Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos
«Un «terrorista» que conducía un buldozer mata a tres personas en Jerusalén al arrollarlas», se leía en el titular de un artículo de CNN que describía el reciente atentado de un obrero de la construcción palestino que dejó tres israelíes muertos e incontables heridos. El buscador de noticias de Google indica que el brutal atentado fue mencionado en 3.525 artículos de prensa. USA Today, The New York Times, Los Angeles Times, BBC, Fox News y Al Jazeera así como todos los demás medios principales de comunicación cubrieron el incidente. Otros medios de comunicación menos conocidos, como The Khaleej Times en los Emiratos Árabes Unidos, The Edmonton Sun en Canadá y B92 en Serbia, también recogieron el hecho. Es más, se podría asegurar que prácticamente todos los medios del mundo ofrecieron algún tipo de cobertura del ataque.
Otra búsqueda de noticias en Google, esta vez utilizando el nombre de Ni’lin, da como resultado sólo 75 entradas. Unos pocos de los principales medios de comunicación han recogido la noticia de la valiente resistencia contra el robo de tierra perpetrado por Israel que han mantenido los habitantes de esta ciudad palestina situada en la ocupada Cisjordania, pero ni CNN ni Los Angeles Times ni USA Today lo han hecho. Fuentes como The Wall Street Journal y The New York Times ofrecieron un breve, nada más. Teniendo en cuenta que durante los dos últimos meses los residentes en Ni’lin han marcado un hito en la historia de la resistencia popular, la limitada cobertura de su campaña no es un mero descuido.
La historia de Ni’lin es la de una desposesión que no deja de aumentar. Los residentes en esta ciudad agrícola perdieron una gran parte de sus tierras en la guerra de 1948. Tras la de 1967, Israel se aprovechó de la ubicación de la ciudad cerca de la Línea Verde reconocida internacionalmente y empezó a confiscar sus tierras para asentamientos judíos. Primero se expropió 74 dunams (4 dunams equivalen a un acre) para el asentamiento de Shilat. Luego, otros 661 dunams para construir el asentamiento de Mattityahu. En 1985 se confiscaron 934 dunams para construir Hashmonaim y seis años más tarde, se apropiaron de 274 dunams para construir el de Mod’in Illit. Por último, en 1998, otros 20 fueron expropiados para el asentamiento de Menora. En total Israel se ha apoderado de más del 13% de las tierras de la ciudad para construir asentamientos.
En 2002 Israel empezó a construir el muro de separación, declarado ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia. Hace poco se empezó a construir la sección al lado de Ni’lin; si se termina, Israel se apropiará de otros 2.500 dunams, o aproximadamente el 20% de la tierra que queda en posesión de sus habitantes.
Esta vez, sin embargo, ha sido demasiado para sus habitantes. A principios de mayo lanzaron su campaña para detener la desposesión y a pesar de los brutales intentos de detener el alzamiento (entre los que se incluyen un toque de queda y disparos que han costado cerca de 200 personas heridas), no tienen la menor intención de doblegarse. Esta no es una hazaña menor ya que los anales de la historia indican que es extremadamente raro que toda una ciudad se levante como una sola persona y lleve a cabo actos diarios de desobediencia, especialmente cuando se enfrentan a una respuesta tan violenta.
Los acontecimientos que se están desarrollando proporcionan además los ingredientes perfectos para una buena noticia. Durante los tres primeros días del toque de queda no se permitió a las ambulancias entrar en la ciudad; el cuerpo de una persona que había muerto permaneció a la entrada de la ciudad durante cuatro horas hasta que el ejército permitió a su familia recuperar sus restos; se impidió dejar la ciudad a una mujer que iba a dar a luz y tuvo alumbrar en casa; los soldados detuvieron a un niño de doce años en su casa y lo retuvieron durante dos días sin cargos; mujeres ancianas fueron golpeadas y tres residentes resultaron heridos de gravedad por armas de fuego.
Entonces, ¿por qué la mayoría de los medios no cubrieron la campaña mientras se estaba desarrollando? La razón es bien sencilla: cubrir la lucha en Ni’lin habría hecho añicos la percepción estereotipada del conflicto palestino-israelí que proporcionan los principales medios de comunicación. A diferencia del ataque con el buldozer, que refuerza la manera dominante de entender este conflicto, los acontecimientos de Ni’lin revelan una realidad mucho más compleja. La noticia no se refiere a palestinos que cometen actos de terrorismo contra la población civil, sino a actos populares de desobediencia civil que persisten a pesar de la despiadada represión de un poder ocupante.
Otro aspecto de Ni’lin que va en contra de los estereotipos existentes es que palestinos y judíos no luchan en lados diferentes de la contienda, sino que numerosos judíos israelíes y activistas internacionales permanecen al lado de los residentes palestinos mientras estos tratan de impedir que los buldózeres del ejército destruyan las tierras de Ni’lin’s. Es más, entre los heridos hay muchos israelíes.
En otras palabras, la historia de Ni’lin es la historia de un pueblo colonizado que resiste a la ocupación. Esta no es la manera como la corriente dominante de los medios de comunicación acostumbra a retratar el conflicto isralo-palestino y a juzgar por los resultados de la búsqueda en Google, la mayoría de los responsables de esos medios no están dispuestos a cambiar su enfoque. La histórica campaña de Ni’lin, así como muchas otras campañas de masas y no violentas de desobediencia civil contra la ocupación en lugares como Bi’lin y A’ram, sigue sin ser publicable.
Epílogo
Cuando el ejército israelí se dio cuenta de que la violencia sobre el terreno no podía detener la ofensiva de resistencia de los residentes empezó a detener a quienes protestaban, tanto palestinos como israelíes, con la esperanza de que enormes costes legales harían el trabajo. Para ayudar a cubrir los costes legales en Ni’lin, clicar aquí http://www.awalls.org/donations.
Neve Gordon enseña política en la Universidad de Ben-Gurion. Se pueden leer sus artículos y su último libro, Israel’s Occupation (University of California Press) en www.israelsoccupation.info.
Enlace con el original:http://www.counterpunch.com/gordon07192008.html