Hasta los años sesenta en Cuba no existían los institutos de oncología, la lucha contra el cáncer estaba en manos de la beneficencia de las señoras de la alta sociedad, la Revolución tuvo que formar médicos y crear la infraestructura, incluso construyendo los propios vecinos las instalaciones con trabajo voluntario los fines de semana. En […]
Hasta los años sesenta en Cuba no existían los institutos de oncología, la lucha contra el cáncer estaba en manos de la beneficencia de las señoras de la alta sociedad, la Revolución tuvo que formar médicos y crear la infraestructura, incluso construyendo los propios vecinos las instalaciones con trabajo voluntario los fines de semana.
En Cuba los tumores más comunes son los linfomas y los del sistema nervioso central, en el Instituto Oncológico de La Habana reciben unos 60 casos nuevos por año de todas las provincias del país, acompañados por un familiar mientras están hospitalizados, los niños tienen preferencia en el diagnóstico y el tratamiento necesario para poder atenderles.
¿Cuál es la esperanza de vida de los pacientes?
Después que comenzamos a hacer un tratamiento más integral de cirugía, radioterapia y quimioterapia en el niño las cosas comenzaron a cambiar porque antes de la quimioterapia teníamos supervivencias muy bajas pero después que se comenzó a usarla nuestra supervivencia aumentó a un 70%, los niños con leucemia se salvan en un 90%, los casos de linfoma de Hodgkin tienen una supervivencia del 94%, hace muchos años que nosotros no vemos a un niño morir por ejemplo de un retinoplastoma,
A pesar de la satisfacción por lo alcanzado la mirada está puesta en lo que queda por mejorar, nos cuenta el Doctor Renó que «en los tumores óseos malignos de la infancia había una supervivencia del 68% en los años 80 y sin embargo hasta el momento no se ha elevado ese índice por mucho que se ha perfeccionado la tecnología y la atención terapéutica». Aunque los países desarrollados tampoco han logrado reducir muchos de estos indicadores, el desarrollo tecnológico es vital y un buen ejemplo son los tumores del sistema nervioso central, tercera causa de incidencia, que se están controlando gracias al desarrollo de anticuerpos monoclonales creados en el Polo Científico de Cuba.
La sala de Pediatría del Instituto de Oncología de La Habana cuenta con un equipo multidisciplinar compuesto por oncólogos, pediatras, radioterapeutas, psicólogos, trabajadores sociales, farmacólogos, psiquiatras, y además tienen la colaboración especializada de todos los servicios quirúrgicos del hospital lo que da una imagen de la complejidad de los tratamientos, pero «lo que no hemos logrado es tener de manera estable dentro del equipo a los artistas» se lamenta el Doctor Renó, es muy importante poder animar a los niños de manera permanente, mientras lo suplen con las actividades recreativas y donaciones que organizan los centros de trabajo.
¿Durante el tratamiento tan lejos de sus casas como hacen los niños para no perder el curso escolar?
El ámbito de la educación es muy importante, porque hay que tener en cuenta que la hospitalización en nuestros casos es extremadamente larga, por ello nuestras maestras está bien preparadas, son veteranas del sistema educativo con experiencia que además de dar todos los niveles de primaria actualizan a los adolescentes que están en la secundaria básica incluso a lo largo de los años hemos hecho graduaciones aquí.
¿Estos tratamientos se pueden hacer en la casa?
Los tratamientos oncológicos de la pediatría son extraordinariamente complejos desde el punto de vista tecnológico por eso no se pueden hacer en el hogar, en los casos muy prolongados los enfermos suelen hacer descansos en el hogar de dos o tres semanas pero vuelven de nuevo a ingresar unos diez días, nosotros buscamos tratamientos cortos pero muy intensos porque son los que mantienen altos niveles de supervivencia y muy buena calidad de vida en los niños.
¿Cuánto tienen que pagar los pacientes por el tratamiento?
Absolutamente todo es gratuito y no estamos ajenos a los altos precios que hay que pagar por los medicamentos en el mercado internacional pero es política de la Revolución sacrificar lo que tengamos que sacrificar con tal de garantizar el acceso del enfermo al medicamento de manera gratuita.
¿Algunos de estos medicamentos se fabrican en Cuba?
En estos momentos estamos comenzando a ensayar la fabricación de algunos medicamentos, pero la mayoría los tenemos que comprar en el exterior a los laboratorios que tengan un aval científico importante y que puedan vendernos el medicamento.
¿El bloqueo también les afecta?
El bloqueo con nosotros no hace excepciones ni tiene condolencias por el hecho de tratarse de tumores malignos en la infancia. Un caso concreto es el de unos laboratorios en México que fueron comprados por una empresa norteamericana y dejó de vendernos, mientras tenemos que comprar los medicamentos en áreas muy lejanas y nos llegan tardíamente cuando Estados Unidos nos lo podrían vender más baratos por la cercanía geográfica, por culpa del bloqueo nosotros no podemos completar tratamientos de alta calidad en tumores malignos de la retina porque no nos venden la placa de yodo radioactivo aunque tenemos la formación para aplicarla y podríamos hacerlo perfectamente aquí. Tampoco hemos logrado la compra de endoprótesis para los casos de tumores malignos del hueso y hemos tenido que llevar a un grupo de niños a la amputación que podían haber salvado su miembro.
No influye radicalmente en la sobrevida pero sí profundamente en la calidad de vida, en poder devolver a un paciente a la sociedad como hombres y mujeres útiles y vale la pena que tengan esas oportunidades.
¿Quiénes afrontan mejor la enfermedad los niños o los padres?
Claramente los niños, yo tengo un regalo que me ha dado la vida y es haber elegido esta profesión porque me siento ser el alumno predilecto de la vida, los mejores profesores que he tenido en mi vida son los niños y siempre estaré al lado de ellos precisamente por eso, porque nosotros tenemos conceptos preestablecidos que llegan a ser prejuicios, cuando tu oyes a un adulto decir ¡que duro es esto! y mientras el niño se enfrenta a ti, que en su sabiduría por su edad sabe lo que tiene, pone su fuerza y su moral y destruye todos esos prejuicios que tiene el adulto y el niño hace que tengas que cambiar totalmente tu mentalidad y tu manera de ser, solo de pensar como esos niños pueden pasar al otro lado del puente arrastrando de la mano a los adultos se invierte totalmente la película y nosotros tenemos todos los días una esperanza importante para seguir viniendo aquí a dar nuestro aporte.
Pero además los resultados nos dan vitalidad a los médicos, mira este caso concreto, me dice mientras con ojos iluminados señala un informe encima de la mesa, una niña que nos llegó con cuatro meses de edad y ahora le estamos preparando la historia clínica para que el obstetra le pueda atender en su etapa de embarazada, cuando tú ves estos resultados te da un placer enorme.
Fuente original: http://www.larepublica.es/spip.php?article22569