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La agresión contra Siria

La «Primavera Árabe», ¿legitima demanda o un nuevo «Sykes-Picot»?

Fuentes: Rebelión

Las guerras dicen, que ocurren por nobles razones: la seguridad internacional, la dignidad nacional, la democracia, la libertad, el orden, el mandato de la civilización o la voluntad de Dios. Nadie tiene la honestidad de confesar: «Yo mato para robar.»   Eduardo Galeano Durante la última década, sucesos importantes han afectado el equilibrio político y […]

Las guerras dicen, que ocurren por nobles razones: la seguridad internacional, la dignidad nacional, la democracia, la libertad, el orden, el mandato de la civilización o la voluntad de Dios. Nadie tiene la honestidad de confesar: «Yo mato para robar.»

  Eduardo Galeano

Durante la última década, sucesos importantes han afectado el equilibrio político y militar en el Medio Oriente, resaltan, la invasión de Iraq, el bombardeo israelí de Líbano en 2006 y el bombardeo contra Gaza, que comenzó a finales de 2008 y a pesar de las condenas en numerosos países del mundo, los organismos internacionales desviaron la mirada hacia otro lado y no condenaron la agresión de la Alianza Atlántica e Israel, la cual comete sus crímenes con total impunidad. Pero algo pasó el año 2006, sorpresivamente y contra todos los pronósticos, en 2006 Hezbollah sobrevivió la descomunal agresión, Israel mostró su vulnerabilidad ante la resistencia y dejó al descubierto su fragilidad.

Los acuerdos de Oslo de 1993 han sido un giro que marcó toda la etapa posterior siendo Israel el único beneficiario. Como consecuencia de aquellos acuerdos se inicia una etapa de hegemonía estadounidense – israelí en la región. Las consecuencias de este proyecto, visto ahora, diecinueve años después, fueron una mayor división en el mundo árabe, aumentando los conflictos internos, lo cual ha conducido a profundos cambios sociales y económicos que han producido mas desempleo, pobreza, subdesarrollo y el estancamiento de proyectos productivos y de desarrollo.

Todo lo anterior condujo al incremento de una sensación de frustración, en una región que comenzó a sentir que su identidad y sus derechos habían sido usurpados, así como su independencia que ya estaba cuestionada, como consecuencia de ello, al pueblo árabe no le quedaba otro camino que el de la sublevación.

La izquierda árabe e internacional, ha mostrado confusión y poca madurez al tratar de analizar los recientes acontecimientos del mundo árabe, particularmente en Libia y Siria. Algunos consideran lo que sucede como un levantamiento popular contra la tiranía y por ende es una revolución que merece ser apoyada, otros denuncian a dichos rebeldes, considerando que están al servicio del imperialismo y sus agentes. El problema no es que desde ambos lugares se emitan a priori juicios apresurados y sin contenido, sino que al final nadie habla de lo que se tiene que hablar, que es la naturaleza del movimiento de masas, la conciencia que tiene ese movimiento de si mismo y las condiciones objetivas que lo producen.

No debemos cometer el error de juzgar los acontecimientos en el Medio Oriente, antes de analizar a fondo la naturaleza de los mismos, tenemos primero que estudiar lo que sucede, conocerlo y definirlo, no nos dejemos aplastar por falsos planteamientos que desvíen nuestra atención de la realidad, tenemos que formular preguntas auténticas que permitan dar respuestas auténticas.

 

La crisis actual en el Medio Oriente, exige de nosotros un análisis estrictamente exacto y objetivamente verificable de los rasgos concretos propios de cada momento histórico. Hay que llenar siempre este requisito, absolutamente esencial para dar a la política una base científica. Las hipótesis son muchas, pero desde la distancia no podemos por lo menos que intentar huir de la manipulación interesada y de la simpleza como análisis político.

