Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Declaraciones de Netanyahu durante la reunión ministerial semanal celebrada en Jerusalén el pasado 14 de abril (Foto: Ronen Zvulum/AFP/Getty Images)
De acuerdo con los resultados finales de las elecciones israelíes, Netanyahu va a seguir siendo primer ministro durante un quinto mandato, colocándose junto al líder fundador de Israel, David Ben-Gurion, en cuanto a la duración del mandato desempeñado como primeros ministros.
Netanyahu acaba de cumplir trece años en el poder (1996-1999 y 2009-2019) y este es un logro importante en el entorno político israelí, que se caracteriza por un gran número de partidos, un montón de escisiones y fusiones y muchas maniobras y hostigamientos políticos, además de una gran capacidad de coexistencia dentro del proyecto sionista.
Una lectura preliminar de los resultados de las elecciones israelíes celebradas el 9 de abril, incita a las observaciones siguientes:
Primera
Netanyahu ha podido superar el desafío electoral con gran éxito, dado que es un político astuto, sagaz y experimentado. Comenzó su campaña cuando estaba acusado de corrupción y sus casos estaban a punto de juzgarse; sin embargo, superó todas estas acusaciones y una gran mayoría siguió viéndolo como el más apto para el puesto de primer ministro, incluso partidarios que no pertenecen al Likud.
Casi a punto de perder, Benjamin Netanyahu consigue el primer puesto en las elecciones israelíes de 2019 (Viñeta: Sabbaneh/Middle East Monitor)
Puede que incluso agregue seis escaños al bloque del Likud hasta alcanzar los 36. También ha sido capaz de vencer o limitar la influencia de las fuerzas de extrema derecha, que lo acusaban de debilidad.
Así pues, Naftali Bennett y su partido Nueva Derecha perdieron; y Moshe Feiglin, exmiembro del Likud, y su partido Zehut (Identidad) también perdieron. En cuanto al partido Kulanu, encabezado por el exministro de Finanzas Moshe Kahlon, perdió varios escaños y solo consiguió cuatro de sus diez anteriores.
Por lo tanto, Netanyahu sigue siendo el «rey» de los partidos de la derecha, que no contaban con otro competidor para el primer ministerio. En cuanto a los partidos religiosos que ganaron 16 escaños, ciertamente que preferían a Netanyahu en cualquier formación gubernamental, ya que, en general, están políticamente muy cercanos a él.
Segunda
La trayectoria general de las elecciones israelíes durante los últimos veinte años confirma que la sociedad israelí se ha inclinado aún más hacia la derecha y es más extremista; mientras que el campo de la «izquierda» se ha ido fragmentando y aislando, alcanzando incluso la «corrección» en algunos aspectos, adoptando sus puntos de vista y argumentos.
En estas elecciones, el Partido Laborista ha obtenido un gran fracaso al lograr tan solo seis escaños, mientras en la anterior Knesset lideraba el «campo sionista» en alianza con Tzipi Livni, con 24 escaños, a pesar de haber sido el partido (en sus diferentes formas) que lideró la vida política israelí desde el establecimiento de Israel en 1948 y hasta 1977. Al mismo tiempo, debemos señalar aquí que en Israel la derecha, la izquierda y el centro no necesariamente reflejan los términos y connotaciones académicos comunes. Y solo se utilizan para aclarar las cosas, mientras que la doctrina del «sionismo sintético», que busca elevar el estatus sionista judío, es la única que a todos inspira.
Tercera
Netanyahu se ha beneficiado de sus «logros» a nivel israelí al estar viviendo la economía israelí sus mejores días, ya que el ingreso anual per cápita es de más de 40.000 dólares; los programas de construcción de asentamientos continúan a toda marcha; y la Autoridad Palestina (AP) está realizando los «deberes» exigidos por Israel, sobre todo y ante todo la coordinación en el área de la seguridad. Al mismo tiempo, las dimensiones israelíes respecto al «judaísmo», racismo y extremismo están aumentando y afianzándose como leyes básicas de naturaleza constitucional, principalmente la «Ley Básica: Israel como Estado-nación del pueblo judío», que fue aprobada por la Knesset el año pasado.
Por otra parte, la política de EE. UU. liderada por Trump se integra mejor con el likudismo de extrema derecha al reconocer a Jerusalén como capital de Israel y trasladar allí su embajada. Y está trabajando muy diligentemente para implementar el «acuerdo del siglo» y poner fin a la cuestión palestina.
Sin embargo, resultó sorprendente que EE. UU. interviniera para apoyar a Netanyahu ofreciéndole un logro histórico en medio de las elecciones al reconocer la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán ocupados en 1967. También es preciso señalar que, antes de las elecciones, los rusos entregaron a Israel los restos del soldado israelí cuyo cadáver había estado enterrado en Siria durante los últimos 37 años.
