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¿La muerte de Fatah?

Fuentes: PalestineChronicle.com

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos

El 17 de julio de 2007 el Movimiento de Liberación Nacional Palestino, Fatah, fue declarado muerto por uno de sus dirigentes, Mahmoud Abbas. No habrá funerales porque no es costumbre palestina celebrar un funeral masivo para una muerte tan vergonzosa, ya que se reservan para las muertes honorables de los mártires y combatientes.

Por supuesto, deseamos que la muerte de Fatah sea física, al menos salvaremos a cada uno de los palestinos de la vergüenza y humillación de la muerte espiritual de Fatah, que se ha entregado completamente a Israel y está deponiendo las armas.

Fatah se negó a deponer sus armas, aun cuando era inteligente hacerlo.

Desde que en 1958 se fundó Fatah sus armas han sido el asunto más controvertido para las naciones árabes, especialmente para las que acogen a los superpoblados campos de refugiados palestinos; por consiguiente, tienen que vivir con la pesadilla de un Fatah armado junto con el resto de la OLP.

Así, el reino de Jordania, que tiene la mayor población palestina fuera de Palestina, estableció el ejemplo de cómo reaccionar ante un Fatah armado y ante palestinos armados en general.

Después de que Fatah se negara a deponer sus armas en Jordania, un país en el que los palestinos suman el 60% de su población, y de que, además, los dirigentes de Fatah desafiaran imprudentemente la autoridad del difunto rey de Jordania, éste a cambio dio un castigo ejemplar tanto a los combatientes palestinos como a los civiles cuando su ejército ayudado por Israel, Iraq y Estado Unidos mató a más de 5.000 palestinos o, según el difunto Yasser Arafat, 20.000 palestinos.

Algunos de estos palestinos se habían escondido en el desierto jordano y fueron quemados vivos por el ejército jordano. Eran los mismos palestinos que habían defendido la ciudad jordana de Karamah de una invasión israelí.

Tras la masacre de palestinos en Jordania, que fue llamada «Septiembre negro», el resto de Fatah y de la OLP se volvió a instalar en otro país fronterizo con Israel, la República de Líbano.

La zona del sur de Líbano estaba tan controlada por los combatientes palestinos que fue apodada «Tierra de Fatah».

Aparte de ser una organización palestina, Fatah no tiene afiliaciones sectarias o religiosas, y debería haber seguido siéndolo, pero cuando se tienen las mayores armas de Líbano después de las israelíes y sirias, al final se estará obligado a unirse a alianzas destructivas, especialmente si se ha desafiado la autoridad de los otros dos agentes de poder en Líbano.

Fatah desató la cólera de Siria cuando se negó a seguir el juego a la política siria de «divide y vencerás» para mantener su dominio en Líbano.

Por parte israelí lo único que se necesita para ser despreciado y perseguido por el ejército de ocupación israelí es ser palestino.

Para destruir a Fatah, Siria se alió con el demonio, en este caso las milicias de la Falange, que odian a Siria más que a los palestinos.

Los palestinos se convirtieron en aliados de los enemigos naturales de la Falange, los drusos, algunas de las milicias chiís, con excepción de Amal, y los movimientos sunníes, comunistas y nacionalistas.

Israel sustituyó a Siria como guardián de la Falange e invadió Líbano en 1982 con el objetivo de completar la destrucción de los grupos armados palestinos.

Mientras los palestinos se daban cuenta de que estaban solos en su batalla contra Israel y de que no tenían a nadie de su parte, algunos de ellos decidieron abandonar Líbano en un acuerdo negociado con Estados Unidos, Francia, Siria y otros países árabes, y se dirigieron a Chipre y de ahí se dispersaron por Túnez, Argelia y Yemen, además de otros países árabes como Libia e Iraq.

Cuando los combatientes se marcharon la cobarde Falange ayudada por Ariel Sharon cometió una de las más horribles masacres de la historia moderna en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, donde los asesinatos se extendieron durante tres días y los palestinos, jóvenes y viejos, fueron acuchillados hasta morir y mujeres embarazadas fueron destripadas.

Los crímenes fueron tan atroces que horrorizaron a los israelíes, ques establecieron una comisión que consideró a Ariel Sharon «responsable» de los asesinatos.

En Túnez Arafat estableció un gobierno en el exilio y presionó a Jordania para que dejara de reclamar Cisjordania y así le quitó al conflicto la etiqueta de árabe.

Ahora se conoce como conflicto israelo-palestino y permite a Jordania a hacer las paces con Israel, lo que ha perjudicado a la causa palestina más que ninguna otra cosa.

A consecuencia de ello, en vez de un país vecino, Egipto, que hace las paces con Israel y se convierte en parte neutral en el conflicto, ahora hay dos países árabes que son partes neutrales en el conflicto, aunque sólo sea diplomáticamente, porque desde la guerra de 1973, los árabes han alzado la bandera de la rendición y ha dejado de hostigar y fastidiar a Israel militarmente.

Se permitió a Arafat y a sus secuaces volver a Ramala después de reconocer plenamente el «derecho» de Israel a existir, lo que significa la renuncia del derecho al retorno para cuatro millones de refugiados palestinos; esta inmensa concesión a Israel se llamó los acuerdos de Oslo o la sentencia de muerte de Fatah que estamos viendo ahora.

Abbas lo ha ordenado y muchos miembros de Fatah han obligado a rendir sus armas y firmar una declaración de cese de todos los ataques a Israel.

¿Es extraño que Israel no les exigiera renunciar a Jerusalén además de a su derecho a resistir a la ocupación?

[Lo ha hecho] Hasta la facción más patriótica de Fatah, la Brigada de los mártires de Al-Aqsa, que se creó para vengar a los mártires que murieron cuando defendían Al-Aqsa de Sharon, que en 2000 irrumpió en el santuario junto con miles de soldados y mató y mutiló a muchos fieles palestinos.

Los asesinos israelíes siguen sueltos y la Brigada Al-Aqsa Brigade quiere deponer sus armas; creo que este es el mayor deshonor para los palestinos que murieron defendiendo Al-Aqsa.

No debemos olvidar a los honorables miembros de Fatah que se negaron a deponer sus armas porque para ellos el sueño de una Palestina libre acaba en el mismo momento en que acabe la resistencia.

Enlace con el original:
http://www.palestinechronicle.com/story-072707105502.htm