Zahira Kamal afronta una complicada tarea en Palestina desde su Ministerio. Las mujeres palestinas juegan un importantísimo papel en la lucha de su pueblo y, entre las retos que ahora se plantean las mujeres palestinas, figura unir la lucha nacional y la social, además de desarrollar programas de control de nacimientos. El Ministerio de Asunto […]
Zahira Kamal afronta una complicada tarea en Palestina desde su Ministerio. Las mujeres palestinas juegan un importantísimo papel en la lucha de su pueblo y, entre las retos que ahora se plantean las mujeres palestinas, figura unir la lucha nacional y la social, además de desarrollar programas de control de nacimientos.
El Ministerio de Asunto de la Mujer fue creado bajo la presidencia del histórico líder palestino Yaser Arafat con Abu Ala como primer ministro el 11 de noviembre de 2003. Zahira Kamal fue entonces designada para el nuevo ministerio, y repitió en el Gabinete que el propio Abu Ala presentó en febrero de 2005 tras las elecciones que enero de este año se celebraron después de la muerte de Arafat.
Es la primera mujer ministra en la ANP, donde sólo hay 2 diputadas en un total de 24 y un 12% de mujeres en puestos de responsabilidad o dirección. Sin embargo, las mujeres han participado activamente en la construcción nacional y la Organización por la Liberación de Palestina ( OLP) incluía las cuestiones de género entre sus objetivos. ¿La ANP ha priorizado la liberación nacional frente a la emancipación de las mujeres y los asuntos de género?
Creo que en todos los movimientos de liberación la tendencia es poner la lucha nacional por la independencia en primer lugar y las cuestiones sociales vienen en segundo término. En Palestina pasa lo mismo. Aunque las mujeres quizá no eran conscientes ahora están trabajando para unir las dos luchas, la nacional y la social.
Está en un comité de reforma en materia de contratación en la Administración de la ANP y ha afirmado que se requieren instrumentos como las auditorías de género. ¿En qué sentido?
La perspectiva de género es muy importante porque la sociedad no considera a las mujeres como una prioridad. Por tradición ellas son la segunda clase. Por eso la perspectiva de género es importante, porque estamos diciendo que las mujeres son seres humanos, necesitan derechos, los tienen y la igualdad de oportunidades es necesaria para hombres y mujeres.
Las mujeres palestinas tienen una media de 6,1 hijos. Desde 1948, la población palestina ha ascendido a cerca de 4 millones de personas uno en Israel, otro en Gaza y 2 en Cisjordania, un porcentaje cercano a los más de 6 millones de israelíes, y uno de los ejes determinantes del conflicto es la «batalla demográfica». Cómo repercute esto en la situación de la mujer?
Este es uno de nuestros problemas. Tener más hijos en nuestra sociedad implica una dependencia muy fuerte. Cada trabajador tiene que alimentar y responsabilizarse de 4 personas, un caso inaudito en el resto del mundo. Por descontado, ello afecta la salud y la calidad de vida de las mujeres. Yo, como ministra y como mujer feminista, considero fundamentar desarrollar programas de control de nacimientos: espaciar el tiempo entre un hijo y otro, lo que es saludable tanto para la mujer como para el niño; al mismo tiempo, disminuir el número de niños en la familia. Pero, por supuesto, esta decisión debe tomar la familia por si misma, el hombre y la mujer. Y sucede que las las esposas no son las únicas que toman decisiones al respecto del número de hijos que deben tener: ¡el esposo, la madre y el padre políticos, el grueso de la familia quiere hijos porque significan un seguro social para la familia! En un país donde no existe una ley que garantice seguridad social a la gente… por eso estamos trabajando, porque necesitamos una seguridad social que dé cobertura a la familia en general y a las mujeres en particular.
En su día suscribió la Iniciativa de Ginebra, una de las propuestas de paz para Oriente Medio. ¿Qué opina del hecho que no incluya, por ejemplo, el derecho al retorno de los 4 millones de refugiados palestinos?
No estoy en contra de la Iniciativa, pero tengo algunas reservas. Se hizo en un contexto, durante la invasión israelí de ciudades de Cisjordania y Gaza, en el que no había conversaciones ni comunicación entre israelíes y palestinos, y nuestra lucha por la independencia se denominaba terrorismo. Se vio como una puerta abierta para reanudar el diálogo entre ambas comunidades. En un momento en que Sharon decía que no existían contrapartes o interlocutores, la Iniciativa demostraba que sí, que palestinos e israelíes podían hablar y llegar a acuerdos. Además, pone sobre la mesa todos los asuntos claves en discusión porque los participantes tomaron parte de anteriores negociaciones, y en este caso se incluyen cuestiones que no se abordaron en otros procesos de negociación. Al mismo tiempo, no es un encuentro ni un acuerdo oficial y necesita una mejor formulación, es sólo una base para la discusión. El asunto de los refugiados se incluye pero no se concreta. Y además, nadie tiene el derecho de buscar la solución en nombre los refugiados. Ellos deben tomar la decisión por sí mismos y concretar como hay que solucionar el problema.
Activistas y partidarios de la paz de ambas partes del conflicto, como Michel Warchavsky ( judío y director del Alternative Information Center, una entidad palestino-israelí) o el difunto escritor palestino Edward Said creían que la única solución es un estado binacional, palestino e israelí. ¿Qué opina?
Es un bonito sueño para sentir que algún día viviremos juntos en un mismo estado. En realidad, no es fácil ponerlo en práctica. Hay muchas barreras para construir ese estado binacional. Eso implica que debemos volver a empezar de cero. Creo que ahora es muy importante implementar la solución de los dos estados, y después podremos discutir si la fórmula es una federación o una confederación entre Palestina o Israel. Pero antes de nada, debemos lograr la solución de los dos estados.