Esto indica que las grandes potencias apoyaban a Netanyahu y dieron pasos significativos en tal sentido cuando las encuestas de opinión mostraron que Benny Gantz (Partido Azul y Blanco) iba tomando la delantera. Al mismo tiempo, varios países árabes adoptaron medidas de normalización y, antes de las elecciones, Netanyahu recibió la visita de los presidentes de Brasil, Chipre, Grecia, Hungría, República Checa y Chad.
Cuarto
A medida que se establecía el judaísmo de Estado y aumentaban las leyes racistas, los palestinos de 1948 intentaron desesperadamente recoger alguna ganancia mediante la participación en las elecciones o en el sistema político israelí. Pero ahora son muchos los que han boicoteado las elecciones junto al movimiento islámico (Norte) y el Harakat Abnaa al-Balad (Movimiento de los Hijos del País), por lo que la participación de los votantes árabes se redujo del 63,5% (2015) al 49,1% (2019).
La división de la Lista Árabe en dos listas, que iban unidas en las elecciones anteriores, ha contribuido al debilitamiento de la comunidad palestina, lo que ha llevado a la disminución del número de sus escaños de 13 a 10.
Quinto
El proceso de paz, según lo describen los Acuerdos de Oslo, exhala su último aliento (aunque creemos, junto con muchos otros analistas, que murió hace mucho tiempo y que solo está esperando el anuncio formal de esa muerte). Israel ha logrado «gestionar» con éxito el proceso de paz y usarlo como cobertura para la expansión del asentamientos, la judaización y para utilizar a las fuerzas palestinas que «creen en el proceso de paz» para reprimir a las fuerzas de la resistencia y hacer el trabajo «sucio» que Israel necesita.
XXV aniversario de los Acuerdos de Oslo (Viñeta de Sabaaneh/Middle East Monitor)
Además, a medida que se publicaban los resultados de las elecciones, el «Jefe Negociador Palestino», Saeb Erekat, señaló que la sociedad israelí ha dicho «no a la paz» y al proceso de paz porque solo 18 de los 120 miembros que han conseguido escaño están a favor de la solución de los dos Estados. Por lo tanto, al liderazgo de la Autoridad Palestina le ha pasado, después de aventurarse con Oslo y renunciar a la mayor parte de Palestina, como a aquel que fue a por lana y volvió trasquilado.
En cuanto a la solución ofrecida por Netanyahu y su comunidad sionista a los palestinos, no se trata más que de un autogobierno (bajo el nombre de Estado) sin soberanía, sin Jerusalén, sin derecho al retorno para los refugiados y sin soberanía tampoco sobre grandes áreas de Cisjordania… Esta solución se está comercializando en coordinación con la administración Trump, que está presionando por la normalización de las relaciones entre Israel y los países árabes, eludiendo la cuestión palestina e imponiendo lo que se conoce como el «acuerdo del siglo».
Sexta
Una vez formado el Gobierno israelí, la resistencia palestina, especialmente en la Franja de Gaza, debe esperar mayores presiones y nuevos intentos de someterla y desarmarla. Aunque Israel no desea que se logre la unidad política entre Cisjordania y la Franja de Gaza, lo que considera más importante es agotar, poner fin, hacer fracasar la experiencia de resistencia.
Quizá Israel continúe con sus presiones intensificando algunas formas de asedio para que se establezca un ambiente de descontento en la Franja a fin de que las fuerzas de la resistencia anti-Hamas se aprovechen de la situación y derriben al Movimiento. Además, los israelíes pueden llegar a un punto en el que se pongan a asesinar a dirigentes y figuras simbólicas y lleven a cabo «golpes cualitativos».
Con las elecciones a la vista, Israel se dedicó a machacar Gaza (Viñeta de Sabaaneh/Middle East Monitor)
No obstante, seguirán mostrándose reacios a entrar en una guerra a gran escala debido a su alto coste y a la posibilidad de fracasar. Por lo tanto, la resistencia no tiene otra opción que la de comprender al pueblo y sus preocupaciones de forma más inteligente, esforzarse más por extender las alianzas nacionales para proteger la resistencia y enfrentar la ocupación israelí con medidas acertadas, fuerza y firmeza.
(Este artículo se publicó originalmente en lengua árabe en «Arabi 21» el pasado 12 de abril.)
Mohsen M. Saleh es pr ofesor asociado de Historia Árabe Moderna y Contemporánea, fue director del Departamento de Historia y Civilización de la Universidad Islámica Internacional de Malasia (IIUM, por sus siglas en inglés) y, actualmente, es gerente general del Centro de Estudios y Consultas Al-Zaytouna.
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