Tres años y medio después de la histórica movilización de Tahrir y la marcha de Hosni Mubarak, Egipto no es el mismo. Podría parecer que ha retrocedido, después del golpe de Estado de julio del pasado año que abrió un ciclo que se cerrará el próximo 25 de mayo con las elecciones que encumbrarán a […]
Tres años y medio después de la histórica movilización de Tahrir y la marcha de Hosni Mubarak, Egipto no es el mismo. Podría parecer que ha retrocedido, después del golpe de Estado de julio del pasado año que abrió un ciclo que se cerrará el próximo 25 de mayo con las elecciones que encumbrarán a Abdel Fatah al-Sissi. Marc Almodóvar, sin embargo, sostiene que el cambio va más allá. Y que la transformación provocada en la mente de los egipcios no permite una vuelta atrás sin respuesta.
-Más de tres años y medio después de Tahrir y a un año del golpe de Estado. ¿Podemos hablar de fracaso?
Es muy temprano para analizar si ha sido un fracaso. Han sido solo tres años para intentar derrocar un régimen que estaba instalado en la sociedad egipcia desde hace, por lo menos, 60, aunque podríamos ir más atrás. Acabar con esta estructura política y social muy bien cimentada es complejo. Estamos en un punto involucionista que intenta volver a algo parecido a donde nos encontrábamos antes. El cambio, sin embargo, se ha producido en la mente de los egipcios y esto provocará cambios a corto, medio y largo plazo.
-Recientemente se ha condenado a muerte a 683 miembros de los Hermanos Musulmanes.
Un paso más dentro de la oleada represiva y el punto involucionista tras el golpe de Estado. Hubo gente que se negó a calificarlo como golpe, pero hechos como estos lo confirman.. Se habla de la represión a contra los Hermanos Musulmanes, pero no solo es contra ellos, sino también a otras fuerzas islamistas y no islamistas. Estamos en un punto involucionista y el momento culminante serán las elecciones que tengan lugar dentro de un mes.
-Al mismo tiempo, un juez ha declarado ilegal al Movimiento 6 de abril, uno de los colectivos de la revolución egipcia.
Un paso más en este proceso totalmente orwelliano. La represión en Egipto no va solo contra los Hermanos Musulmanes, sino contra quien se opuso al golpe de Estado. También tenemos a gente de los Socialistas Revolucionarios en prisión por manifestarse pacíficamente en solidaridad con Khaled Said, el joven que murió apaleado por la Policía en Alejandría en 2011.
-En la pugna entre militares e islamistas, los primeros han terminado por imponerse.
Cometemos el error de volver a analizar lo que ocurre en Egipto como una guerra entre militares e islamistas. En las materias esenciales, como economía o libertades civiles, los dos son continuistas. Les diferencia una lucha por controlar ese pastel.
-Tampoco se puede obviar que ahora se ha desatado una «caza al islamista».
Hay carta blanca. Se ha generalizado la idea de que es un complot internacional para desestabilizar el país. ¿Hasta dónde puede llegar? El discurso de los medios y de parte de la sociedad da mucho miedo. ¿Puede llevar a guerra civil o a conflicto armado? Es más complicado, aunque también nos parecía en Siria y mira dónde está. También es cierto que los intereses internacionales son distintos y no creo que los Hermanos Musulmanes tengan capacidad para llevar el enfrentamiento hasta ese punto, a pesar de la persecución que sufren.
-¿Qué se puede esperar tras la previsible victoria de Al-Sissi el próximo 25 de mayo?
Un militar en primera línea política y las crisis que tendrá que afrontar Egipto van a erosionar la imagen del Ejército. Esto va a marcar un nuevo panorama. Tampoco podemos olvidar la ruptura generacional. El apoyo a Al-Sissi no viene de los jóvenes, que son el 60% de la población. Cuando la sociedad se vuelva a sentir ahogada, el dinero de Arabia Saudí escasee o no sirva para solventar los problemas de la calle, la rabia puede volver a estallar. Morsi cayó por no dar soluciones y aplicar las políticas del FMI. Esta agenda se está volviendo a imponer. De hecho, se anuncia el fin del subsidio energético y otras ayudas, por lo que el proceso puede tener un nuevo viraje.