Traducido del árabe por Antonio Martínez Castro
Salama Kayla está detenido en Siria. Es una noticia normal en un país como la Siria de hoy. Salama es un obstinado opositor al régimen sirio por lo que su detención es una noticia de lo más normal. Salama se opone a las soluciones parciales propuestas aquí y allá por lo que la noticia de su detención es harto normal.
¿Qué significa detener a un opositor como él? Salama hace una lectura de la crisis siria basada en un enfoque desde un punto de vista de la lucha de clases, apoyándose en herramientas de análisis marxistas para explicar las causas sociales y económicas que están detrás de las protestas en Siria. Salama no apoya la violencia, sino que la condena con fuerza tanto cuando procede del régimen como cuando procede de la calle por lo que su postura no permite que se le lleve a los tribunales ni que se emitan veredictos ni condenas morales contra él. Salama se ha mantenido firme en la convicción de que el régimen sirio es el que tiene que asumir la mayor parte de la responsabilidad en la crisis a la vez que condenaba a los opositores que delegan en países extranjeros. ¿Qué hubieran hecho las autoridades sirias si Salama perteneciese a los partidarios de la OTAN, de los jeques del petróleo o de Occidente?
La cuestión ya no tiene relación con la detención de Salama. La cuestión es: ¿Hay espacio en la escena siria actual para opositores del tamaño y tipo de Salama?
¿Acaso el régimen de Siria, que ha conseguido parar la primera gran ola internacional en su contra, no es capaz de tolerar a un opositor como Salama? El régimen quiere decirnos con la detención de Salama que o no está dispuesto a tolerar ningún tipo de oposición o que está tan tranquilo que no le preocupan las reacciones que se puedan desencadenar de esta detención.
Nadie de nosotros sabe quién ha decidido adoptar esta medida tonta y reprobable de detener a Salama Kayla. Probablemente lo mejor será no esperar respuestas puesto que el asunto sobrepasa los límites que la razón puede entender de forma lógica.
Además hay una gran dosis de soberbia y de estupidez detrás de una decisión como ésta puesto que quien la ha tomado quiere que le pidamos que rectifique mientras que nosotros no esperamos que él rectifique respecto a los verdaderos enemigos de Siria. Tampoco esperamos de él recompensa ni agradecimiento.