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Imaginando lo imaginable

La solución socialista en Palestina

Fuentes: Kanaanonline

Traducido por Manuel Talens

Palabras iniciales [1]

Durante los últimos diez meses, el boletín electrónico de Kanaanonline ha publicado varios artículos en torno al tema de la solución de un Estado único en Palestina. Mi decisión de iniciar este debate es el fruto de la lectura de dichos textos y del estímulo de los editores de Kanaanonline [2].

Antes de profundizar en las deliberaciones sobre las ideas propuestas para un Estado único, quiero hacer dos comentarios:

1) Lo que aquí presento es mi posición personal tras largos años de reflexión, de estudio y de investigación. Espero que estas deliberaciones mías inciten a su vez una reflexión y un estudio igual de profundos entre quienes se preocupan por nuestro futuro.

(2) Aunque no tengo ideas preconcebidas sobre ninguna de las «etiquetas» propuestas para las posibles soluciones (a saber, un Estado democrático, un Estado binacional, un Estado democrático laico, un Estado socialista, etc.), creo que la solución debe emanar de «objetivos estratégicos claros» para nuestra lucha, a los cuales debemos comprometernos y con los cuales cualquier solución propuesta ha de ser coherente. Dicho lo cual, me siento comprometido a luchar, junto con todos los que comparten estas opciones, por una sociedad democrática, justa, no explotadora, de creación autónoma, autosuficiente, libre e independiente de dominación externa, en la Palestina histórica. En otras palabras, me he comprometido a luchar por la antítesis del apartheid y de cualquier forma de separación política, espacial, económica y psicológica racista en el territorio histórico de Palestina.

Objetivos estratégicos

Los objetivos generales de nuestra lucha nacional colectiva, con la que estoy comprometido, pretenden alcanzar los legítimos derechos históricos que, para el propósito de este texto, se resumen en el derecho de todos los palestinos a vivir libres e independientes en su territorio histórico, considerado como parte integral de la totalidad de la Patria Árabe (Watam), sin la hegemonía de fuerza política, económica o militar alguna.

Lo anterior se basa en varios prerrequisitos esenciales:

• Son nulas y carecen de validez jurídica todas las actividades resultantes de la criminal colonización sionista de Palestina por parte de Occidente desde su inicio a principios del siglo XX, lo cual incluye los territorios y el agua robados para uso exclusivo de asentamientos sionistas judíos, todas los expulsiones y reinserciones de poblaciones nativas, el acceso exclusivo y la explotación de los recursos naturales por parte de la entidad sionista, etc.;

• Es imperativo el regreso sin trabas de todos los individuos y grupos palestinos que fueron forzados a abandonar sus casas y sus propiedades por el colonialismo sionista, con el apoyo activo de los centros imperialistas occidentales; estos individuos y grupos palestinos podrán ejercer su derecho natural inalienable a recuperar sus propiedades;

• Estos individuos y grupos palestinos tendrán derecho al uso productivo libre de sus tierras y otros recursos naturales para el desarrollo autóctono de la sociedad;

• Todas las personas de la Palestina histórica tendrán derecho a la libertad total de escoger el tipo de sistema de gobierno que deseen, sin coerción o prejuicio;

• Se garantizará la protección del principio original de separar las creencias religiosas del sistema político y estará prohibido el uso de la religión como base de gobierno;

• La igualdad de derechos de individuos y grupos estará garantizada para todas las minorías que cohabiten en la nueva sociedad palestina;

• La insistencia en el principio básico de las relaciones entre la mayoría y las minorías se basará en la igualdad y en la ausencia de explotación.

