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Entre el hacer y el no hacer

Llamada al Constituyente y Ley Mordaza

Fuentes: Rebelión

1. Nuestra vida legal reciente se está viendo sacudida por algunos intentos claros de reprimir la protesta, criminalizar la lucha social y la disidencia. Medidas extremas que controlan lo que se lee, las webs que se navega, la gente con la que uno se junta, no ya en base a un riesgo cierto, si no […]

1. Nuestra vida legal reciente se está viendo sacudida por algunos intentos claros de reprimir la protesta, criminalizar la lucha social y la disidencia. Medidas extremas que controlan lo que se lee, las webs que se navega, la gente con la que uno se junta, no ya en base a un riesgo cierto, si no a la posibilidad del mismo:

«Con la misma pena se castigará a quien, con la misma finalidad de capacitarse para cometer alguno de los delitos tipificados en este Capítulo, lleve a cabo por sí mismo cualquiera de las actividades previstas en el apartado anterior. Se entenderá que comete este delito quien, con tal finalidad, acceda de manera habitual a uno o varios servicios de comunicación accesibles al público en línea o contenidos accesibles a través de internet o de un servicio de comunicaciones electrónicas cuyos contenidos estén dirigidos o resulten idóneos para incitar a la incorporación a una organización o grupo terrorista, o a colaborar con cualquiera de ellos o en sus fines». art 575.2 Código Penal

2. ¿Cabe interpretar esto como un método de represión?

La represión es un acto reactivo que busca contener un movimiento ya iniciado. Ejemplos de la misma los tenemos a lo largo de la historia antigua, contemporánea y reciente. Represivas fueron las medidas durante muchos años contra los esclavos en las plantaciones buscando su fractura, su desorganización. Represivas fueron las medidas tomadas contra los sindicatos obreros a finales del siglo XIX buscando su ilegalización. Represivas son las medidas dictatoriales de los años 70 contra la izquierda latinoamericana y en cualquier caso contra los campesinos e indígenas de este territorio.

Pero si bien en nuestra normativa tenemos numerosos ejemplos que buscan reprimir y criminalizar la propuesta social, llegando a extremos con la ley mordaza lo cierto es que no componen, ni con mucho el grueso de nuestra vida legal.

3. El ejemplo migratorio

Es de sobra conocido que el occidente europeo vive una de las crisis demográficas mas graves de su historia, las causas son perfectamente atribuibles al modelo de vida que impone el sistema económico y que impide la realización familiar y colectiva. Pero a pesar de que la reproducción se ha vuelto un lujo el mercado sigue necesitando mano de obra. Así países como España o Alemania (esta última con una de las tasas de fertilidad mas bajas del mundo) requieren constantemente del influjo de mano de obra migrante que supla sus envejecidas poblaciones. Así considerar que las medidas tomadas contra la inmigración en estos países tienen la finalidad de acabar con estas es no comprender que la única finalidad es precisamente mantener el flujo en unos canales controlados por el estado y el mercado mismo. Teniendo además a estas poblaciones, mano de obra barata en una situación, subalterna, casi sacrificial. Las escenas de los miles de desplazas Sirios en las fronteras de Macedonia y Serbia esperando tomar un tren a Alemania son el testimonio vivo de una política que en primer lugar devasta territorios de la periferia, y en segundo lugar desposee a los sujetos de su pasado, de su presente, solo para ofrecerles un futuro de trabajo y debido agradecimiento a su nueva patria, la cual nunca les asumirá como iguales

La intención de la política europea en materia migratoria, con el ejemplo triunfal del FRONTEX, no es pues eliminar los flujos migratorios, si no regularlos, conducirlos, construirles una identidad a medida a todos aquellos desplazados.

4- Del mismo modo en que la migración no es reprimida si no regulada actúan nuestros gobiernos en materia de conflicto social. Foucault ya diferenció entre las técnicas de reglamentación y disciplinamiento (código penal, cárcel, escuela, hospicio) y las de gobierno. Ambas comparten espacio, se complementan, pero son las técnicas de gobierno de la población las que dirigen un modelo donde la economía y la política son una realidad indivisible a la hora de gestionar la vida.