Desde diciembre de 2010, sacude el mundo árabe un estallido social. En el caso de Libia, aunque en un primer momento se reclamaban algunos derechos políticos y civiles que son legítimos, también se produjeron manifestaciones pidiendo a occidente una intervención militar, finalmente el resultado fue un golpe de Estado, encabezado por la burguesía reaccionaria del Consejo Nacional de Transición y con armamento pesado y mercenarios de la OTAN. Desde la izquierda, este segundo hecho no tiene ya absolutamente nada de defendible. En Siria, salvando las distancias, pero sin menospreciar el paralelismo, sucede algo similar. Los actores que dirigen el proceso político sirio autodenominado «revolución», son el Consejo Nacional Sirio y el Ejército Libre Sirio, es decir, dos fuerzas de derecha organizadas y financiadas por el imperialismo y la oligarquía árabe reaccionaria.

Escribe Manuel Navarrete: «Una parte de la izquierda acomplejada dio excesivo crédito a determinada propaganda de guerra, según la cual, el gobierno libio se dedicaba a bombardear civiles desarmados por puro sadismo. El verdadero problema, no obstante, es tratar de ver revoluciones donde no las hay, por el mero hecho de que desearíamos que las hubiera. Ni el Consejo Nacional Sirio ni el Ejército Libre Sirio son fuerzas revolucionarias. Tampoco las fuerzas islamistas reaccionarias que han reinstaurado la Sharia en Libia y que pretenden hacer lo propio en Siria… En nuestra opinión, el proceso libio vivió dos fases sucesivas:

· En las primeras semanas, estábamos ante el caso de una guerra civil, en la que, al menos con la información disponible entonces, no se debía apoyar a ninguno de los dos bandos.

· Posteriormente, la situación cambió porque se produjo una invasión imperial extranjera, de la que uno de esos bandos pasó a ser colaboracionista».

 

La doctrina no es un dogma que se recita de memoria, sino una guía para la acción, que en el mejor de los casos, solo pueden señalar tareas generales, necesariamente modificables por la situación económica y política concreta de cada periodo particular del proceso histórico.

 

Es necesario asimilar la verdad indiscutible de que debemos tomar conocimiento de la vida real, los hechos exactos que conforman la realidad y no aferrarnos a una teoría, que a lo sumo solo esboza lo fundamental y lo general, que apenas se aproxima a abarcar los conflictos en toda su complejidad, «la teoría mi amigo es gris pero el árbol eterno de la vida es verde» palabras de Mefistófeles de la tragedia de J.W. Goethe, Fausto. No debemos abandonar el terreno del análisis cuidadoso de las relaciones de clase, debemos partir no de lo posible sino de lo real.

 

El prócer José Martí criticaba el pensamiento limitado, que no es capaz de ver el universo sino que se limita de tener una visión aldeana de la realidad y hacía un llamado para tomar las armas que son las ideas y comenzar la lucha, así lo expresa al escribir: «trincheras de ideas valen mas que trincheras de piedra».

 

· La primera característica de la presente etapa que atraviesa el movimiento revolucionario, consiste en que esta etapa plantea tareas de naturaleza analítica, ya que el desarrollo y las transformaciones que atraviesan los países subdesarrollados han creado estructuras económicas, sociales, y políticas, difíciles de analizar basándose en los análisis clásicos incompletos y simples.

· La segunda característica de la presente etapa que atraviesa el movimiento revolucionario, consiste en que el nivel de desarrollo histórico de nuestros pueblos, han llegado hasta un punto que empiezan a plantear tareas de una naturaleza, que solo un verdadero movimiento revolucionario puede llevar la lucha hasta sus ultimas consecuencias.

 

Después de la Primera Guerra Mundial, las potencias se reparten el levante árabe y proceden a trazar fronteras territoriales. Cada nueva nación tenia su bandera, su moneda propia, su himno y su sistema educativo independiente, desde entonces los árabes tenían dimensiones patrias en lugar de nacionales, a partir de entonces se habían convertido por necesidad en Libaneses, Sirios, Iraquíes, Palestinos, Egipcios entre otros. Pero a pesar de ello, los pueblos siempre tenían y siguen teniendo, una firme convicción de que esta nueva realidad aislada no significa liberarse y separarse del resto del mundo árabe, sino por el contrario siempre existió la nación árabe en el fondo del propio ser.

