Traducido por Manuel Talens
Durante una charla ante estudiantes de una escuela secundaria de Tel Aviv, retransmitida por la radio del ejército, Tzipi Livni habló de ‘democracia’: «Mi solución para mantener un Estado judío y democrático en Israel es que haya dos entidades nacionales distintas«. Esta mujer, de origen polaco, que pretende hablar en nombre de un ‘Estado democrático’, quiere así completar la expulsión de los árabes palestinos fuera de su propia patria. De esta forma es como educan, alimentan y contaminan de racismo y fascismo a sus estudiantes de secundaria, incluso antes de la adolescencia.
Enfrentada a Netanyahu en una campaña retórica por ver quién de los dos es menos democrático y más racista, Livni añadió: «Y, entre otras cosas, me dirigiré a los residentes palestinos de Israel -véase que ya ni siquiera los considera ciudadanos del Estado al que supuestamente pertenecen-, a esos que llamamos árabes israelíes, y les diré: ‘vuestras aspiraciones nacionales están en otra parte'».
¿No se les cae la cara de vergüenza cuando dicen mentiras de ese calibre? A estas alturas deberían saber que las aspiraciones nacionales de los árabes palestinos consisten en permanecer en su patria incluso bajo las insoportables condiciones en que viven, tratados no ya como ciudadanos de tercera clase, sino como seres infrahumanos, como animales, en palabras de los líderes sionistas ocupantes y sus seguidores. Además de perseverar en su patria, las aspiraciones nacionales de los palestinos consisten también en lograr que sus hermanos y hermanas refugiados pongan en práctica su inalienable Derecho al Retorno a esa tierra ocupada de Palestina que, falsa e ilegalmente, por el momento se denomina Israel.
Esos racistas deberían saber que no lograrán nunca expulsar a los árabes palestinos que todavía viven en su patria y que, tras un siglo y cuarto de resistencia al proyecto sionista, siguen aferrándose con pies y manos a su tierra y ayudan en la lucha a sus hermanos exiliados de la A-shatat (diáspora) para que puedan ejercer su derecho al retorno.
Fuente: Palestine Think Tank y Tlaxcala
Adib Kawar, natural de Nazaret (Palestina) es uno de los 700.000 palestinos expulsados de su tierra natal durante la Nakba que siguió a la creación del Estado de Israel. Vive en Beirut.
El escritor y traductor Manuel Talens es miembro de los colectivos de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.