Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
No sé si el ayatolá Alí Jamenei, y el rabino Ovadia Yosef se confeccionan sus ropas de vestir y sus turbantes en el mismo sastre y sombrerero, y si las decoraciones de oro tejidas en sus ropas simbolizan algún tipo de rango en su condición divina o simplemente una cuestión de modas. Algunos dicen que son ambas cosas. Ellos han adoptado la tradición otomana de los clérigos que competían en aquellos días con los ricos sultanes. En cualquier caso, tanto Jamenei como Yosef tienen sus influencias en cuestiones de guerra y de paz. El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, no va a pulsar ese botón sin la autorización de Jamenei, así como nuestro primer ministro y el ministro de Defensa hacen peregrinaciones a nuestro Amo y Maestro en el tema de la amenaza iraní.
El consejo que Jamenei da queda en el ámbito de lo secreto. Algunos creen que no aprobará a la ligera lo que tememos. En cuanto a el rabino Ovadia, su solución se cita como el Santo, Bendito Sea Su Nombre, previene: «Su espada entrará en su propio corazón y sus arcos serán quebrados» (Salmos 37:15). El ministro del Interior, Eli Yishai, uno de los ocho votos decisivos en el gabinete que va a determinar si atacar o no, ha declarado: «No tenemos a nadie en quien confiar a excepción de nuestro Padre Celestial». La información acerca de lo que nuestro Padre en el cielo cree, no está realmente en nuestras manos.
Hace dos semanas, diecinueve generales retirados del ejército de Israel publicaron una carta dirigida al ministro de Defensa y al jefe del ejército exigiendo la detención de los continuos daños que se les causa a las mujeres que cumplen el servicio militar en el ejército israelí.
Los generales advirtieron del daño a la motivación de las mujeres para servir a los valores básicos de la sociedad israelí. Señalaron que aprecian la contribución de los soldados religiosos de las FDI y el respeto a sus derechos, pero éstos deben garantizarse sin imponer una forma de vida religiosa al resto de los que sirven en las fuerzas armadas.
El general de división (retirado) Mendi Meron dijo que todos los que comandaron a soldados de las yeshivas Hesder -un acuerdo mediante el cual los reclutas reparten su tiempo entre los estudios religiosos y el servicio activo- saben que no hay palabras para describir su dedicación, pero que no tiene nada que ver con la exclusión de las mujeres. Las personas no religiosas también tienen derechos en el ejército. La exclusión de las mujeres en el ejército israelí es sólo la punta del iceberg. En la base está la pregunta: ¿Quién da las órdenes en el ejército, los jefes o el Bendito, Bendito Sea Su Nombre?
El exjefe del Mossad Efraim Halevy observó, «Los ultra-ortodoxos son más temibles que la bomba iraní». De más está decir que inmediatamente tuvo que pedir disculpas. Es difícil de creer que nos estamos acercando a una situación en la que las personas no religiosas ni siquiera tienen el derecho a ser cáusticas.
Con el inicio de la sesión de la Knesset, una serie de proyectos de ley están llevando al país a esferas peligrosas. Añádase a esto el desarrollo de la segregación entre hombres y mujeres en Jerusalén y la propuesta del diputado Avi Dichter, del Likud, de declarar Israel un Estado judío y excluir a sus habitantes árabes. Esta declaración le valió los elogios de un diputado, quien dijo que por fin vemos que el Likud está al mando.
El primer ministro y varios de sus colegas extremistas regresaron de sus vacaciones de verano rebosantes de ideas legislativas y dispuestos a celebrar reuniones con los candidatos a la Corte Suprema y hacer restricciones a la financiación extranjera de las organizaciones no gubernamentales (principalmente de izquierda) y sin fines de lucro.
Es extraño escuchar una demanda como la de la derecha. Durante mi tiempo como corresponsal diplomático de Haaretz en Washington, me quedé sorprendido por la capacidad demostrada por los líderes de la derecha israelí con respecto a la recaudación de fondos de extrañas y diversas organizaciones sin fines de lucro. La ley de la restricción de los fondos enojará a Europa y a los donantes liberales de Estados Unidos. Existe el temor de que las donaciones a hospitales y a universidades cesarán. El fiscal general lo ha dicho inequívocamente claro que estas propuestas son inconstitucionales y perjudiciales para el discurso político, la libertad de expresión y la libertad de asociación.
Por otra parte, el ministro sin cartera Yossi Peled dice que Israel no debe aceptar donaciones extranjeras a organizaciones como Rompiendo el Silencio, por ejemplo, que persigue a los soldados de las FDI. Siguiendo este argumento, un ciudadano estadounidense podría preguntarse si es necesario continuar proporcionando ayuda financiera a un país que no mueve un dedo por la paz.
El primer ministro israelí, Benjamín (Bibi) Netanyahu está actuando para neutralizar todos los mecanismos que no están bajo el control de su gobierno, como el Tribunal Supremo, los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales. Mientras tanto, se ha retirado un poco de los ojos del público. Sin embargo, los acontecimientos recientes agregan a la sensación de que el espíritu de Irán está tomando el control sobre nosotros, a través de la legislación de derecha, la filtración del extremismo ultraortodoxo y la falta de respeto por los derechos de las minorías. Irán ya está aquí.