se triunfó en la primera confrontación mediática; al poco tiempo se fundó la Agencia de Noticias Prensa Latina y el imperialismo ya no pudo impunemente atacar a Cuba revolucionaria a través de la desinformación y la mentira.

Hoy, a poco de que se cumpla el 62 aniversario de la victoria revolucionaria, en el contexto de la crisis del capitalismo imperial con EE.UU. a la cabeza, la guerra integral contra Cuba sigue su curso. Y como antes y ahora, se estrella contra la inventiva y la decisión revolucionaria de seguir existiendo como entidad socialista, antiimperialista y soberana.

Un Peter Pan Perverso y una Mangosta ponzoñosa

El 26 de diciembre de 1960 comenzó la llamada Operación Peter Pan, digitada por la CIA, la Iglesia católica y los contrarrevolucionarios cubanos al interior y en el exterior de Cuba. Consistió en sacar clandestinamente de Cuba a más de 14.000 niños de entre 6 a 12 años de edad, con el consentimiento de sus padres, que fueron mentidos en cuanto a que la revolución les quitaría a sus hijos y los privaría de la patria potestad. Desde la usina proimperialista de la Iglesia cubana, que controlaba 132 escuelas primarias, 48 de enseñanza media, 33 escuelas de comercio, 22 de secretariado, 4 high schools, tres escuelas vocacionales y las Universidades Católica de Villanueva y Social de La Salle, se mintió a los padres y se los indujo a enviar a sus niños fuera de la isla sin acompañantes y con destino incierto, vía EE.UU. -donde los esperaba ‘monseñor’ Bryan O. Walsh, director del Catholic Welfare Bureau- y la España franquista.  Hasta después de la ‘crisis de los misiles’ de 1962 los niños siguieron saliendo clandestinamente hasta perderse en orfanatos, colegios, familias desconocidas… La perversa Operación coincidió con la la Ley de Reforma Integral de la Enseñanza, promulgada en diciembre de 1959, que garantizaba la enseñanza laica, integral y democrática en la isla. Mentiras y difamaciones emitidas desde Radio Swan, un engendro radiofónico creado por la CIA en mayo de 1960 y que transmitía desde territorio hondureño, fueron dirigidas a la clase media y la burguesía cubana a fin de que se llevara a cabo el funesto plan. Hasta se imprimió clandestinamente una falsa ley de potestad, cuya imprenta fue allanada y detenidos sus propietarios…

A la Operación Peter Pan se sumó poco más tarde otra tan o más perversa que la anterior.

Ya derrotados los mercenarios al servicio de EE.UU. en Playa Girón (abril de 1961), la comunidad de inteligencia norteamericana (CIA, DIA, y otras), el Pentágono, el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro y otras instituciones del gobierno USA, con el aval explícito del presidente John F. Kennedy, llevaron a cabo la Operación Mangosta, iniciada el 30 de noviembre de 1962.

Teniendo por finalidad la destrucción a toda costa de la Revolución Cubana, incluido el magnicidio contra Fidel Castro y otros dirigentes, iniciaron un Plan de Acción de 32 tareas que incluyeron: 13 agresiones de guerra económica; 6 operaciones políticas; 5 tareas militares; 4 misiones de inteligencia, 4 operaciones de subversión política ideológica y una operación de guerra biológica, utilizándose un medio químico para afectar la vista de los macheteros y sabotear la zafra azucarera. Una vez aprobada la Operación Mangosta, se habilitó la estación JM-WAVE, ubicada en Floridaque centralizó las operaciones, y se estableció un presupuesto multimillonario en dólares repartido entre los organismos que participaron en la Operación. Para ese entonces ya se había desplazado al jefe de la CIA y al director de Operaciones Encubiertas, Allen Dulles y Richard Bisell, cuyos cargos fueron ocupados por John McCone y Richard Helms, respectivamente. Un grupo ampliado, dentro del Consejo de Seguridad Nacional USA, dirigido por Ed Landsdale -experto contrainsurgente que luego apareció en el reaganismo actuando contra Nicaragua Sandinista- se hizo cargo de la operación, que insumió una Fuerza de Tareas (Cuban Task Force) supervisada y controlada por William Harvey, designado por la CIA, que contaba con un Grupo de Acciones Ejecutivas- ZR-RIFLE, encargado de llevar a cabo asesinatos de opositores políticos a EE.UU. sin comprometer al gobierno de ese país, y que incluía mafiosos, sicarios, etc.