Aclaración conceptual

Este ensayo trata esencialmente del tipo de sociedad futura que yo (y, así lo espero, nosotros) aspiro a ver desarrollado en el territorio de Palestina. Es evidente que no creo que debamos aspirar a un «Estado-nación». Básicamente, creo que los Estados-nación son anacrónicos y terminan por desaparecer como estructuras organizadoras de grupos humanos. Por eso, sería insostenible, fútil y una pérdida de energía si dirigiésemos todos nuestros esfuerzos a alcanzar un nuevo Estado-nación (que, desde luego, no sería el único) tras dos o tres generaciones. De ahí que haya decidido centrarme en el tipo de «sociedad» a la que aspiramos. Se trata de una discusión que se sitúa en el ámbito de los conceptos; no pretende ser una discusión sobre un «plan político» que se pueda implementar a lo largo de las próximas décadas. Creo firmemente que si no clarificamos e integramos los conceptos básicos y la idea que nos hacemos de ellos, ningún plan político, sea el que sea, podrá mantenerse. Además, y para que quede bien claro desde el principio, esta discusión no descarta ni debería descartar o minimizar la urgente necesidad de incrementar la lucha popular en curso contra la ocupación sionista-usamericana y la dominación de nuestros territorios (así como contra todos sus agentes e intermediarios locales e internacionales) y contra todos sus símbolos y estructuras (por ejemplo, el ilegal muro de separación, las ilegales colonias sionistas judías, etc.) [3].

Desde esta perspectiva, se hace necesaria la deconstrucción y la cuidadosa reconstrucción de un número esencial de componentes, y ello con el fin de que podamos proceder de forma exhaustiva y sin ambigüedad. En primer lugar, me centraré en tres componentes principales:

1. La naturaleza del territorio de Palestina (en el sentido histórico-espacial);

2. La composición de la ciudadanía en el territorio de Palestina;

3. El tipo de entidad, a saber, la configuración estructural política, económica y social que organiza la existencia de los ciudadanos.

Elaboraciones preliminares

El territorio

1. Dado que las disposiciones de Sykes-Picot (1916) dividieron la región árabe en unidades incoherentes e inviables de «Estados-nación», y dado que el territorio histórico de Palestina fue escogido para la implantación del sionismo, que es una empresa colonial occidental, todas las soluciones propuestas para la «cuestión Palestina» -desde las recomendaciones de la Comisión Peel en 1937, pasando por el Plan de Partición de Palestina en 1947 por parte de Naciones Unidas, y culminando con los Acuerdos de Oslo en 1993 (y posteriores)- se basaron en la premisa de la división del territorio de Palestina, fueron injustas y contrarias a los derechos básicos humanos, sociales, culturales y económicos del pueblo palestino. Su objetivo consistía en llegar a un arreglo aceptable para los centros capitalistas occidentales y los poderes dominantes, el cual ayudaría a crear una cabeza de playa en Palestina al apoyar el establecimiento de un régimen sionista asquenazí que requería el «desmantelamiento de la vida comunal Palestina y la pauperización de la mayoría de su pueblo» [4], mediante la imposición de una implacable e incesante dominación militar y económica de Palestina, a través de la cual la hegemonía imperial occidental podría extenderse a toda la región árabe y musulmana.

2. Cuando digo Territorio de la Palestina Histórica de refiero a las áreas «septentrionales de Siria», que fueron etiquetadas de «Palestina» al final de la Primera guerra mundial y que, por designación, cayeron bajo ocupación británica y terminaron por ser etiquetadas de «Territorio Enemigo Ocupado» [5]. Con independencia de las diferentes estructuras administrativas que se fueron sucediendo con el tiempo, este territorio incluía toda la región occidental del río Jordán, a lo largo de una línea que se extendía desde la frontera libanesa en el norte hasta al-Naqab en el sur y que llegaba, en el oeste, hasta el mar Mediterráneo, a lo largo de una línea que incluía al-Naqab hasta el sur de Rafá y, por el norte, hasta la frontera libanesa, con la inclusión de toda Galilea. Por lo tanto, la Palestina Histórica que aquí se utiliza incluye todo el territorio que los británicos, presionados entonces por el movimiento sionista, insistían en tener bajo su mandato o lo que actualmente se denomina Cisjordania, Israel y la Franja de Gaza.

3. Este territorio era una parte orgánica e inseparable de la Patria Árabe (Al-watan al-Arabi) para la nación árabe, que incluía al pueblo árabe palestino. Los actuales «Estados-nación» o «mini-estados-nación» árabes de la región son configuraciones artificiales y reflejan el equilibrio del poder entre las fuerzas imperiales occidentales que en aquella época se enfrentaban entre sí. Por lo tanto, la solidez futura de estas «configuraciones estatales» es dudosa.

