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La provocación: arma predilecta de los Estados Unidos contra Cuba

Fuentes: La Joven Cuba

En abril de 1959 Fidel visitó los Estados Unidos y se entrevistó con Richard Nixon y este dijo después del encuentro que  «…independientemente de los que pensemos de él, será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general«. Al parecer después cambió de opinión […]

En abril de 1959 Fidel visitó los Estados Unidos y se entrevistó con Richard Nixon y este dijo después del encuentro que  «…independientemente de los que pensemos de él, será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general«. Al parecer después cambió de opinión pues se refiere a Fidel como un comunista y un peligro para la estabilidad de los gobiernos del continente.

Las recomendaciones de Nixon llevaron a que solo siete meses después de la entrevista, en un famoso memorando fechada el 11 de diciembre de 1959, el jefe de lo que poco después se tituló División del Hemisferio Occidental de la CIA, J.C. King, exhortase a: «Analizar minuciosamente la posibilidad de eliminar a castro…muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno»

Estos planes no cayeron en el olvido pues el próximo presidente, John F, Kennedy (JFK), continuaría con ellos y lo llevaría a la práctica con varios hechos terroristas que se realizarían dentro y fuera de la isla.

El 6 de Octubre de 1960 Kennedy dijo en una cena benéfica en Cincinnati que Castro «convirtió el país en un satélite comunista enemigo» y que «Einsenhower y Nixon dejaron que el país desapareciera tras la cortina de hierro» y el 20 de Enero de 1961 en su discurso de juramento como presidente expresa: «Todos nuestros vecinos deben saber que le daremos una mano a cualquiera que necesite luchar contra la agresión y la subversión. Cualquier otra potencia debe saber que el hemisferio debe seguir mandando en su propia casa»

 

Después del fracaso sufrido en Playa Girón y al ver que no surge ninguna sublevación popular sino todo lo contrario, aumenta el apoyo del pueblo a la Revolución, JFK y su hermano Robert, ministro de justicia, deciden transferir la responsabilidad de la lucha contra Cuba al pentágono.

El plan elaborado bajo la supervisión de Lyman Lemnitzer, presidente de los estados mayores de las fuerzas armadas, lleva por nombre Operación Mangosta.

Pocos días antes de entregar el poder Einsehower había dicho que una reunión que les haría la guerra a los cubanos sólo si Castro le daba un buen pretexto y como este no lo hacía quizás los Estados unidos «pueden fabricar una coartada, con una bomba, un sabotaje u otro tipo de ataque».

Cuatro días después del fracaso vergonzoso en Playa Girón, Kennedy también dice a Lemnitzer que la opinión pública en los Estados Unidos y el resto del mundo no aceptarían «un ataque unilateraral de nuestra parte, excepto si se nos atacara a nosotros o a uno de nuestros aliados»

A partir de ese momento Lemnitzer y sus generales se ponen a trabajar en la forma de crear un incidente que pudiera preparar a la opinión pública en los Estados Unidos y el resto del mundo para una guerra contra Cuba.

Todos los miembros del Estado Mayor aprueban la Operación Mangosta que de inicio comprendía lanzar una campaña terrorista sangrienta contra el propio pueblo norteamericano. Parte de ese plan es un bombardeo a la base naval de los Estados Unidos en Guantánamo. Esa acción costaría sin dudas varias vidas norteamericanas pero acusarían a Cuba y serviría de pretexto para la agresión. El plan describe, además, como hay que dispararle a civiles en la calle y cómo hay que hundir un barco lleno de emigrantes provenientes de Cuba.

El 20 de febrero de 1962 se iba a lanzar desde Cabo Cañaveral en La Florida al primer norteamericano al espacio. Lemnitzer y sus generales proponen hacer explotar el cohete de John Glenn y «fabricar pruebas de que se trata de un acto de sabotaje por parte de los cubanos». Después seguirían más acciones como «hacer explotar un barco norteamericano y echarle la culpa a Cuba. La publicación de la lista de muertos en los diarios reforzará la indignación»

Otras de las acciones propuestas por los generales fueron: «Podemos secuestrar aviones. En lugares bien elegidos donde el impacto sea grande, podemos poner bombas plásticas. Podemos pintar aviones B26 o un C 46 de nuestras fuerzas aéreas con lo colores cubanos y utilizarlos para derribar un avión en República Dominicana. Podemos hacer cono si un avión de combate cubano derribara un avión  civil norteamericano. Los pasajeros podrían ser estudiantes jóvenes o gente que se va de vacaciones».

De igual forma el plan describía como un supuesto avión cubano podría derribar un avión de los Estados Unidos con destino a Jamaica o a Trinidad y Tobago. En aquel entonces Jamaica y Trinidad y Tobago   formaban paste de la Mancomunidad Británica. De esa forma Estados Unidos podría implicar a Gran Bretaña en la guerra contra Cuba.

En el documento del Estado Mayor consta: «La opinión pública en el mundo entero y las Naciones Unidas estarán indignados por la imagen cruel, irresponsable, imprevisible y alarmante para todo occidente del gobierno cubano»

El plan es finalmente rechazado por los hermanos Kennedy y el entonces ministro de defensa Robert MacNamara porque es demasiado arriesgado. Pero la esencia del Plan Mangosta sigue existiendo. En mayo de 1963 el ministro adjunto de defensa Paul Nitze elabora un plan que sostiene que «pueden ser organizados los ataques a bases militares o civiles para hacer aceptable una guerra contra Cuba… »

Durante las investigaciones del magnicidio de JFK se descubre que Lee Harvey Oswald el supuesto homicida, estuvo haciendo gestiones para viajar a Cuba poco antes del suceso. La idea de los conspiradores era vincular a Cuba con el asesinato del presidente de los Estados Unidos lo que sin dudas justificaría la agresión armada contra la isla.

Varias veces las postas norteamericanas de la base naval de Guantánamo han disparado contra la parte cubana tratando de crear un incidente que justificara una invasión. EL 19 de julio de 1964 a causa de uno de esos disparos murió asesinado el joven cubano Ramón López Peña.

Más de cincuenta años después las provocaciones no han cesado. Recientemente Roger Noriega reconoció públicamente que en el año 2003, el entonces jefe de la Oficina de Intereses en La Habana recibió órdenes de llevar las provocaciones al máximo buscando que Cuba reaccionara para poder cortar las pocas relaciones diplomáticas existentes y crear el clima deseado para una confrontación. Hay recordar que en esos momentos se desarrollaba la agresión a Irak y algunos pedían que «Irak primero y Cuba después».

Es necesario aclarar que no siempre las provocaciones se han realizado con fines bélicos, pues en los últimos años hemos experimentado un aumento en los intentos desestabilizadores, que buscan justificar las políticas impuestas contra la isla bajo la acusación de violación de los derechos humanos.

En estos momentos ya las marchas de las Damas de Blanco y la hilarante huelga de hambre de Fariñas pasaron de moda por lo que ahora están utilizando a Reina Luisa Tamayo (ahora también bloguera) para llevar el conflicto a la parte orientar del país, en momentos en que en la Unión Europea se discutía sobre la aprobación o no de la Posición Común y en los Estados Unidos se desarrollaban las elecciones.

Fuentes principales:

  1. 11 de Septiembre de cómo los terroristas se salieron con las suyas. Meter Franssen. Ciencias Sociales.
  2. Granma 3 de noviembre de 2010

Fuente: https://lajovencuba.wordpress.com/2010/11/11/la-provocacion-arma-predilecta-de-los-estados-unidos-contra-cuba/