En marzo de 1962 se iniciaron las operaciones, que incluyeron financiamiento, apoyo, instrucción y armamento a grupos contrarrevolucionarios armados en la sierra del Escambray, formación de grupos contrarrevolucionarios cercanos a aeropuertos  y centros de comunicaciones a fin de sabotearlos, campañas subversivas contrarrevolucionarias, infiltración de agentes, etc., con el fin de crear una revuelta ‘popular’ en el contexto de una ‘guerra civil’ que justificara una invasión de la marinería yanqui y la conformación de un gobierno títere.

Según cálculos, 117 agentes de la CIA fueron infiltrados en territorio cubano, se estructuraron cinco redes de espionaje de la CIA coordinadas desde la base de Guantánamo, las bandas armadas asesinaron a campesinos y demás sectores del pueblo, incluidas mujeres y niños, y hasta intentaron asesinar a Fidel mediante dispositivos especiales, creados por la División Técnica de la CIA, dirigida por Sydney Gottlieb, quien también dirigió el Programa MK Ultra en la misma fecha, que intentaba manipular por medio de drogas y operaciones cerebrales a la población de su propio país y a los ‘agentes’ del ‘comunismo internacional’, utilizando para los ‘experimentos’ diversos conejillos de indias, incluidos enfermos mentales.  El combate aunado de las FAR, la Seguridad del Estado, las Milicias Revolucionarias, la Policía Revolucionaria, las Organizaciones de Masas (CDR, ANAP, y otras) y todo el pueblo cubano terminó con la aventura de la Operación Mangosta, que tuvo un saldo de 500 combatientes populares revolucionarios muertos.

La nueva panfernalia agresiva del imperialismo

Cuba debió afrontar una guerra integral desde el inicio de la revolución. Fiebre Porcina, Dengue Hemorrágico y otras enfermedades diseminadas en la isla fueron creadas en los laboratorios de guerra biológica de los EE.UU. La Guerra Económica y Político-Diplomática, las Operaciones Psicológicas (PsyOps), en el contexto de la Guerra Psicológica (GP) tradicional, fueron moneda corriente en lo que hace a las acciones contrarrevolucionarias del imperialismo norteamericano y sus aliados-satélites contra Cuba. La Guerra Cultural e Informativa se llevó a cabo desde un primer momento contra la isla revolucionaria.

Pero en el curso delos años 70 del pasado siglo, cuando la cibernética y la informática, los medios audiovisuales y el electromagnetismo revolucionaron las comunicaciones y fueron aplicados a la guerra imperial contra Cuba y otros pueblos y gobiernos revolucionarios, las operaciones militares convencionales se transformaron en guerras irregulares, de Baja Intensidad, híbridas, asimétricas, multidimensionales, donde a las armas ‘letales’ les siguieron las ‘no letales’, ideadas por los aparatos científico-tecnológicos del imperialismo. La creación de Internet -antes Arpanet- por el DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa), dependiente del Pentágono, y otras agencias de las Fuerzas Armadas y de Inteligencia estadounidenses, llevaron la guerra contra Cuba a un escalón más alto. Combinando las acciones directas -agresiones, sabotajes, bloqueo comercial, sanciones, etc- con indirectas, como el Big Data e Inteligencia Artificial en relación con el desarrollo de ordenadores y manipulación de redes de internet, además de programas de manipulación mental por medio de ondas electromagnéticas, rayos, láseres, microondas, guerras culturales cibernéticas, robots, drones, etc., los imperialistas, aunados con las grandes empresas privadas de armamento, tecnología informática y científicos de toda índole pretendieron, y pretenden, terminar con el sistema socialista en Cuba, derrocar a su gobierno e instalar un gobierno títere, al igual que hicieron en varios países de Medio Oriente y Norte de África, así como con Yugoslavia. 

