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Samin Akgönül, historiador y politólogo

«La ley francesa sobre el genocidio armenio les da pasto a los nacionalistas turcos»

Fuentes: Le Monde

Samin Akgönül historiador y politólogo, profesor del departamento de Estudios turcos de la Universidad Marc Bloch de Estrasburgo, especialista en las «minorías» de Turquía da su opinión sobre la propuesta de ley en Francia que penaliza la negación del genocidio armenio de 1915.Según usted ¿qué impacto producirá la aprobación de esa ley en Turquía? Desde […]

Samin Akgönül historiador y politólogo, profesor del departamento de Estudios turcos de la Universidad Marc Bloch de Estrasburgo, especialista en las «minorías» de Turquía da su opinión sobre la propuesta de ley en Francia que penaliza la negación del genocidio armenio de 1915.

Según usted ¿qué impacto producirá la aprobación de esa ley en Turquía?

Desde hace una década existe en Turquía un debate sin precedentes sobre cuestiones identitarias y sobre la historia oficial, que incluye la de los armenios. Ese debate puede dividirse en tres diferentes categorías, la oposición a la historia oficial de las minorías no musulmanas, especialmente griegas y armenias; la oposición a la historia oficial sobre los kurdos y la oposición a la historia oficial de los alevíes. Lo que es preciso tener en cuenta es el hecho de que los tres debates se están desarrollando paralelamente, en los mismos medios incluyendo algunos universitarios, algunas organizaciones de la sociedad civil (fundaciones como TESEV) y algunos periodistas.

Aunque dirigida por un pequeño grupo, el impacto de esta iniciativa ha sido muy amplio. El coloquio sobre los armenios en la Universidad de Bilgi en 2005, la exposición sobre los acontecimientos del 6/7 de setiembre de 1955 (pogroms anti griegos en el barrio Pera, también en 1955). La reunión de los griegos de Estambul en 2006, el pedido de excusas a los armenios por parte de Turquía que recibió 30 mil firmas en 2008, la primera conmemoración del 24 de abril en la plaza Taksim en 2010. Cantidad de artículos, libros, coloquios, conferencias y debates televisados son algunos de los ejemplos. Es evidente, que en este compromiso el asesinato de Hran Dink en 2007 constituyó un punto de ruptura muy importante. Las miles de personas que asistieron a ese entierro cuyas implicaciones siguen no siendo claras, produjeron el efecto de una bomba sobre la opinión pública porque a través de ese compromiso el hombre de la calle ha podido conocer las posiciones valientes, inteligentes y humanistas de Dink. Entre sus propuestas había una referida a su oposición a la restricción de la libertad de expresión. Se había opuesto por ejemplo a la penalización de la «negación» del genocidio en Francia. De modo que a través de la figura de Hrant Dink, a través de las actividades de la Fundación Hrant Dink, la sociedad turca está hoy más que nunca en el centro del debate sobre el tema del genocidio y más generalmente sobre la puesta en tela de juicio del conjunto de desatinos de la historia oficial.

En desquite, toda esa agitación intelectual ha creado una reacción nacionalista tanto en los medios oficiales como en otros círculos «intelectuales». Estos últimos nos han acusado, desde el principio de estar a sueldo de las «potencias extranjeras» que quieren dividir a Turquía. Esta reacción calificada como «síndrome de Sèvres» (nombre del Tratado de 1920 que desmanteló el resto de los territorios otomanos) es muy común en Turquía. Esta historia oficial está tan basada en la amnesia colectiva y sobre la negación de los hechos de purificación étnico-religiosos de comienzos de la construcción nacional turca, los aparatos ideológicos del Estado (discurso político, educación, justicia, medios…) han sido movilizados para crear un dogma en que los turcos están solos en el mundo frente a enemigos internos y externos, que la puesta en tela de juicio de esta visión ha suscitado un sobresalto nacionalista y conservador, asociando toda tentativa de pluralidad histórica a un cínico interés de desmembrar Turquía.

Una ley como la que probablemente sea sancionada en Francia da pasto a los medios nacionalistas, fortalecidos en su oposición.

A partir de ahora cada vez que en Turquía haya una tentativa de incluir en la historia a los dejados de lado (armenios, kurdos, griegos, alevíes…) nos remitirán a la posición francesa y nos acusarán de estar pagados por Francia! Porque en el imaginario colectivo de Turquía, Francia no es como los otros países que han reconocido el genocidio. Está considerado el país de las «libertades» y además el modelo de Estado nación y representa finalmente el sistema político y social imitado en los albores de la fundación del Estado nación turco (es sin embargo el sistema de la 3ª República. Y sin embargo las élites más occidentalizadas, las más francófilas, han sido catapultadas hacia una posición hostil hacia Francia porque se consideran traicionadas. Luego de esta ley, planteada a continuación de la posición de Francia sobre la entrada de Turquía a la Unión europea, esas mismas élites han reaccionado más aún contra Francia. Sucede que las personas a que me he referido anteriormente son todas francófonas. Que han estudiado en Francia o en escuelas francesas, fácilmente asociables por lo tanto al «Francesismo»!

¿Y en cuanto a la investigación histórica?

