Poco después de la guerra en Gaza, entrevistamos en esta misma sección a Aaron Barnea, representante del Foro de Familias (http://blogs.publico.es/fueradelugar/43/estamos-dando-pasos-de-reconciliacion-entre-israelies-y-palestinos). Algunas voces cuestionaron su apuesta por la paz y la reconciliación, como si fuera una opción que sólo los israelíes pudieran permitirse. Sin embargo, el Foro agrupa a más de 500 familias israelíes y […]
Poco después de la guerra en Gaza, entrevistamos en esta misma sección a Aaron Barnea, representante del Foro de Familias (http://blogs.publico.es/
Cuando uno mira desde fuera el conflicto entre israelíes y palestinos la conclusión a la que llega es que no hay esperanza, pero vuestro ejemplo la desmiente.
Nosotros queremos sostener la esperanza, sin ella no hay nada. La esperanza que supone creer en el entendimiento. Queremos mostrar cómo en Israel y Palestina hay gente que mantiene abiertos el corazón y la mente. Todos los días, cada mañana, tenemos que decidir si estamos a favor de esta esperanza y pensar cómo traerla concretamente a nuestras vidas. Cómo no matarla, no perderla. Absolutamente todo está en manos de la gente, de los seres humanos más comunes. Por ejemplo, el problema del Acuerdo de Oslo es que se trataba de un acuerdo entre líderes políticos. Y lo fundamental es construir la paz desde abajo. Cada uno de nosotros cuenta, cada uno de nosotros puede elegir convertirse en un puente que salte las fronteras, que hable y escuche.
Lo importante es aprender a hablar y a escuchar, no convencer. No se trata de sumar a la gente a mi opinión, sino a inventar los modos de hablar en común. No es fácil, las experiencias y las interpretaciones son muy distintas. Por ejemplo, lo que pasa en 1948 para los israelíes es el nacimiento de su Estado, mientras que los palestinos lo llamamos «nakba«, es decir, nuestra catástrofe. Lo mismo ocurre con los acontecimientos de 1967. O con los palestinos que luchan con las armas: son «guerrilleros de la libertad» para nuestro pueblo, pero «terroristas» para los israelíes. Hay muchas experiencias y miradas distintas. El diálogo no es sencillo. Pero el ejemplo del Foro de Familias demuestra que es posible, incluso en su caso extremo: entre gente que ha pagado el precio más alto al conflicto. Un entendimiento entre humanos, entre lo que en nosotros hay de humano.
¿Cómo tomaste tú esa decisión por la esperanza?
Esa decisión la tomo todos los días, no de una vez para siempre. Mi padre fue asesinado por el ejército israelí en 2002, durante el asedio a la Iglesia de la Natividad en Belén. En 1948 escapó del pueblo donde nació buscando algo mejor. Escapó del miedo y la muerte buscando un lugar más seguro otra vida. No sabía que acabaría en un campo de refugiados. No sabía que sería asesinado a los 62 años. Cuando murió hice muchas preguntas a todos sus conocidos sobre él. Y supe que pasó los 62 años de su vida entre el sufrimiento y la muerte, pero sin dejar nunca de buscar una vida mejor para sí mismo y para su familia, sin perder nunca la esperanza. Le mataron sólo porque era palestino. Encontraron más de 60 balas en su cuerpo. Esa es la suerte que corren miles y miles de personas inocentes en este contexto de ocupación, conflicto y guerra.
Algo así te coloca ante una decisión: ¿qué vas a hacer entonces? Cada día me veo obligado a elegir dónde colocar mi miedo y mi rabia. Qué hacer con esa clase de sentimientos. Cómo darle un sentido a todo lo que me ha pasado en la vida. La respuesta obvia, la respuesta fácil, es la venganza. Matar a todos los que puedas en el bando de los que te han dañado. Pero yo pensé que por muchos israelíes que matara no conseguiría recuperar a mi padre. Para mi no se trata de venganza, sino de justicia. Hay una gran responsabilidad en esta decisión. Yo me siento responsable ante mi familia, mis dos hijas. Y decido no morir, ni matar. Mi deseo ahora es mirar al otro lado y buscar cómo construir la paz con otros, una vida mejor para nosotros, que supondrá también una vida mejor para todos. Desde mi sufrimiento y mi trayectoria, rebelándome contra el destino que se nos impone a todos los palestinos, creo mi propio mensaje de esperanza. Y así, al final del día me encuentro a mi mismo. Como yo, otras miles de voces se levantan con el mismo mensaje. Todos sabemos cuál es la solución. Todos sabemos que al final habrá paz y justicia para todos. Lo que hacemos es convertir nuestro dolor en la prueba viva de que hay otro camino. Tomar esa decisión es un proceso difícil. Pero con ella testimonias sobre tu humanidad.
