Aunque el término ha trascendido como función de personaje masculino, «el lector de tabaquería» puede ser también una mujer, como ocurre a una fémina que desempeña esa labor en esta longeva y céntrica ciudad cubana.Su tarea diaria consiste en leer diarios, libros u otros textos para quienes tienen puesta la atención de sus ojos y […]
Aunque el término ha trascendido como función de personaje masculino, «el lector de tabaquería» puede ser también una mujer, como ocurre a una fémina que desempeña esa labor en esta longeva y céntrica ciudad cubana.Su tarea diaria consiste en leer diarios, libros u otros textos para quienes tienen puesta la atención de sus ojos y manos en las labores de manipular y transformar las aromáticas hojas del tabaco en un excelente puro, extendiéndose además a las tareas de despalillo y escogida.
La primera referencia acerca de esta singular ocupación que algunos consideran tan cubana como las palmas reales que crecen a lo largo de este archipiélago antillano, se remonta a 1865, en la Fábrica de Tabacos El Fígaro.
Luego hubo un tiempo de silencio y reaparece en 1880.
En 1996, un año después de iniciada la tercera gesta independentista contra España (la llamada Guerra Necesaria, iniciada 1895), volverían a desaparecer en Cuba los lectores de tabaquería, que resurgen de nuevo en la era republicana, a principios del nuevo siglo.
En sus inicios y hasta principios de la década del 60 del siglo XX eran los propios trabajadores del sector quienes aportaban los fondos monetarios de sus salarios para que se le pudiera pagar a este personal, cuya voz le hacía los días más agradables e instructivos a los operarios.
Con el tiempo, esos lectores de tabaquería se fueron relacionando con los intereses de clase de los trabajadores del sector, promocionaron sus anhelos sociales y participaron en sus luchas.
Huelgas tabacaleras
El 16 de julio de 1902 se declaran en huelga los obreros de las escogidas de tabaco del territorio central de la isla, reclamando el reconocimiento de su gremio. Con la llegada del 15 de abril de 1919 se crea la asociación de escogedores de rama de tabaco en el norteño municipio de Yaguajay.
Según recoge el número 204 del diario El Imparcial, de Sancti Spíritus, correspondiente al sábado 30 de noviembre de 1940, en medio de cierta tranquilidad para los escogedores, con el concurso Reina del Tabaco, se inició una recolecta de fondos para reconstruir el edificio de la Asociación de Escogedores de la villa.
Elegirían una Reina y Tres Damas de Honor, las cuales deberían ser coronadas ante el pueblo espirituano el primero de diciembre del mencionado año. La Asociación de Escogedores de Tabaco en Rama de Sancti Spíritus estaba ubicada en la calle Martí número 106. El 2 de julio de 1951, en los municipios de Cabaiguán y Taguasco, se registraron diversas huelgas de obreros torcedores de tabaco en protesta contra la mecanización que amenazaba con dejarlos sin emplso.
Paralelamente, en Yaguajay, los tabaqueros tomaron el Ayuntamiento en respuesta a la proyectada medida. Cuando en marzo de 1952 se origina el golpe de Estado del dictador Fulgencio Batista el pueblo espirituano condena esta acción y la enfrenta con un paro tabacalero en Taguasco. En 1954, el 21 de mayo, comenzó una protesta por mejores condiciones laborales entre los trabajadores de escogidas de Cabaiguán, dirigidos por el líder obrero Miguel Reyes.
Una joven lectora
Odelys Basso Cruz, de 24 años de edad y graduada como técnico medio en Informática, es la persona que realiza la función de lectora en la fábrica de puros ubicada en esta ciudad, a unos 350 kilómetros al Este de la capital cubana. Acumula sólo tres meses en esa función, pero aseguró a Prensa Latina que la compañera a la cual sustituyó llevó a cabo ese oficio por muchos años. Su labor consiste en leer novelas, las noticias más importantes del día, además de las instrucciones laborales y otros textos de capacitación o resoluciones e incluso temáticas sociales, entre ellas las de sexología.
Su interesante jornada laboral comienza a las 8.30 horas, alternando con descansos intermedios donde se le pone un tiempo de música a los trabajadores, así como noticieros radiales. Afirma que en su caso no hay tradición familiar en ese oficio y antes de proponérsele, «ni sabía que existía este tipo de trabajo», comentó. Explica cómo desde «una cabina donde está ubicado el micrófono les narro a los oyentes o doy los resultados de la calidad de la producción en el día. Recibo por ello un buen salario». «Al principio era tímida, pero me he ido acostumbrando poco a poco», resume.
Curiosidades
Es una tradición que si los trabajadores quedan satisfechos con la labor del lector de tabaquería suenen contra las mesas a manera de aplauso sus chavetas (cuchillas planas de metal con las que cortan la hoja del tabaco), pero si están insatisfechos, entonces tirarán al suelo dicha herramienta.
Se le atribuye a las lecturas de las novelas El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, así como Romeo y Julieta, de William Shakespeare, el haberle adjudicado tales nombres a vitolas (medidas de calibre o formas de puros devenidas en marcas cubanas) que han alcanzado fama mundial. La primera de esas obras de la literatura universal se dice que fue una de las favoritas, cuya lectura pedían los trabajadores torcedores de las fábricas de puros cubanos.
La del lector de tabaquería es una labor que entretiene y eleva el nivel cultural de quienes lo escuchan día a día. A través de una voz con rostro conocido ellos están al tanto de las últimas noticias nacionales o internacionales y lo mejor de la literatura universal y cubana, además de otras opciones de interés del sector. El reconocido escritor y periodista espirituano, ya fallecido, Tomás Álvarez de los Ríos, también realizó esa labor en una época de su vida. Igualmente desempeñó en algún momento esa función el bardo Fayad Jamís, quien desde su México natal vino a residir de pequeño al poblado de Guayos, a unos 13 kilómetros de la ciudad de Sancti Spíritus, donde estableció con Tomás una entrañable amistad. A ciencia cierta se desconoce cuántos lectores de tabaquería existen actualmente en el país, pues son contratados por los colectivos obreros, pero un texto consultado en Internet calcula 213.
Sin embargo, sea cual fuere su número, lo importante es que este personaje mantiene con su voz viva una tradición hasta nuestros días, donde quiera que en Cuba se tuercen habanos a mano.
(*) La autora es corresponsal de Prensa Latina en la provincia cubana de Sancti Spíritus.
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?task=viewcat&cat=Exclusivos