Los ciudadanos

La futura sociedad en Palestina estará compuesta por:

• Todos los palestinos y los judíos que vivían (y siguen viviendo) en el territorio de Palestina antes de 1948;

• Todos los palestinos que fueron expulsados o forzados a huir como consecuencia del proceso de limpieza étnica y del desmembramiento de la sociedad palestina autóctona, como preparación para la creación del Estado sionista asquenazí en 1947-1948;

• Todos los demás grupos de población, con independencia de su afiliación religiosa o sectaria, que acepten y se comprometan a respetar la esencia de los «objetivos estratégicos» delineados aquí arriba.

Esto se basa en las siguientes premisas:

1. La población árabe autóctona de Palestina tiene la intención de hacer una concesión histórica y declara que, a pesar del sufrimiento criminal e injusto a que fue sometida por la creación y el mantenimiento del Estado sionista asquenazí, desea vivir en Palestina junto a los judíos no sionistas bajo el principio de la igualdad.

2. Se implementará y se respetará el «derecho al retorno» de todo los palestinos que lo deseen y se anulará y desmantelará la racista «ley del retorno» de los judíos.

3. El «pueblo judío» [6] es un mito histórico, creado y perpetuado por el racista movimiento colonial de pobladores sionistas para justificar la colonización y el robo del territorio del pueblo autóctono de la Palestina histórica con el fin de utilizarlo como cabeza de playa para la extensión de la hegemonía imperialista occidental

4. Los judíos no sionistas en la futura sociedad Palestina constituirán un grupo ordinario de personas que sólo se distingue por su adhesión a una creencia religiosa. De acuerdo con esto, no constituirán un grupo «étnico» o «nacional», al igual que sucede con la minoría cristiana en Palestina o con la población musulmana en Francia, USA, el Reino Unido, Alemania, etc. Si escogen vivir con nosotros tendrán garantizado el derecho a ejercer sus valores y costumbres culturales y religiosos, pero no podrán reclamar un «derecho de autodeterminación» como si constituyesen un grupo «nacional» [7].

5. Las poblaciones de fe judía que existen en otras partes del mundo forman parte integrante de los países en los que existen; no pueden hacer reclamaciones históricas o religiosas sobre el territorio de Palestina como si fuesen parte de un «pueblo diseminado». La «diseminación histórica» de los «judíos» fuera del territorio de Palestina es igualmente mítica; sus pretensiones hasta la fecha ha sido algo putativo y artificial.

La entidad: «soluciones» propuestas

Durante los últimos cien años o desde la arremetida del proyecto sionista, ha habido diversas propuestas «principalmente políticas» sobre la naturaleza de la futura entidad que organizará la vida de la población en el territorio de Palestina [8]. Yo ofrezco aquí mis ideas sobre tales propuestas según su coherencia con los «objetivos estratégicos» descritos más arriba.

Empezaré con aquellas «propuestas» que pueden eliminarse de inmediato a causa de su evidente incoherencia con los principios básicos de los denominados «objetivos estratégicos».

1. La idea de los «dos Estados»

Esta propuesta, promovida por la OLP desde 1988, presupone lo siguiente: la partición física del territorio histórico de Palestina; la división del pueblo palestino en categorías desconectadas y aisladas desde el punto de vista político-espacial; la aceptación de la inaplicabilidad del Derecho al Retorno; la continuación, el mantenimiento y la aceptación del estado racista sionista asquenazí establecido en la tierra que nos robaron; la continua explotación de las clases sociales marginales y pobres y el aumento de las diferencias entre los ricos, que dominan los recursos disponibles a través de la corrupción y la cooperación con capitalistas sionistas, y los pobres, que se empobrecen cada vez más; y la sumisión a la hegemonía de USA y de otros importantes poderes imperiales occidentales sobre Palestina y sobre la totalidad de la región árabe y musulmana.

Esta propuesta es ostensible e inequívocamente incoherente con nuestros «objetivos estratégicos» y, por lo tanto, queda eliminada de nuestras deliberaciones.

