Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens y revisado por Caty R.
La Unión Europea se presenta como mediadora en Oriente Medio. En realidad, los 27 gobiernos están involucrados en un largo proceso de acomodo a la ocupación de territorios palestinos por Israel.
Un reciente acuerdo de «cooperación más intensa, más fructífera, más influyente» entre la UE e Israel significa que Israel se ha convertido en un Estado miembro de la UE en todo salvo en el nombre. En lugar de utilizar esa relación para estimular la moderación de Israel, la UE ha legitimado acciones como el maltrato a los prisioneros y la invasión de Gaza.
La UE no ha responsabilizado a Israel por sus crímenes de guerra. La investigación realizada por un equipo nombrado por la ONU y dirigido por Richard Goldstone de la conducción de la guerra de Israel contra Gaza fue tan exhaustiva como era posible bajo las circunstancias. Pero en la discusión del informe de 575 páginas ante la Asamblea General de la ONU en noviembre de 2009, 22 de los 27 países de la UE se negaron a apoyar el documento.
Las compañías de armamento israelíes optan al financiamiento de la UE. Como Israel es el principal participante externo en el «programa marco» de la Unión para investigación científica, la UE se ha convertido en la segunda fuente de subsidios de investigación para el país. Funcionarios basados en Tel Aviv predicen que la participación de Israel en el programa plurianual, que entró en operación en 2007, ascenderá a 500 millones de euros cuando concluya en 2013.
Los beneficiarios de esos subsidios incluyen a Motorola Israel. Motorola participa en un proyecto de vigilancia financiado por la UE conocido como iDetect4All, que utiliza sensores para detectar intrusos en edificios o recursos de alto valor económico. El concepto de iDetect4All es similar al de un sistema de radar que Motorola ha instalado en 47 asentamientos israelíes en Cisjordania durante los últimos cinco años. El Jerusalem Post describe el sistema como una «cerca virtual» que utiliza cámaras térmicas para identificar a personas que no están autorizadas a entrar a los asentamientos.
La máquina de propaganda bien engrasada ha ayudado a convencer a los responsables políticos de que se debe ver a Israel como algo semejante a un Canadá mediterráneo, un país industrializado «normal» con muchas similitudes con Europa. Pero Israel no es un país normal; ocupa ilegalmente la tierra de otro pueblo.
La relación cada vez más profunda de la UE con Israel no se puede separar de la brutalidad impuesta a diario a los palestinos. Mientras más se profundiza esa relación, más acepta Europa la opresión de Palestina.
David Cronin: Europe’s Alliance with Israel – Aiding the Occupation. Pluto Press (2010)