 

En cuanto a la «primavera árabe», el imperialismo trata desesperadamente de controlar la agitación de masas todavía en desarrollo y contenerla en canales que no supongan una amenaza para la dominación que ejerce en la región. Los Estados Unidos tratan de dividir y debilitar las masas que derrocaron las dictaduras apoyadas por Estados Unidos en Egipto y Túnez.

 

Libertad y democracia, demandas centrales del movimiento, se presentan de forma muy general, pero son ecuaciones difíciles de resolver por un nuevo gobierno que mantenga las mismas estructuras del régimen anterior, concientes de ello el imperio intenta intervenir estos movimientos antes de que se produzca una conciencia, que conduzca las masas por un camino irreversible contrario a sus intereses.

 

En ese contexto, la opción estratégica del imperio hace hincapié en la importancia vital de mantener y reforzar un ambiente político favorable a sus intereses, esto es causa de reflexión militar permanente sobre los medios de «intervención apropiados», aplicando una estrategia política y militar, dirigida a someter y debilitar a los pueblos y combatir todas las formas organizadas de protesta ciudadana.

En el caso de Libia, el plan imperial, fue aprovechar las protestas, proclamar una «zona liberada» en Benghazi, facilitando una «intervención humanitaria» liderada por la OTAN, la cual bombardeó incesantemente a Libia durante siete meses, aplastando a las fuerzas gubernamentales, asesinando al propio Ghaddafi y efectuando el «cambio de régimen». Ahora la vida diaria del pueblo libio es un caos rampante, anarquía, saqueos, fusilamientos, asesinatos por venganza, guerra tribal, guerra de milicias, guerra civil, el más horrendo racismo contra la población negra, pérdida de un relativo estado de bienestar y el posible desmembramiento del país en tres estados (Trpolitania, Cirinaica y Fezzan). Basta con imaginar lo que ha sucedido a la infraestructura del país, mientras que las transnacionales se apoderan de los ricos yacimientos petroleros, los mayores de África.

Los planes para reconfigurar el Medio Oriente comenzaron varias décadas antes de la Primera Guerra Mundial, en 1848, cuando Lord Palmerston, primer ministro británico, planteó la necesidad de impedir el resurgimiento de una nación árabe unida si esta se libera del dominio Otomano. Sin embargo fue durante la Primera Guerra Mundial, que la manifestación de estos diseños coloniales se podían ver con la «Gran Revuelta Árabe» contra el Imperio Otomano.

Durante la «Gran Revuelta Árabe», los británicos y franceses utilizaron a los árabes contra los otomanos, para promover sus propios sistemas de geopolítica. El secreto de Sykes-Picot entre Londres y París para repartir el levante árabe era un ejemplo de ello. Francia y Gran Bretaña lograron utilizar y manipular a los árabes, tras la aceptación por estos de la idea de «liberación árabe» de la llamada represión de los otomanos.

El Plan Yinon  

Tel Aviv, ha estado realmente muy involucrada en el nuevo ciclo de crisis del mundo árabe, esta intervención está ligada a su Plan Yinon, una estrategia para reconfigurar a la región. Este proceso se basa en una técnica bien establecida de crear divisiones sectarias que, con el tiempo, efectivamente neutraliza a los países de la región o da lugar a su desintegración.

Con respecto a Israel, esta evalúa que la inestabilidad y el caos en el mundo árabe favorecen sus intereses. Israel no toma distancia de todo lo que sucede. La estrategia de Israel, alineada con la estrategia de los Estados Unidos y las viejas estrategias británicas, ha sido siempre la de debilitar y dividir a los países árabes. Israel ha apoyado constantemente la balcanización de esta región.

