Enrique Javier Díez Gutiérrez, Doctor en Ciencias de la Educación y licenciado en Filosofía y diplomado en Trabajo Social y Educación Social, ha trabajado como educador social, como maestro de primaria, como profesor de secundaria, como orientador en institutos y como responsable de atención a la diversidad en la administración educativa. Actualmente es Profesor de […]
Enrique Javier Díez Gutiérrez, Doctor en Ciencias de la Educación y licenciado en Filosofía y diplomado en Trabajo Social y Educación Social, ha trabajado como educador social, como maestro de primaria, como profesor de secundaria, como orientador en institutos y como responsable de atención a la diversidad en la administración educativa. Actualmente es Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León. Desarrolla su labor docente e investigadora en el campo de la educación intercultural, el género y la política educativa. Recientemente ha publicado en rebelión una serie de artículos, ocho en total, excelentes todos, sobre la nueva Ley de (anti)Educación Pública, la LOMCE, del ministro Wert, trabajos a los que se hace referencia en esta entrevista.
Entre sus numerosas publicaciones cabe citar: Educación Pública: de tod@s, para tod@s, con Adoración Guamán (Bomarzo, 2013), Qué hacemos con la educación, con Agustín Moreno y José Luis Pazos (Akal, 2012), Educación Intercultural: Manual de Grado (Aljibe, 2012), y Decrecimiento y educación, con Carlos Taibo (Catarata, 2011).
Enrique Javier Díez Gutiérrez colabora con periódicos y revistas como El Viejo Topo, Diagonal, El País, Público o Diario de León. Es vicepresidente del «Foro por la Memoria de León», secretario de la Asociación «Prometeo, Hombres por la Igualdad de León» y presidente de la asociación estatal «Hombres por la Abolición de la Prostitución».
Nos habíamos quedados en asuntos de datos y comprensividad. Los datos internacionales confirman sistemáticamente, sostienes en otro trabajo tuyo, que «los países con buenas puntuaciones en PISA, como los países nórdicos, poseen también un alto grado de comprensividad». Antes ha hablado de ello, pero permíteme que vuelva al tema. ¿Qué es PISA? ¿Qué es eso de la comprensividad? ¿Por qué los nórdicos salen tan mal parados? ¿No será porque allí hay mucha escuela privada de élite?
Reproduzco la definición de la Wikipedia, que me parece muy adecuada: «El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA por sus siglas en inglés (Program for International Student Assessment) se basa en el análisis del rendimiento de estudiantes a partir de unos exámenes mundiales que se realizan cada tres años y que tienen como fin la valoración internacional de los alumnos. Este informe es llevado a cabo por la OCDE, que se encarga de la realización de pruebas estandarizadas a estudiantes de 15 años. En el informe realizado en 2006 participaron 62 países, y en cada país fueron examinados entre 4500 y 10.000 estudiantes. Aunque es considerado como un sistema «objetivo» de comparación, su formulación está sujeta a muchas críticas, por cuanto es un análisis meramente cuantitativo».
La comprensividad hace referencia a una educación en la que el alumnado recibe un fuerte núcleo de contenidos comunes y las mismas experiencias básicas de aprendizaje durante el mayor tiempo posible o, al menos, durante la educación obligatoria, dentro de una misma institución y en aulas comunes y compartidas, evitando así la separación del alumnado en vías de formación diferente que puedan ser irreversibles. En ella se condensan las aspiraciones de la igualdad de oportunidades, la apertura a la diversidad dentro de una misma escuela, proporcionando una base para que la educación sea algo más equitativa y para que aprendamos desde pequeños a no dejar a nadie atrás.
Las políticas educativas de los países nórdicos, dirigidas por partidos socialdemócratas, tienden a desarrollar este modelo donde la escolarización obligatoria dura 9 o 10 años en forma comprensiva. Y es bien conocido que un país nórdico como Finlandia es el campeón mundial de educación del alumnado de 15 años, según los informes PISA. Por tanto, no es cierto que la comprensividad prolongada durante la etapa de la obligatoriedad esté asociada a una mayor tasa de fracaso o abandono escolar. De hecho, Finlandia tiene un índice de abandono del 2%, siendo uno de los países que más prolonga el tronco común. La mayor parte de los países que se encuentran en el grupo de los que obtienen mejores resultados en PISA, son también los que más prolongan ese tronco común y la educación es pública y gratuita.
