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Contra el Consejo Nacional Sirio

La oposición a la oposición siria

Fuentes: Jadaliyya.org

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Seamos claros ante todo: el pueblo sirio tiene todo el derecho a protestar, pacífica y violentamente, contra un régimen brutal. Y seamos claros: el régimen sirio no tiene derecho a seguir en el poder, y esto era así antes de que empezara a utilizar la violencia para aplastar el levantamiento. Y seamos claros: el régimen sirio es incapaz de reformarse a sí mismo.

Es bastante absurdo esperar a que un grupo ascienda al poder antes de poder criticarlo. No había misterio en cuanto a las intenciones y a la agenda de los Hermanos Musulmanes o los salafíes, o incluso al movimiento de Jomeini, antes de que asumieran las riendas del poder. De forma parecida, los adversarios del partido Baas empezaron a oponerse al mismo mucho antes de que este partido empezara a conspirar para hacerse con el poder por la fuerza. En la actualidad, es fundamental que empiece a desarrollarse una oposición al Consejo Nacional Sirio (y al poder que hay tras él y bajo él) antes de que tenga la oportunidad de gobernar Siria. Este movimiento, apoyado por la OTAN, no difiere realmente del movimiento apoyado por la OTAN que le sirvió a ésta de instrumento en Libia. La suerte estaba ya echada antes de que cayera el régimen de Gadafi, y los que apoyaron la intervención de la OTAN en Libia están ahora tratando –á la Thomas Friedman, después de apoyar la guerra contra Iraq en 2003- de reescribir su propia historia política y a negar que realmente habían apoyado la intervención militar de la OTAN.

Puede predicarse la oposición al Consejo Nacional Sirio (CNS) a partir de varios factores, relacionados fundamentalmente con la credibilidad, consistencia y honestidad.

El Consejo Nacional Sirio le ha mentido al pueblo sirio, de forma repetida. Hay muchos ejemplos que podrían resumirse en los siguientes:

1. Empezó siendo un movimiento estrictamente adherido a la lucha no violenta y ahora cuenta ya un consejo militar para coordinar el derrocamiento violento del régimen por la fuerza (sin querer detraer, por mi parte, en momento alguno el derecho del pueblo sirio -y de cualquier otro pueblo árabe- a derrocar por cualquier medio necesario al régimen bajo el que viven y sufren). Aun peor, el CNS quiere ahora que la violencia la perpetren los sirios y quienquiera (¿los israelíes también?) que esté interesado en derrocar al régimen.

2. El CNS rechazó decantarse primero de forma categórica por alguna preferencia política en el conflicto político libanés. Es bien sabido que Burhan Ghaliun dijo: «Nos mantendremos aparte de vuestros conflictos en el Líbano». Ahora, el CNS es un estrecho aliado del Movimiento del 14 de Marzo y ha emitido comunicados políticos en apoyo de tal movimiento de Hariri.

3. El CNS dijo oponerse estrictamente a una intervención extranjera y ahora está mendigándola, venga de quien venga, preferiblemente de los aliados de EEUU e Israel.

4. Los dirigentes del CNS dijeron en diversas ocasiones que el porcentaje de la milicia religiosa Ikhwan (Hermanos Musulmanes) en el Consejo no era superior al 20%. Sin embargo, Ghaliun en varias reuniones privadas (incluida una sesión extraoficial con un periodista árabe) se quejó del dominio del Ikhwan en el CNS y dijo que no iba estar dispuesto a hacer de otro Mahmud Jibril.

5. El CNS criticó acertadamente la posición del régimen sirio en el conflicto árabe-israelí y en cuanto a los Altos del Golán, sin embargo ha mantenido básicamente la misma postura del régimen, que es la de esperar a que el Golán regrese, por sí mismo, al regazo de Siria y pide negociaciones como vía para liberarlo. El CNS adoptó la posición del gobierno baasista antes siquiera de tener la oportunidad de establecer su gobierno. Además, el CNS llegó más lejos y empezó una vía sin precedentes (en cuanto a los sirios) de flirteos con Israel. Incluso tras la revelación de la humillante actuación de Basma Qodmani en la televisión francesa (y después de que ella mintiera y afirmara que todo era una patraña, y esto después de que toda la sesión estuviera disponible en internet), el CNS permaneció en silencio.

6. El CNS afirmó que no serviría de herramienta para intrusos y que sólo iba a responder ante el pueblo sirio, pero ahora se ha convertido en herramienta de las dinastías gobernantes saudíes y qataríes, entre otros.

7. El CNS criticó con razón la corrupción del régimen sirio, pero no ha compartido con el pueblo sirio la información sobre cómo se financia y cómo lleva sus cuentas. Ghaliun y otros hablaron tímidamente de financiación por parte de «sirios acomodados» mientras que otros miembros del CNS concedieron que había llegado financiación de los países del Golfo (aunque se quejaron de la escasez de las cuantías).

8. El CNS afirma trabajar por una Siria democrática, pero sus patrocinadores en Doha y Riad no pueden ser muy útiles precisamente como mentores democráticos.

9. El CNS afirma ofrecer al pueblo sirio una visión de «estado civil» (un término vacío con la intención de apaciguar tanto a laicos como a islamistas aunque sin un significado político concreto), pero sus aliados saudíes y del Ikhwan apenas pueden inspirar confianza en esa promesa. El CNS quiere tener ambas vías. Recuerda mucho a una de las vacías promesas de Jomeini antes de establecer su gobierno clerical. Sin embargo, este consejo de mentalidad civil no habla contra la tendencia de su aliado, el Ejército Sirio Libre, de dotar a sus batallones de nombres religiosos y sectarios.