El plan Yinon, muy vigente en la actualidad podría llamarse la «Propuesta Yinon». Esta lleva el nombre del analista de política exterior que diseñó la «estrategia sionista» de destruir y dividir el mundo árabe. El plan se basa en dos premisas esenciales para la supervivencia de Israel:

1. Convertirse en un poder imperial en la región.

2. Propiciar la división de la región en Estados pequeños, fragmentando los actuales estados árabes. «Pequeños» tendría un significado que depende de la composición étnica o sectaria de cada Estado. La esperanza sionista es que los Estados basados en divisiones sectarias se vuelvan satélites de Israel, e irónicamente, sus fuentes de legitimación moral.

La Desintegración del mundo árabe y África

Esta no es una idea nueva, tampoco fue planteada por primera vez por el sionismo de hoy, en realidad, fragmentar los países árabes en pequeños estados ha sido un tema recurrente. Según las memorias del ex – primer ministro israelí Moshe Sharett, se habían elaborado documentos detallados para la división del Líbano a mediados de los años cincuenta. El Plan Yinon, que es una continuación de los planes coloniales británicos y franceses que se iniciaron el siglo XIX, es un plan israelí para asegurar su superioridad estratégica regional.

Los estrategas israelíes consideraron a Iraq como su mayor reto estratégico, Iraq se perfiló como la pieza central de la balcanización del Medio Oriente. El plan consiste en dividir a Iraq, en un estado kurdo y dos estados árabes, uno para los musulmanes chiítas y el otro para los musulmanes sunitas. El primer paso hacia el establecimiento de este plan fue una guerra entre Irak e Irán, contemplada en el Plan Yinon. El Plan también considera la división del norte de África teniendo a Egipto como punto de partida.

Aunque modificado, el Plan Yinon está en movimiento e intentan ejecutarlo bajo la «Clean Break.» Esto es, a través de un documento de política escrita en 1996 por Richard Perle y el Grupo de Estudio sobre «Una nueva estrategia israelí hacia el año 2000″, «A Clean Break»: Una Nueva Estrategia para Asegurar el Reino, es el nombre completo de este documento israelí de 1996. En muchos aspectos, los EE.UU. están llevando a cabo los objetivos esbozados en el documento de Tel Aviv, para asegurar el «reino.» En este contexto, el reino es la palabra que se usa para referirse al Oriente Medio como el reino de Tel Aviv.

La guerra en Libia, es sólo el comienzo de un nuevo ciclo de aventuras militares en el interior del continente africano. Estados Unidos ahora quiere más bases militares en el interior de África. Francia también ha anunciado que tiene el derecho de intervenir militarmente en cualquier lugar donde sus intereses están en riesgo. La OTAN también está fortaleciendo sus posiciones en el Mar Rojo y la costa de Somalia.

Las potencias imperiales, dentro del marco del nuevo orden mundial, invadieron y expulsaron del poder a los talibanes en Afganistán, invadieron a Iraq, lograron poner fin al régimen de Ghaddafi, utilizando una fuerza abrumadora. El próximo país en la agenda del imperio es Siria y como en el caso de Libia, se está preparando el terreno a través de una ofensiva mediática y militar que se inició hace más de un año.

 

La atención del imperio se centra ahora en Siria, uno de los objetivos principales de los Estados Unidos y sus aliados. Doblegar a Siria permitiría a los Estados Unidos seguir adelante en su proyecto para un «Gran Medio Oriente » (el «Gran Medio Oriente», es la versión para la región, del «Plan Colombia» o su nueva versión el «Plan Regional Andino» y «Plan Patriota»). Documentos norteamericanos revelados el año 2007, afirman que Siria es el segundo paso a dar en dicho proyecto, después de la ocupación de Irak. Una intervención militar es el último recurso, que será antecedido de un período de presiones y de intervenciones de todo género. El objetivo es que Siria forme parte de los planes de Estados Unidos para la región.

