Traducido del árabe para Rebelión por Alma Allende
Muchos no se han sorprendido ante la concesión del premio nobel de la Paz -compartido con la presidente de Liberia Ellen Johnson y la activista L. Gbowee- a la yemení Tawakul Karman. La periodista rebelde viene alzando desde hace años su voz en defensa de la libertad y la justicia.
Ni un solo día fue normal la vida de Tawakul Karman. La activista y periodista yemení a la que se concedió hace dos días el premio Nobel de la Paz (junto a la presidenta liberiana Ellen Johnson-Sirleaf y la activista Lima Gbowee) no tiene todavía 32 años y, no obstante esto, ha conseguido convertirse ya en un icono de la mujer militante en su país. No ha dejado de luchar por obtener para las mujeres yemeníes una posición mejor en la vida pública, al mismo tiempo que alzaba públicamente la bandera de la libertad de expresión, rechazando toda clase de restricciones a la prensa y a los medios de comunicación.
Pero Karman, al contrario que muchos otros, no se conformó con teorizar en el ámbito de los derechos, la política y el periodismo sino que trabajó directamente sobre el terreno, fundando la organización Periodistas sin Cadenas y exponiéndose a golpes y malos tratos, tanto físicos como psicológicos, durante su participación en las marchas de protesta que organizó con los jóvenes de la revolución yemení. Asimismo esta mujer rebelde fue secuestrada cuando volvía a su casa en compañía de su marido pocos días después del estallido de las primeras protestas populares. Miembros de la policía del régimen de Ali Abdala Saleh la retuvieron en la prisión central durante treinta horas antes de liberarla bajo una presión internacional y popular sin precedentes. Las cosas no acabaron ahí, pues el propio presidente Ali Saleh le dijo a su hermano en una comunicación telefónica que «el gobierno no se hacía responsable a partir de ahora de lo que pudiera pasarle a Tawakul Karman», en lo que puede describirse como una velada amenaza de muerte. La activista yemení así lo declaró a los medios de comunicación sin que se produjera ningún desmentido oficial por parte del régimen.
Dice Tawakul, formada en el seno de uno de los partidos religiosos más fuertes del Yemen, Partido de la Alianza Yemení por la Reforma, que supo desde el principio que su camino nunca sería fácil, decidida como estaba a oponerse al régimen militar y policial de Ali Abdala Saleh. Ha declarado que siempre temió lo peor. Pero que ninguna amenaza ni intimidación lograron nunca desviarla del destino que había escogido para sí misma.
En todas sus intervenciones públicas, esta joven yemení repetía siempre su expresión favorita: «para que el ser humano obtenga sus derechos tiene que reclamarlos». A partir de este principio, alzó públicamente su voz en protesta contra la represión y la injusticia a la que estaba sometido su pueblo. Así creó La Plaza de la Libertad frente a la sede central del consejo de ministros yemení. Pero tras tres años de protestas en esta Plaza, nació otra Plaza, la Plaza de Taghir que ocupan los jóvenes yemeníes desde hace siete meses exigiendo el derrocamiento del régimen de Saleh.
Al-Akhbar contactó con Tawakul Karman nada más conocer la noticia de la concesión del premio Nobel de la Paz. Karman ha querido dedicar el premio a ese impresionante grupo minoritario que la ha acompañado desde el año 2007 y con el que «hemos venido ejerciendo nuestro derecho a defender la libertad de expresión y a protestar contra la represión y el encarcelamiento arbitario al margen de la ley». Ha añadido que no esperaba en absoluto este premio: «ni siquiera sabía que había sido propuesta, pero no puedo ocultar mi enorme satisfacción y felicidad». Ha asegurado que el Nobel de la Paz confirma que la lucha pacífica es el mejor camino para «alcanzar nuestros derechos en el enfrentamiento con los regímenes dictatoriales». El premio obtenido, añade Karman, es un homenaje a los mártires y heridos de la revolución de los jóvenes yemeníes y un reconocimiento internacional de la justicia de esta revolución y de la necesidad de su triunfo». Y concluye con confianza y alegría que «el premio confirma el poder de nuestro movimiento en su propósito de hacer caer el régimen del presidente Ali Saleh, el cual impide desde hace 33 años la construcción de un Yemen moderno y democrático».
Tawakul Karman, tras dedicar su premio a los mártires de la revolución y a «los jóvenes de la primavera árabe», no olvida a los más próximos, a todos aquellos que la han apoyado desde muy cerca, y entre ellos «no puedo olvidar a mi padre, a mi marido y a mi familia, pues sin ellos jamás habría conseguido llegar hasta aquí».
Fuente: http://www.al-akhbar.com/node/23150
Karman anuncia la entrega del premio al pueblo yemení tras el derrocamiento del régimen
La revolucionaria yemení Tawakul Karman, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, ha anunciado que entregará el importe del premio al pueblo yemení. Marp Press, la agencia yemení, informa de que durante la manifestación festiva celebrada ayer en la plaza Taghir de Sanaa, la periodista aseguró que entregaría la totalidad del dinero del premio a las arcas del Estado una vez depuesto el presidente Ali Abdalá Saleh y su régimen.
Karman añadió que el premio no lo ha obtenida ella sino el pueblo yemení y que, por tanto, también el dinero pertenece al pueblo yemení. El dinero del premio Nobel, dijo, será la primera cantidad que entrará en las arcas del Estado antes de que el pueblo recupere todo el capital saqueado por el régimen de Saleh.
Karman se ha comprometido a perseguir judicialmente a Saleh y su régimen hasta recuperar la totalidad de las riquezas saqueadas a fin de devolverlas al Estado, una vez liberado, para que las utilice en beneficio del pueblo yemení.
http://www.alquds.co.uk/index.asp?fname=latestdata2011-10-09-08-05-21.htm