Pero Cuba no es fácil presa del imperio.

‘La táctica y la estrategia militar incluirán como uno de los aspectos principales, las tácticas y estrategias de control social. La tecnología será un factor primordial, pero no será el único, lo fundamental será el control de la mente; la información, la inteligencia, lo cognitivo, lo emocional, las actitudes, lo psicológico, estos ámbitos se conformarán como de combate’- sostiene un investigador y profesor de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba. (1)  ‘Una de las partes, la potencia imperial, utilizará municiones guiadas y de gran precisión; armas químicas y biológicas, amplio empleo de la robótica y la nanotecnología; empleo de armas ‘no letales’, armamento de pulsos, maquinarias especializadas y software para el combate; así como el empleo de virus que afecten las redes informáticas’.

Seguidamente acota: ‘ Las ‘batallas estratégicas’ principales no son libradas por las fuerzas militares, sino que asumen este papel las grandes redacciones y estudios de radio y televisión. Los titulares, las consignas y las imágenes mediáticas se constituyen en los “proyectiles” principales que lograrán la victoria’. Haciendo hincapié en la ‘tercerización’ de las guerras a través de la contratación de empresas militares y de seguridad, se consigna que la guerra ‘se realiza centralizada en una red que combina tres elementos básicos: información, mando digitalizado y armas de precisión(…) Una nueva forma de agresión militar, ya presente en sus acciones contra Cuba, tiende a convertirse en la forma principal, por su alcance y medios empleados por el enemigo: la guerra cibernética’.

Otro investigador de la Universidad de Ciencias Informáticas cubana sostiene que el Big Data (gran volumen de datos estructurados y no estructurados que se obtienen a través de alta tecnología) cumple la ‘función de analizar, orientar y predecir comportamientos a partir de su poder para realizar búsquedas, capturas, almacenamientos, gestión, transferencia y visualización de la información que se convierte en conocimiento para la toma de decisiones…’(2). A través de redes de censores y dispositivos  y de la interacción de usuarios de internet, se obtienen datos que, con su uso, ‘se pueden fabricar situaciones para manipular el mundo físico y virtual, controlando y alterando procesos geopolíticos de cualquier índole, lo cual puede llegar a dominar y modelar el comportamiento del cerebro humano desde el mundo digital, empleando la ciencia con interferencia de los valores. Con ello se originan espacialidades para la identificación de creencias, significados simbólicos que conducen a la estructuración del espacio, y a establecer normas de regulación basadas en el poder de aquellos que administran esta tecnología’, que son, por supuesto, los grandes conglomerados privados informáticos capitalistas aunados al Estado imperial, fundamentalmente EE.UU.

En sintonía con lo antes expuesto, se dice que…’el gobierno norteamericano maneja cibertropas activas para operaciones nacionales e internacionales’ como la USAID, el Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado, que creó en el 2017 el Global Engagement Center, el DARPA, el Comando Cyberespacial y el Mando Central Unificado o CentCom de la Fuerza Aérea, utilizando empresas informáticas como Ntrepid y HBFederal (hoy cerrada y transferida a otras empresas). Entre toda la aparatosidad informática, el DARPA se destaca. A través de los software Astroturfing y Computing World, creados por DARPA, se oculta a verdaderos emisores de mensajes propagandísticos, se crean cuentas de internet falsas, se encubren operaciones militares informáticas, se crean personas ‘ubicuas’ que no existen, etc. obteniendo ‘enormes potencialidades para producir engaños de carácter universal, formando parte de la carrera armamentística que se desarrolla en el entorno digital’. Estos aparatos creados y manejados por grandes conspiradores y espías mundiales que intentan controlar al mundo y, particularmente en Cuba, generan distorsiones en el sistema informático y otras aplicaciones con el fin de desestabilizar al gobierno revolucionario, además de filtrar calumnias y mentiras en el exterior a fin de manipular a la opinión pública para que legitimice las acciones imperiales contra la isla, en la tendencia a predominar  con ‘métodos que perturban los modos de vida, como es la penetración psicosocial del miedo y la obediencia, mediante la agudización del control e intervención militar y policial’.