2. La idea del «Estado islámico»

Esta propuesta no ha sido objeto de mucha elaboración ni difusión, pero existen esbozos de sus principios básicos, que se pueden resumir como sigue [9]: El territorio de Palestina es una institución (waqf) islámica bajo ocupación y el hecho de ceder cualquier parte de él constituye una grave violación de la ley divina; la nación musulmana tiene la responsabilidad de liberarlo y de establecer en su interior un Estado islámico. El Estado islámico en Palestina será gobernado mediante leyes religiosas, aplicadas por sus líderes religiosos. Será un Estado religioso en el que judíos y cristianos (los pueblos Dhimma) gozarán de libertad para practicar su religión, pero no para compartir el poder. Los ciudadanos estarán divididos sobre la base de la religión (y tratados en consecuencia).

Incluso si esta propuesta incluye el potencial de proteger la tierra santa de Palestina, plantea graves cuestiones básicas sobre la libertad de elección, la separación entre religión y sistema político, la naturaleza de la ciudadanía, la diversidad política, etc. Es asimismo incoherente con los «objetivos estratégicos» y queda eliminada de nuestras deliberaciones.

3. La idea del «Estado binacional»

Ésta es, quizá, la idea más difundida desde los años veinte por judíos sionistas y no sionistas, árabes palestinos de la izquierda y otros izquierdistas y activistas. Al mismo tiempo, estas discusiones, escritos, declaraciones, etc. se caracterizaron por una ausencia total de claridad [10]. Sin embargo, dado que existe un gran corpus escrito y se ha discutido mucho sobre esta idea, podemos fácilmente recopilar sus premisas esenciales. Su principio básico y más importante es que existen dos «nacionalidades» que compiten en Palestina/Israel, una «nacionalidad judía» y una «nacionalidad palestina», y a cada una de ellas se le debe reconocer un derecho a la autonomía política y cultural, que conduciría a la autodeterminación. Esta premisa asume la paridad entre ambas «nacionalidades» sin dominación de un grupo sobre el otro, pero deja diversos puntos sin clarificar y adolece de ambigüedades graves y problemáticas:

• Empieza por aceptar la estructura sionista de control, la discriminación y la dominación existentes en la actualidad, no pone en entredicho el Estado sionista asquenazí que fue creado por la fuerza, mediante la limpieza étnica de la población Palestina autóctona, y lo recompensa con la aceptación.

• La idea del «Estado binacional» se basa en el mismo principio mítico sionista de que los judíos del mundo constituyen un «pueblo» o una «nacionalidad» y de que tienen un derecho histórico y religioso al territorio histórico de Palestina.

• No existe una idea clara de cuál será el territorio objeto de esta idea «binacional»: ¿será el territorio no dividido del actual «Estado sionista asquenazí» o el territorio de la Palestina histórica.? Ambas posibilidades tienen implicaciones sobre la «potencialidad» de implementar unos derechos palestinos genuinos.

• No asume como precondición el desmantelamiento de la estructura sionista existente de apartheid y de su injusto, ilegal y desigual control sobre los recursos naturales y materiales y los medios de producción.

• No hace hincapié en el derecho palestino al regreso como condición previa.

• De acuerdo con estos principios, el «binacionalismo» podría muy bien ser una forma de apartheid, no necesariamente democrática.

Sobre la base de nuestro análisis de estas premisas, la idea «binacional» propuesta, como medio para restituir los derechos palestinos genuinos, no es coherente con nuestros «objetivos estratégicos», enumerados más arriba.

4. La idea del «Estado democrático laico»

Esta idea surgió inicialmente en la revolución Palestina tras la derrota militar de los Estados árabes en 1967 y la ocupación militar israelí del resto de Palestina, de la península egipcia del Sinaí y de los Altos del Golán sirios. Las premisas de esta idea dieron lugar a un «animado debate» que duró cuatro años, hasta 1971 [11]. Sin embargo, aquel debate se terminó entonces y fue reemplazado pocos años después por la discusión activa de la propuesta de los «dos Estados»; y no volvió a resurgir con fuerza hasta los últimos 10 o 15 años, aunque sin mucha elaboración. Los intentos iniciales de infundir más claridad a sus principios carecían de fundamento y no pasó de ser un eslogan. Las premisas básicas de esta idea y los problemas que genera son los siguientes:

• El establecimiento de un Estado «Democrático» moderno (y no sectario) en la Palestina histórica, en el cual el énfasis se sitúa en lo «democrático» y no mucho en su «laicidad».

