Los militares que dirigen la transición egipcia se están prodigando en gestos en un intento de sacudirse la creciente ira popular, que ha vuelto a ocupar la Plaza Tahrir. Y para ello no dudan en dejar en ridículo a los políticos bajo su mando. El primer ministro, Esam Sharaf, ha iniciado una peculiar consulta cibernética […]
Los militares que dirigen la transición egipcia se están prodigando en gestos en un intento de sacudirse la creciente ira popular, que ha vuelto a ocupar la Plaza Tahrir. Y para ello no dudan en dejar en ridículo a los políticos bajo su mando.
El primer ministro, Esam Sharaf, ha iniciado una peculiar consulta cibernética y pregunta a los ciudadanos qué ministros quieren ver en el nuevo Gobierno a través de su página de Facebook. La mayoría de las respuestas eran pura sorna.
Sharaf anunció la víspera una remodelación del Gobierno en el plazo de una semana y, como aperitivo, presentó la destitución del viceprimer ministro, Yehia el Gamal, uno de los más vilipendiados por los manifestantes. Ya ayer, el Gobierno anunció que retrasará en un par de meses las elecciones parlamentarias previstas en principio para setiembre. El retraso era una exigencia de los movimientos que protagonizaron desde un inicio la revuelta que forzó la retirada del dictador Mubarak.
En un paso más, el ministro de Interior anunció ayer la destitución de 669 altos oficiales de la Policía, la mayoría de ellos generales, acusados de estar implicados en la muerte de manifestantes durante la Revolución del 25 de Enero.
Bajo un sol abrasador, los acampados desde el viernes en la Plaza Tahrir insisten en que no se conformarán con la satisfacción de 4 ó 5 demandas y apuntan ya a los militares.