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La pertenencia no se puede dar o quitar

Fuentes: Mondoweiss

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Entre todas las cosas bellas que encarnaba mi prima Nadya, llevaba dentro de su corazón un profundo amor por su patria, Palestina. Como yo se enamoró de nuestro pueblo en Palestina -que nunca pudo visitar- porque nuestra abuela tejió bellamente una imagen de él en nuestras mentes con sus historias, canciones e higueras. Como el mío su corazón estaba agobiado por el dolor del exilio forzado y las sombras oscuras que arrojaba sobre el sentido de pertenencia y la sensación de seguridad y paz interior. Como yo veía aparecer a Palestina de pronto en los colores de sus pendientes, en la superficie suave del lienzo que pintó y en las conversaciones sobre el mar que la transportaba con su brisa desde Beirut hasta Acre.

Mi prima Nadya falleció en un trágico accidente la semana pasada. Su pérdida envolvió a todos los que la amamos en una nube de profundo dolor. En medio de las lágrimas y las angustias no pude dejar de notar cómo esos momentos de dolor y pérdida intensos aumentan nuestra conexión con el presente. Los pies firmemente apoyados en el suelo que soportan el peso de nuestros cuerpos, el lento goteo de las lágrimas que imparten frescor sobre las mejillas calentadas por el dolor y los reflejos que deambulan por el espacio de la mente libremente y exigen persistentemente un ajuste de cuentas con el propósito, la misión y el legado en la vida.

Y nueve días después de su muerte es hora de sentarse en medio de otra pérdida. En la larga línea palestina de penas y pérdidas hoy, una vez más, es el turno de Jerusalén. Y al igual que en el fallecimiento de mi prima, no puedo evitar darme cuenta de que esta pérdida me conmueve. No desespero hoy. No estoy enojada ni sorprendida o decepcionada. Simplemente porque la pertenencia no se puede dar o quitar.

Simplemente porque la libertad es un estado natural que a pesar de toda la opresión temporal finalmente prevalecerá.

Simplemente porque el dolor, la pérdida y el sufrimiento se pusieron en marcha hace mucho tiempo y persistieron cada momento de cada hora de cada día.

Simplemente porque este mismo dolor continuo de pérdida y sufrimiento da a luz en cada momento a la capacidad de recuperación, de continuar, a la perseverancia, porque simplemente no hay otra manera.

Y simplemente porque todavía conozco las historias y canciones de mi abuela sobre la patria.

Todavía tengo una higuera en mi patio trasero. Hoy les cuento a mis hijos las mismas historias y les canto las mismas canciones. Les digo que si un palestino poseyera solo un pequeño pedazo de tierra en él crecerían higos y granados. Y cuando caen, les digo que son extraordinariamente fuertes. Y cuando me preguntan por qué, les digo que porque todo lo que es palestino lo es.

Nadya

Y así nuestras historias, canciones e higueras viven. Más allá de las declaraciones, las resoluciones y los presidentes que pasan, siguen vivas. Más allá de los pactos de poder y las posiciones moralmente en bancarrota, siguen vivas. Nuestra libertad prevalecerá, ¿cómo vencerán las historias, las canciones y las higueras? Esta es mi resistencia. Esto se encuentra en el corazón de mi legado. Y mientras escribo estas palabras miro una foto de mi amada Nadya, parada erguida sobre un telón de fondo de Palestina desde un viaje que la llevó al sur del Líbano. Sostiene una bandera palestina. Y puedo escuchar a mi abuela cantando: «Y nos dio este amor por la patria».

¡Oh!, nos dio un montón de dolor, pero aún así las montañas me oyen decir: «alejaos, oh montañas, para poder ver mi patria».

Rana Askoul es una escritora basada en el Medio Oriente que se enfoca en temas de mujeres, identidad palestina, derechos humanos y defensa del cambio social en la región. También es la fundadora de una iniciativa de empoderamiento de las mujeres que aboga por el empoderamiento de las mujeres y los derechos de las mujeres en la región. @ranaaskoul  

Fuente: http://mondoweiss.net/2017/12/belonging-given-taken/

Esta traducción e puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.