Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Aunque muchos en Egipto están ya de luto por la «muerte de la revolución» y el subsiguiente «golpe militar», es hora de subrayar, o de volver a subrayar, algunos puntos:
1. Hablar de golpe militar en junio de 2012 es asumir que Egipto estaba siendo gobernado por un gobierno civil desde el derrocamiento de Mubarak, lo cual no responde en absoluto a la realidad. El golpe lleva en vigor, más o menos, desde el 11 de febrero de 2011, cuando los revolucionarios consiguieron derrocar a Mubarak y le sustituyeron los generales que él había cuidadosamente seleccionado.
2. Desde el principio del «proceso de transición», la junta militar lo ha controlado todo y ha utilizado todas sus armas políticas, jurídicas y constitucionales para moldear ese proceso, no dudando en utilizar las balas cuando veía fracasar su «poder suave».
3. La junta militar es, entre todos los actores políticos, la más inclinada a «traspasar el poder» a un gobierno civil. En el momento de escribir estas líneas, y a lo largo de la pasada semana, carros blindados y camiones del ejército han estado recorriendo las calles, distribuyendo comunicados y animando a la gente a votar en la segunda vuelta. La televisión estatal está continuamente trasmitiendo parecidos mensajes de propaganda, tanto explícitos como indirectos. La junta está diciendo que quiere «irse», regresar a sus cuarteles, con todas las seguridades constitucionales, políticas y legales de que su posición, privilegios, control de la economía y toma de decisiones van a seguir como hasta ahora. En resumen, sueñan con el antiguo «modelo turco».
4. Ninguna revolución se consolida en 18 días o 18 meses. Si todos estamos de acuerdo en que ésta es una guerra contra el régimen que va a durar varios años, entonces ¿por qué de repente todo el mundo se asusta muchísimo y dice que todo ha terminado? ¿Es que alguien esperaba que la revolución sería una curva lineal de victorias? Estamos atravesando, sin duda, un período catastrófico porque la contrarrevolución está a la ofensiva, pero de ninguna manera deberíamos pensar que la revolución está acabada. ¿Cuántas veces oímos o leímos durante el pasado año y medio la frase «¡se acabó, han derrotado la revolución!» para asombrarnos ante el resurgimiento de las protestas en la calle, de las ocupaciones y de las huelgas de trabajadores que obligan a la junta a retroceder?
5. Esta revolución no tiene aún liderazgo sencillamente porque ninguno de los grupos políticos existentes cuenta aún con suficientes apoyos de las bases sobre el terreno para ponerse al frente de las mismas. De ahí que sea inútil cualquier acuerdo político entre el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) y cualquier fuerza política que tenga como objetivo dispersar las protestas en la calle o las huelgas de los trabajadores.
6. Las huelgas de los trabajadores, que plasman la única esperanza de derrocar al régimen, no siguen nunca una curva lineal ascendente. Al igual que la protesta en la calle, las huelgas también tienen altibajos. Sin embargo, así y todo, la oleada de huelgas ha entrado en su sexto año continuado y no hay perspectivas de que las movilizaciones en la industria vayan a terminar, sencillamente porque las razones estructurales y objetivas del estallido de las huelgas siguen aún ahí y ningún candidato presidencial ni ningún profeta puede solucionar estos problemas mientras el régimen neoliberal siga en su sitio.
7. Las huelgas de los trabajadores, aunque no tienen un liderazgo unificado, se han enfrentado repetida y directamente con el ejército a través de sus cantos y sus posiciones en contra de la junta militar; también han tenido diversos roces con los Hermanos Musulmanes o los miembros salafíes del parlamento que trataban de dispersar sus acciones en las industrias de su zona y ni se molestaban en intervenir para ayudar a los trabajadores.
8. La oposición islamista misma está llena de contradicciones y divisiones internas. La pésima actuación en el (ahora disuelto) parlamento, la colaboración con la junta militar a lo largo del pasado año y el fracaso a la hora de conseguir algún avance nacional concreto para el pueblo durante la corta vida del difunto parlamento, solo podía acarrear un proceso de desilusión entre las franjas de los pobres y de los jóvenes que en esos grupos tienen potencial para acelerar los cambios.
9. Hay buenas razones para temer que tenemos por delante unos meses duros. El disuelto (en absoluto) aparato del Partido Democrático Nacional arrimó el hombro tras Shafiq en estas elecciones, y los miembros del partido se sintieron felices de salir del armario después de llevar desaparecidos durante un año de los ojos de la gente. Los dirigentes de la seguridad de Mubarak habían quedado todos absueltos y cada día recibíamos noticias acerca de más oficiales y cabos de la policía absueltos de todas las acusaciones relacionadas con el asesinato de manifestantes. Aunque la ley de emergencia se levantó oficialmente hace dos semanas, el Ministro de Justicia ha otorgado a los oficiales de la inteligencia y de la policía militar autoridad para arrestar a los civiles. Sin parlamento ni constitución, se espera que Shafiq, el probable presidente venidero, lance una dura y amplia campaña de seguridad, con el apoyo total del CSFA, contra los activistas por la democracia, los grupos de oposición y los revolucionarios.
10. Esta inminente oleada de represión no va a acabar con la revolución. De nuevo, serán necesarios varios años para que el polvo se asiente. El campo revolucionario carece de las herramientas necesarias para contraatacar, es decir, de una organización nacional de los sectores más avanzados de los movimientos de jóvenes y trabajadores y de un frente coherente unido que coordine los diferentes grupos revolucionarios en la capital y en las provincias. Y en tiempos tan duros, en momentos en que la contrarrevolución va a toda máquina, la necesidad de tal organización es más urgente que nunca.
Hossam El-Hamalawy es un periodista y activista egipcio. Edita la popular página de Internet www.arabawy.org
Fuente original: http://www.jadaliyya.com/pages/index/6012/the-troubled-revolutionary-path-in-egypt_a-return-