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Las personas laicas, el laicismo y el levantamiento popular sirio (2ª parte)

Fuentes: Syria Freedom Forever

La primera parte de este artículo fue publicada en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252296&titular=las-personas-laicas-y-el-levantamiento-popular-sirio- En esta segunda parte, Joseph Daher examina las estrategias de supervivencia desplegadas por las y los actores laicos de la oposición siria mientras las fuerzas fundamentalistas islámicas ganaban terreno en los terrenos militar y político. El autor analiza igualmente las ventajas y los peligros de […]

La primera parte de este artículo fue publicada en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252296&titular=las-personas-laicas-y-el-levantamiento-popular-sirio- En esta segunda parte, Joseph Daher examina las estrategias de supervivencia desplegadas por las y los actores laicos de la oposición siria mientras las fuerzas fundamentalistas islámicas ganaban terreno en los terrenos militar y político. El autor analiza igualmente las ventajas y los peligros de la utilización del término «Estado civil» (Dawla al-madaniyya), que tenía por objetivo encontrar un compromiso entre esas ideologías contradictorias. 

 

Las personas laicas sirias y sus estrategias

Ciertos grupos e individuos laicos defendieron inicialmente y justificaron la presencia de movimientos fundamentalistas islamistas y yihadistas en el seno de la escena política y militar de la oposición siria sobre el terreno. Fue el caso de múltiples disidentes salidos de corrientes liberales, representados en diversos órganos de la oposición como el Consejo Nacional Siria y la Coalición Nacional de las Fuerzas de la Revolución y de la Oposición Sirias (Coalición, etilaf), [1] en detrimento de reivindicaciones democráticas como el laicismo y los derechos de las mujeres. Estas personalidades liberales laicas se mantuvieron en silencio ante las violaciones de los derechos humanos cometidos por grupos salafistas o ante sus diatribas confesionales, e incluyeron incluso a grupos muy discutibles como Haysh al-Islam en instancias políticas de la oposición. Muhammad Alloush, antiguo jefe de Jaysh al-Islam, fue nombrado negociador en jefe de la oposición en la tercera ronda de las conversaciones en Ginebra con el régimen Assad, bajo la égida de la ONU, y ha seguido como personalidad importante en el seno del Alto Comité de Negociación de la oposición siria.

No es por tanto sorprendente ver a Hilal Abd al-Aziz al-Fa´ouri, autor de numerosos artículos en una página internet de oposición, al-Zaman, citar positivamente a George Sabra, antiguo presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS) y miembro de la organización liberal del Partido del Pueblo (antiguamente Partido Comunista-buró político dirigido entonces por un opositor histórico Riad al-Turk, recientemente refugiado en Francia tras años de exilios) [2]. George Sabra ha descrito a Jabhat al-Nusra, afiliado a Al-Qaeda como «una parte del movimiento revolucionario» tras la designación de ese grupo como una entidad terrorista en diciembre de 2012 por los Estados Unidos. Igualmente, Michel Kilo rechazó al principio todas las acusaciones que habían sido hechas en contra de Jabhat al-Nusra y que la caracterizaban como organización fundamentalista [3]. Igualmente rechazó al inicio toda comparación entre el grupo Estado Islámico (EI) y Jabhat al-Nusra, afirmando que este último era un movimiento que deseaba tener un «sistema electoral islámico» y formar un Estado islámico por consenso nacional, mientras que el EI quería llegar a él mediante el despotismo [4]. Numerosas otras personalidades laicas liberales atenuaron igualmente la naturaleza reaccionaria de las organizaciones fundamentalistas y yihadistas islámicas.

Las dos partes estaban interesadas en esta colaboración con la perspectiva de alcanzar el poder o al menos jugar un papel en los diferentes procesos de negociación. Primeramente, las personalidades y grupos laicos liberales de la Coalición Siria consideraban la cooperación con los grupos islámicos integristas y yihadistas como una necesidad militar en la guerra contra el régimen; aunque fueran hostiles a la democracia y gobernaran de forma autoritaria en las zonas que controlaban, en particular atacando y secuestrando a militantes y activistas demócratas y progresistas. Por su parte, los movimientos fundamentalistas islámicos, incluyendo los Hermanos Musulmanes y los movimientos salafistas como Jays al-Islam, colaboraron con las entidades en el exilio de la oposición para demostrar su «moderación» y tranquilizar a los Estados regionales y occidentales. Los movimientos fundamentalistas islámicos fueron sin embargo los principales beneficiarios de esta colaboración. El partenariado era desigual, pues los movimientos fundamentalistas islámicos habían desarrollado una presencia política y militar organizada en Siria desde el comienzo del levantamiento y recibían una financiación y/o un apoyo masivo de los Estados que tenían simpatías por sus grupos (Arabia saudita, Qatar y Turquía) y/o de redes privadas con origen en las monarquías del Golfo. Los grupos democráticos y progresistas laicos, que eran inicialmente débiles en términos de actores organizados, fueron severamente reprimidos al comienzo del levantamiento popular por las fuerzas militares y servicios de seguridad del régimen y resultaron incapaces de organizarse.

