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La pesadilla, Hizbulá existe

Fuentes: Rebelión

Mientras NU y Unión Europea negocian –de un negocio se trata y no de otra cosa– cómo pacificar y reconstruir Líbano, garantizando la seguridad de sus tropas, no dicen de quién han de defenderse, pues esto forma parte del secreto que implica la complicidad, por que bien se entiende que la amenaza proviene de las […]

Mientras NU y Unión Europea negocian –de un negocio se trata y no de otra cosa– cómo pacificar y reconstruir Líbano, garantizando la seguridad de sus tropas, no dicen de quién han de defenderse, pues esto forma parte del secreto que implica la complicidad, por que bien se entiende que la amenaza proviene de las balas israelíes. Esto no es novedad, sencillamente el ejército israelí sigue ocupando Líbano y continuará mientras pueda, con o sin tropas de pacificación; sólo podrá volver a ser expulsado por Hizbulá -como ya lo hiciera en 2000- pero ahora contando con el ejército libanés.

La Resolución 1701, ha sido dictada solamente después de que las infraestructuras civiles libanesas fueran destruidas, no antes, y un tercio de la población fuera desplazada por los bombardeos. Y, ha sido aprobada también, para dar una tregua a Israel y a su ejército, que se encontraba asfixiado en su avance hacia Beirut, pues su modelo de guerra y destrucción no mermó el poder ofensivo y de defensa de Hizbulá. La Resolución se dicta descaradamente a favor de Israel, y a costa de las víctimas que han sido libanesas y con su país el invadido.

La Resolución, no hace más que dar ventajas a la ocupación y no entra en ninguno de los aspectos del fondo de la cuestión con décadas de antigüedad. Legaliza y consiente el bloqueo por tierra, mar y aire al que Líbano se ve sometido desde el asalto israelí del pasado12 de agosto y tolera que Israel continúe con él. Aprueba la permanencia de las tropas invasoras en territorio libanés. Equipara la agresión y la situación de ocupación como si hubieran sido los libaneses los que hubieran penetrado en el territorio israelí, cuando lo sucedido, es justamente lo contrario.

En estos momentos, y desde hace años, el stop al ejército israelí, para que medio Líbano no esté anexionado a Israel y, la mejor garantía de la tregua, es, gracias única y exclusivamente a Hizbulá y al apoyo del pueblo libanés. Los soldados de NU estaban presentes en agosto cuando la invasión y no sólo no hicieron nada, ni siquiera quisieron impedirla, sino que algunos, con el permiso implícito de la sede de NU, fueron asesinados premeditadamente por Israel.
La fuerza de contención para los planes israelíes no son las fuerzas de pacificación de NU que más parece van a consolidar una situación de más tensión que a otra cosa. El mensaje que NU ha dado, y sigue dando, sólo llega al lagrimeo y al pésame, pero para que todo siga como está, con ocupante y bloqueo y sin que haya responsable alguno.

Esta Resolución, y anteriores, ordena desarmar a Hizbulá, pues es el peligro, y claro que lo es, es el obstáculo para consumar la expansión israelí y estadounidense. Sin Hizbulá ya hubiera sido posible, pero la carrera expansionista se truncó en el 2000, cuando el mejor y más dotado ejército de la zona y del mundo, tuvo que abandonar Líbano, derrotado y expulsado por Hizbulá. Desde entonces, no ha habido tregua, para qué entrar en números, Israel continuó incordiando, violando el espacio aéreo, incursiones, retención de cientos de prisioneros libaneses, minas antipersona, misiles, batidas terrestres y, el 12 de agosto, lo que siempre ha estado planificado, la destrucción mediante sus tres ejércitos de tierra, mar y aire de todo el Líbano, para intentar llegar a ocuparlo definitivamente, al menos de Beirut para abajo. Pero las cuentas no salieron y cosecharon una nueva y más sonada derrota, todo se les complicó y ahora NU y la Unión Europea, vienen en sus ayuda, incluyendo cenas y abrazos con Olmert y su Gobierno,… como hasta ahora.

La fragmentación religiosa, y sectaria, que el imperio colonial francés legó en 1943 al Líbano, fue un regalo envenenado a su independencia como colonia, que además, dejaba marginado y abandonado políticamente al sur libanés, que presa de la ambición israelí y en plena invasión sionista de este Sur abandonado, nace Hizbolá para rellenar el vacío del Estado y, sí, en este sentido, sí ha sido un estado dentro del estado inexistente en el Sur, pero también y además como resistencia popular de la gente de la zona, de todos, de chiíes, suníes, cristianos y no creyentes, que por todo esto mejor lo llamaríamos Partido de los dioses, pues lo integran todas las confesiones, sin discriminación, pues su nación y el enemigo común las une.

De nuevo, ahora, vuelve a ser objetivo de la torpeza y la avaricia -bendita torpeza– de estadounidenses e israelíes, que intentan reconquistar la zona otra vez, pero sólo han conseguido aumentar la cohesión libanesa, más allá de sus diferencias y confesionalidad, que han pasado ahora a segundo plano, más que nunca, gracias a la brutalidad reiterada de Israel, junto con un nuevo deterioro de la imagen de NU como incompetente para no resolver nada que no se resuelva por sí sólo y para confirmar que su papel se limita a servir de mero compañero de viaje, una vez más, precisamente de los agresores y ocupantes.
La incompetencia de los servicios de inteligencia de la CIA estadounidense y del Mossad israelí, sólo son superados por sus crímenes y por su crueldad. En esto, en medios sin límite y en la impunidad, están basados sus éxitos, no en otra cosa.

Tanto NU, como la Unión Europea, mejor sería que fueran directamente al origen y al foco de la violencia, a Israel, y pusieran en cuarentena a su ejército que está, o ha estado, en conflicto permanente con todos los que lo rodean y comenzaran, de verdad, su labor. Mientras, calladamente, Hizbulá lleva días prestando ayuda directa a los damnificados –a todos sin excepción– de la agresión y de la invasión israelí; a chiíes, sunníes, cristianos, a creyentes y no creyentes.

Resulta trágico que la derrota de su gran ejército, sea vista por los israelíes como producto de la ineficacia de sus ministros y generales, y que aprovechan para sacar a relucir sus trapos sucios, como si eso fuera la cuestión, ni lo que ahora importa. Cuando en mitad de los bombardeos, los niños israelíes dibujaban mensajes de odio y muerte en las ojivas de los misiles que iban a ser lanzados sobre la población libanesa, no eran ellos los culpables, si no sus padre y mayores que ahora acusan a sus militares del fracaso, pues el éxito, para ellos, quedaba reservado para cuando hubieran destruido -¿más todavía?- a todo el Líbano. ¡Cómo los libaneses se arrogaran el derecho a defenderse! y si lo mismo hicieran los palestinos ¿qué podríamos decirles?

Los soldados nazis se desmoronaron cuando vieron que perdían la guerra, ¡algo les quedaba aún de humanos!, a éstos, a los nazis de ahora, ni eso.