Traducido para Rebelión por César Suárez Noriega
Para toda la controversia internacional sobre la construcción en este tranquilo asentamiento al norte de Jerusalén, hay muy poco como prueba.
La controversia llegó el año pasado, cuando la municipalidad de Jerusalén aprobó 1.600 nuevas viviendas mientras Joe Biden, Vicepresidente de los Estados Unidos, estaba de visita en Israel. Pero la construcción todavía está por empezar, y los residentes de este asentamiento -poblado principalmente por judíos ortodoxos, un grupo con uno de los mayores índices de natalidad de Israel- dicen que la política está interfiriendo en su vida familiar.
«No debería ser un tema político,» dice Avraham Goldstein, un estudiante que espera al autobús en el asentamiento. «La gente necesita construir, quieren tener a sus familias cerca. Hay más de 18.000 personas aquí. Y Ramat Shlomo es, obviamente, parte de Jerusalén.»
Estados Unidos respondió a los anuncios de Ramat Shlomo con furia; Biden declaró que «socava el tipo de confianza que necesitamos» para retomar las conversaciones entre Israel y las autoridades palestinas (AP).
Pero los Papeles palestinos revelan que Israel no tenía razones para detener la construcción en Ramat Shlomo, porque los negociadores palestinos acordaron en 2008 permitir a Israel anexionarse este asentamiento, junto con casi todos los demás puntos de construcción ilegales en el área de Jerusalén -una concesión histórica por la que no recibieron nada a cambio.
«Proponemos que Israel se anexione todos los asentamientos»
La oferta sin precedentes por parte de las autoridades palestinas llegó en una reunión a tres bandas en Jerusalén que tuvo lugar el 15 de junio, y que tuvo como protagonistas a Condoleezza Rice, por entonces Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Tzipi Livni, por entonces Ministra de Asuntos Exteriores israelí, Ahmed Qurei, antiguo Primer Ministro de las autoridades palestinas, y Saeb Erekat, el negociador jefe palestino.
Qurei: Esta última propuesta podría ser de ayuda en el proceso de intercambio. Proponemos que Israel se anexione todos los asentamientos de Jerusalén, a excepción de Jabal Abu Ghneim (Har Homa). Esta es la primera vez en la historia que hacemos una proposición así; rechazamos hacer esto en Camp David.
Erekat continuó enumerando algunos de los asentamientos que las autoridades palestinas estaban dispuestas a conceder: Colina Francesa, Ramat Alon, Ramat Shlomo, Gilo, Talpiot, y el barrio judío de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Estas zonas albergan a 120.000 colonos judíos. (Erekat no mencionó el destino del resto de asentamientos principales de Jerusalén Este, como Pisgat Ze’ev y Neve Ya’akov, pero el lenguaje de Qurei indica que también pasarían a formar parte de Israel.)
En una reunión de octubre de 2009, Erekat también propuso una división geográfica de la Ciudad Vieja de Jerusalén, en la que el control sobre el barrio judío y «parte del barrio armenio» pasarían a formar parte de Israel.
Los asentamientos en Jerusalén Este son ilegales de acuerdo a la ley internacional, pero los israelíes llevan tiempo tratándolos como barrios residenciales.
Ramat Shlomo, de hecho, no es muy distinto de los barrios judíos de Jerusalén. Está a 10 minutos en coche del edificio Knesset, por la primera salida de la Autopista 1 después de cruzar la Línea Verde. La municipalidad de Jerusalén proporciona servicios en asentamientos como Ramat y Neve Ya’akov. Pisgat Ze’ev pronto estará conectado con el centro de Jerusalén a través de una línea ferroviaria ligera aún en construcción.
Los israelíes están profundamente divididos en los asentamientos de Jerusalén Este -encuestas llevadas a cabo el año pasado por Yedioth Ahronoth y Ha’aretz mostraron que el 46 por ciento y el 41 por ciento (respectivamente) apoyan la congelación de los asentamientos en Jerusalén Este- pero la posición del gobierno es firme. A Binyamin Netanyahu, Primer Ministro israelí, le gusta decir que «construir en Jerusalén no es diferente a construir en Tel Aviv»; Tzipi Livni dice que su partido, Kadima, «nunca dividirá Jerusalén» en un acuerdo con los palestinos.
Ese es el marco israelí. Pero las autoridades palestinas apoyan un punto de vista similar, de acuerdo con los Papeles palestinos. Y lo hacen de forma unilateral: Israel se negó incluso a situar a Jerusalén en la agenda, como para ofrecer a las AP concesiones a cambio de su histórica oferta.
