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La triste historia de Tal Al-Maluhi, la muchacha encarcelada por su blog

Las raíces de la revolución en Siria

Fuentes: andyworthington.co.uk

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.Desde que los manifestantes se enfrentaron por vez primera a la cólera de los servicios de seguridad sirios hace cinco semanas en el «Día de la Ira«, exigiendo seguidamente la liberación de los prisioneros políticos, he tratado de seguir de cerca los esfuerzos del pueblo sirio por emular a sus vecinos de Túnez y Egipto, donde los impulsos revolucionarios que barren el Oriente Medio empezaron a manifestarse con efectos demoledores en enero y febrero.

Tras las primeras manifestaciones celebradas en Damasco -impulsadas por activistas de los derechos humanos y familiares de prisioneros políticos, muchos de ellos kurdos-, las protestas estallaron por todo el país y no han cesado desde entonces a pesar de la brutal respuesta del régimen del presidente Bashar al-Asad. En el Día de la Independencia, que se conmemoraba el pasado domingo [17 de abril], y en el que tuvieron lugar renovadas protestas, la cifra de muertos rondaba ya los 200, siendo el pasado viernes el día más sangriento hasta la fecha con la muerte de al menos de 76 personas, aunque es posible que finalmente sean más de cien, lo que revela que, a pesar de las recientes concesiones de al-Asad -levantando finalmente el estado de emergencia, en vigor desde 1963, aboliendo el tribunal de seguridad y designando nuevos gobernadores en Latakia, Homs y Daraa-, todo parece indicar que van en aumento los gritos que piden un cambio de régimen.

Como informaba el Observer:

    Los manifestantes han respondido [a las concesiones] con una serie nueva de eslóganes. «Queremos derrocar al régimen», dijo un vecino de Esraa, una pequeña ciudad del sur que el viernes contabilizó una de las cifras más altas de muertos. «La sangre de nuestros mártires exige ahora de nosotros esa responsabilidad».

Dos miembros del parlamento sirio de Daraa, el lugar donde estalló la violencia hace un mes, dimitieron también en protesta. El primero, Nasser al-Hariri, declaró en la cadena de televisión de Al Yasira: «No puedo proteger a mi pueblo si se dedican a disparar, por tanto, dimito de mi puesto en el parlamento»; pocos minutos después le seguía Jalil al-Rifai, también de Daraa, que dimitió cuando las cámaras de televisión estaban aún allí presentes.

Cualquiera que tenga dudas acerca de que el régimen baazista en Siria es un violador monstruoso de los derechos humanos debería recordar que ese gobierno ha respondido a la disidencia con la supresión violenta de las protestas, el encarcelamiento y la tortura de los prisioneros políticos.

En marzo, hablando de lo anterior, Nadim Huri, un investigador de Human Rights Watch que vive en Líbano dijo a Al Yasira: «Los grupos que se movilizaron en el pasado en Siria para cualquier tipo de protesta popular pagaron un precio muy alto (los kurdos en 2004 en el levantamiento de Qamishli y los islamistas en los primeros años de la década de los ochenta, sobre todo en la Masacre de Hama, en febrero de 1982″. Yo añadí: «En esa terrible experiencia, el ejército sirio bombardeó la ciudad de Hama para suprimir una revuelta de los Hermanos Musulmanes, matando al menos a 20.000 personas, aunque es posible que fueran realmente más de 40.000, en un acto que el escritor Robin Wright describió como «la actuación más letal de un gobierno árabe del Oriente Medio moderno contra su propio pueblo».

Respecto a la tortura, he descrito ya el papel de Siria como lugar donde también se recibían entregas extraordinarias de «terroristas sospechosos» atrapados por la «Guerra contra el Terror» de la administración Bush -de la cual Canadá también fue cómplice- en un importante informe de las Naciones Unidas sobre los centros secretos de detención que se publicó el pasado año (PDF, véase aquí una muestra representativa de la sección donde se recoge la situación en Siria). Esta fue sólo la manifestación más reciente del grave problema que ha asolado durante décadas al pueblo sirio, ejemplos de lo cual pueden encontrarse en el informe de Amnistía Internacional de 1995: «Syria: Repression and impunity, the forgotten victims«; en el informe de 2001: «Syria: Torture, despair and dehumanization in Tadmur Military Prision», (PDF); en un informe de 2007 sobre la naturaleza arbitraria de las sentencias dictadas por el Tribunal Supremo de Seguridad del Estado (PDF), y en este informe de 2010 (Información presentada ante el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura).