Las personalidades y los grupos en el seno del CNS y de la Coalición Siria estimaron que el fin justificaba los medios, pero el fin está determinado por los medios utilizados. Estas circunstancias provocaron la ausencia de un polo democrático o progresista organizado a nivel nacional, tanto en el interior como en el exterior del país, a la vez que se dejaba a los grupos fundamentalistas islamistas y yihadistas ocupar el espacio político y militar, lo que condujo a una situación en la que los compromisos retóricos de los órganos de la oposición en el exilio en favor de una democracia civil e inclusiva no eran suficientemente creíbles como para persuadir o al menos animar a amplias capas de la población a abandonar al régimen de Assad y sumarse al levantamiento popular. Igualmente, fueron incapaces de desarrollar instituciones sólidas e inclusivas alternativas al régimen.

Según el investigador sirio Tareq Aziza, «esta atmósfera vergonzosa (en el seno de la Coalición siria dominada por la corrupción y la sumisión a Estados e intereses extranjeros) que prevaleció por años entre las instituciones de la oposición (en el caso de que se consideren como instituciones) facilitó la tarea de los países occidentales de creer y de los apoyos del régimen de promover su propaganda mentirosa referida a «la ausencia de alternativa», o incluso al «miedo a la alternativa» y «Assad es malo pero no hay alternativa madura», etc. [5].

Los fundamentalistas religiosos y los conservadores, así como los grupos y las personalidades confesionales dominaron el CNS y la Coalición Siria. Estos dos órganos intentaron «vender» a los medios su carácter inclusivo designando a personalidades laicas y demócratas en puestos visibles a fin de tranquilizar a las fuentes de fondos occidentales que temían el ascenso de las fuerzas extremistas que podrían desafiar sus intereses en la región. La Coalición no ha condenado ninguna violación de los derechos humanos ni ningún discurso confesional de Jaysh al-Islam y Ahrar al-Sham, y muy raramente de Jabhat al-Nusra estos últimos años [6].

¿Que significado tiene el concepto de «Estado civil»? ¿Una solución viable o un concepto poco claro?

Teniendo en cuenta numerosos ataques al concepto de laicismo, con consecuencias en el debilitamiento de las fuerzas progresistas y democráticas laicas en la región, en particular debido a la represión ejercida por los regímenes autoritarios, el término de «Estado civil» ha sido cada vez más utilizado por personas laicas (principalmente liberales, pero también antiguas personalidades venidas de la izquierda) y grupos fundamentalistas islámicos. El término «Estado civil» ha ganado terreno desde el comienzo de los años 2000. Su adopción por los dos principales órganos de la oposición siria en el exilio toma su fuente en el período de la declaración de Damasco de 2005, y luego al comienzo de los levantamientos de 2011.

Numerosos conservadores, liberales y demócratas laicos afirman que este concepto de Estado civil basado en la ciudadanía es menos controvertido para sectores de la sociedad, a la vez que incorpora los mismos principios que un Estado laico y sin discriminación por religión o género. Sin embargo, esos mismos actores dudan en detallar sus ideas sobre el concepto de Estado civil, sobre el lugar de la charia o el contenido de las leyes sobre el estatuto personal. Por su parte, la organización de los Hermanos Musulmanes sirios publicó varios documentos desde 2001 en favor de la creación de un Estado civil moderno y de conceptos como la ciudadanía, Estado de derecho, democracia, pluralismo, igualdad, etc. En teoría, existe a partir de entonces un acuerdo completo.

Pero la noción de Estado civil para los Hermanos Musulmanes en Siria y otros lugares y más en general para grupos fundamentalistas islamistas, debería ser analizada más en profundidad que tomada como positiva sin más. Los movimientos fundamentalistas islamistas rechazan completamente el laicismo, contrariamente a lo que ciertos investigadores han planteado [7]. Zouheir Salim, uno de los antiguos dirigentes de los Hermanos Musulmanes sirios y que sigue muy cercano al movimiento, declaraba en 2011 que separar el Estado de la religión significaba «privar al Estado de sus éticas morales» [8]. La ideología de los Hermanos Musulmanes sigue estando profundamente enraizada en el fundamentalismo religioso en el que no hay separación entre la religión y el Estado y en el que las leyes funcionan en el marco de la charia. Las diversas iteraciones de los Hermanos Musulmanes en la región no comprenden el concepto de «Estado civil» de la misma forma, considerado como un primer paso hacia un Estado Islámico o un Estado fundado en la charia. Hablan generalmente de dawla madaniyya bi-marji´iyya Islamiyya, es decir de un «Estado civil dotado de un marco de referencia islámico» [9], [10].

