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«Las contagiadas y los locos».

Fuentes: Rebelión

Hace un tiempo escuche a una persona explicar que en algunas enfermedades mentales, la locura reside no en la respuesta, en el comportamiento, sino en la percepción de la realidad, en el análisis y visión de lo que somos o nos rodea. Así por ejemplo, si vemos a una persona que se queda paralizada o […]

Hace un tiempo escuche a una persona explicar que en algunas enfermedades mentales, la locura reside no en la respuesta, en el comportamiento, sino en la percepción de la realidad, en el análisis y visión de lo que somos o nos rodea.

Así por ejemplo, si vemos a una persona que se queda paralizada o que echa a correr despavorida porque cree ver leones, la «locura» no reside en huir o en permanecer inmóvil, sino en creer que hay leones…aunque éstos no existan en la realidad, la reacción ante tal creencia es «normal» (en el sentido cuantitativo de respuesta mayoritaria ante esa misma situación, que la convierte en «norma»).

La criminalización mediática crea locura, crea «leones», esto es, percepciones enfermas de la realidad, visiones erróneas de la situación….es un mecanismo fundamental de control social, de puesta en marcha de los mecanismos ideológicos que hacen que se perpetúe el estado de las cosas, que se mantenga la reproducción de los sistemas de explotación y dominación de género, de clase, nacional.

Un tema estrella sin duda, para ejemplificar esto, es el conflicto que mantiene el estado español con las distintas naciones que vivimos bajo su jurisdicción.

La lógica de la criminalización mediática es deformar la realidad, poner limites que encorseten de que hay que hablar (y de que no), como hay que hablarlo, como se nombran las situaciones, como se definen a los actores/actrices de tales situaciones, esto es, en qué y con qué términos hay que tratar los temas….convirtiendo la realidad en locura, y la locura en normalidad.

Una de esas etiquetas que pretende nombrar la realidad suplantándola, manipulándola, es la de » contagiad@s», con vistas a una estrategia de aislar socialmente a quienes así son designad@s, a lo que defienden, a lo que construyen, a quienes pretendan escucharles, acompañarles, votarles, etc….cumpliendo al tiempo la función de generar no sólo la figura de «contagiad@», de mal a evitar, a erradicar, a condenar, del que huir, sino que también crea la figura, la ficción, de «san@».

«San@» sería quien no está contagiad@. Pero, ¿qué noción tan falsa, tan ilusoria, de salud es esa? Por un lado, la empobrece reduciendo la salud a «no -contagiad@», por otro, es ilusoria, en tanto que se crea artificialmente que es el contagio, así como que si reniegas de l@s contagiad@s estás a salvo. Se generan enfermizas reacciones de «salud» que llevan a la huida, al inmovilismo, al rechazo, entre supuestos san@s y contagiad@s y también entre supuestos contagiad@s frente a l@s proclamad@s san@s ( que más bien son «todavía no contagiad@s»)

Obviamente, no existen contagiad@s, como no existen los leones de los que se huía en el ejemplo.

Pero, lo que si existen son «loc@s», gente que reacciona normalmente ante la creencia de estar junto a «contagiad@s».

Así, aunque no haya contagio, si que hay personas que van a ser tratadas, en la realidad, como «contagiad@s».

Debemos entender a «l@s loc@s» o más bien, debemos entender su locura….mientras vean leones, no van a querer dejar de correr. Y a la vez, hasta que no dejen de verlos, los leones seguirán existiendo.

Mientras seamos cómplices del estatus de verdad que se le otorgan a las ficciones, convertiremos en norma la locura.

Romper este circulo, salir de los límites, de los términos en los que estamos colocad@s para analizar y transformar la realidad, romper la estrategia de aislamiento social, que divide y enfrenta a militantes entre sí y con el resto de la sociedad, de la que somos parte y a la cual nos dirigimos, es una tarea difícil e inevitable a llevar a cabo.

Armarnos de entereza, y atrevernos a mirar, quizás como alguna vez de niñ@s, debajo de la cama para comprobar que no hay monstruo, y a la vez, que hay fuerza y dignidad en nuestro interior.

No obstante, si que hay algo monstruoso, pero refugiarnos bajo las sábanas no nos pone a salvo. Es cierto, que además de los mecanismos ideológicos, además de la criminalización mediática, existe la violencia, existen los mecanismos coercitivos, las garras de leones que torturan, encarcelan, reprimen…

Ahondar en la construcción de una realidad verdaderamente «saludable», de un movimiento popular, es el auténtico escudo frente a las garras.

No estamos loc@s, no estamos contagiad@s, y, sobre todo, no queremos seguir viviendo en vuestra locura, en vuestra injusta y cruel locura.

Elena Martínez López es miembro de Comuneros