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La respuesta yemení a la agresión en Gaza: crónica de la movilización y actuación política en Yemen

Fuentes: Rebelión

Viernes 9 enero 2009 (Sanaa) El 28 de diciembre cerca de un millón de yemenís salían a la calle para protestar y denunciar la brutal agresión de Israel en la Franja de Gaza. El día anterior todos habían asistido sentados frente al televisor la incursión aérea israelí en el territorio palestino y, con una mezcla […]

Viernes 9 enero 2009

(Sanaa)

El 28 de diciembre cerca de un millón de yemenís salían a la calle para protestar y denunciar la brutal agresión de Israel en la Franja de Gaza. El día anterior todos habían asistido sentados frente al televisor la incursión aérea israelí en el territorio palestino y, con una mezcla de estupor e indignación, comentaban la injusticia cometida contra los hermanos de Gaza. La respuesta del pueblo yemení fue inmediata y contundente. El mismo día 27, el partido gubernamental, el Congreso General del Pueblo, convocaba por medio de su periódico oficial y de la televisión pública una manifestación para el día siguiente en el Estadio Deportivo de Sanaa. La convocatoria fue secundada por todos los partidos de la oposición, numerosas organizaciones y asociaciones de la sociedad civil, la Autoridad Popular de Apoyo al Pueblo Palestino y por millares de estudiantes escolares y universitarios. La rapidez y la eficacia con la que se convocó la protesta pública y su amplia participación popular fue extraordinaria y muchos medios de comunicación tanto nacionales como regionales destacaron la noticia en sus portadas.

Según Saba News, cientos de miles de yemenís, cerca de un millón, se congregaron frente al Estadio. Una cifra muy elevada si tenemos en cuenta que la población estimada para la ciudad de Sanaa es de 1,9 millones de personas. La manifestación, en la que participaron además de destacados miembros del partido gubernamental y de la oposición, varias personalidades del ámbito intelectual y cultural del país, duró cerca de tres horas y colapsó el tráfico de la capital, pese a que el recorrido, en un principio, no afectaba directamente a las principales arterias de la ciudad. Además de pancartas y consignas dirigidas contra Israel y contra Estados Unidos, los manifestantes expresaron su disconformidad con los líderes árabes, a los que acusaron de no hacer nada en 60 años y de permanecer en silencio ante la barbarie israelí. Reiteradamente se les pidió que no se limitasen a las expresiones condenatorias y de denuncia y se les instó a que pasaran a la acción, no sin antes recriminarles el hecho de que sólo empleen sus ejércitos para reprimir al pueblo árabe. También pudo escucharse cómo un sector amplio de la manifestación se expresaba a favor de la yihad y pedía no sólo al gobierno yemení, sino también al resto de los gobiernos árabes que permitiese la salida de los jóvenes que quisieran ir a Gaza para unirse a la resistencia palestina.

Desde la celebración de esta primera y multitudinaria manifestación se han sucedido en todo Yemen los actos de repulsa a la violencia israelí y las muestras de solidaridad popular con el pueblo palestino. En los últimos días se han llevado a cabo manifestaciones y concentraciones en las principales ciudades, se han celebrado jornadas, charlas y exposiciones y además se ha recaudado dinero para ayudar a los palestinos de Gaza. En muchos coches y calles se exhiben banderas palestinas y de Hamás, la población sigue con gran atención del desarrollo de los acontecimientos y el tema sigue siendo el protagonista de la mayoría de las conversaciones de diwan.

El día 30 de diciembre, en la céntrica plaza de la Independencia de Sanaa tuvo lugar la primera de las manifestaciones femeninas. Más de 10.000 mujeres yemenís expresaron junto a un colectivo de mujeres palestinas su repulsa ante los ataques de Israel. En esta ocasión las manifestantes portaron carteles con las fotos de los principales líderes de Hamás como Ismael Haniyeh y el sheij Ahmed Yassin o el de líderes de Hezbolá como Imad Mughniyeh. También las mujeres exhibieron fotos de heridos y muertos de Gaza, unas imágenes duras que explicitaban la violencia del ataque israelí. En esta ocasión la crítica a los dirigentes árabes se recrudeció y las manifestantes llegaron a acusar a éstos de protagonizar una conspiración árabe contra los palestinos y defendieron que a día de hoy, la yihad es la única solución.

En Adén, donde las manifestaciones también han sido reiteradas y concurridas, durante el transcurso de una de ellas, la celebrada el día 31 de diciembre, los manifestantes se dirigieron al Consulado de Egipto y arrancaron y quemaron su bandera y la sustituyeron por una palestina. Minutos más tarde cerca de una treintena de jóvenes irrumpían en el Consulado y destrozaban parte del mobiliario e intentaban quemar los dos coches consulares. Más de veinte personas han sido arrestadas por estos hechos. También en Sanaa los manifestantes han tratado de concentrarse ante la embajada de Egipto pero tras el asalto del Consulado en Adén, las fuerzas de seguridad yemenís no permiten ni siquiera el tránsito frente a ésta. Mañana día 10 de enero se ha convocado en Sanaa una nueva manifestación que tratará de desarrollarse ante la embajada, aunque probablemente el gobierno, preocupado por su relación con este país, tratará de evitar nuevamente que los manifestantes accedan a las inmediaciones de la embajada.

En la calle el pueblo sigue expresando su disconformidad respecto a la actuación de todos los dirigentes árabes pero sobre todo su hostilidad y su rechazo a la figura de Hosni Mubarak. Las críticas al presidente Egipto no se han limitado al pueblo, sino que han llegado a los líderes de los partidos de la oposición. En este sentido el sheij Abdelmalik al-Zindani, uno de los dirigentes del Islah, el principal partido de oposición, y rector de la Universidad al-Iman, ha manifestado que los ulemas deberían dictar una fatwa que deje claro a Mubarak que participar en el asedio de los hermanos de Gaza es participar en su asesinato.