Afirmas también que la nueva ley es profundamente recentralizadora y controladora del curriculum y del profesorado. ¿Nos das algún ejemplo? ¿Qué hay de malo en controlar curriculums y profesorados?
Pongo varios ejemplos. En la nueva Ley las materiales troncales, la mayoría y más sustantivas, las fijará el Gobierno, tanto en sus contenidos como en el horario mínimo, y las Administraciones educativas el resto. Lo cual significa que elimina la autonomía pedagógica de los centros, la capacidad de adecuación de los contenidos y directrices pedagógicas al contexto escolar y social del centro, mostrando, de nuevo, una clara desconfianza en la capacidad profesional del profesorado y de las comunidades educativas.
Otro ejemplo. En este afán controlador el Gobierno se reserva fijar los «estándares y criterios de evaluación» que «señalizarán de forma clara al conjunto de la comunidad educativa cuáles son los niveles de exigencia», así como la redacción de las reválidas en ESO y Bachillerato. Los resultados y rendimientos en las reválidas marcarán y uniformizarán profundamente los contenidos relevantes que van a ser enseñados.
Un tercer ejemplo. Recorta la carga lectiva en las asignaturas instrumentales, centradas en los contenidos considerados «útiles» para el futuro laboral, reduciendo o suprimiendo enseñanzas artísticas, clásicas, de economía, geografía, tecnología o de humanidades que se consideran de segunda categoría o prescindibles.
Los gobiernos conservadores hace ya mucho tiempo que han optado por crear «currículums a prueba del profesorado». Es decir, materiales docentes y contenidos que el profesorado no pudiera modificar ni adaptar ni alterar. Esto demuestra una profunda desconfianza en el profesorado y hace visible una concepción jerárquica y unidimensional del acto educativo que se quiere contralar desde el poder. Como si el alumnado fueran recipientes vacíos que hubiera que llenar y la Administración Educativa quisiera asegurarse de que el profesorado no puede alterar ni introducir otra visión que la que ella quiere inocular en el pensamiento de esas cabezas «vacías».
¿Por qué crees que la LOMCE devalúa la Formación Profesional? ¿No son actualmente los ciclos formativos la niña mimada del sistema educativo público?
Porque utilizando la excusa de aumentar la empleabilidad, se pretende segregar cuanto antes al alumnado hacia la formación profesional, rompiendo la enseñanza común y general. Esta selección temprana en la secundaria obligatoria lo que va a provocar es una devaluación de la Formación Profesional. La nueva Formación Profesional Básica en la ESO (FPB) sustituye los PCPIs (Programas de Cualificación Profesional Inicial) que estaban dirigidos a dar una oportunidad al alumnado con mayores dificultades de aprendizaje para evitar el fracaso escolar al final de la escolarización obligatoria (mayores de 16 años) y conducían a la obtención del título de Graduado en Educación Secundaria. La FPB se adelanta a partir de segundo curso de la ESO, a los 15 años, si se ha repetido. No da acceso directo a la Formación Profesional de grado medio y, aunque contempla en el 2º borrador la posibilidad de adquirir el título de Graduado, no propone medidas adecuadas para que esa posibilidad pueda hacerse realidad, algo que condena de hecho a este alumnado a la marginación social, pues no le permite continuar sus estudios o insertarse en el mundo laboral con una mínima titulación básica. Además no sería una opción muy excepcional (como los PCPI) sino una vía ancha para conducir de forma masiva hacia la FPB a un alumnado muy joven.
Desde el Ministerio se proclama la importancia de la FP, pero la realidad es que durante años hemos asistido a la existencia de miles de no admitidos en los ciclos formativos, especialmente en los de grado superior -que son los que permiten obtener una mayor cualificación- por la escasez de plazas públicas.
Hablas también en otro momento de la aplicación del modelo de FP dual. ¿Qué es eso de la FP dual? ¿Cuáles son tus críticas a ese modelo?
