Cuba será excluida muy probablemente esta semana de la espuria lista estadunidense de países patrocinadores del terrorismo y ya el gobierno de ese país otorgó licencia a un banco para abrir la cuenta de la actual sección de intereses y futura embajada cubana en Washington. Bien por Obama. La noticia de los últimos tiempos es […]
La noticia de los últimos tiempos es el enorme éxito de la política exterior de La Habana y su modélico desempeño en el diálogo con Estados Unidos para restablecer relaciones diplomáticas. Resultado de una política de principios y una gran acumulación cultural y política desde el triunfo rebelde de 1959.
Cuba debió inventar cómo construir el socialismo en un país pobre y subdesarrollado con menos habitantes que la ciudad de México y menor extensión que cuatro de los estados de la federación. Cómo hacerlo bajo una guerra no declarada de la vecina potencia del norte, que aun no concluye puesto que se mantiene intacto el bloqueo, incluida la prohibición de utilizar el dólar en las transacciones cubanas y la amenaza de sanciones a entidades de otros países que comercien con ella. También, la prohibición de comprar nada que no sean alimentos en el mercado estadunidense y de vender allí producto alguno.
Continúan los millonarios fondos para el «fomento de la democracia en Cuba», eufemismo que designa los planes subversivos del orden revolucionario, incluyendo los honorarios de la mercenaria contrarrevolución. Prosiguen miles de horas de transmisiones ilegales y ponzoñosas al territorio cubano pagadas por el contribuyente estadunidense. Permanece la Base Naval de Guantánamo, territorio ilegalmente ocupado, impuesto en la intervención militar estadunidense de 1898. La lista es larga.
Es fácil comprender la audacia política que exige restablecer relaciones diplomáticas con la gran potencia en ese cuadro tan asimétrico, donde Cuba no tiene apenas concesión alguna que hacer puesto que ni es el agresor, ni el bloqueador, ni el que mantiene planes para cambiar el régimen de aquella, ni ocupa allí territorio, ni amenaza su seguridad nacional.
Precisamente lo más relevante del proceso negociador es que La Habana no ha hecho, y seguramente no hará, ni una concesión en lo que concierne a su soberanía y principios revolucionarios. Allí está el contundente rechazo del gobierno de Raúl Castro al decreto presidencial estadunidense declarando a Venezuela una amenaza a la seguridad nacional.
En los últimos dos años hemos visto a Cuba crear un modelo novedoso y útil para los países del tercer mundo de conducir las negociaciones con Estados Unidos constructivamente pero sin dejar de ser la revolución que ha sido. Como ha explicado Raúl desde que anunció el 17D el acuerdo a que había llegado con el presidente Obama, «falta resolver lo fundamental», que es el levantamiento del bloqueo, razón por la cual este será un proceso largo y complejo.
El presidente de Cuba descolló en la Cumbre de las Américas. Allí donde Maduro, Correa, Cristina, Dilma, Evo y los caribeños dieron muestras notables de inteligencia e independencia, mientras el partido mediático intentaba proyectar a Obama como la única estrella.
Qué decir de las deferencias hacia el mandatario cubano en Argelia, Rusia y el Vaticano, donde el papa Francisco, contra la costumbre, lo recibió en domingo y se les vio gran empatía en casi una hora de plática, que el pontífice no dedica usualmente a ningún jefe de Estado. Un anuncio de lo que será su próxima estancia en la isla. Sin olvidar la visita de Hollande a Cuba, primer presidente francés en hacerlo.
Subrayo la diestra actuación de Josefina Vidal, encargada de Estados Unidos en la cancillería cubana, y su delegación, en las conversaciones con la subsecretaria Roberta Jacobson y relación con la prensa. El nombre de la cubana fue el segundo tema entre los diez más comentados vía Twitter en Washington al concluir las pláticas de la semana pasada.
Para los periodistas estadunidenses fue una revelación ver la desenvoltura de sus pares de los medios públicos cubanos. De la joven Cristina Escobar dijo Bloomberg que se comportó «como la élite de veteranos reporteros que tienen una silla en esta sala». A la editora de Cubadebate Rosa Miriam Elizalde, una representante de CBS le comentó: «no esperaba que Cuba fueran ustedes», que están outside the box. «Es que Cuba ha estado siempre fuera del molde -respondió Elizalde, solo que ustedes acaban de enterarse». Por cierto, son muy sabrosas sus notas desde Washington (http://www.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.