Por su parte el gobierno no ha cesado de hacer declaraciones de repulsa ante la agresión israelí y ha mantenido un rol activo en la búsqueda de la unión de los países árabes frente Israel manteniendo intensas comunicaciones con varios de sus líderes, incluidos los de Hamás. El 3 de enero el gobierno mandó 42 toneladas de ayuda humanitaria en comida y medicamentos a Gaza aunque el cargamento aún no ha podido ser distribuido entre los palestinos, ya que no ha obtenido la autorización necesaria para poder entrar en la franja. Además el gobierno se ha comprometido a dar asistencia médica a 500 palestinos y está tramitando las gestiones para trasladar a los heridos a los hospitales yemenís. Entre las últimas medidas llevadas a cabo por el ejecutivo yemení, encontramos la apertura de una cuenta para recoger donaciones privadas para Gaza y la aprobación de una donación gubernamental que equivale a un día de salario de todos los trabajadores estatales.

En lo que a donaciones se refiere, el pueblo yemení, pese a ser uno de los países árabes más pobres, ha demostrado un enorme esfuerzo solidario con el pueblo palestino. Según el Yemen News sólo el viernes 2 de enero en la Mezquita de al-Rahmán se recolectaron 18 millones de riales yemenís, es decir, más de 65.500 euros que serán destinados a las víctimas de Gaza. El Imam de la mezquita, Mohammad al-Hazmi, manifestó que muchos feligreses además de dinero aportaron oro o teléfonos móviles a la colecta. Esta no ha sido la única recaudación que se ha llevado a cabo; otras mezquitas y asociaciones han patrocinado sus propias colectas, pero hasta el momento la recaudación de la Mezquita de al-Rahmán ha sido más generosa.

Aunque el gobierno yemení ha tratado de mostrar su apoyo a los palestinos, los gestos llevados a cabo hasta el momento resultan insuficientes para una gran parte de la población. En áreas como Saada, donde existe un grado alto de desafección al régimen, parece ser que los manifestantes concurrieron a las calles armados y efectuaron disparos al aire. Sin embargo ésta es una información que no ha podido ser contrastada dada la opacidad informativa que existe en Yemen respecto a esta región en concreto.

Lo que sí se ha confirmado es la agresión de un judío yemení en la región de Amrán. Según informan los principales periódicos nacionales, un hombre de 36 años, Zaher Salem al-Qafri, de nacionalidad yemení y perteneciente a la minoría judía, fue atacado por un grupo de escolares tras la salida del colegio el pasado domingo 4 de diciembre. Al-Qafri viajaba en ese momento con otros miembros de su comunidad en un autobús cuando fue alcanzado por una piedra lanzada por los niños. En los últimos días la minoría judía ha denunciado reiteradamente agresiones y hostigamientos por parte de sus conciudadanos musulmanes y ha solicitado al gobierno una protección estatal que se una a la protección que las tribus les ofrecen, de acuerdo con su derecho consuetudinario. Y es que el derecho tribal impone a todos sus miembros la defensa y protección de los judíos, un colectivo al que considera débil.

A pesar de que la comunidad judía, una comunidad de cerca de 250 personas, ha sido muy contundente en su condena a la violencia de Israel y ha calificado la agresión israelí como crimen contra la humanidad inaceptable e ilegal y genocidio brutal y horrible, los judíos no se han librado de ser el blanco de iras de los sectores musulmanes más radicales.

Lo cierto es que en el último mes la relación entre la comunidad judía y la musulmana se ha deteriorado mucho tras el asesinato el pasado 11 de diciembre en Rida del ciudadano Mohse Yaish Nahari. El que era sospechoso del asesinato, Abelaziz al-Abdi, un ex piloto de las Fuerzas Armadas yemenís, acabó reconociendo ser el homicida ante la policía y justificó su crimen diciendo que lo había llevado a cabo para estar más cerca de Dios. Al-Abdi reconoció haber amenazado a Nahari diciendo que debía convertirse al Islam, abandonar el país o enfrentarse a la espada y que optó por su asesinato tras comprobar que éste rehusaba abrazar el Islam. El juicio que tenía que iniciarse el 31 de diciembre ha sido aplazado hasta el 12 de enero.

Esta semana, el presidente de la República Ali Abdallah Saleh ha vuelto a anunciar su compromiso respecto a la reubicación de la comunidad judía en el complejo residencial Sawan Tourist City en Sanaa y su promesa de que cada familia reubicada, un total de 160, recibirá una tierra y una casa en propiedad, además de una ayuda de 2 millones de riales yemenís, es decir, algo más de 7.300 euros. Hace cerca de un año ya se llevo a cabo con éxito la reubicación de 45 judíos de Saada tras haber sido intimidados y hostigados por los seguidores del clérigo chií al-Huzi. El presidente Saleh ha aceptado acelerar el proceso de reubicación de los judíos en Sanaa, tras en agravamiento del conflicto entre ambas confesiones con motivo del ataque israelí en Gaza y el juicio por el asesinato de Nahari.

Sin embargo el proyecto de reubicación no ha sido bien recibido por todos los sectores de la población. Muchos yemenís han manifestado su desagrado ante la medida, ya que la consideran discriminatoria y afirman que, si bien es cierto que los judíos sufren agresiones por parte de algunos sectores radicales, también muchos yemenís musulmanes se ven afectados por los conflictos tribales diariamente, e incluso a veces son asesinados por las venganzas de las tribus y no por ello han sido reubicados y ayudados por el gobierno. La polémica está servida.