A fin de destacar de forma específica la actual situación en Siria, quería llamar la atención de los lectores sobre un suceso, entre otros muchos, que captura la naturaleza represiva de la vida en Siria y las razones por las que es legítimo considerar un cambio de régimen como la única vía posible para poner fin a la brutal represión institucionalizada: un perfil de una blogger adolescente, Tal al-Maluhi, que lleva encarcelada dieciséis meses en cumplimiento de una sentencia de cinco años en confinamiento solitario, simplemente por escribir un blog en el que expresaba las aspiraciones generalizadas de paz y justicia en el mundo de una muchacha adolescente. El artículo fue escrito para Al Yasira  por Michele Zackheim, miembro del Comité por la Libertad de Expresión Escrita del PEN American Center:

Adolescente siria prisionera de conciencia

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    La prisionera de conciencia condenada más joven del mundo, que se sepa, es una ciudadana siria. Su nombre es Tal al-Maluhi y lleva en prisión desde que tenía diecisiete años de edad.

    Y ahora, dieciséis meses después, es horrorosamente obvio que el gobierno sirio no tiene problema en arramblar con los escolares y traumatizarles de por vida.

    En Daraa, hace tres semanas, treinta y ocho niños de diez años, uno de quince y otro de dieciséis fueron sacados a la fuerza de sus aulas. Les llevaron a un tristemente célebre centro de detención llamado la Rama Palestina [aka Far Falestin].

    Se llegó a decir que les habían liberado pero sus familias han afirmado que tales noticias son falsas. Y eso no es todo. La pasada semana, detuvieron a quince adolescentes por escribir graffiti contra el gobierno en los muros de Daraa.

    «¡El pueblo quiere que el régimen caiga!», escribieron. Se les acusa de ser los únicos responsables de agitar la revuelta en su ciudad.

    Después, en un suburbio de la capital Damasco, Madaya, arrestaron a cuatro muchachos de diecisiete años también por pintar con spray graffiti contra el gobierno. Se les esposó y se los llevaron de sus aulas. Se desconoce su paradero.

Una gota en la nube

    ¿Serán estos niños los prisioneros de conciencia más recientes? Para proporcionar algo de contexto, debemos contar la historia de Tal al-Maluhi.

    El 27 de diciembre de 2009, fuerzas de la seguridad estatal siria sacaron a la muchacha de su casa.

    «Se la detuvo», dijo un funcionario sirio no identificado, «bajo la acusación de espiar para un país extranjero».

    Otro funcionario dijo, hablando también a condición de mantener el anonimato: «Se la acusó de espionaje y de enviar información a la embajada estadounidense en Egipto a través de su blog».

    ¿Qué tipo de información puede enviar una muchacha de diecisiete años a un gobierno extranjero a través de un blog? Lo que Tal había hecho, en efecto, era publicar poemas y ensayos que se centraban en el sufrimiento de los palestinos, en las restricciones a la libertad de expresión y en sus esperanzas en un futuro Oriente Medio en paz.

Este es un ejemplo de la poesía de Tal:

Permanecerás como ejemplo

(en referencia a Gandhi)

Caminaré con todos los pueblos que avanzan

Y no

No me quedaré quieta

Mirando el mundo pasar

Esta es mi Patria

En la cual

Tengo

Una palmera

Una gota en la nube

Y una tumba donde guarecerme

    Dos días después del arresto de Maluhi, funcionarios de la seguridad estatal asaltaron la casa de su familia en Homs, a unos 150 kilómetros al norte de Damasco, confiscando su ordenador, sus disquetes, sus cuadernos de notas, sus documentos personales y un teléfono móvil.

Detención y diplomacia

    Los padres de los adolescentes se sienten a menudo angustiados cuando sus niños salen por la puerta. Pero en el caso de Tal, ni siquiera había salido del hogar.

    Desde la seguridad de su dormitorio, a través de su blog: tamaluhi.blogspot.com [en árabe], ella creó sin saberlo un incidente internacional. Se la arrastró hasta un centro de detención en Damasco, se la mantuvo incomunicada durante nueve meses aunque no se la acusó de delito alguno.

    Después de inútiles esfuerzos por ver a su hija en el centro, la madre de Maluhi, Ahed al-Maluhi, estaba desesperada. Se sentía aturdida y angustiada, no sabía lo que hacía y un día un coche la atropelló.

