Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
El mantra oficial de Israel para explicar y defender sus crímenes contra los palestinos, incluidas las masacres, siempre ha sido, y sigue siendo, la «seguridad».
Para Israel, la palabra «seguridad» significa la seguridad de existir como un Estado judío sionista en parte o en toda la Palestina histórica, existir como un Estado que debe ser poblado por tantos judíos de todo el mundo como pueda atraer para emigrar allí, en tierras y propiedades adquiridas mediante una combinación de fuerza, engaño y compra a sus legítimos propietarios, todo lo cual se dedicará «a perpetuidad» a los judíos.
Para lograr tal «seguridad», las fuerzas sionistas judías primero tuvieron que despoblar la Palestina histórica de su población árabe originaria no judía. Eso sucedió al principio, cuando se estima que dos tercios de los palestinos árabes no judíos fueron limpiados étnicamente y sus aldeas borradas de la faz de la tierra.
Estas aldeas siguen emergiendo misteriosamente bajo los escombros y los árboles que el Fondo Nacional Judío plantó para esconderlos, un cementerio de la aldea aquí, una línea de cactus que marca los bordes de las ruinas por allí.
Pero sobre todo siguen apareciendo en la memoria colectiva de los palestinos, de manera más conmovedora en la memoria colectiva de los ciudadanos palestinos de Israel de hoy, que se convirtieron en una minoría nacional, religiosa, lingüística y cultural en virtud del derecho internacional en su propia patria.
Muchos de estos árabes palestinos están desplazados hasta este día dentro de Israel mismo (algunos, como los beduinos palestinos, viven en aldeas «no reconocidas»). Ellos pueden ver y alcanzar las tierras o propiedades de su pueblo, como lo hacen, por ejemplo, los desplazados en Jerusalén y contemplar las ruinas de Lifta, la aldea de mis abuelos paternos.
Miles de palestinos desplazados en Israel marchan hacia el sitio de la aldea norteña de Lubya en el Día de la Nakba, que Israel celebra como el «Día de la Independencia» (Fuente: Activestills.org)
O viven en Haifa, contemplando una estructura rescatada como la casa de huéspedes de la familia de mis abuelos maternos (familia al-Madi) una de las pocas estructuras no destruidas por Israel en Ijzim, ahora un hotel en manos judías anunciado como:
«Apartamentos «el castillo»»
El castillo data de las cruzadas del siglo XI y se encuentra a 7 km de la playa de Hof Habonim y a 20 minutos en coche de Cesarea y Haifa. Esta villa única cuenta con elegantes suites con balcón.
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La casa de huéspedes de mi familia en Ijzim, Haifa, ahora en posesión de judíos (Paisaje Sagrado de Meron Benvenisti; La historia enterrada de Tierra Santa desde 1948) (Fuente de la autora)
Los árabes palestinos desplazados en Nazaret pueden ver y tocar las tierras o propiedades de su pueblo en:
«Maalul, cristianos desplazados a la cercana Nazaret han abierto un camino a través del bosque de pinos que fueron plantados para esconderlo, y han despejado los helechos para exponer dos iglesias, una griega ortodoxa, otra católica, donde han comenzado a celebrar festivales tales como la Pascua».
Si lo anterior te suena fantástico cuando lo expresas de la forma en que lo estoy describiendo, es porque, increíblemente, el proyecto hasbara de Israel ha mantenido eficientemente la naturaleza racista y de apartheid del sionismo bajo el radar de la conciencia de la mayoría de la gente.
Eso, junto con la campaña para demonizar a los árabes palestinos y la colusión de Occidente de asociación activa con Israel para mantener a Israel judío, ha resultado en la privación incluso del derecho de los palestinos a tener derechos. [Ver » Derecho a tener derechos»: partición y autodeterminación palestina]
La justificación espuria de los sionistas para mantener a los árabes palestinos que ahora son ciudadanos de Israel lejos de su tierra y propiedades es que, en esencia, tales propiedades pertenecían originalmente a los judíos (supongo por edicto divino), pero los villanos musulmanes se las quitaron y ahora el Estado judío las vuelve a poner a disposición de los seguidores de todas las religiones en la estructura de un parque.
En la sección de comentarios del artículo de The Economist «Cristianos más afortunados que musulmanes» que menciono por encima (que curiosamente aparece por separado y primero cuando buscas en Google el artículo y parece ser un deliberado enlace de hasbara) tiene este comentario, como un ejemplo de tal razonamiento y justificación:
«Señor,
usted presenta a los modernos judíos de Israel como arribistas que ingresaron y «conquistaron» Palestina en 1948, cambiando arbitrariamente el nombre del pueblo de poca monta musulmán de Safuriya por el de Tzipori («cristianos más afortunados que los musulmanes», 8 de junio). Pero Tzipori fue el primero: es el lugar de nacimiento de la Virgen María en la tradición cristiana y los restos de las sinagogas anteriores al nacimiento de Mahoma todavía se pueden encontrar allí (a pesar de los esfuerzos musulmanes de siglos de por erradicar todo rastro). Los antiguos terrenos de la aldea musulmana son ahora un parque nacional, donde las personas de todas las religiones son libres de orar».
Sin embargo, el hecho es que el Estado de Israel ha confiscado continuamente la tierra de los árabes palestinos, tanto musulmanes como cristianos, demolió sus casas y reforzó su segregación, intentando borrar su identidad y memoria colectiva.
La autojustificación de Israel para el robo, fuera de la anterior justificación de Hasbara, es el sistema legal de Israel. Todo lo que Israel hace a los ciudadanos árabes palestinos es legal, es decir, las leyes discriminatorias de Israel lo permiten.
El mismo proceso de justificación legal israelí para judaizar Cisjordania está teniendo lugar ahora en Israel, a pesar de que es contrario al derecho internacional:
En 2017 el Parlamento israelí promulgó una ley que permite la expropiación de tierras palestinas privadas de Cisjordania para «legalizar» retroactivamente los asentamientos israelíes.
El siguiente documento, titulado «De la tierra árabe a ‘tierras de Israel, la desposesión legal de los palestinos desplazados por Israel después de 1948» traza esta justificación legal y arroja más luz sobre el tema:
«…el uso del Gobierno israelí de la ley para institucionalizar el despojo de los árabes palestinos desplazados por la guerra de 1948 y rastrear la transformación legal de sus tierras durante los años formativos del régimen de tierras de Israel (1948-60)».
Rima Najjar es una palestina cuya rama familiar paterna proviene del pueblo de Lifta, en las afueras occidentales de Jerusalén y despoblado por la fuerza. Es activista, investigadora y profesora jubilada de literatura inglesa, Al-Quds University, ocupada en Cisjordania.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.