10. El CNS condena con razón los crímenes de guerra del régimen sirio pero ha mantenido silencio sobre los crímenes de guerra del Ejército Sirio Libre (como ha denunciado un reciente informe de las Naciones Unidas sobre violaciones de los derechos humanos en Siria).

11. El CNS urgió primero a que se enviara a observadores de la Liga Árabe y después se manifestó en contra de ellos cuando el informe no sirvió a sus intereses ni a los intereses de sus patrocinadores.

12. El CNS promete democracia y una transición política hasta llegar al poder, sin embargo no ha conseguido establecer tal mecanismo para su propio liderazgo. Hay diversos (y divertidos) relatos acerca de la reunión de dirigentes que permitió que Burhan Ghaliun (bajo amenazas de dimitir) siguiera al frente durante otro mandato.

13. El CNS ha sido ineficaz, en el mejor de los casos, y cómplice, en el peor, en los asesinatos sectarios perpetrados en las áreas bajo control de sus aliados.

14. El CNS habla de democracia y sin embargo ha incurrido ya en prácticas que son bastante antidemocráticas y un mal presagio para el futuro de Siria si al CNS se le permite que asuma el gobierno en Damasco. No debe olvidarse que los matones del CNS (y el CNS tiene matones al igual que el régimen) atacaron a las personalidades de la oposición siria que viven y sufren dentro de Siria cuando visitaron El Cairo para reunirse con el Secretario General de la Liga Árabe. El CNS ha incurrido también en el tajwin del estilo baasista (declarar que todos los opositores son traidores). El CNS no podría siquiera llegar a un acuerdo con los Comités de Coordinación que representan a la oposición interna en Siria. De hecho, Ghaliun firmó un acuerdo con Hayzam Al-Manna, de dichos Comités, solo para rescindir su firma pocos días después cuando el Ikhwan protestó.

Pero el CNS no es toda la oposición siria. Aunque esté pidiendo el derecho a convertirse oficial e internacionalmente en el «único representante legítimo del pueblo sirio» y algunos de los que se manifiestan en Siria estén de acuerdo. El régimen de Asad parece ser experto en erradicar despiadadamente a la oposición de izquierdas dentro de Siria (como el Partido de Acción Comunista), asesinando a sus dirigentes y arrestando o matando a sus miembros. El asesinato de Husayn Uaydat por uno de los matones del régimen es tan solo un ejemplo. Muchos cuadros de la izquierda están pudriéndose en las cárceles sirias y ellos podrían haber sido eficaces a la hora de organizar al pueblo sirio de forma diferente a la agenda del CNS. La causa del pueblo sirio y su legítimo movimiento contra la dinastía Asad es demasiado importante para que cualquier movimiento pueda secuestrarlos (interno o extranjero, aunque el liderazgo del CNS está mayoritariamente compuesto de gentes en el exilio).

Por alguna razón (o por varias razones, y una de ellas es sionista), la gente en Occidente incluida en la comunidad académica progresista, son muy reacios a criticar al CNS o incluso al Ikhwan. Y aún peor, hay algunos en esa comunidad que quieren convencernos de que la oposición siria está totalmente dirigida por progresistas. Las opciones populares (aunque todavía está por demostrar que el CNS sea actualmente producto de esas opciones) no son siempre progresistas o deseables. Jomeini contó con el apoyo de las masas y la izquierda estuvo obligada a ir tras el movimiento de Jomeini. Hay muchos aspirantes a Jomeini en el levantamiento sirio y habría que oponerse a ellos antes de que hagan más daño a la causa del pueblo sirio (del mismo modo que promovieron el Congreso Nacional Iraquí y su causa). No es una mera coincidencia que el senador «Likudnik», John MacCain, que fue el «Padrino» del Congreso Nacional Iraquí, esté ahora sirviendo de «Padrino» del CNS.

Hay guerra en Siria. Y al pueblo sirio no solo se le ha dejado convertirse en víctima sino que también le quieren reducir al papel de mirón. El CNS y sus aliados han permitido que la causa siria se convierta en una agenda de las políticas exteriores de regímenes tan reaccionarios como Qatar, Arabia Saudí, Kuwait, EAU y Bahrein. EEUU e Israel están ya implicados en una guerra que no tiene nada que ver con las aspiraciones y deseos del pueblo sirio. El CNS está ahora del lado de EEUU e Israel en sus complots contra Siria (Siria el país, no Siria el régimen) y en el pasado no tuvieron ningún problema en hacer negocios con ese régimen durante y después de la masacre de Hama de 1982. En este conflicto, los progresistas no pueden mantenerse al margen y no pueden, por supuesto, unirse al proyecto conjunto de EEUU e Israel. Tienen que oponerse tanto al régimen como a la trama israelo-saudí-estadounidense; esa es su obligación, por el bien del pueblo sirio y no por el bien de esos que hablan en su nombre con objetivos que no tienen nada que ver ni con la democracia ni con la libertad.

As’ad Abu Khalil es profesor de ciencia política, de origen libanés , de la Universidad del Estado de California, Stanislaus. Es autor de Historical Dictionary of Lebanon (1998), Bin Laden, Islam & America’s New «War on Terrorism» (2002) y The Battle for Saudi Arabia (2004). Su blog es The Angry Arab News Service.

Fuente: http://www.jadaliyya.com/pages/index/4593/opposition-to-the-syrian-opposition_against-the-sy