Según se acerca el momento de que zarpe la Segunda Flotilla de la Libertad, una decena de barcos en los que viajarán unos 1.000 activistas de 20 países rumbo a la sitiada franja de Gaza palestina, se intensifican las amenazas de las autoridades israelíes. El gobierno israelí presiona a sus pares de los países mediterráneos […]
Según se acerca el momento de que zarpe la Segunda Flotilla de la Libertad, una decena de barcos en los que viajarán unos 1.000 activistas de 20 países rumbo a la sitiada franja de Gaza palestina, se intensifican las amenazas de las autoridades israelíes.
El gobierno israelí presiona a sus pares de los países mediterráneos desde los que partirán los buques a finales de junio, aunque el lugar y el día exactos todavía no se han revelado por motivos de seguridad.
«Israel ha advertido a los diplomáticos extranjeros en Tel Aviv de que se preparen para encarar las consecuencias», sostiene un comunicado emitido por el comité coordinador de la iniciativa Rumbo a Gaza.
El diario israelí Haaretz reveló los planes de abordaje con comandos especiales y francotiradores contra la «odiosa flotilla», que solo quiere «enfrentarse a las Fuerzas de Defensa de Israel, crear una provocación mediática y deslegitimar al Estado israelí», según dijo el 19 de este mes el comandante de la marina de guerra de ese país, Eliezer Marom.
El barco que llevará a 50 viajeros de España ‒incluida esta reportera‒ se bautizó con el nombre de Gernika y transportará a Gaza una reproducción libre, realizada por artistas vascos, del célebre cuadro que Pablo Picasso pintó en 1937 tras el bombardeo alemán e italiano a la población vasca homónima.
El gobierno español evitó pronunciarse ante la prensa. Pero la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, dijo que la mejor manera de ayudar a Gaza es con presión diplomática en lugar de flotillas. «Se desaconseja encarecidamente embarcar en cualquier buque de la Iniciativa rumbo a Gaza por el grave peligro que puede entrañar para los participantes en dicha flotilla», sostiene una advertencia colocada en el sitio web de su cartera.
Israel impuso el bloqueo a la Franja de Gaza en febrero de 2006, poco después de que el radical Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámico) ganara las elecciones generales palestinas, y lo fue endureciendo en los años subsiguientes, sobre todo tras la ofensiva militar Plomo Fundido, lanzada a finales de 2008.
Las autoridades israelíes tienen preparadas las prisiones para recibir a los participantes de la Flotilla, que serían supuestamente detenidos y encarcelados por violar el bloqueo.
«El año pasado, 15 días antes de zarpar sabíamos que si la comunidad internacional no actuaba se produciría una matanza, como así comprobamos más tarde», dijo a IPS el activista Manuel Tapial, coordinador de la iniciativa Rumbo a Gaza en España y uno de los viajeros de la flotilla de 2010.
En la madrugada del 31 de mayo de 2010, el barco enseña de la primera Flotilla de la Libertad, el Mavi Marmara, fue abordado por comandos israelíes desde helicópteros militares y nueve activistas fueron asesinados, 50 heridos y el resto de los 750 pasajeros detenidos sin cargos en Israel durante día y medio y luego deportados.
Israel no tiene sustento legal para detener a los barcos o impedirles la entrega de la carga humanitaria que transportan, alegan juristas en derecho internacional.
«Israel solo tiene jurisdicción sobre sus aguas territoriales, que son las 12 millas náuticas, y las aguas de Gaza no son de su competencia, como tampoco lo son las aguas internacionales», dijo a IPS el profesor de derecho internacional de la Universidad del País Vasco, Juan Soroeta.
«Ninguna resolución de la ONU autoriza el bloqueo de Gaza. Al contrario, es una medida ilegal y unilateral impuesta por la fuerza por parte de Israel en el marco de una ocupación igualmente ilegal del territorio palestino», añadió Soroeta.
La resolución 1860 del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) del 8 de enero de 2009, dispuso «que se aseguren el suministro y la distribución sin trabas de la asistencia humanitaria, incluidos alimentos, combustible y tratamiento médico, en toda Gaza».
Pero los informes de todas organizaciones humanitarias internacionales que trabajan en el terreno confirman que ese punto no se cumple.
«Hemos pedido reiteradamente a nuestros gobiernos y a los organismos internacionales que revisen mediante observadores los barcos, la carga de ayuda humanitaria que llevamos y a los pasajeros, tanto en los puertos como en alta mar, pero nadie hasta ahora ha respondido a esta propuesta», dijo Tapial.
Estaba previsto que el emblemático buque Mavi Marmara participara en este segundo viaje, pero su propietaria, la Fundación de Ayuda Humanitaria de Turquía (IHH por sus siglas en turco), sostuvo que las reparaciones por los daños sufridos el año pasado no están finalizadas y el barco no está en condiciones de emprender la travesía.
Hay especulaciones sobre si esta decisión se relaciona de algún modo con las conversaciones reservadas que mantienen Turquía e Israel. Pero el hecho de que el viaje siga adelante desestima el argumento de que esta campaña fue organizada por la islamista IHH, a la que Israel acusa de tener «vínculos con el terrorismo».
Por otra parte, dentro de Israel «se ha generado un debate abierto sobre qué hacer, y algunos defienden que deberían dejarnos pasar porque somos civiles, solo llevamos ayuda humanitaria, y el bloqueo, según Israel, es únicamente al tránsito de armas», dijo Tapial.
Pese a las dificultades, el convoy rebautizado como Segunda Flotilla de la Libertad-Seguimos Siendo Humanos ‒en honor del pacifista italiano Vittorio Arrigoni, asesinado en abril en Gaza‒, tiene el propósito de entregar su carga, compuesta por material de construcción, escolar y sanitario.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina «nos hizo llegar una carta en la que nos informaba de que ellos no podrían ser receptores de nuestra carga para que Israel no pueda acusarles de ser parte del conflicto», relató Tapial.
«Pero, si llegamos hasta allí, confío en que acepten los materiales y sean ellos los que los distribuyan equitativamente», agregó.
Las 10.000 toneladas de ayuda humanitaria que transportaba la primera Flotilla de la Libertad fueron confiscadas por Israel junto a las pertenencias personales de los pasajeros y los equipos de trabajo de los periodistas.
Nada de eso se devolvió a sus propietarios, lo que supone «todo un botín al más puro estilo de piratería», indicó el abogado español Enrique Santiago, responsable de la denuncia interpuesta contra Israel por el asalto a la Flotilla en aguas internacionales.
Con todo, el apoyo civil al segundo viaje se fortaleció, y sumó el respaldo de miles de personalidades de todo el mundo, como las Premios Nobel de la Paz Rigoberta Menchú (Guatemala), Mairead Maguire (Irlanda del Norte), Jody Williams (Estados Unidos) y Shirin Ebadi (Irán).
Las cuatro destacadas activistas por la paz y los derechos humanos reclamaron al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que persuada a los gobiernos de los países concernidos en la misión de que adopten las medidas necesarias para garantizar su seguridad.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98496
rCR