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IX Encuentro de Solidaridad con Cuba (Las Palmas de Gran Canaria, 13-16 de abril)

La memoria de Weyler en la urgencia de la paz

Fuentes: Rebelión

Este mes de marzo, la ciudadanía sensata y solidaria del mundo está convocada a manifestar en las calles, una vez más, su oposición a la guerra, su defensa de la paz, el desarme y la cooperación entre los pueblos. Sucederán estas manifestaciones en innumerables ciudades del mundo justo un mes antes de la celebración del […]

Este mes de marzo, la ciudadanía sensata y solidaria del mundo está convocada a manifestar en las calles, una vez más, su oposición a la guerra, su defensa de la paz, el desarme y la cooperación entre los pueblos.

Sucederán estas manifestaciones en innumerables ciudades del mundo justo un mes antes de la celebración del IX Encuentro de Solidaridad con Cuba, que tendrá lugar en Las Palmas de Gran Canaria del 13 al 16 de abril. Ambas convocatorias me llevan a recordar dos episodios históricos en los que tuvo especial protagonismo el General del Ejército español Valeriano Weyler: la llamada por José Martí «guerra necesaria» de 1895-98 en Cuba y la Semana Trágica de Barcelona (1909).

Weyler y Nicolau, nacido en Mallorca, militar con un extenso expediente de altos servicios a la España más colonialista y reaccionaria, fue nombrado Capitán General de Cuba, en 1896, con la misión de aplastar la insurrección independentista cubana. A poco de tomar posesión, Weyler puso en práctica la política de reconcentración, consistente en asentar forzadamente alrededor de las ciudades a toda la población campesina del occidente y centro cubanos en una primera experiencia de campos de concentración. La medida trataba de dejar al Ejército Libertador sin apoyo, sin alimentos y sin información. Es lo que los militares genocidas guatemaltecos llamaron, decenios después, «quitar el agua al pez».

El libro «La reconcentración: 1896-97», de Raúl Izquierdo Canosa (Edic. Verde Olivo, La Habana, 1997) relata el episodio en que el alcalde de Güines visitó a Weyler «para exponerle las terribles condiciones en que se encontraban los reconcentrados y solicitarle algunas raciones para impedir que continuaran muriendo de hambre», petición respondida por el General con el siguiente comentario: «¿Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre? Pues precisamente para eso hice la reconcentración». Aunque las cifras varían entre los investigadores, en todos los estudios las cifras de muertes superan las cien mil. Refiriéndose a dicha experiencia, y en relación con el actual bloqueo estadounidense, Fidel manifestó: «Por duras que sean las circunstancias, no podrán ser como aquellas que vivió nuestro país bajo las condiciones de la reconcentración de Weyler, que es lo que quiere repetir el imperialismo: tratar de rendir por hambre y por enfermedad a nuestro pueblo; pero no hay pueblo que pueda ser rendido si está decidido a resistir, si está decidido a luchar».

El otro episodio que aquí traigo asociado al General Weyler es la represión cruenta de la Semana Trágica de Barcelona. La movilización del pueblo contra el envío de soldados a la guerra colonial de Marruecos fue aplastada por el Ejército, al mando de Weyler. Luego vinieron las detenciones masivas (unas 2000 personas) y el fusilamiento de Ferrer i Guardia y otros luchadores. También en este caso, como en los envíos a Cuba, sobresale la clasista legislación de reclutamiento, que permitía evadir el servicio militar mediante el pago de un canon en cantidad que no estaba al alcance de los pobres.

Al hilo de esas dos convocatorias al principio citadas, quiero transmitir una conclusión y una propuesta.

Conclusión. Los pobres, la clase trabajadora, hemos muerto y seguimos muriendo en las guerras que necesitan los ricos para disputarse las riquezas del mundo. Por eso, siempre hemos dicho «no a la guerra», expresándolo con muy diversas formas de lucha. La masiva contestación de 2003 a la actual guerra de Irak tenemos que recuperarla este próximo 18 de marzo. Como sabiamente recomendara Bertolt Brecht, «¡volvamos a decir, una y otra vez, lo que ya hemos dicho mil veces, para que no lo hayamos dicho una vez de menos! Renovemos las advertencias, aunque ya sean como cenizas en nuestra boca, pues a la humanidad la amenazan guerras comparadas con las cuales las pasadas resultan pobres intentos, y vendrán, sin dudad alguna, a menos que se destrocen las manos de quienes las preparan en forma totalmente pública».

Propuesta: Que el IX Encuentro de Solidaridad con Cuba, en tanto se celebra en Canarias, adopte un acuerdo exigiendo a las autoridades de Santa Cruz de Tenerife que sustituya el nombre de la actual Plaza de Weyler, situada frente al edificio de la Capitanía General de Canarias, por otro que tenga por referencia la libertad, soberanía y convivencia y cooperación pacíficas entre los pueblos.

* Miembro de la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos