Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
«Tocaré música y celebraré lo que está haciendo la Fuerza Aérea de Israel.» Fueron las palabras, pronunciadas hoy en Al Jazeera por Ofer Shmerling, funcionario de la defensa civil israelí en el área de Sderot adyacente a Gaza, mientras imágenes de las últimas masacres israelíes eran transmitidas a todo el mundo.
Un poco antes, aviones de guerra israelíes F-16 y helicópteros Apache suministrados por EE.UU. lanzaron más de 100 bombas sobre docenas de sitios en la Franja de Gaza ocupada por Israel, matando a por lo menos 195 personas e hiriendo a cientos. Muchos de esos sitios eran comisarías de policía ubicadas, como comisarías en todo el mundo, en medio de áreas civiles. El gobierno de EE.UU. fue uno de los primeros en ofrecer su apoyo a los ataques de Israel, y otros le seguirán.
Los informes señalaron que muchos de los muertos eran agentes de policía palestinos. Entre los calificados de «terroristas» había más una docena de agentes de policía de tránsito que estaban en entrenamiento. Una cantidad todavía desconocida de civiles fueron muertos y heridos. Al Jazeera mostró imágenes de varios niños muertos, y los ataques israelíes tuvieron lugar a una hora en la que miles de niños palestinos estaban en las calles en camino a casa desde la escuela.
Israelíes y sus partidarios en todo el mundo se hicieron eco de la alegría de Shmerling: su violencia es violencia justiciera. Es «autodefensa» contra «terroristas» y por ello justificada. Los bombardeos israelíes – como los bombardeos estadounidenses y de la OTAN en Iraq y Afganistán – son bombardeos por la libertad, la paz y la democracia.
La justificación para las matanzas de Israel, transmitida como siempre fielmente por los medios en idioma inglés, es que Israel actúa como «represalia» por cohetes palestinos disparados con creciente intensidad desde que la tregua de seis meses expiró el 19 de diciembre (hasta hoy, ningún israelí había sido muerto o herido por esos recientes ataques con cohetes).
Pero los horribles ataques de hoy marcan sólo un cambio en el método reciente israelí de asesinar palestinos. En los últimos meses murieron en su mayor parte muertes silenciosas, especialmente los ya mayores y enfermos, privados de alimentos y de medicinas necesarias por el bloque israelí de dos años de duración, calculado y con la intención de causar sufrimiento y privación a 1,5 millones de palestinos, en su vasta mayoría refugiados y niños, enjaulados en la Franja de Gaza. En Gaza, los palestinos morían silenciosamente, por falta de medicinas básicas: insulina, tratamiento de cáncer, productos para diálisis, que no les llegaban por prohibición de Israel.
Lo que nunca cuestionan los medios es la idea de una tregua de Israel. Es muy simple. Bajo una tregua al estilo israelí, los palestinos tienen derecho a mantener silencio mientras Israel los mata de hambre, los asesina y sigue colonizando violentamente su país. Israel no sólo ha prohibido alimentos y medicinas para mantener cuerpos palestinos en Gaza, sino también quiere matar de hambre las mentes: debido al bloqueo, no hay ni siquiera tinta, papel y adhesivo para imprimir libros de texto para escolares.
Como dijo en noviembre a The Electronic Intifada, John Ging, jefe de operaciones de la agencia de Naciones Unidas para refugiados palestinos (UNRWA): «Hubo cinco meses de cese al fuego en los últimos meses, de los que la gente de Gaza no se benefició; no tuvo ninguna restauración de una existencia digna. En los hechos, a nosotros en la ONU, también nos restringieron nuestros suministros durante el período del cese al fuego, hasta el punto en el que nos dejaron en una posición muy vulnerable y precaria y dentro de unos pocos días de cierre se nos acabaron los alimentos.»
