El director adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), Christer Nordahl, considera que la situación humanitaria en Gaza está peor que nunca y advierte de que sólo queda carburante en la franja para un par de días. Nordahl ha llamado la atención sobre las graves consecuencias que puede tener […]
El director adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), Christer Nordahl, considera que la situación humanitaria en Gaza está peor que nunca y advierte de que sólo queda carburante en la franja para un par de días.
Nordahl ha llamado la atención sobre las graves consecuencias que puede tener el que se acabe el queroseno con el que funcionan los generadores de los hospitales , o de las pompas de agua que se utilizan durante los frecuentes cortes de luz actuales.
Preguntado sobre la opinión emitida por muchos palestinos de que ésta es la peor crisis humanitaria que se ha vivido en Gaza, el director adjunto de UNRWA ha contestado que «se puede suscribir, porque actualmente concurren muchos factores nefastos» .
Por un lado, el cierre de las fronteras con Israel, que impide a los palestinos trabajar en ese país, pero también dificulta y frecuentemente paraliza el flujo de mercancías y carburante .
Todo esto tiene como consecuencia el que «el paro esté muy alto y entre el 60 y el 70% de la población viva por debajo del nivel de pobreza «.
Por otro lado, todavía no se han puesto en marcha los mecanismos internacionales para reanudar los pagos a la Autoridad Nacional Palestina, suspendidos desde la victoria electoral del movimiento islamista Hamás, ahora en el Gobierno, y los funcionarios llevan cuatro meses sin cobrar nada o casi nada.
«Ahora es más urgente que nunca poner en marcha esos mecanismos… y se debería aprobar el envío de más ayuda a través de los mismos», asevera el responsable de la ONU.
De lo contrario, el pueblo palestino, dice, «puede sentirse descuidado y abandonado y eso puede tener efectos negativos no sólo aquí, sino en toda la región», donde puede producirse una radicalización.
«La comunidad internacional -opina también- debería hacer un esfuerzo por que se suspenda el castigo de la población civil palestina».
«Lo que Israel está haciendo -insiste- es castigar colectivamente a la población palestina», y violar la legislación internacional y la convención de Ginebra que prohíben atacar objetivos civiles como la central eléctrica destruida la semana pasada.
El responsable de UNRWA está en contacto permanente con las autoridades israelíes: «cada día hacemos una evaluación de la situación, y ellos saben que en Gaza queda carburante para un día, dos como máximo… pero alegan que hay problemas de seguridad en los pasos fronterizos para las mercancías y para el carburante».
Bombas sónicas
Hasta este martes se permitió la apertura del paso de Najal Oz, donde está la estación de bombeo del carburante, pero los 430.000 litros que entraron apenas representaba algo más de lo que se necesita para un día (400.000 litros), según el director adjunto.
Por estas dificultades, UNRWA, según otras fuentes de la organización, sólo está funcionando a un tercio de su capacidad, aunque se prepara a responder a cualquier emergencia que se produzca, como que tenga que abrir sus colegios para refugiados de zonas atacadas por Israel.
De momento la organización tiene suficientes existencias de medicamentos , pero, como gran parte de Gaza, ya no tiene leche para repartir a sus beneficiarios.
A esto se suma, dice Nordahl, «el efecto psicológico sobre la población de los bombardeos con misiles, y con las llamadas bombas sónicas (los aviones israelíes rompiendo la barrera del sonido que parecen una explosión de gran potencia) y de no saber si mañana se tendrá agua, luz o comida».