En España, en la década de los 80, se reflexionó ampliamente sobre los modelos de enseñanza de FP en Europa, especialmente sobre la FP dual en Alemania. Se consensuaron puntos muy importantes. Entre otros, lo que se llamó prácticas en alternancia y, después, se introdujo por Ley la obligatoriedad de incluir la parte de formación en el mundo del trabajo (FCT) para cada uno de los ciclos formativos y que es necesario superar, como un módulo de formación más, para obtener la titulación del Ciclo. Con esta nueva estructura organizativa de la FP los resultados no sólo formativos sino de la inserción laboral al finalizar los estudios de los Ciclos, tanto de Grado Medio como de Grado Superior, mejoraron notablemente (especialmente en el Grado Superior).
Por lo tanto, el actual modelo de FP en el sistema educativo español está razonablemente diseñado para garantizar una parte de formación práctica, a través de la formación en centros de trabajo. No obstante, se podría mejorar, quién lo duda. Para ello sería preciso diversificar y flexibilizar la oferta e incrementar el número de plazas disponibles, tanto para jóvenes como para adultos. Porque el «Mapa de la oferta de FP», elaborado en 2011 por el Ministerio de Educación, en colaboración con las comunidades autónomas, apunta a problemas en la oferta, la concentración de ciclos en unas pocas actividades productivas y la escasa oferta de plazas educativas en ciclos de Grado Medio.
En España, el problema fundamental es la escasa oferta de Ciclos de Grado Medio que hace que apenas un 30% del alumnado pueda formarse en el ciclo deseado en primera instancia y que un número no cuantificado de alumnado no haya podido ni siquiera comenzar esos estudios. En definitiva, para mejorar el actual sistema de FP lo que se necesitaría en primera instancia es incrementar la inversión y mejorar la planificación de la oferta, pero no sólo para responder a las demandas del sistema productivo, sino especialmente pensando en qué actividades quieren promoverse para salir de la actual situación de crisis, revisando continuamente los contenidos de la FP, actualizándolos, implantando nuevos ciclos de forma especial en algunos sectores productivos. Incluso estudiando dónde hay posibilidades de empleo nuevo, teniendo en cuenta hacia dónde queremos orientar la economía y preparando la formación profesional necesaria para ello.
La mayoría de nuestro tejido empresarial no está en condiciones de ofrecer la infraestructura formativa que requiere la FP Dual (las pequeñas y medianas empresas en nuestro país son el 92,7% y el 85% tienen como máximo dos trabajadores), con tutores-profesores bien preparados para enseñar en los puestos de trabajo.
¿Por qué no está en condiciones?
Porque todo eso cuesta mucho esfuerzo y mucho dinero en nóminas, que se suma al de los sueldos de los aprendices (por encima de los 600 euros mensuales de media) del sistema dual. La economía alemana invierte 30 billones de euros al año en la FP, siendo el promedio de coste anual para la formación profesional de un aprendiz de unos 18.000 euros, mientras en España los gastos en 2007 por alumno y alumna fueron de 7.939 euros, menos de la mitad. Además, tras los recortes del PP en educación va a ser imposible.
El trasfondo de la FP Dual lo que esconde es el deseo de desregularización de la formación profesional, lo que permitiría un recorte aún mayor en profesorado, en instalaciones y en componentes, materiales y equipos que simplemente se suprimirían de los centros de enseñanza, dado que es en la empresa donde se realizarían las «prácticas», y por tanto bastaría con aula y pizarra para los centros docentes. Además supondría la absoluta subordinación de cualquier tipo de planificación educativa profesional a las necesidades de las empresas, o más concretamente a los intereses de las empresas dominantes y de la coyuntura económica.
Pero aún, mucho nos tememos que lo que Wert quiere facilitar es que nuestro alumnado de FP se convierta en mano de obra barata para las empresas, porque las empresas esperan los retornos a la inversión que realizan, lo que puede conllevar en muchos casos una sobrecarga de trabajo a los aprendices, que acaben haciendo esas funciones. Especialmente con las últimas reformas laborales, con las que las empresas pueden dejar de contratar a un buen número de trabajadores y trabajadoras si los «aprendices» les solucionan algunas tareas.
