Los ministros de Exteriores de la UE renunciaron ayer a exigir un alto el fuego inmediato en Líbano, sobre todo por la oposición liderada por Gran Bretaña, y optaron por preconizar un «cese inmediato de las hostilidades». La Presidencia de turno finlandesa propuso la moción, que debía ser aprobada por unanimidad. Pero no fue el […]
Los ministros de Exteriores de la UE renunciaron ayer a exigir un alto el fuego inmediato en Líbano, sobre todo por la oposición liderada por Gran Bretaña, y optaron por preconizar un «cese inmediato de las hostilidades». La Presidencia de turno finlandesa propuso la moción, que debía ser aprobada por unanimidad. Pero no fue el de Londres el único Gobierno que se opuso, ya que fue secundado por los ejecutivos holandés y alemán, este último dirigido por la canciller conservadora Angela Merkel.
Estos estados miembros hicieron causa común con la tesis estadounidense, defendida sobre el terreno y a sangre y fuego por Israel, de que una exigencia de alto el fuego inmediato «quemaría etapas, ya que no se dan aún las condiciones políticas».
Toda una contemporización que tiene atrapada entre los escombros de sus casas y bajo las bombas a la población libanesa, convertida en la pagana de la estrategia israelí y estadounidense contra sus enemigos (Hizbula, Siria e Irán) en la región.
Finalmente, los Veinticinco aprobaron la formulación propuesta por Luxemburgo, que llama a un «cese inmediato de las hostilidades que sea seguido por un alto el fuego duradero».
El Gobierno francés, promotor de la propuesta realizada por la Presidencia finlandesa, cedió y se limitó a apelar al «realismo».
La UE renuncia así a presionar a Israel justo cuando sus dirigentes reconocían una difícil situación diplomática tras la masacre israelí en el refugio de civiles en Qana.