En un documento publicado por el movimiento de los Hermanos Musulmanes en 2004 titulado «El proyecto político para el futuro de Siria», el islam es de hecho reconocido como un «código de conducta para el musulmán convencido», una «identidad de civilización» para todos los sirios, la religión oficial del país y la más alta fuente de autoridad legal [11]. El proyecto estipula de hecho que el grupo intentaría «islamizar las leyes de forma progresiva, pues estamos convencidos de que la charia revelada por Alá es una fuente de misericordia para todos los hombres y que comprende las medidas más humanas, más sabias y más prudentes posibles en el mejor interés de todo el pueblo» [12]. El texto es igualmente ambiguo sobre las minorías religiosas, considerándolas como ciudadanos iguales que no serían discriminados, a la vez que afirma que el islam debería ser la base del Estado y de la identidad siria.

Además, los derechos de las mujeres siguen siendo un punto de ambigüedad en la ideología de los Hermanos Musulmanes que defienden la libertad de elección de las mujeres y la igualdad de derechos, a la vez que afirman que «deben ser puestos en pie valores apropiados para garantizar que los hombres y las mujeres continúen cumpliendo los roles mutuamente complementarios que Dios les ha asignado». Esto deja al lector libre para interpretar lo que puedan ser tales «valores apropiados» [13]. En varias ocasiones, responsables de los Hermanos Musulmanes han afirmado que la identidad de la nación siria estaba fundada en los valores islámicos y por consiguiente, todo gobierno elegido debía igualmente encarnar esos mismos valores. Los miembros de los Hermanos Musulmanes han hecho también numerosos comentarios y declaraciones confesionales contra las comunidades chiítas y alauitas, a la vez que consideraban a Jabhat al-Nusra como una fuerza revolucionaria y sus «hermanos en la fe» [14].

Hemos visto cómo tomaban cuerpo estas ideas y eran expresadas por los dos principales organismos de la oposición en el exilio, reflejando la dominación de los Hermanos Musulmanes y de las demás fuerzas conservadoras que los componen. En julio de 2012, en la conferencia de la oposición celebrada en El Cairo bajo el patrocinio de la Liga Árabe, por ejemplo, el documento del Pacto Nacional relativo a los derechos de las mujeres señalaba que:

«La Constitución garantiza la eliminación de todas las formas de discriminación hacia las mujeres e intenta crear el marco legislativo y jurídico necesario para permitirles emanciparse en los planos político, económico y social, conforme a todas las convenciones internacionales pertinentes y en armonía con los principios de la cultura de la sociedad» [15].

La última frase, en armonía con la cultura de la sociedad, fue añadida por demanda expresa de grupos e individuos conservadores islamistas. Esta medida fue muy denunciada por las feministas como un medio de restringir sus derechos. Numerosas militantes feministas han criticado que las personalidades laicas del CNS, y luego de la Coalición Siria y del Alto Comité de Negociación hayan inevitablemente cedido a casi todos los planteamientos de las fuerzas fundamentalistas islamistas, sacrificando así los derechos de las mujeres de diferentes formas. Las voces feministas se han quejado de la falta o de la ausencia de representación femenina en esos órganos de la oposición, a menudo limitada a una representación simbólica sin real responsabilidad. De la misma forma, esos órganos de la oposición no se han opuesto a las diatribas y prácticas confesionales y chauvinistas árabes de sus miembros.

Igualmente, el texto sobre los principios generales del plan de transición presentado por el Alto Comité de Negociación de la oposición en septiembre de 2016 mencionaba exclusivamente, por ejemplo, la cultura árabe islámica como fuente «de producción intelectual y de relaciones sociales entre todos los sirios». (Alta Comisión de Negociación 2016:9). Es la razón por la que estimo que, adoptando la idea de un «Estado civil», individuos y grupos democráticos y laicos han cedido a las exigencias esenciales de la creación de un futuro Estado laico y que defienda los derechos de las mujeres. No han logrado desafiar el confesionalismo y han cedido a las políticas de los grupos reaccionarios por razones oportunistas. Esto ha tenido consecuencias dramáticas sobre la oposición siria y ha dañado su capacidad de presentarse como una alternativa inclusiva al régimen. Por supuesto, hay que establecer una diferencia entre los grupos políticos que han adoptado la retórica por un «Estado civil» para justificar y buscar una alianza con grupos reaccionarios como los Hermanos Musulmanes de un lado y, del otro, las organizaciones populares de jóvenes activistas surgidas durante el levantamiento, que han utilizado esta noción, a la vez que no abandonaban su oposición al confesionalismo y/o a las discriminaciones hacia las mujeres.