    Estuvo hospitalizada durante dos meses con heridas graves. «Voy a volverme loca», decía. «Desde que detuvieron a mi hija padezco insomnio crónico. Sobrevivo a base de pastillas para dormir».

    Los al-Maluhi son una familia siria bien conocida. El abuelo de la bloguera, Mohammad Dia al-Maluhi, sirvió como ministro de estado para la Asamblea Popular y fue también ministro bajo el difunto presidente Hafez al-Asad.

    Sus padres le suplicaron a los medios y a las organizaciones por los derechos humanos que no intervinieran, mientras trataban de conseguir la liberación de su hija a través de negociaciones privadas y diplomáticas.

Prisionera de conciencia

    El de septiembre de 2010, cada vez más angustiada por el temor de que estuvieran torturando a su hija, la madre de Maluhi hizo un llamamiento directo al presidente de Siria Bashar al-Asad: «Le suplico que salve la vida de mi hija. No puedo describirle el desastre que ha caído sobre toda nuestra familia y el grado de sufrimiento que estamos soportando».

    No mencionó en la carta que Maluhi sufre taquicardia, un ritmo cardíaco anormalmente acelerado que puede producir una bajada de la presión arterial, privando a órganos y tejidos de oxígeno.

    Un mes después, el 30 de septiembre de 2010, se les permitió a los familiares visitar por vez primera a Maluhi en la prisión para mujeres de Doma, a unos 18 kilómetros al norte de Damasco. Dosar al-Maluhi, su padre, informó que la encontró en buen estado de salud. Su madre no comentó nada.

    Casi dos semanas después de la visita a la prisión, Tal al-Maluhi, encadenada y con los ojos vendados fue llevada ante el tribunal de la seguridad estatal de Damasco en sesión a puerta cerrada.

    Se la acusó de «divulgar información a un estado extranjero», lo que significaba delito de alta traición. El tribunal no presentó ninguna prueba ni reveló detalle alguno de las razones de su arresto. Tampoco pudo disponer de abogado alguno para su defensa ante el tribunal. A sus padres no se les permitió asistir.

    Tal al-Maluhi fue acusada y sentenciada a cinco años de cárcel. El veredicto del tribunal de seguridad estatal es definitivo y no puede recurrirse. Tal, la estudiante, está en confinamiento solitario. No se le permiten visitas, ni de su familia ni de abogados.

    Philip J. Crowley, ex secretario de estado adjunto para asuntos públicos de EEUU escribió:

      «EEUU condena firmemente el juicio secreto celebrado en Siria de la bloguera Tal al-Maluhi, exige su inmediata liberación y rechaza las acusaciones sin base alguna de conexiones estadounidenses que han acabado presentado una acusación espuria de espionaje. Pedimos al gobierno sirio que libere de inmediato a todos sus prisioneros de conciencia y que permita a sus ciudadanos la libertad para ejercer sus derechos universales de expresión y asociación sin temor a las represalias por parte de su propio gobierno.»

    Pero la mayoría de las organizaciones por los derechos humanos han tomado la decisión de no contactar con su familia. Tienen miedo de que la seguridad estatal pueda utilizarles como excusa para arrestar a algún miembro más de la familia.

    Ya que el gobierno no ha logrado convencer a nadie de que Maluhi es una espía, estas organizaciones temen que el gobierno sirio esté buscando cualquier pista o paso en falso en que apoyar su causa.

    Ahora que las cámaras del mundo se centran en Siria, las familias de los niños de Daraa y Madaya están arrojando sus temores al viento.

    Están arriesgándose a la furia del gobierno manifestándose y exigiendo la liberación de sus niños. ¿Se unirán los padres de Tal al desafío al presidente Bashar al-Assad? ¿Se podrá revisar el caso de la joven poeta? ¿Cómo afectará la indignación del mundo a este nuevo y más indignante ataque contra los niños?

Andy Worthington es autor de The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America’s Illegal Prison (publicado por Pluto Press y distribuido por Macmillan en EEUU; se encuentra disponible en Amazon, US y UK) y de otros dos libros: Stonehenge: Celebration and Subversion y The Battle of the Beanfield. Puede consultarse aquí el documental «Outside the Law: Stories from Guantánamo» (codirigido por Polly Nash y Andy Worthington, cuyo DVD puede solicitarse aquí).

Fuente: http://www.andyworthington.co.uk/2011/04/24/the-roots-of-revolution-in-syria-the-sad-tale-of-tal-al-mallouhi-a-girl-imprisoned-for-blogging/