Por eso, antes de proponer implantar ninguna modificación u otro modelo de FP, como la FP dual alemana, creo que es necesario realizar un análisis de diagnóstico, con la participación de la comunidad educativa y los agentes sociales concernidos, sobre los problemas que ofrece la Formación Profesional actual, acompañando dicho diagnóstico de un estudio de viabilidad de una red planificada y suficiente de centros de titularidad y gestión pública, que atienda la demanda educativa existente en FP, en sus diferentes etapas y modalidades, que cuente presupuestariamente con todos los recursos y servicios necesarios. Sólo de esta forma la FP podrá ser revalorizada ante la sociedad y tendrá una mayor consideración entre el alumnado como opción posible y deseable de formación.
La LOMCE, afirmas, es una ley que introduce en el sistema educativo la competitividad darwinista donde sobrevive el más fuerte y que mejor se adapta al sistema que se exige. ¿No exageras? ¿Estás hablando del darwinismo social a la Spencer?
Lo que me parece exagerado es ofrecer una clasificación de colegios según sus resultados en rankings públicos donde se ordenarán, como si de una liga de fútbol se tratara. Así los centros educativos tendrán que aprender a competir entre ellos, anunciándose y publicitando sus «logros» y «resultados» para que los «clientes» puedan comparar y elegir aquél que más ventajas competitivas les aporte a sus hijos e hijas. ¿Cómo podrán cooperar los centros entre sí en este entorno de competencia y «fichaje» de clientes?
Pero es que la ley liga la financiación a esta especialización competitiva de los centros y a los resultados académicos en función de los cuales llegarán recursos diferenciados. Es el llamado «pago por resultados» propio del mundo empresarial. Se trata de aplicar refuerzos e incentivos a los centros, no ya en función de las necesidades de su alumnado, sino de acuerdo con el puesto en el ranking.
Lógicamente, en este mercado competitivo las escuelas se harán más selectivas, tendiendo a rechazar al alumnado que presenta mayores dificultades y que pueda hacer descender su posición en el ranking de centros. Ya no se tratará de qué puede hacer el centro escolar por el alumno o alumna que entre en él, sino qué puede hacer el alumno o alumna por el centro escolar para que suba y no baje en el ranking.
Impulsa así una competencia y lucha darwinista entre centros, con recursos y medios cada vez más escasos, de consecuencias imprevisibles para la equidad del sistema.
La LOMCE es una ley profundamente antidemocrática, otra de sus tesis. ¿Por qué? ¿Un parlamento democrático vota una ley antidemocrática? ¿No es una contradictio?
Para el PP todo es posible. Incluso vivir en la contradictio permanente de haber sido votado por un programa y cumplir exactamente el contrario. Proclamar que se hacer acuerdos de estabilidad que son de precariedad. Decir que no se recorta, recortando. Claro que es posible que una mayoría absolutamente deslegitimada imponga su rodillo y vote una ley profundamente antidemocrática.
Porque la LOMCE supone la práctica eliminación del funcionamiento democrático y participativo de los centros educativos, lo que contradice el artículo 27 de la Constitución. El consejo escolar queda relegado a funciones meramente consultivas, lo que conlleva arruinar la poca «democracia participativa» que quedaba en los centros de Enseñanza, mientras que las funciones decisorias pasan a ser competencia de un director o directora, nombrado directamente por la Administración y no por su comunidad educativa mediante elección democrática. Es el modelo que se quiere también implantar en la Universidad. Porque el PP nunca ha creído en la democracia. Es más, entienden el funcionamiento de un centro como si fuera una empresa, por lo que para ellos no tiene sentido que «los subordinados, elijan al director (su jefe de personal)». De ahí que se potencie simultáneamente la «profesionalización» de una dirección escolar jerárquica siguiendo el modelo de gerente, experto en gestión económica, empresarial y de recursos humanos.
Seguimos con los consejos escolares.
De acuerdo.
Notas:
[*] Para la primera, segunda y tercera parte de esta conversación: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=164149, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=164381 y http://www.rebelion.org/noticia.php?id=164753
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
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