Conclusión

El «laicismo» que deben defender las y los laicos progresistas y demócratas no está separado de la lucha colectiva más global por la democracia, la justicia social y la igualdad en Siria y otros países. Esta forma de laicismo no discrimina y no establece diferencias entre diferentes confesiones y etnias, entre creyentes y no creyentes, hombres y mujeres. En efecto, el laicismo es un instrumento esencial para luchar contra el confesionalismo, el racismo, el sexismo y la homofobia. Todos los individuos deberían ser iguales ante la ley y no debería haber ninguna ley basada en las religiones que establezcan una discriminación hacia las mujeres en términos de estatuto personal, o en contra de personas sobre la base de sus orientaciones sexuales, sus etnias, etc. Al mismo tiempo, como se ha mencionado antes en este texto, el laicismo inclusivo del que nos reclamamos debe constituir una garantía para las y los creyentes y no creyentes contra la opresión estatal o la imposición de una sola y única comprensión de la religión a todas las personas creyentes. En su Crítica del programa de Gotha del Partido Obrero Alemán (1875), Karl Marx defendió el derecho de las personas a practicar su religión declarando que «cada cual debe poder satisfacer sus necesidades religiosas y corporales, sin que la policía meta la nariz» [16].

El laicismo es un primer paso hacia la contestación de esas diferentes discriminaciones y, por tanto, una reivindicación democrática mayor. Por supuesto, el laicismo no puede existir sin democracia e inversamente. En este marco, la lucha por el laicismo, junto a los otros elementos mencionados más arriba, no intenta solo crear una sociedad más tolerante, sino también luchar contra las ideas dominantes de los regímenes autoritarios y de los movimientos fundamentalistas religiosos y por tanto a luchar a favor de las personas oprimidas y contra las opresoras. La hegemonía ideológica de esos grupos debe ser puesta en cuestión por alternativas progresistas en el marco de una lucha mucho más amplia para cambiar la sociedad, que incluye las cuestiones de justicia social y de democracia.

Defender una concepción inclusiva del laicismo desafía igualmente las alianzas políticas de ciertos miembros y grupos liberales laicos de la oposición siria con los Hermanos Musulmanes y los grupos fundamentalistas islamistas que han rechazado defender las exigencias democráticas fundamentales, y con poderes autocráticos extranjeros. Problemas similares en ciertos grupos liberales y democráticos que se alían a las fuerzas fundamentalistas han sido conocidos en otros países de la región. En efecto, la divisa (o el slogan) de «el fin justifica los medios» ignora la forma en que los medios utilizados van a influenciar al resultado… y hemos visto el impacto que esto ha tenido sobre la oposición siria, que ha perdido el atractivo y la inclusividad inicial del movimiento popular en Siria.

Siria, y el resto de la región, no es «excepcional», como proclaman ciertos orientalistas y orientalistas al revés. Nada impide la lucha por las mismas reivindicaciones que los pueblos de otras regiones del mundo, como la democracia, la justicia social, la igualdad, el laicismo.

Una nota de esperanza en el futuro reside en que el proceso revolucionario sirio emprendido en 2011 es uno de los más documentados. Esta memoria permanecerá y no estará ahí solo para rememorar el pasado, incluyendo sus errores, sino también como una oportunidad de comprender ese pasado para construir una resistencia futura. Las experiencias políticas y las ideas acumuladas desde el comienzo del levantamiento no desaparecerán.


[1]  Una orientación política que se encuentra desde los años 1980 en ciertos medios de la oposición siria y que ha sido retomada por grupos similares tras la Declaración de Damasco en 2005, intentando establecer una alianza con los Hermanos Musulmanes o al menos mantener relaciones sólidas con ellos.

