Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
El ejército sirio ha sido acusado de asesinar a docenas de civiles en Alepo cuando intentaban escapar desde una zona bajo control rebelde asolada por la violencia hacia los distritos controlados por el gobierno.
El presunto ataque es sólo uno de los muchos lanzados en un día sangriento para la ciudad, que terminó con la ONU pidiendo desesperadamente al Consejo de Seguridad que ayude a romper un asedio que dura meses.
«Por el bien de la humanidad, hacemos un llamamiento -suplicamos- a las partes y a quienes tienen poder para hacer algo que protejan a los civiles y posibiliten el acceso a la parte asediada del este de Alepo antes de que se convierta en un cementerio gigante», dijo Stephen O’Brien, subsecretario general para asuntos humanitarios de la ONU.
El grupo de la defensa civil siria conocido como Cascos Blancos, declaró ayer miércoles 30 de noviembre que en un ataque de la artillería del gobierno habían muerto al menos 45 personas, incluidos muchos niños, cuando trataban de escapar de los combates en Yub al-Quba, al este de la ciudad.
Las imágenes gráficas publicadas por los Cascos Blancos mostraban cuerpos tirados por las calles. Yub al-Quba es una de las muchas zonas bajo control rebelde que ha experimentado la afluencia de los civiles desesperados por escapar de los combates en el este de la ciudad.
El grupo de activistas con sede en el Reino Unido, el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, afirmó que era la segunda vez que Yub al-Quba era atacada estos últimos días; otro ataque aéreo acabó el martes con la vida de 25 civiles.
El ataque se produjo al mismo tiempo que se acusaba al gobierno sirio de arrestar y ejecutar a algunos de entre las decenas de miles de civiles que esta semana han conseguido llegar a las zonas bajo control del gobierno.
El Observatorio ha declarado que cientos de personas han sido arrestadas tras cruzar a las áreas gubernamentales de la ciudad y que había 300 «desaparecidos». Afirmó que algunos de los hombres jóvenes podían ser obligados a incorporarse al ejército y que otros estaban siendo investigados por supuestos vínculos con los rebeldes.
Una fuente del ejército sirio negó el miércoles que se hubieran producido arrestos, pero admitió ante la agencia de noticias Reuters que algunos habían sido trasladados a «lugares específicos» y estaban siendo interrogados para determinar si eran «terroristas».
«De la zona este ha salido una gran cantidad de gente», dijo la fuente. «Hay muchas personas que necesitan control y seguimiento. Esa es la situación».
Brita Hagi Hasan, presidente del consejo local de Alepo que se encuentra exiliado en Francia, dijo que había «pruebas documentadas» de que los civiles (hombres) menores de 40 años habían sido atacados por las fuerzas del gobierno.
«El régimen está ocupando nuevas zonas en Alepo. Tenemos pruebas documentadas de ejecuciones y represalias», dijo. «Los civiles están pidiendo la ayuda del mundo. En nombre de la humanidad, hagan que la población civil pueda salir de la ciudad. Ayuden a los civiles. Protejan a los civiles».
La violencia continuó arrasando la ciudad ayer miércoles, mientras el ejército sirio declaraba que ocho civiles habían muerto en una de los distritos del oeste de la ciudad a causa de un cohete lanzado por los rebeldes.
El Observatorio dijo también el miércoles que creía que hasta 50.000 personas habían huido de la ciudad durante las 72 últimas horas de feroces combates, mientras las fuerzas del gobierno sirio avanzaban a través de las líneas del frente de la oposición, sobre todo en el noroeste de la ciudad.
Middle East Eye no ha podido verificar la cifra; el Comité Internacional de la Cruz Roja declaró horas antes que las cifras se acercaban a los 20.000. Alrededor de 250.000 personas llevan meses atrapadas en las zonas bajo control rebelde a causa del asedio del ejército sirio.
El gobierno sirio ha dicho en varias ocasiones que ofrecería una amnistía a los rebeldes que cruzaran a su territorio en Alepo, y que aceptaría a los civiles como parte de la «reconciliación nacional» contra el «terrorismo».
Sin embargo, tanto rebeldes como civiles habían rechazado las ofertas hasta esta semana, ante el temor de muchos de ellos de ser arrestados. El gobierno sirio afirmaba que los combatientes habían impedido que los civiles se marcharan de las zonas bajo su control.
El martes, el Guardian informaba que leales al gobierno sirio había arrestado a 500 hombres en el distrito de Masakan Hanano de la ciudad después de que los rebeldes se retiraran de la zona el domingo, y que no se había vuelto a saber nada de ellos.
«Se llevaron a mi sobrino y a mi tío, uno tenía 22 años y el otro 61», dijo un hombre. «No sé si volveré a verles de nuevo».
Rusia, el aliado clave del gobierno sirio, dijo el miércoles que confiaba en que la situación en Alepo «se desenmarañaría» a finales de año.
«Eso es lo que esperamos, desde luego», se cita que dijo Bogdanov.
«Tenemos que expulsar a esos terroristas de la misma forma que en Mosul y Raqqa. Es una tarea general.»
Un alto oficial de la alianza militar a favor del régimen dijo el martes que Siria y sus aliados querían sacar a los rebeldes de Alepo antes de que Donald Trump tomara posesión de su cargo como presidente de EEUU.
Zakaria Malahifji, director de la oficina política del grupo rebelde Fastaqim, que combate en Alepo, dijo a Reuters que sus hombres no iban a abandonar la ciudad.
«Rechazamos cualquier retirada de las facciones rebeldes», dijo desde Turquía. «Esta es la decisión de las facciones. Hablé con ellos de todos las cuestiones que estaban sobre la mesa y dijeron que no se retirarían y que podrían darse también otras situaciones».
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