Olga Salanueva y Adriana Pérez ya no piden el juicio justo que sus maridos, René González y Gerardo Hernández, encarcelados desde 1998 en Estados Unidos acusados de espionaje, no tuvieron en Miami, la ciudad que se ha convertido en el feudo de organizaciones radicales anticastristas como Hermanos al Rescate y Alpha 66. Hoy, tras 12 […]
Olga Salanueva y Adriana Pérez ya no piden el juicio justo que sus maridos, René González y Gerardo Hernández, encarcelados desde 1998 en Estados Unidos acusados de espionaje, no tuvieron en Miami, la ciudad que se ha convertido en el feudo de organizaciones radicales anticastristas como Hermanos al Rescate y Alpha 66. Hoy, tras 12 años de encierro y una sucesión de recursos judiciales que nunca han dado fruto, las esposas de estos dos hombres sólo se conforman con su libertad. González, Hernández y otros tres agentes de la inteligencia cubana se habían infiltrado en los grupos anticastristas de Miami para obtener información de sus actividades y planes «terroristas» contra el Gobierno cubano, subraya Adriana Pérez.
Pero no son sólo las familias de estos hombres las que acusan a Estados Unidos de haber condenado a estos cinco cubanos a penas severísimas (sobre Gerardo Hernández recayeron dos cadenas perpetuas más 15 años adicionales) por un rosario de cargos de los que nunca se presentaron pruebas dignas de ser consideradas como tales. Organizaciones independientes como Amnistía Internacional, Human Rights Watch e incluso el Grupo de Trabajo de la ONU sobre la Detención Arbitraria han suscrito las denuncias de irregularidades en el juicio, que fueron desde las amenazas a los miembros del jurado (cuyas identidades se airearon a través de los medios de comunicación de Miami) a las acusaciones lanzadas por ciertos periodistas que, según los abogados de la defensa, estaban a sueldo del Gobierno de EEUU.
«En los años noventa», recuerda Adriana Pérez, «se habían incrementado los actos terroristas contra hoteles en La Habana, organizados por las organizaciones anticastristas de Miami. En uno de estos atentados murió un turista italiano [Fabio di Celmo, asesinado en 1997. Cuba atribuye la planificación de este ataque a Luis Posada Carriles, el hombre al que también acusa del atentado terrorista contra un avión cubano, en el que murieron 73 personas en 1976]. Los sucesivos gobiernos norteamericanos estaban al corriente de estas actividades, pero no hacían nada para detenerlas», explica Pérez.
Su compañera, Olga Salanueva, que como ella ha estado en Madrid para impedir que los Cinco de Cuba caigan en el olvido, apostilla luego que su país envió «26 notas diplomáticas» a Washington para instarle a que atajara estas «actividades terroristas». Pero La Habana no obtuvo respuesta alguna.
La reacción de las autoridades cubanas fue entonces, explican Pérez y Salanueva, tratar de obtener información de la preparación de atentados antes de que estos se llevaran a cabo. Ese era el trabajo que, sostienen, desempeñaban sus maridos.
Pruebas endebles
La versión de las autoridades norteamericanas es bien distinta. Para ellos, estos cinco hombres, de los que dos (uno de ellos René González, esposo de Olga Salanueva) tienen también nacionalidad norteamericana, conspiraban para espiar y transmitir a Cuba secretos de defensa y seguridad nacional. Al principal acusado, Gerardo Hernández, le acusaron también de conspirar para asesinar. Este cargo se basó en la información que supuestamente envió este agente sobre los vuelos de las organizaciones radicales a Cuba. La fiscalía de Miami consideró que esta información permitió que cazas cubanos derribaran a dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate, en 1996, en las que murieron cuatro personas. En realidad, los fiscales basaron esta grave acusación en unos mensajes nada concluyentes de Hernández a sus jefes en Cuba de los que dedujeron su implicación en el ataque.
«En el juicio no se permitió presentar los datos de un radar que demostraba que las avionetas habían entrado en el espacio aéreo cubano. En las 26 notas diplomáticas de Cuba, se informaba a EEUU de las matrículas de los aviones que ya habían violado nuestro espacio aéreo en muchas ocasiones. EEUU no hizo nada para evitarlo, y Cuba hizo uso de su soberanía nacional», defiende la esposa de Hernández.
En total, la fiscalía de Miami presentó 26 cargos, casi todos menores, que un jurado popular evaluó, sometido a todo tipo de presiones, durante siete meses. Tras este juicio larguísimo, el peso de la ley recayó con toda su severidad sobre estos cinco hombres. Las condenas, durísimas, fueron de entre 15 años a dos cadenas perpetuas más 15 años adicionales.
«El juicio de nuestros esposos fue un caso político: una venganza hacia Cuba por parte de EEUU, que sentó a nuestro país en el banquillo», explica Olga Salanueva. Ambas mujeres coinciden en que el poderoso grupo de presión que conforman en Miami las organizaciones anticastristas, «sus congresistas» y «sus medios de comunicación», dieron el golpe de gracia a los condenados. Un dato apuntala sus denuncias: en 2005, cuando un tribunal de apelación de Atlanta ordenó repetir el juicio fuera de Miami, el Gobierno de EEUU apeló y logró revocar la decisión. Los jueces de Atlanta habían optado por repetir el proceso porque los arraigados «prejuicios» contra Cuba en Miami hacían imposible que un jurado local fuese ecuánime.
Los Cinco de Cuba siguen entre rejas. Una nueva apelación está en curso en EEUU. Mientras, Pérez y Salanueva siguen privadas del visado que les permitiría visitar en la cárcel a sus maridos.
Fuente: http://www.publico.es/internacional/346530/eeuu-sento-a-cuba-en-el-banquillo