El cambio de régimen en Siria ha estado en la lista de los neoconservadores desde el año 2002, cuando John Bolton, Subsecretario de Estado bajo George W. Bush, presentó un proyecto para despedazar simultáneamente Libia y Siria, calificando a los dos Estados, junto a Cuba, de «Eje del Mal». En una declaración a Fox News en 2011, Bolton dijo que Estados Unidos, debería haber derrocado el gobierno sirio inmediatamente después de derrocar a Sadam Hussein, los crímenes de Siria, según Bolton, es tener estrechas relaciones con Irán, Hezbollah (en el Líbano), la resistencia palestina y el hecho de que no ha concluido un tratado de paz con Israel, a diferencia de Jordania y Egipto, todo lo cual constituye evidencia para la alianza imperialista de que Siria debe ser reducida a cenizas y fragmentada.

El senador norteamericano Joseph Lieberman, presidente del poderoso Comité de Seguridad Nacional del Senado, pidió a los Estados Unidos bombardear a Siria después de Libia, partidarios de la oposición en Siria, también incluyen a James Woolsey, ex director de la CIA y asesor de la campaña presidencial del senador John McCain.

En un artículo titulado «Estados Unidos apoya en secreto a grupos de la oposición en Siria», por Craig Whitlock (Washington Post, 18 de abril), se describe con gran detalle, la información contenida en los cables diplomáticos de Estados Unidos, que Wikileaks había revelado. El artículo resume los detalles relacionados con la financiación secreta de grupos políticos de oposición en Siria, entre ellos la programación en contra del gobierno a través de la televisión por satélite.

Las protestas han llegado a Siria bajo la consigna de reformas políticas, sociales y económicas. Pero es importante observar que el Gobierno ha promovido recientemente un amplio plan de reformas que ha ido más allá de las reivindicaciones de la oposición. Levantando el Estado de Emergencia, autorizando las manifestaciones pacíficas, aprobando un decreto que legaliza la formación de partidos políticos, además de convocar a un referéndum consultivo aprobando una nueva constitución nacional. Sin embargo el discurso occidental contra Siria no ha variado y continúan las prédicas sectarias, contra un país de diversificado tejido étnico-religioso, considerado como el último refugio de las minorías en Oriente, gracias a su régimen laico y a su identidad árabe. Las protestas que tuvieron lugar en Siria no son equiparables a la de otros países de la región, aunque algunos no dudaron en utilizarlas para sacar provecho y al mismo tiempo emprender una campaña hacia un cambio de régimen. 

La erradicación de las minorías cristianas de Oriente Medio

No es casualidad que los cristianos de Egipto fueran atacados en el momento mismo del Referéndum del Sur de Sudán y antes de la crisis en Libia. Tampoco es una coincidencia que los cristianos iraquíes, una de las más antiguas comunidades cristianas del mundo, se han visto forzados al exilio, dejando sus tierras ancestrales en Irak. El éxodo de los cristianos iraquíes, se produjo bajo la atenta mirada de Estados Unidos y las fuerzas militares británicas. Todo esto está vinculado con el Plan Yinon y la reconfiguración de la región como parte de un objetivo más amplio.

El nuevo jefe de la Iglesia católica maronita de Antioquia, la mayor de las Iglesias orientales católicas, ha expresado sus temores acerca de una purga de los cristianos árabes en el Medio Oriente. El Patriarca Mar Beshara Boutros Al Raai y muchos otros líderes cristianos en el Líbano y Siria, manifestaron su temor de que se produzca un golpe de la Hermandad Musulmana en Siria. Al igual que Irak, misteriosos grupos están atacando a las comunidades cristianas en Siria. Los líderes de la Iglesia Cristiana Ortodoxa Oriental, entre ellos el Patriarca Ortodoxo de Jerusalén, expresaron públicamente su profunda preocupación. Aparte de los árabes cristianos, estos temores son compartidos por los asirios y los armenios, que son en su mayoría cristianos. Por tal motivo, el Patriarca Al Raai está siendo atacado por la «Alianza 14 de Marzo», liderada por el grupo de Hariri, debido a su negativa a apoyar el derrocamiento del régimen sirio.