Eso es una tregua israelí. Cualquiera reacción a los ataques israelíes – incluso protestas pacíficas contra el muro del apartheid en Bilin y Nilin en Cisjordania es enfrentada con balas y bombas. No hay cohetes lanzados contra Israel desde Cisjordania, y sin embargo los ataques israelíes, los asesinatos, el robo de tierras, los pogromos de los colonos y los secuestros nunca cesaron ni un solo día durante la tregua. La Autoridad Palestina ha accedido a todas las exigencias de Israel, incluso orquestando «fuerzas de seguridad» para combatir la resistencia por cuenta de Israel. Nada de esto ha salvado a un solo palestino o su propiedad o sustento de la implacable colonización violenta de Israel. No salvó, por ejemplo, a la familia al-Kurd de ver que su casa de hace 50 años en Jerusalén Este fuera demolida el 9 de noviembre, para que colonos judíos pudieran apoderarse de la tierra sobre la que se encontraba.
Una vez más vemos masacres en Gaza, como vimos en marzo pasado, cuando 110 palestinos, incluidos docenas de niños, fueron asesinados por Israel en sólo unos pocos días. Una vez más la gente por doquier sintió cólera, furia y desesperación ante el hecho de que ese Estado criminal pueda realizar impunemente crímenes semejantes.
Pero en todos los medios árabes e Internet la cólera expresada no va dirigida sólo contra Israel. En especial, se dirige con más fuerza que nunca contra los Estados árabes. Las imágenes que quedan grabadas son de la ministra de exteriores de Israel, Tzipi Livni, en El Cairo el día de Navidad. Ahí estaba, sentada sonriente con el presidente egipcio Hosni Mubarak. Luego están las fotos de Livni y del ministro de exteriores de Egipto sonrientes y chocando manos.
El periódico israelí Haaretz informó hoy que el miércoles pasado, el «gabinete [israelí] autorizó al primer ministro, el ministro de defensa, y a la ministra de exteriores a determinar la oportunidad y el método» de los ataques de Israel contra Gaza. La gente pregunta por doquier: ¿Qué dijo Livni a los egipcios? y, más importante aún, ¿qué le dijeron ellos? ¿Obtuvo Israel luz verde para enrojecer de nuevo las calles de Gaza? Pocos están dispuestos a dar a Egipto el beneficio de la duda después de que ha ayudado a Israel a sitiar Gaza manteniendo cerrado el cruce fronterizo de Rafah durante más de un año.
Aparte de la intensa cólera y tristeza que tanta gente siente ante los nuevos asesinatos masivos de Israel en Gaza, existe un sentido de frustración de que parezcan existir tan pocas maneras de canalizarlas en una reacción política que pueda cambiar el curso de los acontecimientos, terminar con el sufrimiento, y rendir justicia.
Pero hay modos, y es hora de concentrarse en ellos. Ya he recibido noticias de que se están planificando manifestaciones y acciones de solidaridad en ciudades en todo el mundo. Es importante. ¿Pero qué pasará después de que se dispersen las manifestaciones y la cólera se calme? ¿Seguiremos permitiendo que los palestinos en Gaza mueran en silencio?
Los palestinos por doquier piden solidaridad, solidaridad real, en la forma de acción política permanente y determinada. El Grupo Un Estado Democrático basado en Gaza lo reafirmó hoy cuando «llamó a todas las organizaciones de la sociedad civil y a la gente amante de la libertad a actuar de inmediato en todas las formas posibles para presionar a sus gobiernos para que terminen los lazos diplomáticos con el Israel del Apartheid e instituyan sanciones en su contra.»
El Movimiento de Boicot global, Desinversión y Sanciones para Palestina (http://www.bdsmovement.net/) ofrece el marco para esta acción. Ahora es el momento de canalizar nuestras emociones en carne viva hacia un compromiso a largo plazo para asegurar que nunca más volvamos a despertar para ver «un nuevo Gaza.»
—–
Cofundador de The Electronic Intifada, Ali Abunimah es autor de «One Country: A Bold Proposal to End the Israeli-Palestinian Impasse» (Metropolitan Books, 200