En estos momentos, a las 14h de la mañan, se confirma lo que se venía observando desde ayer: El régimen egipcio ha lanzado sus huestes -policías de los servicios secretos, partidarios paniaguados y matones a sueldo- contra los manifestantes de la plaza Tahrir y de otras ciudades. Armados con palos, barras de hierro y bastones […]
En estos momentos, a las 14h de la mañan, se confirma lo que se venía observando desde ayer: El régimen egipcio ha lanzado sus huestes -policías de los servicios secretos, partidarios paniaguados y matones a sueldo- contra los manifestantes de la plaza Tahrir y de otras ciudades. Armados con palos, barras de hierro y bastones eléctricos, agreden a los manifestantes protestatarios, que en su buena fé, y quizás inocencia- no se han preparado para la batalla. Todo responde a un escenario cuidadosamente planificado. Todos los gestos de la jornada de ayer, y el aplazamiento del discurso de Mubarak al final de ella, han tendido a preparar el momento en el que los manifestantes, la mayoría de los cuales han retornado a casa a reponer fuerzas y tranquilizar a sus familias, se contaran por decenas de miles en vez de millones. Según Al-Yazira, el propio ministro de Información ha pedido a los funcionarios de la radio y la televisión egipcia que salieran a la calle a manifestarse a favor de Mubarak. Los responsables del partido gobernante, y los oficiales de la policía secreta, embarcan a cientos de personas en los barrios alejados del centro, y los envían hacia allí. El ejército hasta ahora no ha aparecido de manera relevante, sin embargo, ahora mismo aparece en Al-Yazira un titular urgente que afirma que el ejército ha prevenido a los partidarios de Mubarak de que no ataquen a los manifestantes, y ha señalado que su intervención será firme y decisiva. Esperemos que sea así.
Entretanto, y ante lo imprevisible del desenlace, cabe preguntarse qué resquicio de decencia le queda a la comunidad internacional, con Estados Unidos y Europa a la cabeza, para no entrometerse, definitivamente, en perjuicio del régimen de Mubarak. He dudado mucho en proponer a Rebelión que publique las imágenes de Jaled Said que aparecen más abajo. Las ví sin querer el otro día en Al-Yazira, y apenas soy capaz de mirarlas para incluirlas.
Jaled Said, o Khaled Said (según la escritura más corriente en los medios de comunicación) murió el 6 de junio de 2010 tras ser golpeado y torturado por dos policías vestidos de paisano por haber publicado en internet un vídeo que demostraba la corrupción de la policía. Ante el clamor de las protestas y la demanda de un juicio justo, el Fiscal General del Estado imputó a los dos policías la acusación de «detención ilegal, tortura física y crueldad», pero evitó los cargos de asesinato premeditado y malos tratos hasta la muerte». Es muy poco frecuente, con relación a la cotidianeidad de la tortura, que se abaran casos judiciales por ella, y mucho más lo es que den los resultados que deberían. En internet se pueden encontrar cientos de grabaciones de las torturas y sevicias de la policía egipcia.
El 23 de enero de 2011 el Tribunal de Apelación de Alejandría aplazó la vista del caso por sexta vez. La razón: que los acusados no se encontraban en la celula prevista a tal efecto en la sala. En la sesión anterior, se había escuchado la opinión de los forenses, designados mediante un cúmulo de irregularidades, según demostraron los abogados de la defensa. Los forenses afirmaron que Said había muerto asfixiado tras ingerir una bolsa de plástico con marihuana que tenía en su posesión en el momento de la detención. Los abogados de la defensa argumentaron que no se había encontrado ningún rastro de marihuana en el cuerpo. Ante la «opinión» de los forenses, el tribunal sólo pudo mantener la acusación de la Fiscalía, y no la modificó por la de asesinato premeditado y malos tratos hasta la muerte.
Said era uno de «los jóvenes que usan las redes sociales para luchar contra el régimen», de quienes han promovido esta revuelta. Sus asesinos son los mismos que en estos momentos apalean a los manifestantes en la plaza de Tahrir, son los partidarios de Mubarak, que los manifestantes confirman que son oficiales de policía. Los Estados Unidos, la Unión Europea, el gobierno español, deben decidir ya de quienes son partidarios (porque está claro de quien lo han sido hasta ahora), y nosotros saberlo, y obrar en consecuencia. Hagamos un esfuerzo, miremos la foto de Said sólo un momento. Porque el ejército egipcio sigue sin intervenir.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.