Los engendros Proyectos RF MEDIA, TOWER, CLEAN SWEEP, entre otros, creados por la CIA, la NSA, y la oficina de Investigación Naval (ONR) para manipular mentes, horadar cerebros por medio de ondas, microondas, chips , control electromagnético y otros aparatos imperiales, que siguen el derrotero del MKULTRA y demás proyectos manipuladores de las mentes y los cerebros humanos, no asombran ni asustan a los cubanos.

La Guerra Cultural, que no es más que ‘guerra de información permanente, mediática y psicológica a escala global’, que busca ‘destruir el pensamiento reflexivo(información, procesamiento y síntesis) y sustituirlo por una sucesión de imágenes que conformarán la psicología del individuo: noticias, títulos, imágenes sin conexión aparente entre sí, que excitan su curiosidad y fragmentan la ideología, convirtiendo al ser humano en un alienado consumista de órdenes psicológicas direccionada mediante consignas’, es combatida integralmente por los cubanos a través de, entre otras:

– el desarrollo de la cultura general integral de la población;

– el establecimiento de una adecuada política de selección y limitación de los productos informativos externos;

– la producción propia, que refleje la cultura propia y se enfrente a la hegemonía imperial;

– la integración en el marco de alianzas estratégicas entre países que se enfrentan al hegemonismo imperial y que asignan a la cultura una amplia prioridad.;

– el logro de la utilización masiva a Internet de la población para utilizarlo como arma para defender y difundir el socialismo;

– la priorización del trabajo político e ideológico del pueblo y los valores humanistas;

– la concientización de los jóvenes en cuanto al protagonismo que les corresponde en esta época;

– la preparación para la defensa contra las modalidades de guerra cibernética, ‘inteligente’ y con ‘armas no letales’;

– el control y exigencia sobre funcionarios y dirigentes estatales que conduzcan con la austeridad y el ejemplo.

Ni los Programas HAARP y Phoenix II de modificación de climas y creador de terremotos, huracanes, inundaciones y sequías gestados por el Pentágono y la comunidad de inteligencia yanqui, ni ninguna otra panfernalia instituída en la era de la ‘posverdad’, mentira organizada a través de redes informáticas en la Guerra de Información, podrán desarticular ni ‘desde adentro’ ni desde el exterior a la Revolución Cubana ni liquidar la sociedad socialista.

La Operación Verdad sigue vigente, y la defensa integral de Cuba en esta larga guerra dará por tierra con los planes imperiales.

 Notas:

(1) El Hegemonismo Militar Estadounidense:  El Impacto de las TIC sobre la realización de la Guerra Cibernética– Rodrigo D. Rodríguez Angulo- Documento de Trabajo Nº 103, Buenos Aires, Junio del 2012, CEID- Rodríguez Angulo es Profesor de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba (UCIS)

(2) Naturaleza Geopolítica del BiG Data, Mario González Arencibia, http://publicaciones.uci.cu, volumen 14 nº 2, febrero 2021 Bibliografía Consultada:
Operación Peter Pan: Delfín Xiqués Cuitiño, 24 de diciembre del 2020, [email protected]
Operación Mangosta:www.ecured.cu

Operación Verdad: Primera Gran Denuncia de las campañas de mentiras contra CubaPedro Ríoseco | [email protected], 21 de enero de 2021

El uso de la Informática y la Cibernética en las guerras modernas– Ezequiel Martínez Justiz Vol. 8 Núm. 3 (2015)– publicado el 27 de mayo del 2019- publicaciones. uci.cu

Inteligencia Artificial y Big Data como Instrumentos Políticos–  Mario González Arencibia- Dagmaris Martínez CarderoVol. 8 Núm. 3 (2015), publicado 14 de mayo 2020, publicaciones. uci.cu

Ciencia y Tecnología para la Guerra. La Guerra de Cuarta Generación. Su impacto Social– Rodrigo Desiderio Rodríguez Angulo- Vol. 8 Núm. 3 (2015)– publicado 27 de septiembre del 2015- publicaciones.uci.cu

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