• La aceptación palestina de que los «judíos israelíes» tenían un lugar en la «futura Palestina», al igual que los «cristianos» y los «musulmanes». El problema conceptual no se plantea con los «cristianos» o los «musulmanes», que son constituyentes naturales subyugados de la Palestina histórica, sino con los «judíos israelíes». Por lo tanto, los intentos iniciales se centraron en distinguir entre «judíos», como grupo religioso, y «sionistas», como ejecutores de una ideología opresiva y colonizadora. Había un énfasis inicial en lo «laico» o «no sectario». Sin embargo, a falta de aclaraciones adicionales de esta premisa, el problema sigue siendo la división de la población en sectas basadas en identidades religiosas.

• En ausencia de claridad, la implicación de aceptar «judíos israelíes» quedó sometida a la interpretación de aceptarlos como grupo «religioso» o como grupo «nacional», con un derecho potencial a la «autodeterminación», que en este punto no se distinguiría de la idea «binacional».

• Dado que esta propuesta se percibió desde el principio como una idea «liberadora», quedó claro que uno de sus prerrequisitos era el desmantelamiento de la estructura sionista existente en Palestina y de todas sus ilegales consecuencias; pero, de nuevo, quedó sin elaborar.

• No se hace hincapié al derecho palestino al retorno como condición previa; se asume por insinuación.

Existe un cierto grado de coherencia entre las premisas de esta idea y los «objetivos estratégicos», pero no suficiente para adoptarla.

Creo que una sociedad democrática y socialista (y sin contradicción) en la Palestina histórica es la única idea que posee el potencial de ser coherente con nuestros «objetivos estratégicos». Una idea como ésta liberará a la Palestina actual de las garras de la dominación política y económica sionista-asquenazí-occidental; en ella, los recursos naturales de la tierra y el agua y los medios de producción quedarán de nuevo bajo el control legítimo del pueblo.

Y, finalmente, ¿por qué apoyo la idea de una sociedad socialista democrática en la Palestina histórica?

Pues porque apoyo una solución justa, moral y continuada que encarna el potencial de restaurar los derechos genuinos palestinos en su patrimonio histórico. Esta solución:

1. Rectifica el mal histórico e ininterrumpido y la injusticia cometida con el pueblo palestino;

2. Mantiene la integridad geográfica y territorial de Palestina como parte la Patria Árabe;

3. Insiste en el derecho del regreso de todos palestinos a sus tierras y propiedades, de las que fueron criminalmente desalojados por la fuerza;

4. Desmantela todas las estructuras y leyes sionistas y judías israelíes edificadas sobre la desigualdad y la exclusión de los árabes palestinos con el propósito de imponer y mantener un control hegemónico del Estado sionista asquenazí sobre toda la región;

5. Permite y alienta la convivencia mutua entre árabes palestinos y judíos israelíes en el territorio histórico de Palestina, en el interior de una sociedad democrática, no sectaria, igualitaria, no represora, no explotadora, justa y abierta;

6. Promete un desarrollo genuino y sostenible del territorio de Palestina para beneficio de todos sus habitantes, en especial los pobres y los marginales, centrándose en el uso eficaz, productivo y racional de la tierra y el agua para todos sus trabajadores;

7. Establece un importante ejemplo humano de cómo los antagonistas pueden vivir juntos en armonía dentro de un espacio físico delimitado, una vez que la ideología y la práctica racistas y exclusivistas hayan sido abolidas.

 

Notas

[1] Me he tomado la libertad de invertir el título del artículo de Walid Khalidi, «Thinking the Unthinkable: A Sovereign Palestinian State» [Imaginando lo inimaginable: un Estado palestino soberano], Foreign Affairs, Vol. 56, No. 4, July 1978, New York.