Existen ciertamente en Turquía muchas investigaciones serias sobre 1915. Existe una vieja e histórica escuela representada por diplomáticos/militares/universitarios que tienen acceso ilimitado a los archivos pero que ven la historia turca a través de un prisma turco-turc (por lo tanto sin peligro!) Por el contrario otros universitarios deben caminar sobre huevos siguiendo el ejemplo de Taner Akçam, que fue obligado a asilarse en los EE.UU, pero que sigue siempre presente en el debate intelectual en Turquía. Tratándose de estructuras de investigación, las fundaciones de investigación o los Think Tanks, son todavía las más apropiadas para encarar trabajos universitarios que analicen puntos sensibles de la Historia de Turquía. Existen ciertamente algunas universidades en las que se han desarrollado investigaciones de muy buena calidad llevadas a cabo sobre temas muy controvertidos, muy buenas tesis doctorales pero en términos generales, es difícil proponer una tesis de Historia o de sociología sobre 1915 tanto en las universidades públicas como privadas.. Existe una especie de autocensura por parte de los candidatos dedicados a la investigación pero sobre todo por parte de los administradores universitarios, especialmente en las provincias.

¿Cuál ha sido la evolución desde el punto de vista del estado?

La evolución de la actitud estatal ha tenido lugar principalmente a nivel de las minorías no musulmanas del país. Han sido tomada algunas medidas de alto valor simbólico como la restauración de las iglesias históricas y la devolución parcial de los bienes inmuebles de fundaciones piadosas no musulmanas. Pero queda aún mucho por hacer para que los no musulmanes y los no turcos del país sean considerados, tanto como los turcos, propietarios de esta parte de la tierra,

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esa ley para los turcos que residen en Francia?

Las personas originarias de Turquia son en Francia unas 500 mil, de las cuales aproximadamente la mitad son residentes, no es un grupo homogéneo. No solo existen diferencias étnico-religiosas (Turcos, Kurdos, Sunitas, Alevíes) sino también pertenencias sociológicas e ideológicas. Junto a los que defienden con uñas y dientes la posición oficial de Turquía, están los que tienen un enfoque ciudadano y humanista con un sincero deseo de cooperación y de diálogo con los armenios de Francia como la Asamblea Ciudadana de Oriundos de Turquía (ACORT) o la Acción Ciudadana Intercultural (ASTU). El problema de esta ley es que trata de darles a los oriundos de Turquía que viven en Francia una sola, única y exclusiva identidad, la de «turcos», rechazando la pluralidad y sobre todo rechazándoles la individualidad. Encerrados en lo que se supone estructurante de su personalidad, los oriundos de Turquía en Francia corren el riesgo de desarrollar un discurso esencialista y nacionalista en retroceso.

Este encarcelamiento en una identidad exclusiva ya estaba en marcha desde fines de los años 90. En Estrasburgo donde enseñé hasta los años 2000, escuchaba reconocer a mis estudiantes oriundos de Turquía, su pertenencia a dos identidades nacionales (francesa y turca) enriquecidas por dos identidades locales (alsaciana y de la región de origen de la familia) lo que es la realidad cotidiana. Ahora bien luego de una decena de años, el discurso político y mediático en Francia sobre Turquía es tan esencialista que cada día es más raro ver a los jóvenes de segunda o tercera generación proclamar bien alto su pertenencia a Francia. Esta situación hace correr el riesgo de que en el corto plazo se produzcan situaciones de discriminación en relación a los orígenes turcos, es decir actos de odio y de violencia. Y a mediano plazo esta situación también es peligrosa para la cohesión nacional y social de la misma Francia. Dado que no ha logrado legitimar su existencia, como lo lograron los armenios en Francia, este grupo encabeza un círculo vicioso de exclusión y autoexclusión.

¿Cómo enfrenta el estado turco a los «originarios de Turquía»?

El Estado turco despliega una energía considerable e incalculables recursos en el extranjero con el objetivo de que no se le acuse de «genocida» Se movilizan muchos fondos no solo para impedir ese tipo de leyes sino, más globalmente para organizar la unidad de los oriundos de Turquía de manera que puedan constituir un lobby turco en Francia o en Alemania.

Los responsables turcos ven siempre en los turco-franceses o en los turco-alemanes «embajadores» que deben defender sin dudar y sin cuestionamientos las posiciones oficiales. La queja más usada es la de la falta de «unidad» entre los mismos turcos que no defienden como una «diáspora» con uñas y dientes a la madre patria. Esto es consecuencia de una doble ilusión óptica. Por un lado, tanto en Francia como en Alemania, Turquía ve a los turcos de Europa como un todo indivisible rechazando su pluripertenencia y su individualidad. Y por otra parte Ankara y Estambul están convencidas de que existen lobbies armenios y judíos que en el mundo entero tratan de perjudicar a Turquía, rechazando la existencia tanto en California como en Francia de armenios, humanistas abiertos y dispuestos a dialogar con los turcos de similar sensibilidad.

Así como todos los estados naciones, Turquía también moviliza a las GONGO (Government-Organized Non-Governmental organization) como la fundación Yunus Emre, la Fundación Turca de Cooperación y Desarrollo (TIKA) o la Diyanet (Administración de Asuntos Religiosos) para por un lado promover a Turquía y a las posiciones turcas y por otro lado para afianzar los lazos entre los «Turcos en el exterior» y la madre patria. Este tipo de organizaciones en cada vez más activas en Francia, estos últimos tiempos encuentran también apoyos locales. Recuerdo que hay un proyecto de abrir una facultad turca de teología (o una escuela secundaria aún sin definir) en Estrasburgo por parte de la Fundación Diyanet. En realidad este tipo de proyectos es habitual. Después de todo hay escuelas francesas en todo el mundo incluida Turquía. Pero el problema comenzará si estas instituciones se convierten en instrumentos para impedir el sentimiento de pluri-pertenencia y levantar barreras entre los turcos de Francia y la sociedad francesa en su conjunto y en fin si se convierten en instrumentos de un estado dogmático

http://istanbul.blog.lemonde.fr/2012/01/11/samim-akgonul/