En julio de 2008, Udi Dekel, consejero del por entonces Primer Ministro israelí, Ehud Olmert, preguntó a Erekat por qué «su facción sigue mencionando Jerusalén en todas las reuniones.» Seis semanas antes le dijo al experto en cartografía de las AP, Samih al-Abed, que no tenía permiso para hablar del asunto.
Dekel: No tengo permiso para discutir sobre Jerusalén sin saber qué acuerdos habrá en Jerusalén.
Al-Abed: Y Abu Ala dijo que no podemos hablar de Ma’ale Adumim.
Dekel: Pues almorcemos juntos, y dejémosles (a los líderes) decidir qué hacer.
Las AP, en otras palabras, nunca llegaron siquiera a negociar el asunto; sus representantes cedieron casi todo a los israelíes sin presionarles para conseguir concesiones o compromisos. Erekat pareció darse cuenta de esto (quizá demasiado tarde) en una reunión en enero de 2010 con el consejero de Barack Obama, David Hale.
Erekat: Los israelíes quieren la solución de los dos estados pero no creen en ella. La desean más de lo que cree, a veces más que los palestinos. Lo que hay en ese papel les otorga la mayor Yerushalaim de la historia judía, un número simbólico de vuelta de refugiados, un estado desmilitarizado… ¿qué más puedo dar?
¿Una elección imposible?
Los líderes palestinos tomaron una posición mucho más acorde a sus principios en otros bloques de asentamientos principales en Cisjordania. En la misma reunión donde cedieron Jerusalén Este, Qurei le dijo a Livni que las AP «no pueden aceptar la anexión de los asentamientos de Ma’ale Adumim, Ariel, Giv’at Ze’ev, Ephrat y Har Homa».
Todos ellos (con excepción de Har Homa) están localizados en el interior de Cisjordania, y su inclusión en Israel sería ruinosa para la contigüidad territorial de un futuro estado palestino. Ariel, por ejemplo, está casi a mitad de camino de Jordania, conectada con Israel por un tramo de 18 km. de la Autopista 5.
Pero desmantelar estos asentamientos tampoco es una opción para el gobierno israelí. Ariel es una de las principales zonas industriales con casi 18.000 residentes. Ma’ale Adumim, al este de Jerusalén, es una floreciente «comunidad dormitorio» de 30.000 personas; recientemente, un grupo de trabajadores de la construcción palestinos estaba construyendo casas familiares en las laderas nororientales del asentamiento.
«La gente que va a comprar estas casas, no las van a dejar por las buenas en unos pocos años,» dice uno de los trabajadores, del pueblo cercano de al-Jahalin.
Los Papeles palestinos, por lo tanto, subrayan la aparente imposibilidad de resolver el estatus de asentamientos como Ma’ale Adumim y Ariel: los negociadores palestinos no pueden aceptarlos, y los negociadores israelíes no pueden desmantelarlos.
Hay una tercera opción, que los negociadores palestinos apuntaron en varias reuniones: se podría permitir que estos asentamientos judíos pasaran a formar parte del futuro Estado palestino. Ahmed Qurei hizo esa sugerencia a Tzipi Livni en varias ocasiones en 2008, incluyendo este intercambio de opiniones en junio:
Qurei: Ma’ale Adumim pasará a ser de soberanía palestina, quizá, y podría ser un modelo de cooperación y coexistencia.
Livni: La cuestión no es simplemente darles un pasaporte a los colonos.
La Ministra de Asuntos Exteriores israelí rechazó seguir con esa idea. «Usted sabe que esto no es realista», le dijo a Qurei en mayo.
Preguntados sobre la oferta que Qurei había formulado unos días antes ese mismo mes, los residentes de Ma’ale Adumim reaccionaron con una mezcla de risa e incredulidad. Algunos la descartaban por ser algo políticamente imposible; otros mostraban preocupación por su seguridad, clamando que serían asesinados.
En otras palabras, aparentemente no hay una política aceptable por ambas partes para Ma’ale Adumim, Ariel y otros asentamientos principales de Cisjordania dentro del marco de una solución de dos estados -un hecho que la Administración Bush estaba dispuesta a reconocer en julio de 2008.
Rice: No creo que ningún líder israelí vaya a ceder Ma’ale Adumim.
Qurei: Ni ningún líder palestino.
Rice: ¡Entonces no tendrán un Estado!
Rice estaba en lo cierto: dos años y medio después, las partes no están más cerca de encontrar una solución sobre los asentamientos, y el Gobierno israelí podría estar preparándose para autorizar una nueva ronda de permisos de construcción «masivos» para colonos ilegales en Cisjordania.
Fuente: http://english.aljazeera.net/