[2] Véase http://www.kanaanonline.org, empezando por el artículo en tres partes de Adel Samara y Mas’ad Arbid sobre una «crítica de la solución democrática de un Estado laico» (números 1307, 1309, 1310), y la respuesta de Hisham Bustani el 21 de octubre de 2007 (nº. 1311), así como los artículos posteriores de Adel Samara sobre «The one-state project», June 18, 2008 (no. 1568), «Why the Socialist Solution in Palestine», July 11, 2008 (no. 1592) y «Two states or one state?» de Samara y Arbid (no. 1597), y la respuesta en tres partes de Mahmoud Jalbout sobre el «Project of the one Palestinian state» (números 1603, 1605 y 1607). Agradezco a Adel y Mas’ad por haberme animado a desarrollar mis comentarios para alimentar el foro de discusión sobre Canaán.

[3] Véase, por ejemplo, mi ultimo artículo del 15 de julio de 2008 en http://www.palestinechronicle.com.

[4] Khalidi, 1978, p. 697.

[5] Palestinian Encyclopedia, vol 3, Edition 1, 1984, pp. 474-475, y Mustafa Murad al-Dabbagh, Biladuna Filastine (our Land Palestine), vol 2, part 2, pp. 9-14. Beirut: Dar al-Tali’a, 1970.

[6] Véase, por ejemplo, el artículo de Tom Segev «An invention called ‘the Jewish People'»en www.haaretz.com (1.3.2008), que es un comentario sobre el Nuevo libro del historiador Shlomo Zand, de la Universidad de Tel Aviv, titulado When and How Was the Jewish People Invented?, y la entrevista con el autor en Haaretz (13/7/2008).

[7] Sobre este y otros asuntos relacionados, el lector puede consultar el largo y esclarecedor estudio del profesor de Derecho W. T. Mallison, titulado «The Zionist-Israel juridical claims to constitute ‘the Jewish people’ nationality entity and to confer membership in it: Appraisal in public international law», 32 George Washington Law Review, 1964, pp. 983-1075. «The ‘Jewish people’ membership claim is invalid, consequently, under the existing criteria of public international law. In the same way, supposed nationality concepts such as ‘the Christian people’ would be equally invalid.» (p. 1060).

[8] Para un resumen de la evolución de la idea «binacional» en Palestine, véase Irene Gendzier, «Palestine and Israel: The Binational Idea», Journal of Palestine Studies, vol. IV, No. 2, Winter 1975, pp. 12-35. Para un resumen de la evolución y el debate del «Estado democrático no sectario», véase Alain Gresh, The PLO: the Struggle Within. London: Zed Books, 1985, especialmente Part I, pp. 9-57; y el ensayo de posición titulado Towards a Democratic State in Palestine for Moslems, Christians and Jews, enviado por Fateh a la Second World Conference on Palestine, que tuvo lugar en Amman, 2-6 Septiembre, 1970. Para una elaboración de la «Solución socialista en Palestina», véase la serie de artículos en Kanaanonline, referenciados en la nota 2.

[9] Para un breve análisis, véase Ahmad Qatamesh, The One Democratic State: Towards Two Separate and Interacting Societies. Ramallah: Munif Barghouthi Cultural Center, 2007 (Arabic). Véase también Iyad Barghouti, Religion and State in Palestine. Ramallah: Ramallah Center for Human Rights Studies, 2007

[10] Véase, por ejemplo, Mahdi Adul Hadi, ed., Palestinian-Israeli Impass: Exploring Alternative Solutions to the Palestine- Israel conflict. Jerusalem. PASSIA, 2005; Virginia Tilley, The One-State Solution. Ann Arbor: The University of Michigan Press, 2005

[11] Para un análisis más detallado de este período, véase Alain Gresh (citado más arriba), pág. 50.

Fuente: http://www.kanaanonline.org/articles/01633.pdf

El palestino Khalil Nakhleh es antropólogo, asesor en educación y desarrollo y escritor. Sus dos libros más recientes son: The Myth of Palestinian Development (2004) y Empowering Future Generations (2008). Es el editor de The Future of the Palestinian Minority in Israel, que será publicado en breve. Vive en Ramalá. Su dirección electrónica es: [email protected].

Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.