[2] Ryad al-Turk en su primera entrevista tras su llegada a Francia declaraba que «el principal error fue la urgencia en realizar la unidad de las fuerzas políticas y la formación del Consejo Nacional Sirio sobre la base de un acuerdo entre varios partidos políticos, en particular la Declaración de Damasco y los Hermanos Musulmanes, sin imponer condiciones a las partes implicadas, y sin permitir encontrar acuerdos en caso de desequilibrio. Inicialmente, el acuerdo consistía en formar el Consejo Nacional en el seno de su órgano director compuesto de siete partidos políticos, cada uno en un pie de igualdad de cuatro delegados, con un total de 28 miembros. Sin embargo, otros grupos, como algunos miembros de tribus, demandaron también estar representados políticamente en el Consejo, y se descubrió posteriormente que se habían vuelto fieles de los Hermanos Musulmanes». Esto no impidió sin embargo a los representantes de su partido o cercanos a su tendencia política permanecer en el seno del CNS hasta hoy. https://www.alquds.co.uk/%EF%BB%BF في-أول-حديث-له-بعد-خروجه-متسللا-من-سور /?fbclid=IwAR087E0Gw91ky98yJTEpHvtgq4tGxO72GLMWHFC709O5LEFK20QgIJTGzro

[3] https://www.youtube.com/watch?v=_hdkkEFdROQ

[4] https://www.annahar.com/article/97968–  كيلو-لا-تقارنوا-جبهة-النصرة ,

[5] http://drsc-sy.org/  طارق-عزيزة-الائتلاف-تحالفٌ-سياسيٌّ-هش /

[6] http://www.etilaf.org/press.html  

[7] Diaz, Naomi Ramirez (2018), ‘Unblurring ambiguities’, in Hinnebush R. and Imady O. (eds.), The Syrian Uprising, Domestic Origins and Early Trajectory, London and New York, Routledge, p. 10

[8] Así, por ejemplo, el antiguo adjunto al guía supremo del movimiento de los Hermanos Musulmanes egipcios y considerado como número dos de la organización entonces, Muhammad Khairat al-Shater, declaraba en marzo de 2011, tras el derrocamiento del dictador Hosni Mubarak: «Los Ikhwan trabajan para restaurar el islam en su concepción global para la vida de la gente, y consideran que esto solo se hará a través de una sociedad fuerte. Así, la misión está clara: restaurar el islam en su concepción global; someter a la gente a Dios; instaurar la religión de Dios; la islamización de la vida, reforzar la religión de Dios; establecer el renacimiento (Nahda) de la Umma (comunidad o nación musulmana) sobre la base del islam. (…) Así, hemos aprendido [para comenzar] a construir al individuo musulmán, la familia musulmana, la sociedad musulmana, el gobierno islámico, el Estado islámico mundial».

[9] Podemos encontrar declaraciones similares entre las fuerzas fundamentalistas islamistas chiítas, por ejemplo el Hezbolá libanés ha declarado en numerosas ocasiones su oposición a toda forma de ley civil sobre el estatus personal paralelamente a la ley sobre el estatus islámico, y ha declarado que tales proposiciones eran antiislámicas. Hasta el día de hoy, un Estado islámico es su sistema político preferido, aunque no sea capaz de ponerle en pie en Líbano debido a la diversidad confesional del país.

[10] http://www.ikhwanwiki.com/index.php?title=  المشروع_السياسي_لسورية_المستقبل

[11] http://www.ikhwanwiki.com/index.php?title=  المشروع_السياسي_لسورية_المستقبل

[12] Lefèvre, Raphael (2013), ‘The Ashes of Hama, the Muslim Brotherhoods in Syria’, London: Hurst, p. 174

[13] Tampoco hay que olvidar que si los Hermanos Musulmanes habían apoyado inicialmente la Declaración de Damasco en 2005, se asociaron a otros quince grupos de la oposición al lado del antiguo vicepresidente sirio Abdul Halim Khaddam, que acababa de abandonar el régimen, al crearse el Frente de Salvación Nacional, apoyado por Arabia Saudita. En abril de 2009, los Hermanos Musulmanes anunciaron el final de la participación de la hermandad en el Frente de Salvación Nacional, pues la organización de los Hermanos Musulmanes intentaba una forma de entente y de reconciliación con el régimen de Assad. El comienzo del levantamiento popular en Siria en marzo de 2011 puso fin a este proceso y al comienzo del mes de abril los Hermanos Musulmanes llamaron a apoyarlo.

[14] http://archive.aawsat.com/details.asp?section=4&issueno=12273&article=684969#.W1ZBjyPpNR0

[15] http://archive.aawsat.com/details.asp?section=4&issueno=12273&article=684969#.W1ZBjyPpNR0

[16] https://www.marxists.org/francais/marx/works/00/enseignement/critique_enseignement.pdf

Traducción: Alberto Nadal