Un éxodo cristiano se está planeando para el Medio Oriente, se ha informado de que el Presidente frnaces Nicolas Sarkozy le dijo al Patriarca Al Raai en París, que las comunidades cristianas del Levante y del Medio Oriente pueden establecerse en la Unión Europea. Es una clara alusión a que se están creando deliberadamente las condiciones para erradicar las antiguas comunidades cristianas del Medio Oriente.

Teherán, el siguiente en la lista  

La presión sobre Siria está directamente vinculada con la retirada estadounidense de Iraq y a los esfuerzos de Washington por impedir que Teherán consiga ventajas geopolíticas. Al sacar a Damasco de la ecuación, Washington y sus aliados esperan crear un revés geoestratégico para Irán. Occidentales e israelíes consideran la destrucción de Siria como paso necesario antes de declarar la guerra a Irán.

La conspiración mediática contra Siria

En cuanto a la agresión mediática contra Siria, es importante mencionar el papel de Al Jazeera, Al Arabia, France 24, CNN, BBC y otras estaciones satelitales.

Al Jazeera, que ha construido una gran parte de su reputación y de su gloria en las denuncias de los excesos perpetrados por las fuerzas estadounidenses en Irak y en Afganistán, se ha vuelto de la noche a la mañana en una ferviente defensora de la intervención de la OTAN en Libia mostrando únicamente una faceta de los sucesos acaecidos en ese país.

La cobertura por parte de estos canales de los acontecimientos en Siria constituye un verdadero escándalo. El tratamiento profesional de la información se ha visto sustituido por incitaciones a la protesta, llamadas a la movilización, la exageración de los hechos y la transmisión de documentos forjados que distorsionan la realidad. El papel de Al Jazeera, quizás el reto más revelador en el marco de la guerra mediática y su campaña de desestabilización de Siria, ha convertido a esta cadena de noticias en un «vertedero de propaganda».

Conclusión

Los intereses de Estados Unidos, la Unión Europea e Israel, es mantener al mundo árabe dividido y débil. Sin embargo está surgiendo una nueva dinámica en el mundo árabe que emerge de las protestas. Es importante señalar que el panarabismo había constituido y sigue constituyendo una fuerza potente, capaz de revertir la tendencia de divisiones que se ha extendido por décadas. La amarga realidad que viven los palestinos, harán que el tema palestino no quede por mucho más tiempo en manos de poderes externos o de gobiernos títeres.

Cabe destacar que la pluralidad del mundo árabe se construyó desde sus inicios, sobre una base inclusiva y multicultural. La identidad árabe es muy abierta, inclusiva y tolerante. De acuerdo con la definición de 1946 de la Liga Árabe: «un árabe es una persona cuya lengua es el árabe, que vive en un país donde se habla esta lengua y que se siente identificada con las aspiraciones del pueblo árabe». Esta descripción pone bajo el mismo techo a diferentes civilizaciones, etnias, credos, tradiciones y territorios, desde el océano Atlántico hasta el Golfo Arábigo/Pérsico.

El panarabismo otorga una determinación política que allana el camino a un proyecto político libertador, por lo tanto, más allá de los fracasos iniciales de la reciente agitación política árabe, la lucha por la unidad como proyecto político y popular se cristalizaría al final, porque es una cuestión de supervivencia.

En una de las obras de Confucio, «Conversaciones Familiares», hay un interesante dialogo: «Confucio se sentó para descansar, y pronto los alumnos empezaron a hacerle preguntas. Aquel día el Maestro estaba bien dispuesto, y decidió responder.

· Usted consigue explicar muy bien todo lo que siente, ¿Por qué no va hasta el emperador y habla con él? El emperador también hace bellos discursos.

· Dijo Confucio: los bellos discursos son apenas una cuestión de técnica; ellos no traen consigo la virtud.

· Entonces envíele su libro de poemas, dijeron ellos.

· Dijo Confucio: los trescientos poemas allí escritos pueden ser resumidos en una sola frase: «piensa correctamente» Este es el secreto, pensar correctamente es saber usar la mente y el corazón, la disciplina y la emoción.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.