¿Qué encontraste al mirar la otra orilla?
Como muchos otros palestinos, durante toda mi vida me he encontrado a los israelíes sólo como soldados, como enemigos que intentaban quitarme mi libertad, encarcelarme, matarme. Ten en cuenta que he pasado más de tres años y medio, repartidos a lo largo de muchas ocasiones, en prisiones israelíes. La primera vez siendo yo muy joven y más tarde debido a mi participación en las protestas contra la ocupación a comienzo de los años 90, durante la primera Intifada. Ahora visito colegios israelíes y palestinos con el Foro de Familias. El efecto es muy fuerte. Tal y como me pasaba a mi, muchos chicos se manejan exclusivamente con estereotipos demoníacos sobre el «otro» difundidos por los medios de comunicación. ¿Cómo romper esa imagen? Sólo encontrándote con el otro en un plano personal y humano, conociendo su historia, así pueden construirse los puentes necesarios para un diálogo y otra convivencia.
Tal y como están las cosas, supongo que os toparéis con mucho escepticismo…
¿Sabes lo duro que fui para mi ir a un colegio en Gaza después de la última guerra? No sabía qué decir. Durante esas tres semanas más de 1400 personas fueron asesinadas. ¿Cómo seguir hablando de paz y esperanza? Pero hay que hacerlo. ¿Qué significa decidir por la venganza? Sólo más muerte, más sangre, más tragedias para otra gente. Hay que cortar esto. Después de 60 años seguimos en el mismo sitio. ¿Cuál ha sido el efecto de la masacre de Gaza? Que ahora el ejército de Hamás es más grande. Entonces, ¿quién ganó la guerra? Por su lado, la derecha israelí arrasó en las elecciones, pero ellos no traerán la seguridad. El miedo no construye seguridad. El control no construye seguridad, sólo nuevas fronteras. El muro, los check-points, los asesinatos selectivos, la guerra en Gaza, nada de eso construye seguridad. Cualquier persona decidida puede cruzar el muro por las montañas y atentar en Tel-Aviv. La seguridad de los israelíes pasa por la libertad, los derechos y la vida de los palestinos. Estamos conectados, nuestros destinos están entrelazados.
¿Cuáles son los logros del Foro?
Creemos que los pequeños cambios pueden tener una gran fuerza. Si vamos a una escuela y 4 o 5 chicos escuchan nuestro mensaje, el día de mañana construirán algo con él. Por ejemplo, si a uno de ellos le toca algún día ser soldado en un check-point, sabrá que lo que tiene enfrente son seres humanos y que no todos los palestinos desean su muerte o la desparición de Israel. Ya nada será lo mismo. Nosotros no le decimos a nadie lo que tiene que hacer con su sufrimiento y su dolor. Simplemente mostramos con el ejemplo que hay otras elaboraciones que no pasan por el resentimiento y la venganza.
¿Qué sueñas para el futuro?
Sueño con que un día pueda viajar a través de mi país sin que nadie controle mis movimientos. Ese sueño concentra todos mis deseos de libertad y derechos humanos. Una vida mejor, sin la desolación de la guerra, significa para mi cosas muy simples: que mis hijas puedan ver el mar o tener un jardín. Para mi sería una gran victoria ver cómo mis hijas crecen en condiciones muy diferentes a las mías. Tiraremos el muro, como finalmente la gente tiró el Muro de Berlín. Quizá yo no lo vea ni mis hijas tampoco. Pero en todo caso habré hecho algo que tiene sentido ya por sí mismo: levantarme sobre mis propios pies y decir en voz alta que somos seres humanos.