Al Código Penal que se plantea como un «No hacer» se le cuestiona desde la izquierda autoerigida como conciencia del común un «Hacer». Así la respuesta de la izquierda reciente a esta dinámica de regulación del despojo, la represión y la normalización del flujo de desplazados ha sido y es la idea de un «Hacer» que ha sido llamado «Poder Constituyente», y que a medio plazo se ha traducido en la formación de fuerzas políticas al «asalto de las instituciones».

Esta propuesta de «Hacer» si bien propone atajar algunas de las medidas de disciplinamiento y represión mas burdas de los estados no abandona su lógica mas íntima, la de las técnicas de gobierno donde se somete la vida a la economía. En Latinoamérica a la oleada de privatizaciones, represión y violencia neoliberal le sobrevino un masivo levantamiento plural, que para el caso de algunos países (Ecuador, Bolivia, Venezuela en menor medida Brasil y Argentina) derivó en un fin de régimen con un subsiguiente proceso constituyente. De las ilusiones iniciales y a pesar de los buenos deseos manifestados en las avanzadas constituciones de Bolivia y Ecuador, estados plurinacionales, respeto a los derechos propios, se ha transitado a la constante vulneración de los derechos de los pueblos para mantener, esta vez bajo control del estado, un modelo de economía extractiva que subvencione el desarrollo y el aparato burocrático que lo guía. El poder constituyente que configuró todo un nuevo panorama político e institucional no pudo escapar a la propia colonialidad que lo configura y lo somete a lo económico.

Argentina a pesar de lo olvidado ya del tema vivió una tremenda sacudida con motivo de su deuda externa, en parte controlada por fondos buitres. Recordemos que Argentina se negó a pagar parte de los intereses de la deuda, la cual consideraba amortizada ya que su pago podría suponer un riesgo para la viabilidad del sistema económico en su conjunto y mas concretamente del modelo exitoso de crecimiento que se estaba llevando a cabo. Propuso una revisión de la deuda con una sustancial quita, es mejor pagar menos a mas largo plazo, que no pagar nada, la mayor parte de los deudores, esto es fondos soberanos europeos, asiáticos y norteamericanos aceptaron. Pero Argentina apunto estuvo de entrar en default (bancarrota) por que una mínima parte de dueños de deuda (menos del 10%) rehusaba someterse a una restructuración que incluso Estados Unidos consideraba como único mecanismo viable para mantener el sistema (Véanse los amicus curiae emitidos por el Gobierno de Estados Unidos en el juicio NMTL CAPITAL VS ARGENTINA). El gobierno progresista de Argentina consiguió renegociar ya sin el espectáculo de los medios, salvaguardando un modelo de inversiones internacionales y capitalismo global, pero reglamentado por parte del estado. Grecia pretendió con Siriza lograr algo semejante, pero la derecha Europea no estaba dispuesta ni siquiera a una autogestión del colonialismo financiero como la lograda en Argentina.

5- En España la lectura de la problemática por parte (de la mayor parte) de la izquierda no pasa por una revisión de esta falsa contradicción del «Hacer» constituyente y el «no hacer» sistémico represivo, si no en ahondar en esa diferencia artificial pretendiendo rasgar votos y así aumentar sus cuotas de poder. Ese hacer y ese no hacer se complementan, se necesitan, se requieren para hacer funcionar nuestro sistema. Al igual que la problemática relacionada con la inmigración no es una cuestión de regulación del flujo de personas, si no de atajar el colonialismo global que despoja territorios si es que no los destruye, la problemática de nuestra realidad no es responder con mejores leyes a las medidas represivas y antieconómicas de este gobierno.

Entre ese hacer y ese no hacer impuestos artificialmente existe la vida política, la reconstrucción comunitaria, la reapropiación de la vida misma. Las experiencias históricas de los bienes comunales y la muestra viva de las diferentes cooperativas integrales (redes de producción e intercambio desenganchadas del proceso de mercantilización), así como de las luchas por la soberanía alimentaria en Andalucía son muestra de las posibilidades y significados de la verdaderas soberanía, de lo que es autonomía, de lo que instituye una verdadera transformación. Tal vez no necesitemos un cambio de gobierno, tanto como un cambio de vida, o mejor dicho de forma de vida. Estratégicamente es cierto apoyaremos todo cuando favorezca esta transformación, todo aquello que facilite la cesión de tierras, la repoblación, el fin de leyes que como la de montes permite la construcción en territorio quemado, pero tenemos que tener claro nuestro horizonte.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.