Cuando hace dos noches leía la noticia del «ataque salafí» a militares egipcios con el resultado de 15 soldados asesinados, así como algunos miembros salafíes, me vino a la memoria el asesinato de Vittorio Arrigoni. Cuando unos salafíes asesinaron a Vik en 2011 quien ganó fue Israel, al desaparecer uno de los más honestos, decentes […]
Cuando hace dos noches leía la noticia del «ataque salafí» a militares egipcios con el resultado de 15 soldados asesinados, así como algunos miembros salafíes, me vino a la memoria el asesinato de Vittorio Arrigoni. Cuando unos salafíes asesinaron a Vik en 2011 quien ganó fue Israel, al desaparecer uno de los más honestos, decentes y coherentes amigos del pueblo palestino. No tuve ninguna duda de que el Mossad estaba tras el asesinato de Vik. Tampoco la tengo ahora.
El gobierno legítimo de Palestina, encabezado por su primer ministro, Ismail Haniya, había entablado contactos con el presidente de Egipto, Mohamad Morsi, para que el paso de Rafah que une -o quizás separa- Gaza de Egipto fuera abierto de forma permanente y definitiva. Esta posibilidad irrita profundamente a la entidad criminal sionista de Israel, que movió las piezas que tiene dentro del Gobierno egipcio. En concreto, activó a su hombre de confianza, el general Tantawi. A pesar de estas maquinaciones, la posibilidad de convertir Rafah en una frontera normal avanzaba. Parecía que Tantawi, la marioneta del sionismo, no había cumplido su objetivo, por lo que había que elaborar otro plan.
Hace cuatro días, el gobierno de Israel evacuó a todos sus ‘nacionales’ de la zona del Sinaí, ya que, al parecer, tenía noticias de un atentado inmediato. ¡Y tanto que tenía noticias! Dos días más tarde, el tonto útil que más garantías ofrece al sionismo, el movimiento salafista, cumplió con su cometido. En una sola maniobra no sólo consiguió que Rafah no se abriera definitivamente, sino, por el contrario, logró su clausura total e indefinida.
La otra marioneta, Tantawi, siguió trabajando para su amo y ordenó que todos los túneles que unen Gaza con Egipto, verdadera válvula de alivio para el pueblo de Gaza, fuesen destruidos inmediatamente. En eso están ahora. Una columna de bulldozers, escoltada por el ejército, se dirige mientras escribo estas líneas a Rafah para destruir todos los túneles.
El pueblo palestino en general y Gaza muy en particular están acostumbrados a vivir en circunstancias muy hostiles. Es admirable su valor, su dignidad y su capacidad de resistencia. Es muy difícil que sus rostros revelen miedo o tristeza, pero lo cierto es que en estos días transmiten tensión y preocupación. Lo habitual es que en los últimos días de Ramadán y en los siguientes haya bombardeos sobre la Franja. Es la forma sionista de incorporarse a la fiesta. Pero en esta nueva situación no se descarta que se adelanten los bombardeos y que estos sean más largos e intensos.
Otra de las preocupaciones, no menos importante, es la del desabastecimiento y la hiperinflación. El cierre del paso de Rafah y de los túneles supone que el bloqueo inhumano al que Israel somete al pueblo de Gaza se vuelva más duro. Hay miedo a que pronto empiecen a faltar productos básicos y que los pocos que haya tengan unos precios prohibitivos para una población que, en su mayoría, carece de salario y sobrevive gracias a la ayuda humanitaria. Ahora mismo hay cierta tendencia a acumular alimentos por lo que pueda ocurrir.
Hay personas, colectivos y pueblos por los que merece la pena quemarse. Para mí, el pueblo palestino y el cubano se han ganado esta consideración. Creo que, cada uno en su puesto, debemos trabajar para acabar con la colaboración cómplice de los gobiernos occidentales con el claro verdugo en este conflicto. Sudáfrica nos enseñó el camino para luchar contra el Apartheid. El régimen racista y criminal sudafricano era Bambi comparado con Israel. Pero también era un régimen con mucho menos apoyo de la ‘comunidad internacional’. En el caso de Israel, el trabajo va a ser más duro y se necesitarán todas las fuerzas para acabar con esta bestia.
Viva la lucha del pueblo palestino. Acabemos con la ocupación criminal de Israel.
Manu Pineda es miembro de la Asociación Unadikum
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